Disclaimer: Ningún personaje me pertenece, todos son de J.K. Rowling, y la historia pertenece a Cheryl Dyson. Yo únicamente soy la traductora.
Título del Fic: Privileges (Privilegios)
Fandom: AU de Harry Potter
Autora: Cheryl Dyson
Traductora: Reykou Higurashi
Rating: NC-17
Número de capítulos: Historia finalizada, 11 capítulos en total.
Beta: Sak, a quien agradezco enormemente.
Resumen: Harry es un falso caballero a quien le fue encomendado un príncipe real. Ninguno de ellos está contento con el acuerdo y solo el tiempo dirá si se descubre el engaño de Harry. Contenido adulto incluido, y obvio universo alterno.
N/A: éste fic tomó una cantidad absurda de tiempo para poderse terminar. Fue escrito para Kluminia de Livelongnmarry (en livejournal) y se debería haber terminado en noviembre pasado. Pidió un homenaje a Heath Ledger en A Knight´s Tale (un cuento de caballeros) por lo que este fic tomó algunos elementos de la película que tal vez puedan reconocer. Es un Universo Alterno No mágico, NA-17, por supuesto. Terminó siendo casi kilométrico (30,000 palabras) por lo que lo pongo en pedazos…. ¡Muchos abrazos a Kluminia por ser tan paciente!
N/T: después de obtener el permiso de la autora, vuelvo con otra historia para traducir, nuevamente de Cheryl Dyson, ésta vez basado (como ya leyeron arriba) en la película de "Corazón de Caballero". Es un fic que fue difícil de traducir, por la basta cantidad de palabras inglesas antiguas que me hicieron consultar un diccionario bastante más seguido de lo que esperaba. Espero les agrade y se entienda perfectamente. Sin más que decir excepto, nuevamente, que ningún personaje es mío sino de J. , y que la historia es de Cheryl, me despido.
PRIVILEGIOS
Capítulo 1.
Harry probó el peso y equilibrio de su espada, disimulando su nerviosismo con la actividad. Detrás de él podía escuchar los susurros de Ron, Hermione y Neville.
–He escuchado que el Rey asiste hoy, ¿Y si Harry gana?- La voz de Neville era baja y nerviosa
–Él siempre gana –dijo Ron con confianza y Harry sonrió
–¿Pero si el Rey le solicita una audiencia? –continuó Neville- ¿Y si se entera que las credenciales de Harry son falsas? ¿Qué pasa si descubre que Harry no tiene realmente origen noble?
Harry oyó un golpe y luego un grito – Nadie va a saberlo a menos que alguien siga diciendo tonterías sobre eso. –Hermione gruñó- Ahora cierra el buche y ayúdame con el escudo. Lo quiero brillante.
Harry envainó su espada y volteó hacia la fiesta, los torneos siempre mostraban lo mejor –y peor- de la sociedad. Hizo una mueca pensando en que grupo encajaría. Su intensión de ser un caballero de la más alta nobleza no era más que una farsa. En realidad, Harry había sido un humilde escudero hasta hace seis meses, en el fatídico día en que el caballo de su amo había intentado evitar a una serpiente. El gran caballero había caído del caballo y se había roto la cabeza, que llevaba sin casco, sobre una piedra. Había muerto desangrado ante los ojos de Harry.
Después de pasar medio día apanicado, Harry había convencido a sus amigos de llevar a cabo un peligroso plan y había tomado la armadura de su amo y su manto de nobleza. El engaño se hizo mucho más fácil cuando se toparon con Neville Longbottom. El escribano había viajado con una racha de mala suerte que lo había llevado a tropezar con bandidos.
Neville había sobrevivido al asalto debido a la dureza de su cráneo y a que los bandidos, en la prisa, lo habían tomado por muerto. En gratitud por la comida caliente, ropa y compañía, Neville había falsificado papeles para Harry, quien se había embarcado inmediatamente en un recorrido por el campo, buscando asistir a torneos y crearse un nombre por sí mismo. Ese sería, por supuesto, un nombre falso, ya que él no podía usar ni su propio nombre ni el nombre de su antiguo amo.
Harry montaba a Dobby, el caprichoso semental cuyo nerviosismo había matado a su predecesor. Era una gran montura aunque en realidad tenía una cara fea y orejas caídas. Mientras Harry prestara atención no tendría problemas con el caballo. Tomó su escudo y se dirigió a su lugar en la línea. La voz tronante de Ron anunció: "Sir James Godric Blackfell de Bizancio". Harry había escogido ese nombre en honor a su padre, un santo y su padrino. La selección de Bizancio como patria era calculada, pues tomaría meses enviar la confirmación de la nobleza de Harry, cosa que dudaba alguien se tomara la molestia de hacer.
