Nota de autor (Kinsler5):

Fullmetal Alchemist:

Bueno, esta es mi primera historia de FMA y no teneis ni idea de lo nervios que estoy sintiendo. Acabé de ver FMAB no hace mucho y me he enamorado completamente de esta pareja. He dudado sobre publicar esto o no, pero al final he decidido darle una oportunidad. Detrás de Soul y Maka, emparejo a Roy y Riza con pasión.

Así que, por favor, disfrutad de mi historia y sentiros libres de dejar comentarios. Las criticas son aceptadas, aunque esté llorando. Esto es un UA, pero voy a tratar de mantener a los personajes en, bueno, su carácter. También, disculpad mis errores gramaticales y lo siento si el capitulo es un poco largo.

FMA no me pertenece.

N/T: La historia, como ya he dicho, pertenece a Kinsler5 y los personajes y universo de FMA pertenecen a una vaca llamada Hiromu Arakawa.

Adelante con la historia!


Shattered

Capítulo 1 – Prisionera

Hacía frío y el suelo estaba completamente cubierto de nieve. El viento soplaba fuerte, pero ella sabía cómo soportarlo. Era una soldado, al fin y al cabo, y el mal tiempo era el menor de sus problemas en aquel momento. Los pies la estaban matando, ya que básicamente llevaban caminando millas sin descanso. Su estómago estaba rugiendo de hambre dado que había abandonado su comida a cambio de poder llevar encima otra pistola. Sus ojos estaban entumecidos y la falta de sueño por fin comenzaba a hacer mella en ella.

Dejando escapar un suspiro, Riza se restregó los ojos mientras se echaba el rifle tras la espalda. Miró a su alrededor, pero no pudo encontrar nada sospechoso. Ella y el resto ya habían registrado toda la ciudad, pero no eran capaces de encontrar a la persona a la que estaban buscando. Riza solo deseaba que todo lo que estaban haciendo no resultara ser una pérdida de tiempo.

"¿Sheska? ¿Has encontrado algo?" Le preguntó Riza a su compañera mientras se acercaba. Estaba sin aliento y a pesar del frío temporal, Riza podía ver gotas de sudor en su frente. Cuando se detuvo delante suyo, Sheska se apoyó en sus rodillas, haciendo todo lo posible por recuperar el aliento. "¿Estás bien?"

"Estoy bien." Dijo con una pequeña sonrisa. Se quedó como estaba por unos pocos segundos antes de ponerse recta para saludarla. "Lo siento, Sargento Hawkeye. No he podido encontrar nada a pesar de que hemos estado buscando desde hace horas. Hemos llegado a separarnos, incluso, pero nuestra búsqueda parece en vano."

"Ya veo." Riza colocó su mano sobre la barbilla mientras pensaba en que podía hacer a continuación. Aún así, no podía negar el hecho de que ella y su grupo estaban en desventaja. Se suponía que tenían que estar buscando a un fugitivo bajo el nombre de Roy Mustang, pero encontraba difícil hacerlo cuando ni siquiera sabía cómo era. Si volvía al Coronel Kimblee sin nada nuevo que reportar, estaba claro que tendría un berrinche y Riza sabía que no dudaría en degradarla. "Bueno, entonces supongo que deberíamos seguir buscando."

"¡Ahg! ¡Es que esto es tan inútil! ¿¡Cómo esperan que encontremos al tío éste, Mustang, si no sabemos ni cómo es?! ¡Quiero decir, vamos! La descripción que nos dieron encaja con prácticamente cualquier persona de aquí, si lo piensas bien. Me da la sensación de que estamos buscando una aguja en un pajar." Comentó Sheska mientras se apoyaba en la pared de la casa. Se la veía completamente exhausta y Riza no la podía culpar porque ella misma estaba cansada de todo. "No quiero quejarme, pero creo que simplemente deberíamos abandonar esta ciudad ya."

