TU DIADEMA

CAPITULO I

EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE.

El sol brillaba oscilante entre las nubes de Japón. Aquella nación guardaba solo el recuerdo de haber sido una república democrática, ahora – y desde hace más de cinco siglos – es dominada por una monarquía.

El mundo es un ciclo que gira y gira, siempre vuelve a lo mismo, aunque claro, no bajo las mismas circunstancias.

La mayoría de los países de oriente y occidentes se volvieron monarquías. Europa toda, había perdido su potencial gracias a las incesantes crisis económicas y políticas suscitadas hace más de cuatro siglos. El cambio del mundo fue paulatino y tan solo pocos países han quedado bajo un gobierno en forma de Estado Republicano. Entre ellos el poderoso EEUU y el rebelde pero sorprendente Brasil, que a estas alturas era casi el manda más de América del sur y centro América.

Una de las familias más poderosas del reino – con linaje real en su sangre – compartía un día en su gloriosa mansión ubicada en un hermoso campo, un encuentro que a toda vista parecía estar alejado de todo mal entendimiento por parte de terceros, pero que en el fondo guardaba un complicado y urdidor plan que – según esperaban ellos – los llevaría directamente al trono y la gloria de tiempos pasados.

Japón pasó por una transición algo alborotada, los ahora minoritarios fundamentalistas de la monarquía absoluta dejaron en su paso por el trono, millones de vidas inocentes extinguidas por la sed de poder. Una guerra civil, que duró aproximadamente treinta años – entre el siglo XXI Y XXII – logró devolver la democracia a la monarquía, cambiando de rey. Obligando a los fundamentalistas a buscar refugio político en el reino de China, que compartía los ideales de éstos y odiaba a los liberales de cualquier estirpe que les quitara poderes a sus reyes.

Ahora Japón, si bien mantenía su estructura monárquica, lo hacia bajo el amparo de una democracia y no de una monarquía absoluta. En pro de mantener los poderes del Estado separados, para poder resguardar los derechos fundamentales de sus súbditos.

Consiguieron un alianza "fuerte" con EEUU – aunque solo en apariencia – pues aún y a pesar de los siglos que han pasado, no se olvidan de los estragos de su ultima guerra y lo que provocaron las bombas atómicas.

Pero, el parlamento y el rey consideran que en estos tiempos es mejor mantener como aliado a EEUU y, no como un posible enemigo.

Un hombre mayor, con expresión de larga vida en su rostro sostenía una copa de vino en sus manos, mientras miraba el paisaje ante sus ojos. El verde campo detrás de la casona parecía no tener final, si no fuera por un milenario volcán inactivo que en su cima guardaba nieve perpetua, pensaría que sus tierras no tienen limites.

La princesa cumplirá muy pronto su mayoría de edad – anunció con su mirada perdida aquel hombre, mientras humedecía sus labios con el tinto vino

Lo tengo muy claro – la voz suave y segura de una mujer sonó a sus espaldas. Guardaba, sin duda alguna, un respeto inmensurable por aquel hombre.

Ha llegado la hora de llevar a Japón al máximo honor de su historia. El reino necesita una verdadera reina y esa seras tú – sentenció el hombre con los ojos iluminados

Delo por seguro. Toda mi vida me he preparado para este momento, y no fallaré – La mujer esta vez se colocó a su lado, dejando que el brillo del sol aclarara esos intensos ojos azules, que ha vista de cualquier persona, no guardaban nada más que frialdad.

Cuando asesines al rey el parlamento quedara desconcertado, la princesa deberá asumir el reino, pero tú y yo sabemos que el primer ministro no dejara que las leyes queden incompletas … es demasiado correcto como para permitirse hacer una excepción, aun en un estado de necesidad – Sus cansados ojos negros buscaron complicidad en aquellos ojos profundos e inhumanos – Ahí entras tú, como mi hija y única heredera, seras quien despose a la princesa … Tienes la constitución a tu favor y todo el apoyo de los fundamentalistas.

La mujer escuchaba atentamente las palabras de su padre. Esta no era la primera vez que las oía, todo lo contrario, casi podría asegurar como terminaría esta platica. Pero nunca dejaba de poner atención, era su padre y lo respetaba por sobre todas las cosas, quizás el único ser humano que la podría hacer dudar un segundo sobre su lado humano. Pero no, ella solo siente por él respeto, nada más. Se sabe dentro del reino que esta es la familia más despreciable por todas, años de sangre han marcado su fortuna, nunca les ha importado el sufrimiento del pueblo, nada más que sus propios intereses.

Pero ellos contaban con algo a su favor y eso era el poder y la influencia que tenían en el parlamento, por linaje, que duda cabe y por miedo.

Una nueva era está por resurgir en Japón, ya contamos con el apoyo de algunos comandantes de la armada – prosiguió aquel hombre, sin dejar su copa de lado

¿Es completamente segura su lealtad? - preguntó la mujer depositando sus manos en la baranda de aquel balcón de mármol, para quizás, tener una vista más privilegiada del paisaje

Si, son al igual que nosotros, fundamentalistas y añoran devolver a Japón todos sus valores – hizo una mueca con sus labios, asegurando sus palabras

Debemos actuar con suma cautela, si los liberales se enteran de nuestro planes no dudaran en asesinarnos – la mirada de la mujer permanecía serena, ni siquiera la idea de morir la asustaba

El liberalismo tiene sus días contados – sonrió el hombre orgulloso de su plan tan pulcramente elaborado.

Esperemos que sea así … Cualquier comentario que llegué a los oídos del rey sobre un eventual golpe de Estado, nos pondrá de inmediato en la lista negra – la mujer pronunció esas palabras con extrema mesura.

Eso lo sé. No hay persona que desconozca nuestra posición política al respecto – Ahora aquel hombre tocó el hombro de su hija – Es por eso que debes ser extremadamente cuidadosa. Todos deben pensar que la muerte del rey fue un accidente

Espero que la lealtad de esos comandantes no desaparezca si algo sale mal – La mujer movió su hombro sutilmente para cortar el contacto con su padre – Basta que ellos hablen y seremos condenado a pena de muerte

Pero moriremos como héroes y no como cobardes – anunció el padre con fuego en su mirada

A más de doscientos kilómetros de ese lugar, en el palacio real se encontraba la princesa de Japón preparándose para lo que seria un nuevo día lleno de reuniones y clases de todo tipo de ciencias e historia.

Cerró tras de si la puerta de su habitación, desasiendo todas sus ganas de quedarse ahí, sabia que el día era muy corto para su estrecha agenda y por más que lo deseara no podía negarse a su propia realidad.

Un elegante traje blanco cubría su cuerpo, compuestos por un ajustado pantalón y una chaqueta de la más fina tela. Su bolso de manos valía más de lo que cualquier familia corriente puede gastar en un mes y eso en cierta forma le incomodaba.

Muchas veces sentía que esta no era la vida que quería llevar, soñaba cada noche con poder pasear por las calles de su ciudad sin recibir múltiples reverencias de sus súbditos y millones de peticiones. Si fuera por ella les daría de inmediato las soluciones requeridas, pero lamentablemente la burocracia era un tema extremadamente estricto.

