Bueno, estos drabbles fueron hechos para la tabla de mision_insana (lj) con el tema de Fantasía. Ya esta completa, así que decidi subirla de esta forma... porque se me dio la gana, vamos xD
Loa drabbles son una mezcla de Bel/Fran (mayoritariamente) y 69Fran (para Tsubame-san ^^), y algun Jill/Fran... y no, no estoy obsesionada con Fran (mentira xD) solo que me gusto la idea de llenar el fandom con otros personajes de los cuales casi no hay historias en español... Sin mas rollos comenzamos: (el 1º es BF, los otros dos son 69F)
Disclaimer: Katekyou Hitman Reborn! no me pertenece, sino que es obra de Amano-sensei...
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#1: Dragón
Título: Se empieza por lo grande
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Como era costumbre, en el castillo de Varia, siempre había discusiones, asesinatos, enfrentamientos con mano armada, alguien incendiado… todo lo normal para un grupo de asesinos.
Pero, lo que estaba sucediendo en ese momento, no era del todo normal.
-¿¡Eh!
-Lo que ha oído, Bel-senpai, me gustaría que mi caja tuviese un animal realmente poderoso, como yo. –sentenciaba orgulloso, aunque su falta de expresión no le acompañaba
-Ushishishi~ no seas crío. Justamente tu caja sería la más especial ¿no?
-Senpai, usted no lo entiende. Aunque es normal para un príncipe caído no comprenderlo porque…
Pero antes de terminar la frase, sintió como varios cuchillos se le clavaban en el brazo. El más pequeño sólo les miro despreocupado y luego dirigió su vista a la del rubio
-Entonces… ¿Puedo buscar una nueva caja?
-No. Y agradece que hoy estoy de buen humor porque sino… -vio como el pequeño se sacaba los cuchillos y los tiraba al suelo sin el más mínimo cuidado- maldito crío… ahora sí que te la has ganado
Y así, como cualquier día normal en Varia, el príncipe saco su caja de armas e hizo que Mink atacase al peli verde que había creado varias ilusiones, por lo que ningún ataque le hizo daño. Por su parte, el rubio, aún más cabreado, comenzó a correrle por todo el castillo tirando sus cuchillos a quien le apareciese en su camino. Hasta que por su mala suerte, o tontería, se entero Squalo y les amenazó con que si seguían así les encadenaría, por lo que optaron por parar y alejarse del peli plateado, que parecía más molesto de lo normal.
En su camino a sus habitaciones, Fran termino por romper el silencio con un
-Pero si no me dejas cambiar de caja… al menos ¿puedo tener una mascota?
-No. Además, si la tuvieses, estarías todo el día encima suya y…
-¿Y?
-Y nada, da igual, ahora fuera de mi vista.
-Pero si no me deja cambiar la caja ni tener una mascota… ¿puedo jugar con Mink? –el otro le envió una mirada fulminante, y aunque su flequillo le tapase los ojos, Fran comprendió perfectamente la respuesta- senpai…
-Ushishishi~ Y entonces ¿qué animal de caja quieres y por qué?
-Un dragón y porque por ejemplo, para los romanos era considerado un símbolo de poder y sabiduría. Y además, Sigfrido en el cantar de los nibelungos tuvo un dragón… bueno más bien lo mato y se baño con su sangre para hacerse inmortal. Pero el caso es que la mayoría de las culturas antiguas lo consideraban casi como un Dios… además dicen "Hasta que hayas amado a un animal, una parte de tu alma estará dormida"… (1)
-Me da igual, quédate con tu caja y listo y además no tendrás una mascota porque yo lo digo y punto.
Fran suspiró resignado, aunque aún le quedaba un arma que nunca fallaba.
Se acercó al mayor sigilosamente y, luego de ponerse en puntillas, le dio un beso mientras le quitaba el arma de caja y se la escondía en su bolsillo. Ni más bien se la guardaba y cortaba el beso tuvo que salir corriendo porque una lluvia de cuchillos se hizo presente y destrozaban todo lo que tenían delante.
Bueno, si su senpai no le permitía tener un dragón, tampoco una mascota, al menos jugaría con Mink, intentando no tocarle la cola, aunque su prioridad en ese momento era escapar y pensar en una manera de abrir la caja.
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#2: Hada
Título: La inocencia del pequeño es el disfrute del mayor.
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Era un día lluvioso, por lo que los Kokuyo habían decidido quedarse dentro de su "casa". El guardián de la niebla Vongola se encontraba sentado en uno de sus enormes sillones cercanos a una de las ventanas, sobre sus piernas se sentaba un pequeño niño de pelo verde que no despegaba su vista del cuento que estaba leyendo.
-Dime, Fran ¿por qué tienes que estar sentado sobre mis piernas?
-Porque así, el maestro, podrá leerme el libro
-Pero ¿tú no sabes leer o qué?