"No vamos a dejar este sitio hasta que nos lo ordenen." Le dijo Riza un poco bruscamente, pero quería que comprendiera el asunto. Sheska solo llevaba en la milicia unos pocos meses, así que era comprensible que todavía no estuviera acostumbrada a ello. Aún así, Riza siempre aborrecía cuando la gente cuestionaba la autoridad. "Vamos."

Comenzaron a andar por la calle y Riza podía ver cómo de intimidada estaba la gente en su presencia. Estaba claro que la milicia no era bienvenida allí. Podía ver las caras de la gente, llenas de odio, mientras le veían andar junto a Sheska. Riza no se molestó en mirarles. Estaba allí para protegerles y aun con todo, se atrevían a dirigirle una mirada desagradecida.

Era verdad que Amestris había estado en un estado de guerra constante desde que King Bradley se sentó en el trono, pero Riza estaba segura de que con el tiempo, todo iría a mejor. Estaba segura de que King no permitiría que el país se echara a perder. Era el Rey, después de todo, y se suponía que tenía que velar por el bien de su gente. La razón por la que el país estaba en tan mala forma era porque cierta persona estaba amenazando con una rebelión, una revolución, un motín, y el nombre de esa persona era Roy Mustang.

Riza no sabía quién era exactamente, pero había oído hablar de él a través del Mayor Armstrong. Roy Mustang fue parte de la milicia. Llegó incluso a tener el título de Coronel y sus tácticas de guerra eran bastante impresionantes. De todas formas, traicionó al Rey y al país. Riza no estaba segura de cómo ocurrió la traición porque el Mayor no se molestó en darle detalles, pero sabía que fue sentenciado a muerte junto a su amigo. Sin embargo, su sentencia se aplazó porque de algún manera, Roy consiguió escapar.

Tras esto, nadie oyó hablar de él. Nadie sabía dónde estaba y algunas personas estaban empezando a darle por muerto. No fue hasta hace poco, cuando alguien reportó haberle visto, que King Bradley ordenó rápidamente a la milicia encontrarle y capturarle. Esa era la meta actual de la milicia. Necesitaban parar a Roy Mustang antes de que se ganara a la gente, antes de que causara una rebelión de verdad.

Riza dejó escapar otro suspiro mientras veía como la nieve caía en su uniforme. Miró arriba rápidamente y deseó que no se acercara ninguna tormenta. No había tiempo que perder. Necesitaba encontrar algo que la pudiera llevar hasta Roy Mustang. Necesitaba encontrar alguna prueba, algo que probara su existencia. Si quería conseguir una promoción, necesitaba ganarse unos puntos con Kimblee con el asunto de Roy Mustang.

"Dios, está empezando a hacer frío de verdad." Comentó Sheska, rodeando su cuerpo con los brazos. Riza la miró, pero no dijo nada. Siempre hacía frío en Amestris; no era ninguna sorpresa. "Creo que deberíamos empezar a volver antes de que la nieve se ponga peor. ¿No crees?"

Antes de que tuviera la oportunidad de decir nada, Riza se dio cuenta de que alguien las estaba observando. Podía ver a alguien mirando en su dirección, escondiéndose detrás de una pequeña y desgastada casa. Riza fingió no darse cuenta, pero vigiló a las personas por el rabillo del ojo. No sabría determinar si las personas que las observaban eran mujeres u hombres porque tenía un largo manto negro sobre ellas. La única cosa que podía saber era que las personas estaban mirando en su dirección. ¿Por qué? ¿Quién era? ¿Podría ser Roy Mustang?

"Emh, ¿Riza?" De repente, Sheska la llamó por su nombre. La cogió del hombro, pero Riza la apartó. Necesitaba estar alerta, sobre todo ahora que sabía que estaba siendo observada por unos personajes sospechosos. "¿Va algo mal? ¿Estás bien? Estás muy pálida. ¡Oh! ¿Puede que estés poniéndote mala? ¿¡Debería llevarte a la enfermería?! Seguramente sea el tiempo. Supongo que no es de extrañar que hasta la dura Riza Hawkeye se ponga enferma."

