De acuerdo, creo que puedo dar una corta explicación sobre mis planes:

Hola, soy una persona que sigue escribiendo para el fandom en español que empareja porque puede y quiere, aún siento que me encuentro en una etapa de prueba por lo cual haré cortos sin relación (si no lo indico) intentando mejorar las actitudes que a veces me pueden variar.

Así que, espero que les guste.

ADVERTENCIAS:

Yaoi (relación chico/chico) Twincest

La historia me pertenece en cambio los personajes que desarrollo no.

Cada quien lo tomara si es OoC o cerca a la personalidad que se muestra.

Utilización de universos alternos.

Entre otras cosas que no se me ocurren.


El ciclo del fracaso

Según las leyendas y mitos de aquellos tiempos olvidados donde los dioses coexistían con los humanos hubo cierta familia de divinidades que trajeron varias desgracias, las personas por su parte no deseaban terminar con la paz que les rodeaba entre poderes y normalidad pero al verse a la necesidad de tener que sentenciar a esos sextillizos amantes del caos solo pudieron llegar a la conclusión de que tan solo uno debía perder conexión con los demás. Ciertamente, era una decisión complicada puesto que ellos representaban cada parte esencial de una familia que a pesar de ser problemática tenía sus puntos buenos; la necesidad con el paso del tiempo en acabar con todo eso comenzaba a consumirlo a todos incluso a los propios seres inmortales cansados de aquellos fallos.

Cuentan según los sabios que en esos momentos los propios hermanos tuvieron que escoger quien se quedaría con aquellos privilegios.

Arduo, hasta que finalmente se encontró un vencedor.

Megami Choro, encargado de encontrar un papel en aquel paraíso y decidir el futuro de los ahora mortales que llevaban su sangre.

Incluso conociendo lo que eran capaces de hacer se encontró incapacitado de poder encontrarles algo adecuado siendo que cuando supiera que no tuvieran salvación alguna se sentía responsable por ellos incluso si se encontrara en el medio de todo ese caos.

Y hace mucho tiempo atrás, incluso el que la misma humanidad puede imaginar un dulce secreto comenzó a crearse solo por aquellos que compartían su propio rostro:

"Cada quien vivirá su vida, y volverán a renacer hasta ser seres inmortales con un tiempo límite en tierra que solo será concedido siempre y cuando ustedes sigan las reglas impuestas por aquellos que creen"

Fue así como las generaciones de los ex dioses gemelos comenzaron a hacer presencia en diferente tiempo, lugar y momento.

Es así como mil historias eran expresadas por una misma persona.

Una misma persona separada por 6 cabezas, 12 brazos y 12 piernas con 6 corazones que eran capaces de elegir el destino bendecido por un dios que se condeno a cuidarlos cuando no interfirieran con el cielo.

(…)

Hace mucho tiempo, incluso desde antes de lo que se dice, existió una familia tan única que fue imposible que prevalecieran juntas, rompiendo sus lazos por desgracias y desapareciendo hasta llegar al olvido, sin recordar mucho de sus vidas pasadas o del trato que los salvaba. Tan solo ahora eran seres humanos arrastrando cadenas del pasado cada vez que buscaban la forma de escapar y volver a ser perdonados.

La muerte no era más que una visita que les indicaba a donde seguir.

Varias vidas, tantas historias que a uno mismo le abrumaban hasta el punto en que todo se deterioraba.

6 hermanos, uno se separo para ser un dios.

5 hermanos, el mayor los abandonó y vendió su alma para acabar esa tradición.

4 hermanos, el siguiente continúo con el camino de la religión.

3 hermanos, el 3° busco el perdón.

2 hermanos, busco una salvación.

Un solo hermano que condenó su cuerpo hasta torcerlo para su propia satisfacción.

Y cuando el final llego a cada uno el primero desapareció para convertirse en un ángel negro que atentaba contra el dulce paraíso.

Nuevamente la ruleta giro, separando a los siguientes hasta volver solo a 3 hermanos y a uno distanciado.

3 niños pequeños, intentando luchar contra una vida difícil y con pocas esperanzas de ser duraderas.

El mayor se hizo cargo de cada uno de ellos, desesperado por acabar el hambre y el dolor en el que se encontraban aceptando la ayuda de un extraño que al inicio abrió sus brazos en un inocente consuelo para volverse en una trampa que acababa con el espíritu de todos.

Kara terminó siendo arrebatado por alguien quien juraba a su oído que solo quería reflejar las palabras de un buen corazón.

Fue inevitable que aquel hombre se ahogara en corrupción hasta el punto de pecar y perder el control condenando su alma al averno sin privilegios de salir para seguir ahí.

Ahora tan solo dos hermanos quedaban, en un nuevo destino cruel puesto que en un abrir y cerrar de ojos ya no pudieran expresar más que un suspiro que indicaba un adiós convirtiendo a uno en ángel y al otro en un incubo dispuesto a cometer todo lo necesario por vengarse de ese final innecesario.

Ninguno de los dos volvió incluso cuando uno tuvo las puertas abiertas para escapar del cielo.

Después de tanto tiempo donde ninguno de los rostros se volvió a ver un frágil bebé se vio depositado a las orillas del río, cubierto de una manta azulada brillante y una pequeña nota que expresaba las palabras "La última salvación"

El 2° hermano era el único ganador.

Corazón cegado en busca de llenar un vacío que nunca fue explicado más estaba en su deber ayudar a otros y mostrar compasión incluso por quien no, persistiendo hasta el último momento rompiéndose cuando fuera necesario; tan solo era un cuerpo prestado que mantenía un alma en busca de seguir con todo aquello que alguna vez se prometió.

Tal cual como fichas de dómino empezaron a caer hasta que cada uno no pudo encontrar una solución.

Cada uno de ellos se perdió pero ¿Es acaso que existía una salvación?

Si tan solo reiniciaban, si tan solo pudieran rebobinar…

No, era imposible.

No se podían borrar los deseos que los llevaron a esos pecados.

¿Cuáles eran como para orillarlos a la locura?

Amor, no un amor normal, amor hacía aquel ser con el cual compartieron un inicio y se destruyeron en un final.

Deseo, necesidad de solo tenerse entre ellos.

El mayor no pudo evitar caer flechado ante volver a descubrir a su tercer hermano, cubierto por aquella fina tela blanca, con esa corona de olivo, su cuerpo pequeño siendo acariciado por aquella agua tan clara que era mirarse a un espejo.

Oso se volvió loco y deseo lo que por mil eternidades estaría prohibido.

Si un humano no podía estar con un dios entonces iba a provocar que el infierno se desate solo por ahogar todo aquello que deseaba, saber que tanta pureza se guardaba en un cuerpo tan oculto de la lujuria.

El cuarto no pudo evitar caer rendido con los tratos del segundo en cada historia donde aquellos brazos se juntaban para tenerlo a salvo sin importar quien fuera el menor o el mayor hasta que simplemente no pudo evitar sentirse presionado hasta el punto de llevarlo a la corrupción y el impulso de poseerlo para que nadie más lo tuviera.

Solo ambiciones que condenaron a todos en diferentes historias, separando a cada uno en clasificaciones de "bueno" y "malo".

Oh dulce soledad, que decide separar a todos esos seres que solo tratan de encontrar un lugar en el corazón de los demás puesto de lo único que las personas desconocen del pasado, de esas historias que se siguieron contando era que la peor condena entre ellos eran que se odiaban por pedir siempre estar unidos.