Capítulo 1:

Syndra estaba meditando tranquilamente bajo la sombra de un gran árbol en un pequeño claro en el bosque detrás de la Academia de la Guerra, cuando súbitamente, su tranquilidad se vio interrumpida por una fuerte lluvia la cual al parecer, no cesaría en un buen rato - Lo que me faltaba, ahora también pescaré un resfriado - dijo en voz alta, aunque nadie estaba por allí para escucharla quejarse, se levantó y se fue flotando rápidamente hacia el interior de la Academia. A Syndra no le disgustaba la lluvia, todo lo contrario, le encantaba salir a dar caminatas mientras las gotas de lluvia caían sobre su suave piel o simplemente meditar, sólo que ese día en especial no se encontraba de ánimos ya que había tenido una racha de derrotas, los invocadores que la habían invocado ese día - valga la redundancia- no sabían aprovechar todo su potencial en los Campos de la Justicia. Justamente en esa semana le tocaba estar en la rotación y por ende, cualquier invocador que no tuviera ni la más mínima idea de cómo aprovechar todo su potencial podría invocarla y no se podría negar a esto - ¡SON TODOS UNOS IDIOTAS! ¡Y MÁS QUE TODO TÚ FERGUS, ¿POR QUÉ ME TENÍAS QUE HABER DEJADO SOLA HOY CON ESA MANO DE BUENOS PARA NADA, AH?! ¡Y XINA, TU TAMBIÉN ME LAS PAGARÁS! - gritó tan fuerte como pudo mientras levantaba una gran roca con su fuerza de voluntad y la arrojaba a los árboles que tenía a su alrededor dejando un completo desastre - el cual para su suerte y la de los demás - nadie se encontraba por allí. Decidió ir por el camino largo para entrar por la parte delantera de la Academia, dudaba mucho que hubiera muchos campeones e invocadores allí, no quería encontrarse con nadie, un poco de soledad le ayudaría a calmarse.

Iba tan distraída pensando en cómo se vengaría de Fergus y de Xina por haberla dejado sola ese día con los idiotas buenos para nada - así llamaba a los demás invocadores - que al pasar por la recepción de la Academia se tropezó con alguien pero no le dio importancia, iba a seguir su camino hacia el ascensor cuando la persona con la que se topó le habló haciéndola parar en seco, por muy enojada que estuviera ese día, no iba a ser tan maleducada de dejarlo hablando solo.


Zed no llevaba mucho tiempo en la Academia de la Guerra, la primera vez había estado allí fue cuando habló con el Alto Consejo de Invocadores, los cuales rápidamente lo aceptaron al percatarse de sus excepcionales habilidades - "Posee una gran potencial Maestro de las Sombras, úselo con sabiduría" - le dijo el Alto Consejero Heyward Relivash el día en que se unió a la Liga de Leyendas (antes de ser reemplazado por Vessaria Kolminye semanas después).

Por ser nuevo, se le concedieron dos meses para arreglar todos sus asuntos fuera de la Academia y por ende, encargarse de su Orden de las Sombras, para después pasar a alojarse en la Academia de la Guerra hasta el día en que se desvinculara completamente de ella, todo con el compromiso de que debía de asistir a cada una de las partidas a las que fuese invocado en los Campos de la Justicia. Con el paso del tiempo, los demás campeones se fueron percataron de su presencia en los Campos de la Justicia a medida que Zed iba cogiendo algo de popularidad entre los y las invocadoras como un asesino frío y calculador, más sin embargo, los primeros en enterarse fueron los campeones pertenecientes a la Orden Kinkou: Shen, Akali y Kennen.

Ahri el primer día que lo vio se llenó de curiosidad, quería conocer más acerca del Maestro de las Sombras, saber qué se escondía detrás de aquella máscara, saber si el hombre detrás de la máscara era guapo, si podrían ser amigos o algo más... Así que se puso en la tarea de empezar a acercarse a él, aunque él solo la ignoraba, y muy rara vez lograba entablar una conversación con él pero siempre era muy cortante y reservado, y esto llamaba mucho más la atención de la mujer zorro.

Ese día en el que se encontraba en la recepción de la Academia de la Guerra, se cumplían los dos meses que le habían concedido para arreglar todos sus asuntos que no tuvieran nada que ver con la Liga de Leyendas. Estaba allí esperando a que le asignaran una habitación, cuando repentinamente tropezó con alguien, no le interesaba en lo absoluto disculparse, ya que no consideraba que fuese su culpa, más sin embargo lo hizo, algo había llamado su atención en la campeona con la que se había topado.

- Disculpe, no la había visto - dijo sin mostrar mucho interés, aunque había algo que le intrigaba con aquella persona.

- No importa - dijo mientras se giraba para quedar frente a él una mujer bastante ¿curiosa? - Fíjate más por donde andas, no sabes con quién te puedas encontrar - fueron las últimas palabras que dijo aquella misteriosa mujer mientras seguía su camino.

Zed, quien había quedado algo intrigado con aquella campeona la cual nunca antes había visto en los Campos de la Justicia, que además lo había ¿amenazado? y se había ido dejándolo con la palabra en la boca, decidió acercarse a la persona que atendía la recepción de la Academia para sacarle información, a las buenas o a las malas, sobre aquella campeona y además pedir sus llaves, ya que sin duda alguna necesitaba saber quién era, le tenía que quedar claro que nadie amenaza al Maestro de las Sombras y queda impune.

- ¿Ya me puede entregar mi llave? - preguntó completamente serio.

- S-si un momento - respondió el joven que atendía la recepción mientras buscaba la llave en su escritorio.

- Una pregunta, ¿quién era esa campeona que hace poco pasó por este pasillo?

- Era la Soberana Oscura, Maestro de las Sombras - el joven sacó la llave y se la entregó - Aquí está su llave, su habitación queda en el 5to piso.

Zed asintió en señal de agradecimiento y se fue rumbo a su habitación pensando en esa chica - "Con que la Soberana Oscura..." - murmuró. entonces recordó una leyenda que existía en Jonia con la que asustaban a los niños pequeños que trataba acerca de una mujer tan poderosa, que si quisiese, podría destruir toda Jonia sin mover ni un dedo, la cual había asesinado a su antiguo mentor al descubrir que este había suprimido su poder y que, de alguna forma, ella logró arrancar los cimientos de su antigua escuela y lo alzó hacia los cielos, convirtiéndola en su fortaleza y se hacía llamar la Soberana Oscura. Para él era solo eso, una leyenda para asustar a los niños, pero ahora sabía que era cierto y si ella era tan poderosa como decían que era, estaría gustoso de enfrentarse a ella en un combate, entonces decidió que al día siguiente la buscaría y le pediría el susodicho combate en el Abismo de los Lamentos.

N/A:

Trataré cada semana de subir los caps, ya tengo gran parte del fic escrito pero aún corrijo algunas cosillas, sus consejos, alagos (? y criticas constructivas me ayudan a mejorar y tenedme paciencia D: soy nueva en esto T.T

PD: Fergus y Xina son los invocadores que más invocan a Syndra - valga la redundancia - pero el más cercano a ella es Fergus, y bue, hasta el otro cap n.n