Princesa, muy buenos días – la saludo una de sus damas de honor, apenas la vio salir de su habitación

Buenos días Otoha … ¿Cómo estas? - preguntó con gran carisma y una sonrisa transparente

Muy bien alteza … Su desayuno esta listo

Gracias – dijo ella intentando volver a su realidad.

Caminó sin apuros hasta llegar al gran comedor, donde alegremente encontró a su padre esperándola.

Su padre era un hombre que derrochaba bondad con cada palabra, muy elegante y sofisticado como debe ser un rey, pero con la seguridad de tener a sus pies todo un reino.

Su cabellera nevada dejaba al descubierto su avanzada edad y con ello su gran sabiduría, su piel arrugada y sus ojos cansados no le quitaban la vitalidad en cada pasó lento y seguro que él daba.

Una barba mediana cubría parte de sus labios y algo de su cuello.

Buenos días hija, ¿cómo has amanecido? - preguntó el hombre con amor

Muy bien padre. Que alegría tenerlo para el desayuno – dijo la joven sin poder disimular su ilusión

Si, hoy la agenda me lo permite – aquel hombre besó con elegancia la frente de su hija para luego tomar asiento

Pensé que se encontraría en el parlamento – comentó la muchacha mientras recorría con la mirada el inmenso banquete en la mesa.

No, pero esperamos para el desayuno al señor Tosu – la joven asintió con la cabeza. Sabia que este desayuno seria una reunión más de las tantas que tiene su padre. Tosu era el primer ministro del reino y un gran agente político

Ya veo – comentó ella disimulando su pereza

Algunos sirvientes comenzaron a servir el desayuno, mientras la joven y su padre permanencia en silencio. Ella aprovechó para divagar en su mente y recordar que en pocos minutos se encontraría con una persona muy especial en su vida, una que sin duda alguna la tenia incrustada en su corazón. No pudo dejar escapar una sonrisa envuelta en nervios y ansiedad.

Te he notado distante últimamente, hija mía – comentó su padre para romper el silencio - ¿será que algo te preocupa? - quiso saber, mirándola a los ojos

En realidad hay algo que me tiene … pensativa – se animó a pronunciar, luego de seleccionar audazmente la última palabra. Quería, hace mucho tiempo, contarle a su padre sobre la crisis existencial que estaba naciendo en su interior. Esperanzada que él le daría el consejo adecuado de como compatibilizar la vida de una princesa con la de una adolescente.

Pero antes de que su padre pudiese preguntar a que se refería, la voz de un hombre irrumpió en el lugar. De inmediato la joven clavó sus extraños ojos amatistas en él, no pudiendo esconder el rubor de sus mejillas ni mucho menos calmar los latidos de su corazón.

Mi rey, el primer ministro acaba de llegar – anunció el joven reverenciandose, no sin antes dedicarle una fugaz mirada a la princesa. Parado junto a él se encontraba Tosu, tan elegante como siempre.

El primer Ministro de Japón apenas acumula cinco décadas de vida, muchos políticos y empresarios, sobre todo de la oposición, han alzado sus voces recriminando la "falta de experiencia" que puede sufrir Tosu en momentos delicados. Pero el rey solamente ha respondido diciendo: "... El Ministerio del Interior, es y sera siempre un cargo de mi exclusiva confianza, si ustedes no confían en la capacidad de su rey para tomar estas decisiones, es mejor que lo digan a viva voz y no sobre eufemismos revestidos de eufemismos …"

Declaraciones que de inmediato cesaron las criticas y como era de esperarse Tosu ha sido uno de los mejores políticos que Japón ha tenido quizás en el ultimo siglo.

Buenos días mi rey – dijo aquel hombre inclinando su torso con extrema admiración. Luego se giró hacia la joven, sonriendo – Princesa – dijo en forma de saludo, también con una inclinación. A lo que la princesa solo asintió con su cabeza

Buenos días Tosu – respondió el rey mientras le indicaba que podía tomar asiento junto a la realeza – Lo esperábamos para tomar desayuno

Espero no haber llegado tarde – dijo el hombre algo preocupado

No, para nada. Recién nos estábamos acomodando – le tranquilizó el rey

La joven prefirió no poner atención a la conversación que comenzó a nacer entre su padre y el primer ministro, encontraba mucho más interesante observar al joven parado junto a su padre. Él era la mano derecha del rey, hijo de una sirvienta complementada en la familia real, pero que para el joven corazón de la princesa significaba mucho más.

No recordaba exactamente cómo ni cuando se había enamorado de él, solo sabia que su amor era correspondido pero secreto. Por muy bondadoso que su padre fuera, nunca permitiría que a su hija la desposara un sirviente y si alguna posibilidad cabía de eso, la misma constitución del reino se lo impida y con ella todo el parlamento.

Es que las leyes de Japón son tan estrictas que ni ella siendo la princesa y futura reina podría hacer nada para cambiar su futuro.

Ese sería un peso que llevaría siempre en su corazón. Tan solo faltaban días para cumplir su mayoría de edad y como es la tradición, diferentes familias ofrecerán desposar a la princesa. Pero todos son condes, duques … nada que se acerque a su verdadero príncipe azul.

Se han suscitado diferentes enfrentamientos entre rebeldes y las fuerzas publicas en el noroeste de Japón – escuchó la princesa lo que le hizo volver a la conversación en la mesa

Cuando van a comprender que ya nada pueden hacer – dijo el rey con amargura y rabia, dejando escapar un suspiro de cansancio.

¿Hubieron personas heridas? - quiso saber la princesa mirando al primer ministro

Lamentablemente sí, mi princesa – dijo aquel hombre, con claro pesar.

¿Civiles? - preguntó la joven más angustiada aún.

Sí – dijo el hombre con voz agobiada. Enseguida la princesa se lamento internamente. Odiaba la crueldad de las guerras y mucho más cuando su pueblo pagaba las consecuencias

¿Lograron capturan a algún rebelde? - preguntó el rey

Si mi señor, pero éste se suicido antes de que pudiéramos interrogarlo

¿Por qué se suicido? - la voz atónita de la joven, demostraba su preocupación

No lo sabemos … pero si nos da indicios de algo muy malo – el primer ministro intentó ser cauteloso con sus palabras

Ya se donde va esta conversación – dijo su padre audazmente.

Majestad, hemos armado un plan para prevenir cualquier atentado en su contra – inquirió el primer ministro, con el ceño fruncido

¿¡Atentado!? - exclamó la princesa, sumergida en pánico

Descuida hija mía, no es la primera vez que se teme por un golpe de Estado

¿Sospecha usted de alguien que quiera hacerle daño a mi padre? - quiso saber la princesa

Nombres hay muchos – contestó el hombre – pero seria demasiado aventurado mencionarlos, más si no contamos con pruebas

Pero algo se puede hacer, no podemos seguir permitiendo que se lleven atentados contra el pueblo – la joven sin darse cuanta se sumergió en una conversación política y moralista.