Harry montó delante del rey y bajó su lanza a modo de saludo. El Rey Lucius era un hombre de aspecto frio y altanero, cuya principal característica era su largo y plateado cabello y sus ojos helados. Su rostro no rebeló nada.
La mirada de Harry vagó hacia la derecha del rey, donde una cara petulante lo fulminó con la mirada. El chico era, obviamente, uno de los príncipes reales, a juzgar por su obvio parecido con el Rey Lucius, así como por la enroscada corona de plata que reposaba en la cima de su platinado cabello.
El príncipe hizo un comentario, obviamente burlón, y el rey lo hizo callar de inmediato con una fuerte mirada y una palabra dura. Harry se movió para dar paso a la presentación del siguiente combatiente, pero el rostro del príncipe se quedó con él. Había algo indefinible en su mirada, algo que desafiaba su enjoyado exterior.
Harry se frotó loción sobre su pecho lastimado. La emoción de la victoria se nivelaba con el dolor de la batalla. Hermione lamentó el estado de la armadura mientras que Ron y Neville brindaban con jarras de cerveza por la victoria de Harry.
Una cabeza apareció dentro de su tienda. -¿Sir James? Su majestad, el rey, solicita su presencia.
–Gracias. –Dijo Harry- iré ahí sin demora.
Cuando el escudero desapareció, Harry miro a sus falsos sirvientes. La cara de Neville lucia claramente aterrorizada y Ron lo miró sorprendido.
Hermione lo palmeó en el hombro. –Estarás bien Harry, estoy segura de que solamente quiere felicitarte por la victoria.
–El dinero fue suficiente felicitación – murmuró Ron. Harry estaba de acuerdo, una audiencia con el Rey Lucius no presagiaba nada bueno.
–Manténganse alerta –dijo, y rápidamente tiró de su mejor túnica y se paso los dedos mojados por el rebelde pelo negro. Deseó haber tenido tiempo para bañarse. – si ven a los soldados viniendo hacia acá…. Corran.
Harry se puso una capa roja y se dirigió a la tienda real. Se congelo los talones afuera hasta que los siervos del rey lo admitieron. En lugar de estar sentado en el trono adornado al centro de la carpa, el rey se sentó en un lado de un diván acolchado y bebió de una jarra enjoyada.
–Sir James, entre. Tome un trago. Tuvo una impresionante victoria hoy.
Harry se confundió por la actitud tan simpática del monarca, pero tomó la copa y le dio un sorbo con cuidado. No serviría de nada molestar al hombre. –Gracias, su majestad –dijo simplemente.
–Usted es un hombre muy cuidadoso. Y con justificación. Debió haber visto muchas cosas, viniendo desde Bizancio
Harry se relajó un poco, pensando que simplemente el otro quería saber noticias, u oír cuentos procedentes de otro lugar. –Tiene razón, majestad. - Y era cierto. El antiguo amo de Harry lo era implacablemente. Harry había visto gran parte del mundo. Desde Irlanda hasta Grecia, a pesar de que nunca había hecho todo el largo camino hasta Bizancio.
El rey Lucius se echo a reír. –No va a revelar nada fácilmente ¿verdad? Una excelente cualidad, en mi opinión. Sir James, me gustaría pedirle un favor a usted.
Harry había estado a punto de beber. Afortunadamente no lo había hecho o pudo haberse ahogado. – Un... ¿Un favor? –trató de no parecer demasiado sospechoso, pero los reyes no pedían favores. Ellos daban órdenes.
–Me gustaría que mi hijo Draco se convirtiera en su escudero.
Los ojos de Harry se abrieron mientras recordaba al príncipe rubio. – Pero, somos contemporáneos. ¿No sería un hombre mayor una opción más sabia? – Harry se puso pálido cuando se percató que había puesto la sabiduría del rey en tela de juicio.
El monarca sonrió y dejo pasar su error sin comentarios. – Tengo mis razones para no enviar a Draco con un caballero de más experiencia, en parte porque no deseo que sea maltratado. No está tan curtido como mis otros hijos, siendo el tercero en la línea, y su lengua tiene garantía de meterlo en problemas. Como un hombre más joven, usted puede ser más paciente con sus arrebatos.
–Yo, no sé qué decir su majestad –en realidad, todo dentro de Harry gritaba por rechazarlo, pero no podía pensar en ninguna salida airosa.
–Habrá una compensación por supuesto – comentó el Rey Lucius.- Es un pequeño poblado cerca de Bristol que está en buen estado. Los pobladores locales son a veces molestados por asaltantes que viajan rio arriba. Su responsabilidad, por supuesto, será para con ellos así como a mi hijo.
Harry tragó con dificultad. –Gracias su majestad. Acepto tal honor, por supuesto.
–Excelente. A partir de ahora, usted será nombrado como Sir James Blackfell, vizconde de Tensbury.