"Estoy bien." Le dijo, aunque siguió mirando a la persona que continuaba observándolas. ¿Quién podría ser? ¿Qué querrían? Volvió a la conversación cuando se dio cuenta de que las personas se volvieron para irse. "¿Por qué no vas a por María Ross de mi parte? Hay algo importante que le tengo que decir."

Sin objetar nada, Sheska asintió y la saludó antes de partir en la dirección contraria. Riza la vio marchar un poco antes de correr para atrapar a los sospechosos que había dejado escapar. Necesitaba cogerle por su cuenta. De todas formas, no quería arrastrar a una inexperta chica como Sheska con ella. Sheska todavía era una simple recluta, después de todo, y no era capaz de coger la pistola correctamente. Como el país estaba en estado de guerra, los nuevos reclutas tenían permitido llevarla con ellos como medida de precaución.

Riza corrió hasta donde el sospechoso se había detenido, pero no le podía encontrar por ninguna parte. Se volvió para mirar en todas las direcciones, sacando una pequeña pistola de debajo de su uniforme. No fue hasta entonces cuando se le ocurrió una idea. Miró hacia la blanca nieve para encontrar unas grandes pisadas que claramente, no le pertenecían a ella. Una pequeña sonrisa se formó en su cara mientras seguía el rastro del suelo. Tenía que llevarla a alguna parte, seguro.

No pasó mucho tiempo antes de que Riza viera de nuevo a las abrigadas personas. Estaban andando bastante tranquilas, probablemente sin saber que ella estaba justo detrás. Riza les siguió cuidadosamente, asegurándose de que nadie la viera. Se escondía tras las casas y arboles que se cruzaban por el camino, pero las personas encapuchadas nunca se molestaban en mirar atrás. De todas formas, Riza no pudo evitar darse cuenta de que los personajes la habían arrastrado a la parte desierta de la ciudad. Estaba tan vacía, que Kimblee solo había mandado a una ronda de tropas para buscar por el lugar.

Sus pasos se detuvieron cuando vio que las encapuchadas personas se metían en una pequeña casa gris. Riza entrecerró los ojos, dudando en si ir hacia delante o no. ¿Debería entrar a la fuerza? ¿Y si eran unos simples civiles? Si comenzaba algo y resultaba ser un malentendido, Kimblee no pararía jamas de echarle la bronca por ello. Ncesitaba probarle a él y al Rey que era un soldado capaz. No podía permitirse cometer ni un error.

Tras tomar una amplia bocanada de aire, Riza corrió hacia la casa y se apoyó contra la pared. Se acercó lentamente a la puerta, pero antes de que su mano llegara a alcanzar el pomo de la puerta, Riza escuchó voces. Potentes y molestas voces que claramente pertenecían a hombres. Riza retrocedió y sus ojos se ampliaron en cuanto comenzó a espiar la conversación.

Estaban hablando de King Bradley. Estaban hablando de la milicia y estimando cuántos soldados habían sido traídos a la ciudad. Querían encontrar una ruta de escape y si no había más remedio, iban a causar una distracción volando en pedazos parte de la parte desierta de la ciudad.

Ya no había dudas en la mente de Riza mientras se apoyaba en la pared. Su mano agarró lentamente su pistola, mientras la furia la llenaba. Los hombres que estaban dentro de la casa eran rebeldes, gente en contra del Rey, y estaba segura de que estaban del lado de Roy Mustang. Tal vez si atrapaba a uno de ellos, serían capaces de decirle algo que le llevara hasta Mustang. Tal vez Roy Mustang estaba justo ahí dentro. Determinación y supervivencia brillaron en los ojos de Riza. Volvió su cuerpo de tal manera que estaba lista para cargar adentro, pero antes de tener la oportunidad de derribar la puerta, una oscura sombra se abalanzó sobre ella.