Si fuera por mi, princesa, ya hubiésemos exiliado a todas las familias fundamentalistas que quedan en el reino

Eso es imposible – sentenció el rey – No podemos olvidar que muchas de esas familias cuentan con un gran poder en el parlamento y parte del pueblo... Hacer eso, seria llevar nuevamente a Japón a una guerra civil.

Lo sé mi rey … La única posibilidad que nos queda es averiguar si realmente existe una amenaza cierta de algún golpe de estado. Teniendo los nombres y pruebas suficientes para inculpar a aquellas personas, podremos hacer que el peso de la ley recaiga sobre ellos – La princesa no pudo dejar de estremecerse por aquellas palabras, sabia perfectamente que "el peso de la ley" redundaba en la pena de muerte para los condenados.

Sera mejor que dé aviso a las fuerzas armadas de nuestras sospechas. Es mejor estar preparados – ordenó el rey

Claro majestad

Por ahora Himeko, quiero que no salgas sin protección. Si éstas sospechas son ciertas, nuestro circulo de confianza se reduce solo a algunas personas – la joven escuchaba temerosa a su padre – Ogami – mencionó el nombre del joven parado a su lado

¿Majestad? - se reverenció él

Quiero que cuides a mi hija, no la dejes sola en ningún momento … ¿entiendes?

Si mi rey – dijo aquel joven con los ojos iluminados

Pero padre, ¿quien cuidara de ti? – preguntó la princesa entendiendo que su padre le cedía al hombre de mayor confianza

No te preocupes hija, aún tengo hombres de la guardia real que pueden cumplir esa función

De aquella conversación en el castillo real ya han pasado tres días. El fiel sirviente del rey ha cumplido al pie de la letra las ordenes de su majestad y por supuesto con mucha alegría.

Las lamentables sospechas de un golpe de Estado, han permitido que él comparta más tiempo con la princesa y eso es un regalo por donde lo mire.

Ahora él la espera hasta que ella terminé con un evento de beneficencia para las personas desvalidas del pueblo, el lugar está lleno de gente importante, muchos políticos y representantes de medios de comunicación.

En un pequeño segundo de distracción, la princesa desapareció de su vista lo que le hizo ponerse tenso. De inmediato la comenzó a buscar con la mirada, sabia que debía ser cauteloso con la guardia y no llamar la atención.

Como sus ojos no alcanzaron a divisar a la princesa, comenzó a recorrer el lugar con sus pies. Sorteó a la muchedumbre y cuando se hubo en el centro del lugar giró su cabeza hacia la izquierda, donde al fin pudo ver nuevamente a su gran amor.

La princesa escuchaba las peticiones de una pobre madre desesperada, mientras ella le daba el honor de cargar a su hijo recién nacido, con suma suavidad.

No pudo dejar de ilusionarse con aquella imagen. Soñó por unos segundos que ella le daba un hijo y que formarían una familia. Nada le impedía en su imaginación que eso fuera verdad.

Este es mi quinto hijo princesa y el sueldo que recibe mi marido no nos alcanza para sustentar el hogar – dijo aquella madre con pena en su mirada

Y dígame usted, ¿En que trabaja su marido? - le preguntó la princesa con la vista fija en el bebé mientras lo mecía

Él es albañil – le respondió la mujer. Mientras la princesa pensaba un momento

Quizás tenga una solución, pero no se parece en nada a la albañilería – le comentó la princesa esta vez mirándola a los ojos - ¿Será que su esposo acepte el empleo de jardinero en la mansión real? - apenas la mujer escuchó la oferta de su majestad, comenzó a llorar. Era bien sabido en el pueblo, que los empleos para la familia real son los mejores en remuneración y les dan un prestigió a quienes lo realizan

¿Me esta hablando enserio majestad? - preguntó ilusa la mujer

Por supuesto – respondió ella con gran ternura – Necesitamos un jardinero más y me gustaría ayudar a su familia

Es usted una bendición para este pueblo – la mujer no escatimó en recursos de agradecimiento. Junto a su llanto, intentó besar los pies de la princesa. Pero gracias a un acto reflejo de la joven no lo logró.

Por favor, no haga eso – pidió Himeko sosteniendo su brazo – No es necesario que se incline ante mi – dijo algo apenada

¿Todo bien princesa? - preguntó el joven quien la acompañaba, al ver la reacción de la mujer

Si Souma, todo esta perfecto – dijo ella para tranquilizarlo

Muchas gracias, majestad … muchas gracias – decía la mujer, quien aún no era capaz de creer que estaba frente a la princesa de su pueblo

El joven espero pacientemente a la princesa, vio como ella escuchaba a un par de aldeanos más y conversaba con una que otra autoridad. Al parecer él nunca podría dejar de sorprenderse de la mujer que ama. Su infinita paciencia y bondad solo la hacia parecer un ángel y esa belleza casi inhumana lo hacia dudar si se había enamorado de una divinidad.

Al fin obtuvo un momento a solas con ella. El evento había finalizado y ahora se encontraban los dos en uno de los automóviles reales de vuelta al palacio.

¿Pasa algo Souma? - preguntó la princesa al notar que el joven la miraba más de lo normal por el espejo retrovisor

Es que al verte con ese bebé en brazos no pude dejar de imaginarte como la madre de mis hijos – le dijo él algo avergonzado. Ellos sabían perfectamente que podrían tutearse y tratarse como los amantes que son bajo la tutela de la soledad. Aunque decir amantes es quizás algo apresurado … Solo algunos roces de labios y caricias en las manos habían sustentado este amor prohibido

Souma … - susurró la princesa, no pudiendo evitar que su corazón se paralizara. El solo hecho de imaginar tener un hijo de él la hacia desvariar de felicidad

Perdón princesa, no quise incomodarla – dijo el joven angustiado al notar que la joven quedó estática

No me pidas perdón por algo tan bello – le dijo la joven y con un poco de fuerza se inclinó hacia él para tocar su hombro – Tener un hijo tuyo, seria el regalo más grande que me pudieras dar

El joven no pudo disimular su asombro y al ver como los ojos de la princesa se humedecían un nudo en su garganta le complicó la respiración. Él se moría por besarla y tenerla en sus brazos, pero también sabia que este amor estaba condenado a ser imposible … Más allá de sus instintos, él la respetaba como la princesa que es y era cosa de tiempo que se volviera la reina y máxima autoridad del reino.

No sabes lo que daría por darte ese regalo – dijo él apretando con impotencia el volante del automóvil – Pero … sé que nadie aceptaría nuestro amor – mencionó con la voz quebrada

Si tan solo ellos entendieran lo feliz que me haces … Yo nunca podré dejarte de amar – Ahora Himeko cruzó sus brazos sobre el pecho del joven. Odió que el asiento los separara, pero se alegró al sentir el tacto cálido de él en una de sus manos

Sabes … ahora que estamos así abrazados … siento que nada me hace falta – se sinceró él – Contigo no le temo a nada, ni siquiera a las leyes de Japón... Pero me odio por no poder darte lo que mereces, por haber nacido bajo la sombra de la pobreza

Por favor Souma, no sigas – suplicó ella apenada – Cómo puedes decir eso, cuando eres el aire que respiro – la joven comenzó a llorar al notar la impotencia de su amado – Yo me odio por estar atada a un destino que no quiero.