Harry hizo una profunda reverencia. Dividido entre la emoción de tener un titulo, tierras y un hogar, y el terror de tener la carga de un príncipe real.
Redactaré el papeleo mañana y uno de mis hombres lo llevará a su nuevo hogar. Yo le mandaré a Draco en unos cuantos días.- Y con esto, el Rey Lucius se dio la vuelta, y, haciendo Harry una reverencia, salió.
Draco palideció. Iba a ser un escudero. ¡Un escudero! Y no un escudero ordinario. No. Tenía que ser el escudero de nada menos que Sir James Blackfell, un culo arrogante si Draco hubiera visto alguna vez uno. Era realmente un idiota para haber sobrevivido a tantos torneos. De hecho, Draco pensaba que todos los caballeros que competían en torneos estaban completamente podridos. Tenías que ser el mayor imbécil para lanzarte a toda velocidad hacia una lanza que llevaba contra ti un caballero en cota y un caballo de guerra.
Draco fulminó con la mirada. Aparte de eso, no conocía nada de Sir James Blackfell. Lo había visto en el torneo, por supuesto. Solo otro arrogante caballero de armadura montando un caballo de orejas caídas y cubierto de cabeza a pies por la malla de cota. Draco tenía elaborada una imagen mental de Sir James. Sería un canoso veterano de guerra con mucho pelo gris y ojos de acero. Sus puños serían del tamaño de jamones y, sin duda alguna, sería analfabeta.
Una imagen de Sir James desgarrando una pegajosa y crujiente pierna de carne le llegó a Draco y se estremeció. Ser sirviente de alguien como él sería la peor tortura posible. Bueno, quizá no la Peor tortura posible. Eso hubiera sido ceder a los ruegos de su madre y unirse al sacerdocio. Había sermoneado a Draco sin piedad por la última década para que abandonara los pensamientos de guerra y tomara los hábitos. Draco hubiera preferido cortar su propia garganta. No que su fe pudiera ser cuestionada –pues creía con devoción– Era solo su gusto por una cama decente, un baño de vez en cuando y los alimentos comestibles lo que lo llevaban hacia una vida más terrenal.
A medida que se acercaban, la fortaleza de Tensbury apareció en la distancia. Draco reprimió una mueca. La torre solo era una torre de piedra que se elevaba sobre una colección de chozas que a duras penas podía llamarse un pueblo. Una vez más, se preguntó si su padre finalmente había llegado a las estupideces de la vejez, a pesar de que parecía ser un hombre en la plenitud de la edad.
Draco pensó en darle un golpecito con los talones al caballo y detenerlo una docena de veces a medida que se acercaba al edificio, pero decidió que sería impropio, y el buen Dios sabía los Malfoy Nunca eran impropios. En su lugar, colocó en su rostro una expresión sosegada y se dirigió decididamente a través de las puertas que se abrían entre el alto muro de piedra. "Por lo menos no es totalmente indefendible" pensó con ironía
Varias personas estaban en el pequeño patio. Aparentemente para darle la bienvenida. Sus ojos se revolotearon entre ellos, viéndolos de uno por uno. Había un hombre pelirrojo alto y desgarbado –un sirviente obviamente; y una mujer de pelo tupido con ojos helados; y un hombre con cara insípida cuyos ojos parecían fijos permanentemente en el terreno como un siervo. Draco movió la mirada llegando finalmente a un hombre de cabello negro con brillantes ojos verdes de aspecto severo. Draco casi lo descartaba como sirviente, pero algo en su mirada lo atrajo. Por alguna razón, no desvió la mirada al observarlo sino que vio los ojos de Draco con valentía. Draco frunció el ceño. ¿Tal vez era el castellano?
–Saludos su Alteza Real –dijo el hombre con cortesía- Le doy la bienvenida a Tensbury. Soy Sir James Blackfell.
Le tomó un momento a Draco el procesar el hecho de que realmente el hombre no bromeaba. ¿Él era el Vizconde de Tensbury?
–Si gusta desmontar, mis hombres se encargarán de los caballos. – El hombre volteó hacia el acompañante de Draco y hablo con el caballero- Usted es Bienvenido para pasar la noche, por supuesto. Un festín se está preparando en estos momentos
El jefe de guardia de Draco asintió. –Muchas gracias, Sir Blackfell. Aceptamos, aunque tenemos que partir antes del alba. Su Majestad, el Rey, enviará una tropa para usted. Debe llegar mañana.
Draco frunció el seño al desmontar. Era su último día oficial como príncipe. Mañana sería considerado nada más que un humilde escudero, al servicio de este… muchacho. Él y los demás entraron al castillo, que era tan oscuro y polvoriento como Draco había temido. El lugar estaba tan vacío como una de las malditas cavernas que los inmundos celtas habitaban. Ni siquiera tenía tapices para adornar las paredes. Por suerte era verano o probablemente se congelarían hasta la muerte. Hizo la promesa de escribir a su padre para proporcionar un alojamiento adecuado.