-Claro que sé leer, Maestro, es solo que me gusta que me lea usted…
-Kufufu~ pero luego quiero que me dejes en paz
-Ok~
El mayor tomó el libro y comenzó a contarle la historia, no era muy especial, era la típica historia en la que un hada le cumplía un deseo a un niño. A pesar de ser una historia tan corriente, el menor se quedó encantado y no dejaba de hacer preguntas referente a la historia
-Maestro… ¿es verdad que si le pides un deseo a un hada, ella te lo cumple? –decía emocionado
-… Claro –decía no muy convencido el peli azul, sabía que era un niño y no debía de destrozarle la ilusión- Pero sólo si eres un niño bueno…
-Yo soy un niño bueno… -el pequeño se giró y le miro a los ojos, el mayor se sorprendió bastante, era la primera vez que veía en esos ojos inexpresivos tanto brillo- ¿cualquier deseo?
-Sí… cualquiera.
El niño saltó de sus piernas, cogió el libro y salió corriendo de la habitación. El ilusionista con ojos bicolores se quedó sentado mirando la puerta que acababa de ser cerrada. Sin pensarlo, esbozó una sonrisa, el pequeño le resultaba realmente divertido y esa inocencia era algo que nunca había visto. Si de verdad existiesen las hadas, hubiese querido que estas cumpliesen el deseo del niño. Se levantó del sillón y se dirigió a la ventana, realmente había veces que a él le gustaría mantener esa inocencia.
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#3: Magia
Título: Hasta que algún día me veas como algo más
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-¿El ilusionismo es igual que la magia, Maestro?
-No… últimamente estas muy distraído, pequeño… creo que el amor te ha afectado
-¿El amor…? yo no estoy enamorado de nadie…
-Kufufufu~ Sí claro… bueno dejemos ese tema aparte y sigamos con la lección.
El más joven miro desinteresado el lugar y optó por seguir practicando la ilusión que su maestro le había pedido, hasta que se le ocurrió una idea
-Maestro… Bel-senpai no me deja tener una mascota pero ¿usted me dejaría?
-No, además no tendrías tiempo de cuidarla –sentenció molesto, odiaba que su alumno nombrase al príncipe
-Es igual que mi senpai, maestro. Siempre diciéndome que no… pero ¿puedo crearla mediante una ilusión?
El mayor le miró medio molesto, odiaba con toda su alma que lo comparasen con el rubio, no es que le cayese mal, es sólo que le molestaba que su alumno se fijase en alguien como él
-Te dejaré si pasas una prueba -antes que el otro preguntase, él ya se había dado vuelta e ido del lugar.
Fran corrió hasta la casa de la montaña que tenían los Kokuyo, lo único que debía hacer era superar una prueba, sólo eso y ya tendría su tan adorada mascota. Al llegar no vio a nadie, pero entonces recordó que se habían ido de compras. Buscó a su maestro pero no le encontró, comenzó a cuestionarse dónde estaría hasta que un golpe en la puerta le sacó de sus pensamientos.
-Fran, abre la maldita puerta. Va, que tienes que volver –reconocería su voz a kilómetros
-¿Bel-senpai? –se dirigió hasta la puerta y la abrió- ¿qué hace aquí?
-Tú que te has olvidado el móvil en el castillo y cómo vieron que estaban incomunicados contigo me han enviado aquí para que te llevase de vuelta.
-Pero… mi mascota –dijo en un susurro decepcionado- está bien, ahora cogeré mis cosas.
El rubio entró y se fue hasta el cuarto del chico para ayudarlo con las cosas. Le vio en todo momento muy decepcionado y optó por
-Fran –le llamó- ven aquí –se sentó en la cama y le hizo una señal para que fuese hasta ahí. El pequeño obedeció –vamos a jugar un rato –le dijo mientras lo cogía y lo tumbaba en la cama
-S-senpai –intentaba resistirse mientras se mordía el labio para controlarse y no entregarse directamente al rubio.
El príncipe tomo el rostro del pequeño y lo acercó al suyo. Por su parte, el ilusionista cerró sus ojos fuertemente pero no se resistió. A escasos centímetros, se detuvo y sólo le beso la mejilla. Luego se levantó y con un movimiento de su mano, el pequeño quedo profundamente dormido.
Alrededor del genio de los Varia, apareció toda una neblina violeta y comenzó a desvanecerse dando lugar a Mukuro. Este miró al chico acostado en la cama. Se dio la vuelta, no quería verle, no soportaba saber que Fran estaba enamorado de alguien más. Si hubiese una magia con tal de deshacer eso, él la usaría, pero mientras tanto debía esperar a que el peli verde se desenamorase, aunque no sabía muy bien cuando sería eso, pero mientras la magia del amor estuviese presente él no podría hacer nada, sólo reemplazar al rubio y darse la esperanza que al que veía era a su maestro y no al príncipe.
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1- Hasta que hayas amado a un animal, una parte de tu alma estará dormida: esta frase es de Anatole France
Vale, esta es la primera parte, ahora subo las siguientes... espero que sean de su agrado ^^