¿Cuándo el amor dejó de ser suficiente para el mundo? - preguntó él al aire, acongojado por una respuesta

Quizás nunca lo fue para las personas – dijo la princesa con pesadez.

En el parlamento ubicado en pleno corazón de Tokio, se suscitaba una gran batalla entre fundamentalistas y liberales sobre la aprobación de una nueva ley, que le quitaba algunas potestades al rey a favor de concentrarlas en los gobiernos regionales. Como era de esperarse, los partidarios de un gobierno fundamental estaban notoriamente en contra de la idea de legislar. Para ellos lo más importante era que el rey – aunque éste no representara sus intereses – mantuviera la mayor cantidad de poderes en sus manos.

Siento que debemos actuar lo antes posible – mencionó en un susurro el padre de aquella mujer de ojos escasos de humanidad

Debe mantener la calma padre … El rey ya sospecha de un golpe de Estado – dijo la mujer recordando que hace solo dos días uno de los comandantes del ejercito acudió a ellos para advertirle de los planes del gobierno. Podría decirse que ese hombre era un infiltrado y claro, como nadie sospechaba de él, le informaron de las sospechas fundamentalistas en contra del rey que existen.

No podemos esperar más – al parecer aquel hombre no escuchó el consejo de su hija – Hoy en la noche se celebrara el cumpleaños de la princesa – la joven entrecerró sus ojos al notar la intransigencia de su padre – La fiesta comenzara a las doce de la noche en punto y tú ya tienes un puesto asegurado – A la joven ni siquiera le importaba que su padre olvidara que también seria su cumpleaños, solo quería terminar rápido con todo esto.

Al fin volveré a ver a la princesa y estaré cerca del rey – dijo ella. La ultima vez que la vio tan solo tenia tres años, claramente no recuerda nada de ese día, tan solo era una infante

Sabido es de su bondad, así que no creo que le importe saber que eres mi hija … si es que sabe quien soy yo – el hombre dejó ver cierta certeza de la falta de inteligencia en la princesa

No creo que su padre sea tan confiado – le calmo el impetud su hija

Pero no se negara en recibirte. Eres mi hija y te respetara por eso – el hombre disimulo silenció al notar que alguien rondaba cerca de ellos – No olvides tomar tu medicina antes de asistir a la fiesta – comentó al fin. La joven lo miró unos instantes con algo de molestia

Se perfectamente todo lo que debo hacer y más cuando se trata de mi medicamento – dijo ella no pudiendo evitar despreciar la compañía de su padre. Así que simplemente se puso de pie y dejó que aquellos hombres se siguieran devorando con las palabras.

Al salir del parlamento, encontró a una muchedumbre reclamando mejorías en el salario de los campesinos. Cosa común por estos tiempos. Si bien el rey ha intentado distribuir la riqueza, aún hay muchas familias de este lugar que concentran todo el dinero y entre esas familias esta la de ella.

¡Es una Himemiya! - escuchó exclamar a viva voz a un hombre. Giró su vista para ver de quien se trataba, lo vio apuntarla con el dedo mientras que con su otra mano sostenía una pancarta de repudió hacia la pobre distribución de los dineros. Enseguida la gente comenzó a abuchear la presencia de ella en el lugar. Pero fuera de todo pronostico, un impulso la obligó acercarse a la muchedumbre, con la mirada más congelada que el mismo hielo. A medida que se acercaba los gritos comenzaron a cesar, dejando solo un silencio sepulcral.

¿Tienes algún problema con mi apellido? - le preguntó mordaz la joven al hombre que hace algunos momentos la indicaba con el dedo

¡Si! - dijo él con ira en su mirada, pero su cuerpo le temblaba al mismo tiempo – Son una manga de ladrones – acusó el hombre que vestía humildemente. La joven le clavó una mirada de odio que lo hizo retroceder unos cuantos pasos

No es mi culpa que seas un muerto de hambre y que ni siquiera puedas servir de sustento para tus hijos – le contestó ella deseosa de humillarlo – Quizás si hubieses terminado la escuela, ahora no tendrías que estar rogando mis limosnas

Nadie ruega nada, solo reclamamos lo justo – le corrigió él. Pero ella solo insinuó una débil sonrisa con sus labios extremadamente rojos a la vista

¿Lo justo? – inquirió – Lo justo no existe

¡Es una ladrona! - se escuchó gritar a alguien bajo el amparo de la muchedumbre, avivando así a que los demás hicieran lo mismo. Ella solo se preocupó de observar rigurosamente la cara de algunos aldeanos para memorizarla, mientras leía las pancartas y cualquier cosa que le diera algún indicio de donde vivían.

Pobres muertos de hambre – dijo despectivamente para retirarse de ese lugar, sabiendo que esto no se quedaría así.

En el palacio real todo estaba perfectamente arreglado para la celebración del cumpleaños numero dieciocho de la princesa. La noche ya cubría los cielos de Tokio y los invitados iban llegando lentamente. Diferentes familias traían a sus hijos e hijas para presentárselos al rey, buscando claramente su aprobación. Era hora de que la princesa encontrara quien la desposara y al mismo tiempo la acompañara en su era de reinado cuando el rey abdique su puesto o simplemente deje este mundo.

¡Se ve usted esplendorosa, princesa! - exclamó Otoha admirando la belleza de su majestad

¿De verdad lo crees? - preguntó mirando su reflejo en el espejo incrédula

Si, dejara a todos impresionados – la dama de honor admiraba tremendamente a la princesa y guardaba por ella un inmenso cariño. Las dos habían construido una fuerte amistad al paso de los años

Pero tu sabes perfectamente que solo me interesa impresionar a una persona – dijo Himeko tocando su corazón

Oh, claro que si. Y puedo apostar mi vida porque Souma quedara aturdido por usted – mencionó ella con picardía. Pero la princesa suspiró

Daría todo por poder vivir nuestro amor tranquilamente – apretó sutilmente sus puños – Solo pensar que esto tendrá que acabar apenas mi padre me encuentre un esposo... o peor aún, una esposa – dijo sutilmente la ultima frase. Sabia perfectamente que su dama de honor y fiel amiga gustaba de las mujeres. Un tema más que superado para el siglo en que se vive, todos los vestigios de discriminación quedaron abolidos hace muchos pero muchos años. El avance de la ciencia permitía, sin dificultad alguna, que cualquier pareja que se amara pudiese tener hijos, no importando sus sexos. Pero Himeko no se imaginaba con una mujer o con un hombre que no fuera Souma … era él el dueño de sus sueños de plata.