La cena fue un asunto aburrido, que le recordó a Draco una vez más lo mucho que odiaba el lugar. La comida era apenas tolerable, el vino terrible y el único entretenimiento fue proporcionado por el nuevo amo de Draco, que parecía contentarse con tratar a Draco con el respeto que su rango le indicaba.
El asiento en la cabecera de la mesa estaba vacío, por razones que solo el vizconde sabía. Draco se sentó a la derecha de la silla vacía y sir Tensbury se sentó directamente frente a él. Sentados al lado del caballero de cabello negro estaba sentado el desgarbado pelirrojo, el ratón tímido y, sorprendentemente, la mujer.
Los hombres de Draco se sentaron en su lado de la larga mesa, y parecían igual de desconcertados por la disposición de los asientos. El capitán de guardia de Draco mantuvo una conversación notable con Sir Tensbury, incluso hablando en español en algún momento y parloteando acerca de Barcelona y Madrid.
Draco estaba fastidiado. Así que el imbécil era un viajero y encima inteligente. El seguía sin ser digno de llamarse amo de Draco. Draco tenía un excelente tino para interrumpirlos una y otra vez para señalar las inferioridades en el castillo Tensbury, quejándose de la comida, denigrando todo lo español, y, finalmente, para comentar acerca de la grosera practica permitiendo que una mujer plebeya cenara en la misma mesa que los hombres, ¿no deberían ser ellas quienes sirvieran?
En ese momento, los ojos verdes de Sir Blackfell brillaron y se inclinó sobre la mesa para hablar de manera confidencial que solo Draco pudo oír.
–Disfrute de la noche, príncipe Draco –dijo- para mañana su guardia se habrá ido y perderá lo reluciente de su título para convertirse en nada más que mi humilde escudero, según las instrucciones de su padre.
Draco se sentó con un sobresalto. ¿Era esa una amenaza? El tono había sido agradable, pero esos ojos… Bueno, tuvieron tal intensidad que Draco lo encontró inquietante. Apartó la vista, aparentando que el hombre no era digno de réplica, pero la verdad es que no tenía idea de cómo responder.
Miró a sus soldados, de pronto lamentando su partida. El padre de Draco había planeado todo muy bien. Mañana los hombres se irían y una nueva tropa llegaría a ayudar a Sir Blackfell a poner en orden las tierras. Ninguno de ellos conocía a Draco, o sospecharía su verdadera identidad.
Cuando la interminable comida finalizó, el vizconde se dirigió a Draco. -¿su alteza? ¿Quisiera acompañarme a sus nuevas habitaciones? Capitán, usted y sus hombres son libres de dormir en el vestíbulo ésta noche.
El guardia agradeció y Draco siguió de mala gana al hombre por las escaleras de caracol hasta llegar al siguiente nivel del castillo. Una pesada puerta de madera se abrió para revelar una gran cámara que tenía una cama enorme y varias cajas de gran tamaño. El fuego crepitaba contra la pared exterior y la cámara estaba agradablemente caliente. La cama parecía cómoda y cálida y Draco se percató estaba agotado después del largo día.
–Esta noche puede dormir en la cama –afirmó Sir Blackfell- Pero mañana su lugar estará ahí –señaló un pequeño catre en el rincón y Draco retrocedió con horror. ¿En realidad Blackfell estaría bromeando? Era un príncipe del reino. Sin duda, el hombre no tendría el tacto suficiente para forzar a Draco a soportar aquel humilde alojamiento.
Antes de que Draco pudiera exigir una aclaración, el hombre levantó la lámpara que portaba e hizo una media reverencia. –Buenas noches, Príncipe Draco
La puerta se cerró tras él cuando salió.
Continuará...
N/A: como ya lo dije, es el primer capítulo de un fic de 11 capis, de los cuales llevo ya la traducción de 6 y estoy en el 7. Tuve serias dudas de cómo poner el título de Harry, debido a que en ingles dice Byzance, lo cual se traduce como Bizancio pero yo creía era Constantinopla. Sin embargo, diálogos con mi beta y con personas que saben de historia me hicieron percatarme de mi error. El imperio es Bizantino, Bizancio era el lugar y su principal capital Constantinopla. Actualmente pertenece a Turquía, sin embargo, al estar situado en época antigua, decidí dejarle el Bizancio.
Otro hecho a destacar, es que conservaré los títulos originales como Lord y Sir en vez de traducirlos al español. ¿Por qué? Bien, eso en realidad no es más que un capricho mío, lo confieso. Me gusta más como suena en inglés y tiene más romanticismo adaptándolo al contexto de romance histórico.
Sin más, nos leemos el próximo domingo.