El cuerpo de Riza se congeló mientras sentía la fuerte presencia tras ella. Entonces, por primera vez en mucho tiempo, un estallido de miedo viajó por su cuerpo. Tenía miedo de darse la vuelta y encontrar la muerte. No quería morir todavía. Necesitaba triunfar. Necesitaba volverse una persona que valiera la pena antes de su muerte. Sintiendo un nudo en su garganta, Riza se volvió en un rápido movimiento, apuntando rápidamente a quienquiera que estuviera detrás suyo.

No tuvo la oportunidad de apretar el gatillo porque la pistola fue arrebatada rápidamente de sus manos. Encontrandose indefensa, rápidamente intentó echar mano de su rifle, pero vio como sus movimientos fueron reprimidos cuando un fuerte brazo la agarró, reteniéndola por el cuello. Incapaz de ver a su captor, Riza estaba a punto de luchar cuando sintió la punta de un cuchillo rozándole el cuello.

"¿Mira lo que tenemos aquí?" Dijo una voz en tono sarcástico. Riza gruñó entre respiración y respiración, odiaba cuando se burlaban de ella. No podía aguantar ser humillada. "Una soldado. ¿En serio está la milicia tan desesperada que han llegado tan lejos como reclutar soldados femeninas? Qué patético. Supongo que Bradley hará cualquier cosa por seguir siendo el rey."

"¡Suéltame! ¿Quién eres? ¡Te exijo que me lo digas ahora mismo!" Le ladró Riza, sin darle muestras de miedo. Como respuesta, sin embargo, sintió el cuchillo un milímetro más cerca de su cuello. El tío que la estaba sosteniendo parecía ir en serio y Riza tenía la sensación de que no pretendía mantenerla con vida. Tragando saliva, Riza sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal, pero no quería que su captor lo notara. "¡Te he preguntado que quién eres!"

Recibió más silencio, pero esta vez, su captor la arrastró contra la puerta y la empujó hacia dentro. Riza atrerrizó en el suelo y sin perder el tiempo, alcanzó su rifle. Apuntó al hombre que la había empujado adentro. Aunque no pudo disparar porque se encontró rodeada. Cuatro pistolas estaban apuntadas contra su cabeza y si hacía un movimiento en falso, encontraría la muerte. Apretando los dientes, Riza mantuvo el rifle en su lugar. Sus manos estaban temblando y sus palmas comenzaban a sudar.

Estaba en territorio enemigo.

"¡No me puedo creer que hayáis dejado a esta estúpida mujer seguiros!" Les gritó Roy a sus compañeros de repente mientras metía sus manos en los bolsillos. Estaba furioso con la mujer, con su equipo, pero sobre todo estaba furioso consigo mismo. Debería haberles dicho que fueran más cuidadosos. Debería haberles avisado de que toda la ciudad estaba llena de los corrompidos soldados de Kimblee. "¿¡En qué demonios estabais pensando?! ¡Deberíais haberme dicho que ibais a salir!"

"¡Fui a supervisar el área, justo como me dijiste! ¡No tenía ni idea de que esta mujer me vio!" Respondió rápidamente Fuery, pero sabía que no admitiría excusas. Solo había un puñado de ellos y Roy les había advertido un millón de veces que no cometieran errores. Un solo error podía arruinar los planes en los que habían estado trabajando tan duramente los pasados meses. "En lo que va, no hay manera de salir de esta ciudad. Hay soldados por todas partes. Nos descubrirán fácilmente si tratamos de escapar de esta ciudad."

Roy se giró para mirar a la mujer que seguía apuntándole con el rifle de rodillas. Sus manos estaban temblando a pesar de su tenaz y firme cara. Definitivamente, era una mujer que daba miedo. "Olvidaros de eso por ahora. Tenemos que ocuparnos de este problema antes."

"No." Dijo ella bruscamente, apuntando con su rifle y frunciéndole el ceño. "Me vas a decir quién eres y si no lo haces, te dispararé a la cabeza. No tengo miedo de morir si es a Roy Mustang al que estoy disparando."