Si me permite princesa … me gustaría sugerirle algo – dijo la joven – solo espero que no se ofenda – Himeko frunció el ceño al escuchar las palabras

Claro, dime – la incitó a hablar

No veo porque deben terminar su relación. Puede usted perfectamente seguir amando al hombre de su vida, aún estando casada con otra persona – Enseguida la princesa se sorprendió

Pero Otoha, eso seria engañar a alguien – dijo preocupada

Pero es preferible eso … Me refiero a que si tiene que vivir en un infierno, no tiene nada de malo llevar con usted una botella de agua para refrescarse de esa maldición – la princesa entendió claramente las palabras de su amiga y aunque no se lo esperaba, no le pareció tan mala idea. Si no fuera por el pequeño detalle de que ella no se creía capaz de engañar a nadie

Eso suena bien – dijo con una triste sonrisa – pero no seré capaz de causarle ese daño a Souma ni a la persona a quien me unan …

A las afueras del palacio, la guardia real recibía a todos los invitados, no sin antes pedir las tarjetas de invitaciones. La seguridad del lugar estaba en su máxima expresión desde que las sospechas de un golpe de Estado salieran a la luz.

En la fila y junto a su padre se encontraba Himemiya Chikane, algo hartada de tener que estar en un lugar que no deseaba. De todas formas nada en el mundo la hacia sentir diferente, para ella todo era aburrido. A veces se preguntaba cual era la razón de seguir con vida, cuando la misma vida no tiene sentido.

Tiene dinero a monótonos y millones de lujos, pero eso no la satisface. No le interesa la vida en familia, sabe que por su padre no guarda nada más que respeto. La amistad le parece una estupidez, y el amor … el amor era lo más miserable que existía. Nunca había sentido nada por nadie, nada que no fuera desinterés al menos.

A veces pensaba la razón por la cual mataría al rey … ¿Poder? No, ella no quiere más poder. ¿Dinero? De eso le sobra en los bolsillos ¿Respeto? No por ser reina la respetaran. ¿Egoísmo? Quizás si, no había una verdadera razón para ser la reina de Japón, pero no le molestaba la idea de serlo. Siempre ha sabido que este es su único propósito en la vida, o al menos el que decidieron por ella. Quizás una vez ahí, no le siente tan mal.

Pero había algo más, algo que no sabia como explicarlo … una extraña sensación de estar viviendo una mentira y una guerra constante con ella misma.

Buenas noches – dijo el guardia real. Haciendo que Chikane le clavara la mirada – Sus invitaciones por favor – pidió el sujeto inamovible

Aquí las tiene – dijo el padre de la joven. Alcanzándole un elegante sobre rojizo. El guardia se fijo en sus nombre y asintió con la cabeza

Bienvenidos, familia Himemiya – dijo dándoles el paso hacia el palacio. Obviamente no agradecieron al sirviente y solo siguieron su camino. El palacio era extremadamente grande y lujoso, podía verse como en uno de sus patios todo estaba dispuesto para la celebración de la noche. El padre miraba con avaricia cada detalle del lugar, sabia perfectamente que si todo salia bien, pronto estos serian sus aposentos.

Rápidamente se les unieron algunas familias de la misma estirpe que ellos y por supuesto con sus mismos ideales políticos. Ellos sabían perfectamente de sus planes, así que la presentación de su hija al rey era solo un tramite, ya estaba estipulado por ley que la futura reina seria Chikane y no ninguno de los jóvenes que hoy están aquí. Aunque claro, para eso primero debería matar al rey, cosa que sucedería esta misma noche.

Quizás pasó una hora más, hasta que al fin la joven Himemiya comprobó en el reloj del palacio que ya eran las doce en punto. De inmediato unas campanas anunciaron la hora y la orquestilla de hombres al ritmo de la musica real presidieron la presencia de la princesa.

¡CON USTEDES, SU ALTEZA, LA PRINCESA DE JAPÓN! - gritó con voz ronca un hombre, dando los honores

Todos se giraron hacia una enorme escalera de mármol blanco, que en su centro mantenía una fina alfombra roja. Las primeras mujeres en salir fueron las damas de honor, mientras Chikane observaba que abajo en la escalera, dos hombre esperaban por la princesa, seguramente más seguridad.

Intentó buscar al rey por todas partes, pero no lograba localizarlo …

Ahí viene la princesa – murmuró su padre al oído. De inmediato se dejaron escuchar los aplausos. Ella no miró, siguió con su tarea de buscar al rey, aunque permanecía aplaudiendo como todos.

Al fin te encontré – dijo entre dientes con una hilo de sonrisa macabra. Lo vio, estaba parado en medio de dos guardias unos metros más allá de la escalera. Lentamente el rey comenzó a caminar hacia la escalera y esos ojos azules no lo perdían de vista. Hasta que al fin vio a la princesa, que delicadamente se apoyó en su padre para saludarlo. Era una joven de mediana estatura, cabellera rubia y piel pálida. Rasgos finos y lucidos, con unos ojos extrañamente violetas. A todas luces su aura era de bondad

Es hermosa la hija del rey – comentó su padre – Al menos disfrutaras de tu trabajo – no pudo dejar de sentir asco al escuchar sus palabras. La sola idea de tocar a esa mujer le revolvía el estomago. Si bien era bella, nada de ella la hacia diferente al resto del mundo

No me interesa para nada … Solo quiero cumplir con mi trabajo – dijo sin emoción

Pues debería interesarte, primero debes saludar a la princesa y luego al rey … Y quiero que por favor des una buena impresión – exigió el padre

No pretendes que la enamore, ¿Verdad? - mencionó con cinismo

No seas estúpida. No la enamoraras en un minutos. Solo quiero que des una buena impresión. Aquí no importa el amor, por suerte. Solo basta con asesinar al rey

Eso es un alivio para mi – definitivamente la joven prefería asesinar al rey que enamorar a una persona

Bueno vamos allá para felicitarla – él le ofreció su brazo con elegancia para ir tras su cordero.

Con pequeños pasos apresurados se colaron a través de los invitados, algunos solo les bastaba darse cuenta de quienes era para hacerles el paso, otros los miraban con desprecio, pero fuese como fuese nadie les decía nada.

Cuando ya estuvieron a menos de de dos metros, el rey se percato de la presencia de ellos. Enseguida le mantuvo la mirada al padre de Chikane, quien al parecer no le atormentaba para nada seguir mirándolo a los ojos.

Majestad – dijo él reverenciandose con elegancia

Duque Himemiya, que gustó volver a verlo – mencionó el rey, pero se podía sentir el cinismo en los dos

El gusto es todo mio majestad, siempre es un honor para mi hablar con usted – respondió el padre de Chikane.

Mientras los hombres se saludaban, Himeko miraba atentamente a Souma, quien estaba a la espalda de su padre. Sabia exactamente que ella debía poner atención solo cuando escuchara que la nombraran, no tenia razones para mirar a otra persona que no fuera su amado. Ella encontraba que se veía completamente guapo, casi como un sueño y lo único que deseaba era poder estar un momento a solas con su gran amor.

Princesa … princesa – escuchó a lo lejos Himeko, pero estaba hechizada por la mirada del joven – ¿Princesa me oye? - Chikane intentaba por todos los medios captar la atención de aquella joven, quien al parecer se encontraba entretenida mirando al joven junto al rey. No pudo dejar de sentir un ligero resentimiento al no ser tomada en cuenta

Hija … ¿estas bien? - el rey tocó su hombro y solo fue ahí que Himeko volvió a la terrible realidad. Con la cara sorprendida al ver que había divagado más de lo que pensó

Padre … lo siento mucho, estaba vagando en los recuerdos – se excusó algo avergonzada

La hija del conde Himemiya se estaba presentando ante ti – le anunció el padre con algo de preocupación. Fue ahí que Himeko miró por primera vez los ojos de Chikane. Una corriente le recorrió toda la espalda y enseguida llegó a ella un escalofrió. Esos ojos, esos extraños y misteriosos ojos azules la miraban con desden.

Discúlpeme usted – Himeko se excusó sin dejar de sentir una especie de terror por su presencia

No hay problema princesa – ella tomó su mano para besarla sutilmente – Soy Himemiya Chikane, es un placer – dijo apenas despegó sus labios de esa piel extremadamente delicada para su gustó. Mientras Himeko ordenaba a su corazón volver a latir.

Princesa, felicidades por su cumpleaños – le dijo el padre de Chikane, tomando su mano al igual que lo había hecho momentos antes su hija.

Muchas gracias – respondió Himeko intentando no mirar nuevamente a esa extraña joven.

Mi hija también cumple hoy la mayoría de edad – comunicó el duque simulando cariño por su hija

Oh, pero eso si es una coincidencia – dijo sorprendido el rey – En ese caso muchas felicidades, señorita

Es un honor para mí recibir su saludo – respondió Chikane mirando sin preocupación al que seria su víctima en tan solo unos minutos más

¿Y tú hija, no la saludas también? - quiso saber el rey al ver a Himeko anonadada

Felicidades … - fue capaz de mencionar. Pero al sentir que sus miradas nuevamente se cruzaron, su corazón volvió a enloquecer

"¿Pero qué me sucede?" se preguntó Himeko al notar que su cuerpo reaccionaba de forma extraña frente a esa mujer. Se dio el valor de contemplarla de pies a cabeza. Vestía un elegante vestido negro que centellaba su perfecta figura, sin duda alguna ella era más alta. Tenia una piel cremosa a la vista y algo cálida. Sus labios eran rojizos por naturaleza. Y sus ojos … esos ojos le devoraban su cabeza, sentía que casi podía leer cada uno de sus pensamientos y eso la asustaba.

Cuando se percató de que Chikane se había dado cuenta de su observación, sintió que el estomagó se le volcaba en un segundo, una especie de descarga de adrenalina le erizó la piel. Rápidamente quitó su vista de aquellos ojos azules y rogó por que sus mejillas permanecieran a tono normal.

Agradeció que su padre la apartara de aquellos personajes para presentarle a los demás invitados y así ellos pudiesen saludarla. Pero podía sentir en su nuca la constante mirada de aquella mujer.

Por otro lado Chikane quedó pensativa. Hay dos cosas que le dan vuelta en su cabeza. La primera y menos importantes es que pudo percatarse que entre ese joven de la guardia real y la princesa existía algo más que una simple relación subordinada. Y la segunda y más importante para ella era comprender por qué su cuerpo se tensó al sentir como la princesa la observaba con detención.

Algo completamente novedoso para ella, siempre ha logrado congelar sus emociones. Es simplemente como si no tuviese un corazón. Pero ese sentimiento no la asustó, al contrario, le llamó enormemente la atención y la llenó de curiosidad, ahora solo quería volver a poner a prueba su cuerpo y para eso debía acercarse a la princesa una vez más, quizás luego de asesinar a su padre.

El padre de Chikane chequeo la hora en su elegante reloj de pulsera, hizo una pequeña mueca de ansiedad y luego volvió la vista hacia su hija.

Ve y cumple tu trabajo – le ordenó con agitación en su voz. La chica solo asintió y comenzó a alejarse de todos los invitados, solo con una dirección en la mente. El balcón que se asomaba por la parte posterior del palacio, donde la oscuridad de la noche no permitía ver nada.

Souma estaba siguiendo muy de cerca los pasos de su amada, aún podía sentir la alegría que le causó el ver como Himeko se perdió en sus ojos, despreciando completamente el saludo de aquella hija de duque. Esos pequeños detalles que le regala su amada y que a él lo hacen tan feliz.

Miró hacia un costado y se fijó que uno de los comandantes de las fuerzas armadas venia caminando hacia el rey.

Comandante – el joven se cuadró frente a su superior, haciendo sonar los tacos de sus botas y colocando cuatro dedos rectos sobre su frente para luego volver la mano a su estado natural. El comandante lo saludo de la misma manera y luego se acercó al rey. Momento perfecto para que él pudiese compartir unas palabras con su princesa

Princesa – susurró en su espalda, haciendo que Himeko se estremeciera con su voz – la espero en el laberinto del jardín, para saludarla – fueron sus palabras, las cuales bastaron para que aquella joven quisiera salir corriendo a ese lugar. De inmediato comenzó a saludar al resto de gente de forma apresurada y al ver que su padre conversaba con un comandante decidió apartarse de la muchedumbre.

Caminó pausadamente y con sigilo hasta el lugar que le había indicado su amado, podía sentir como tras ella Souma le seguía los pasos. La luz artificial casi era imperceptible a medida que avanzaba, perfecto para que los dos se hiciesen compañía.

Chikane por otro lado ya estaba en aquel balcón, esperando pacientemente la presencia del rey. Miró hacia el cielo estrellado de Tokio y suspiró sin saber muy bien por qué. Un tenue dolor de cabeza la hizo estremecerse y la obligo a llevar su mano a su sien, donde comenzó a masajear su piel en forma circular, rogando porque las pastillas hicieran sus efectos.

Desde que tiene uso de razón recuerda ser víctima de fuertes y punzantes dolores de cabeza que le quitan la conciencia. En su memoria alberga días interminables de exámenes médicos, diferentes pruebas que eran por cierto muy dolorosa y que ella debía soportar solo siendo una niña de no más de seis años. Y cada noche en sus sueños vuelve al pasado.

Hasta el día de hoy no sabe lo que padece, pero eso no le preocupa. Si ella toma las pastillas que su padre le entrega el dolor desaparece y puede llevar una vida "normal".

Dejó de mirar las estrellas y se concentró en la entrada del despacho que daba a aquel balcón. Seguramente el comandante ya le había pedido al rey que viniera a este lugar con alguna excusa de alguna reunión urgente. Pero claro, todo estaba planeado.

Sintió como la puerta se abría a sus espaldas, su ritmo cardiaco no desespero, se mantuvo completamente tranquila, a pesar de saber que estaba a minutos de ver al rey morir.