Roy se quedó en silencio mientras miraba a la mujer en frente suyo. No había nada particularmente alarmante en ella y su rango tampoco era nada del otro mundo. Solo era sargento y aún así, sus ojos parecían fríos e inhumanos. Eso es lo que la guerra le hacía a una persona, sin embargo, y King Bradley era el único responsable de todo eso. Era él el que estaba sumiendo el país de Amestris en la guerra para su propio beneficio. Quería riqueza, quería poder y no le tenía miedo al sacrificio de su propia gente con tal de conseguir lo que deseaba.

"¡Tú eres Roy Mustang, ¿no es así?! Encajas perfectamente en la descripción que nos dieron." Le dijo ella, amenazando con pulsar el gatillo. Sus camaradas no dudaron en acercarse otro paso más a la mujer, apuntando directamente a la cabeza. "¡Dime! ¿¡Eres tú Roy Mustang o no?!"

"Si lo es o no, ¿qué más te da?" Intervino de pronto Havoc, aunque Roy no se lo pidió. Le dirigió una sonrisa taimada, levantando el cigarrillo de su boca. "¿Qué te importa a ti?"

"Él es el que está causando todo este caos." Le dijo ella mostrar ni un ápice de miedo en su voz. "Roy Mustang quiere iniciar una rebelión. Quiere que la gente de Amestris se rebele en contra de King Bradley. Quiere derrocar a nuestro Rey. No se lo voy a permitir. Le mataré primero. ¡No le dejaré llegar a nuestro Rey!"

Roy bostezó, burlándose de ella completamente. Estaba a punto de cargar contra él, pero sus hombres la retuvieron rápidamente. Agarraron sus manos con firmeza y Roy vio la oportunidad de alejar su rifle de ella. Ahora que estaba completamente indefensa, Roy apenas la podía llamar amenaza. Dio un paso hacia ella mientras su mente comenzaba lentamente a formular un plan. "Yo soy Roy Mustang, pero tú eres completamente inútil ahora, ¿no es así?"

Ella le enseñó los dientes, mientras un bajo gruñido escapaba de su boca. Estaba furiosa y si Breda y Falman no estuvieran reteniéndola, probablemente ya le habría pegado un puñetazo. "Te odio. ¡Eres la causa de todo! ¡Eres el que ha enviado este país a la guerra! ¡Eres la razón por la que el Rey no puede confiar en nadie!"

"Te equivocas, estúpida mujer." Le dijo Roy mientras se acercaba un paso más. Le cogió de la cara con fuerza, obligándola a mirarle. "No soy el que ha causado todo esto. Tu preciado Rey te tiene a ti y a todo el mundo engañados. Solo me está usando como una distracción. Quiere purgar este mundo en una guerra y con la milicia que tiene, puede que sea capaz de hacerlo. Para que te quede claro, tu King Bradley es un viejo corrupto al que le importa una mierda el resto del mundo, y sobre todo tú."

"¡¿Cómo puedes decir eso de nuestro Rey?!" Le gritó de repente la mujer, y Roy comenzaba a encontrar su actitud molesta. Era un soldado, un soldado a quien le habían lavado el cerebro que no podía hacer nada sin el Rey. "¡He oído muchas cosas acerca de ti, Roy Mustang! ¡He oído que fuiste tú el que le traicionó primero! Te sentenciaron por traición y supuestamente deberían haberte colgado, pero te las arreglaste para huir. No tienes el derecho de faltarle el respeto a Bradley de esa manera. Solo eres un fugitivo."

Roy sonrió mientras negaba la cabeza en desaprobación. La mujer no tenía ni idea de nada y no iba a pararse a explicárselo. La miró con compasión, sintiendo pena de que hubiera sido engañada para que creyera en King Bradley. Suspirando, Roy la dejó y se dio la vuelta para mirar a través de un pequeño agujero. La nieve todavía estaba cayendo, pero la casa abandonada no se enfrió más. Seguía igual.