Dígame por favor comandante, ¿qué es lo que ha descubierto? - escuchó como el rey preguntaba al hombre que lo precedía, mientras prendía las luces del lugar. Supo que debía aparecer en la escena

No es necesaria tanta iluminación, majestad – dijo ella apareciendo por su espalda. Enseguida el rey se giró para comprobar esa presencia inesperada

Señorita Himemiya ¿qué hace usted aquí? – preguntó confuso y molesto

Apaga la luz – ordenó Chikane al comandante y éste de inmediato le hizo caso, dejando la habitación tenuemente alumbrada con la luz de la luna

¿Qué esta sucediendo acá? – quiso saber el rey en un grito ahogado

Sucede que ha llegado la hora de una nueva monarquía, majestad – le explicó con voz de hielo la mujer

¡Traidores! ¡Traidores de la corona! - acusó él

Nadie se enterara de eso – habló el comandante – creo que ese secreto se lo llevara a la tumba, mi rey

Siempre sospeche de los Himemiya, debí haberlos exiliados cuando pude – recriminó al aire

Por qué no se calma. Nos hará más fácil nuestro trabajo – Chikane se acercó a él y lo encaminó lentamente hacia el balcón. El rey intentó huir, pero sintió como el comandante le apuntaba la cabeza con un arma de fuego

Mi asesinato no pasara desapercibido. Solo a unos estúpidos se les ocurriría asesinarme para llegar al trono, ¡el pueblo y el parlamento sabrán que esto es fue un atentado! - dijo el rey totalmente desesperado

No, si les hacemos creer que ha sido un lamentable accidente – le dijo la mujer – Ahora su majestad, si es tan amable le ruego que se pare sobre la baranda de este balcón – ella le indicó el lugar con su mano

Oblígame – la desafió el rey. De inmediato el comandante golpeó su cabeza con la cacha de la pistola, haciendo que el hombre apoyara sus rodillas contra el suelo

¿Qué haces imbécil? - recriminó Chikane de inmediato – No lo golpees, no podemos dejar huellas en el cuerpo

Lo siento … - mencionó de inmediato el comandante

Vamos majestad, no tengo toda la noche – insistió Chikane

No me subiré, ¿Qué te hace pensar que lo haré sin que me obliguen? - el rey sabia perfectamente que moriría. Pero si lograba que lo obligaran eso le daba la esperanza de que en su autopsia aparecieran huellas de aquella traición

Bueno, yo pensé que por su hija lo haría – dijo la mujer con la voz serena

¡Himeko! … ¡No le hagas daño a mi hija, ella no tiene nada que ver en esto!

Oh majestad, creo que se equivoca. Ella tiene mucho que ver en esto. Recuerde que sera la futura reina – le recordó el comandante

Usted decide señor, o se lanza por ese balcón o yo misma cercenare el cuerpo de su hija en mil pedazos – le amenazó Chikane, aun sabiendo que la princesa nunca ha estado en peligro, pues ese no eran los planes. El hombre tragó amargamente, mientras demostraba el horror en su mirada.

Por favor, no le hagas daño a mi bebé – suplicó el rey completamente derrotado – Ella es una persona increible, no merece que la lastimen. Ya se lo que planeas, por ley te corresponde a ti desposar a mi hija. Al no estar yo con vida para poder elegir, debes ser tú por linaje quien ocupe el trono

Siempre tan suspicaz, mi señor – sonrió Chikane sin una cuota de arrepentimiento

Has lo que quieras con el reino, pero a ella apártala de todo esto – suplicó

Por favor, súbase de una vez – dijo Chikane – y le prometo que no me desquitare con su hija

Vamos majestad, no tenemos toda la noche – le apresuró el comandante

Espera afuera – ordenó de pronto Chikane – vigila el pasillo, yo me encargare de esto – el comandante la miró unos segundos y luego dio media vuelta, obedeciendo las ordenes de aquella joven.

PERSPECTIVA DE HIMEKO.

Souma no era necesario que te molestaras – le dije mirando ilusionada la pulsera que me acababa de regalar

Cómo que no mi princesa, es tu cumpleaños, no iba a llegar con las manos vacías

De todas formas, esto cuesta una fortuna – mencione preocupada, pues bien sabia que tuvo que hacer un gran sacrificio para comprar el regalo

Tú te mereces lo mejor, y cualquier dinero no importa con tal de ver tu hermosa sonrisa – En ese momento sentí como él depositaba sus manos en mi cadera y apegaba sutilmente nuestros cuerpos. Provocando que mi cuerpo se estremeciera – Te amo Himeko, te amo como nunca podré llegar a amar a nadie más – susurró en mis labios esas palabras. Quise llorar por la emoción de saberlo mio, pero me contuve ya que la sensación de sentir como nuestros labios se rozaban era más fuerte.

¿Cuanto harías por mi, Souma? - pregunté ida en su mirada

Yo todo lo haría por ti … Estoy completamente a tus pies – habló con sinceridad

¿Me seguirás amando cuando deba casarme? - pregunté al fin, con mis brazos amarrados a su cuello. Noté como en sus ojos se dibujaba una mirada entristecida

Aunque la sola idea de saberte en otros brazos me vuelve loco, nunca dejare de amarte y siempre estaré para ti – dijo sorprendiéndome.

No pude aguantar un segundo más su cercanía y simplemente lo besé. Lo besé con todo el amor que siento por él, demostrándole mi irracional necesidad de permanecer a su lado el resto de mi vida. Sentí como mi cuerpo reaccionaba a la embriaguez de mi primer beso y fue tal como siempre lo soñé. Sus gruesos labios eran perfectos, sabían cómo destrozar todos mis miedos, sus fuertes manos sostenían mi pequeña cintura y me impedían caer al suelo. Con los ojos cerrados y su lengua jugando con la mía parecía estar volando entre las estrellas que tan lejanas se veían hace algún momento.

Nos separamos lentamente y nos quedamos ahí, contemplando nuestras miradas. Yo efermamente enamorada de él y él desesperadamente entregado a mi, sin duda alguna el momento más mágico de mi vida.

Gracias Himeko – dijo en un susurro envuelto de emoción, mientras mis brazos no querían abandonar su cuello – Creo que nunca sabrás que significo éste beso para mi

No Souma, gracias a ti – mencione inmediatamente, mientras apegaba con fuerzas nuestras frentes – Si no fuera por ti, mi vida seria un absurdo, un infierno … Tú y mi padre son las razones de que me levante cada mañana … Yo te juro que nadie nos separara – dije con fuego en mis palabras

Pero Himeko, tú … - él intento decir algo, pero lo calle con un sutil besos en sus labios que parecían tan mios

No digas nada … Puede que deba casarme con alguien – intente ser fuerte al pronunciar esas palabras – pero ya lo decidí … Tú, solo tú sera el verdadero dueño de mi vida, de mi corazón … – pensé un momento mis palabras – y quiero que desde ésta noche, seas el dueño de mi cuerpo – note como se sorprendió al escuchar mi confesión, pero al mismo tiempo sus ojos se humedecieron por la ilusión

Yo princesa, daría mi vida por tenerte en mi brazos – sentí como apego nuestros cuerpos con furia, pero no me hizo daño, al contrario sólo me hizo vibrar cada centímetro de mi cuerpo …

Sin decirnos nada más nos comenzamos a besar, tierna y delicadamente. Yo estaba en la gloria, mis emociones me recordaban que hace mucho tiempo deje de ser una niña y que hoy y junto al hombre que amo me convertiré en una mujer. Lentamente caímos al suelo, sólo con la luna de testigo de nuestro gran amor. Sentí su pesado cuerpo sobre mi, su olor me inundaba los pulmones de sensaciones maravillosas y sus labios comenzaba a susurrar palabras en mi oído. No pensé en nada más que no fuera él, estaba decidida a disfrutar de éste momento, pase lo que pase el día de hoy …

Tu vestido princesa … arruinare tu vestido – dijo de pronto Souma con la voz ronca por el calor de nuestros cuerpos

No importa … - sonreí con algo de vergüenza – porque no me lo quitas, de seguro así no se arruinara – le aconseje, mientras él soltaba una pequeñas carcajada en mis labios.

Sus deseos siempre han sido imperativos para mi …

PERSPECTIVA DE CHIKANE.

Me quedé contemplando el cuerpo sin vida del rey por algunos minutos desde el balcón. Ya todo había comenzado y no había marca atrás … Era hora de la acción, la hora que tanto había estado esperando, al fin llegaba el día en que cumpliría la única misión que tengo en la vida y lo cual justifica mi existencia … Miré mis manos, no sabiendo si eran las de una asesina o las de una héroe, pero fuera como fuera, las cartas ya estaban echadas.

Camine con tranquilidad hasta la salida, donde aún me esperaba el comandante tal y como se lo había ordenado hace algunos minutos atrás.

Señorita … ¿Cómo ha salido todo? - preguntó apresurado

El rey esta muerto – dije sin ninguna emoción – ve y avísale a mi padre, yo iré enseguida

Como ordene, mi futura majestad – dijo sonriendo y retirándose del lugar.

Por mi parte lo vi marcharse, casi saltando de la alegría. Busque un cuarto de baños donde mojar mi cara, ella jaqueca no ha cesado y siento que necesito descansar … Cada año los dolores son más y más fuertes, mantener la calma en estas circunstancias me podría ser algo complicado.

Cuando salí del palacio vi como a lo lejos la muchedumbre seguía celebrando el cumpleaños de la princesa, alejados de la realidad, menos mi padre, que a estas altura ya debe saber que Japón no tiene rey.

A mi lado derecho se encontraba un laberinto de jardín, completamente oscuro, solo la plateada luz de luna guiaba el camino. Sin saber muy bien porque me dirigí a él y no me arrepentí, a los pocos minutos de internarme en él, encontré una pequeña banca de madera donde me senté sin dudarlo un segundo, cerrando mis ojos y suspirando, rogando porque el dolor en mi cabeza desapareciera, pero sin darme cuenta comencé a entrar en un sueño, uno de tantos en mi vida...

El lugar es un poco oscuro y la incomodidad se agiganta al igual que el miedo. Me veo rodeada de muchos hombres, al parecer son doctores…. Me están operando, pero estoy consiente.

Llevo una ropa parecida a un uniforme, es oscura como el ambiente. Quiero ir a mi hogar…. Comienzo a derramar lágrimas, pero no podía hablar tenía el cuerpo congelado.

Cinco de septiembre del año 2601, sección cuatro – uno de los hombres hablaba al parecer para que alguien escribiera en alguna bitácora – la niña sigue con ataques de cefalea constante en los últimos meses. Sus nauseas se incrementan por las mañanas y mantiene cierta lucidez aún.

¿Procedemos a una nueva sesión? – pregunta uno de los hombres que permanecía cerca de mi. Aquel primer hombre que se encargaba de narrar hace unos segundos asiente con la cabeza.

Vi como al parecer un asistente del hospital se acercaba a mí con lo que parecía un casco metálico lleno de cables. Quería saltar de la camilla y marcharme de aquel lugar, pero las fuerzas estaban perdidas. Las manos del asistente ya están instalando aquel casco, puedo ver cada detalle de su piel…

Desperté completamente agitada, mi cuerpo casi sudaba y mi corazón estaba enloquecido. Tuve que respirar por mi boca para apreciar con más calma el aire que llenaba mis pulmones. Aún estaba en aquella banca de madera, con las manos aferradas a sus extremos, casi como si tuviese miedo de salir disparada de la tierra.

Nuevamente esta clase de sueños – murmuré mientras tocaba mi cabeza y me inclinaba hacia mis rodillas. No tenia idea de cuanto había estado dormida, aún podía sentir que la fiesta continuaba a lo lejos lo que me indicaba que la muerte del rey todavía era un secreto. Sentí un liquido recorrer mi nariz, instintivamente pase el lomo de mi mano por ella, solo para mancharla con sangre … Es habitual en mí tener pesadillas y sangrar por la nariz, son cosas cotidianas en mi vida. Respire profundamente mientras esperaba que la hemorragia parara, concentrada en la tierra a mis pies que se tornaba más oscura con las pequeñas manchas circulares de sangre que caían.

De pronto un ruido extraño llamó mi atención. Lo que me hizo agudizar mis sentidos y concentrarme en él. Al cabo de unos segundos comprendí que se trataban de pequeños quejidos no tan lejanos, que provenían del mismo jardín donde me encontraba. Con cuidado me puse de pie, alegrada por saber que los dolores en mi cabeza habían cesado y comencé a caminar en la dirección del ruido. Con cada paso que daba comprendía que aquellos quejidos no eran de dolor y no provenían tan solo de una persona … Supe de que se trataba, seguramente una pareja de enamorados no aguantaron la tentación que les ofrece esta oscuridad. Decidí que lo mejor seria salir de ahí, de todas formas no me interesaba presenciar una escena como aquella, hasta que un nombre me detuvo y me obligo a seguir indagando … así que camine hasta contemplar perfectamente la escena.

Te amo Souma … te amo – decía la princesa con voz ronca completamente entregada en los brazos de aquel sirviente, mientras éste embestía sus cuerpos desnudos con suma suavidad...

Eres mía Himeko, mía – susurraba él con la voz agarrotada.

Yo contemple como los dos hacían el amor y no pude evitar sonreír al comprender lo patético de su situación, condenados a un amor imposible...

Así que mis sospechas no estaban erradas – dije entre dientes, mientras me aljaba con cuidado para no ser descubierta por aquellos amantes.

CONTINUARA ..


Bueno, primero que todo quiero agradecer a cada persona que se ha tomado el tiempo de leer éste nuevo proyecto que espero sinceramente lo hayan encontrado interesante.

Estoy actualmente de vacaciones así que pensé que lo mejor seria aventurarme nuevamente en escribir un fic y si todo sale bien y tiene buena recepción seguiré con ésto.

Gracias a cada persona que siguió alguna de mis otras historias y gracias a aquellas que leen por primera vez.

Un beso inmenso y millones de cariños a la distancia