Le odiaba. Odiaba a King Bradley con toda su alma y no sería capaz de descansar hasta que le matara con sus propias manos. Claro está, esto no se lo dijo a sus camaradas. Le estaban siguiendo porque creían que él iba a liberar el país de Amestris de las garras de un rey tirano. En el pasado, esa era su meta. Quería que Amestris se convirtiera en un país en el que la milicia no gobernara. Quería deshacerse de King para establecer una manera democrática de vivir, o al menos, hacerla menos represiva. Esa era la manera de pensar que tenía en el pasado. Esa era la manera de pensar que tenía antes de la muerte de su único amigo.

Curvando sus manos en puños, Roy podía sentir como el odio se revolvía en su interior mientras pensaba en Hughes. Era su culpa que estuviera muerto, pero fue King Bradley quien le sentenció a muerte. Ambos fueron pillados mientras hablaban de la libertad de la que dispondrían si King Bradley no estuviera. En un instante, el Rey les acusó de traición y les sentenció a muerte sin juicio.

Hughes fue ahorcado el primero y King Bradley le obligó a mirar la muerte de su único amigo. Era una imagen que Roy nunca olvidaría. Nunca olvidaría la sonrisa que le dirigió Hughes mientras la cuerda se apretaba a su alrededor lentamente. Se suponía que Roy iba a ser colgado el próximo día, pero eso no ocurrió. No ocurrió porque consiguió escapar. Falman, Fuery, Breda y Havoc, todos ellos le ayudaron a salir de su celda, y todos ellos huyeron con él. Pensaban de la misma manera que él pensaba y también pensaban que el país de Amestris estaría mucho mejor sin King Bradley. Abandonaron la vida militar por él, sabiendo que no había manera de volver.

Roy quería matar a King Bradley por venganza. Quería asfixiarlo con sus propias manos. Quería que sintiera la misma desesperación y desesperanza que él sintió cuando vio los ojos de su mejor amigo cerrarse. Iba a atraparle. Iba a atraparle aunque fuera lo último que hiciera en vida.

"¿Qué deberíamos hacer con ella?" Le preguntó Havoc de pronto, sacándole de sus pensamientos. Roy se giró para mirarle antes de mirar a la mujer. Su silencio parecía haberla calmado un poco, pero eso no significaba que dejaría pasar la oportunidad de matarle. "Vamos a dejar que siga respirando por ahora."

"¿Por qué?" Le preguntó ella deprisa, mirándole con odio en sus ojos. "¿Qué queréis de mi?"

"Nos vas a ayudar." Le dijo Roy con una sonrisa en la cara, y pudo ver lo ofendida que estaba por la mera orden. Acercándose de nuevo a ella, Roy la miró desde arriba mientras Havoc y Breda la ponían de rodillas. "Cuando llegue el momento, nos vas a guiar a King Bradley personalmente y nos vas a ayudar a invadir su palacio. ¿Qué tal suena eso?"

"Nunca haré nada de eso. Moriré antes de traicionar al gobernante de mi país." Le dijo bruscamente, pero bajó el tono de voz inmediatamente en cuanto vio a Falman apuntadole con un pistola. "No lo haré. No voy a ayudar a una basura como tú."

"Bueno, pues lo siento mucho." Le dijo Roy, dedicándole otra sonrisa. "Parece que no tienes muchas opciones."


N/T: Aquí estamos con otra traducción! Vamos, que no salgo de una y ya me meto en otra. Esta vez es una historia Royai, (si, es mi punto débil) que ya le tenía ganas otra vez.

Como nota, muchas de las veces en las que pongo rey o King no está muy claro cuando es un juego de palabras o no. (King es rey en inglés). Además, Shattered significa destrozado, o hecho añicos.

Esta historia no está acabada todavía, pero Kinsler5 asegura que no la va a dejar a medias. Espero que os enganche tanto como a mí en tan solo 3 capítulos.

Si quereis visitar la historia original: www. /s/9449034 /1/Shattered