Capítulo 1

En un castillo abandonado a la vista de cualquier muggle…

En el despacho de un carismático anciano…

Dos hombres consumían las horas, de un sábado por la mañana, frente a la pantalla de un ordenador:

-¡Salvajadas Albus! ¡SALVAJADAS!

-Tranquilízate Severus, a mi me parece muy divertido…

-¡¿DIVERTIDO?!- se escandalizó el profesor de tez cetrina clavando la mirada en los ojos grises del anciano- según esas mujerzuelas…

-Tus fans- lo interrumpió Albus con una discreta sonrisa.

-Está bien, mis fans…- a pesar de que nunca estuvo de acuerdo en que "la estúpida squibb" escribiera ciertos relatos sobre la guerra mágica acontecida la década anterior, el solo hecho de sentirse deseado, adorado e idolatrado por miles de mujeres, gracias a estas novelas, le producía un agradable cosquilleo por los pies- …mis fans, como tú las llamas- puntualizó Severus arqueando una ceja- están haciendo de mí y de mi persona lo que se les da la gana.

-Severus no te enojes- pidió Albus mientras ojeaba un texto que mostraba la pantalla del ordenador- esas muchachas te estiman y muestran su aprecio en estas historietas… mmm…¿Cómo las llaman?- titubeó el hombre de frente arrugada- "Fas fis"

-¡FAN FICS!- lo corrigió Snape con un rugido.

-Eso, eso… "Fa nics"- dijo distraídamente Dumbledore con un gesto divertido en la cara (tal vez producido por lo que estaba leyendo)- Me encanta este invento muggle…

-Detesto TODOS los inventos muggles- afirmó Severus incorporándose, de nuevo, a la lectura.

-¿Todos?- preguntó animado el anciano- ¿y por qué nunca te desprendes de ese aparatito?- Albus señaló el bolsillo del profesor.

-Porque… es la excepción que confirma la norma- repuso hábilmente Snape- necesito el teléfono móvil para comunicarme con el ministerio.

Albus lo miró por encima de sus gafas de media luna.

-Bueno es que es un sistema más rápido que la mensajería por lechuza- explicó Severus perdiendo sus ojos negros entre las líneas del Fan fic que estaban leyendo.

Tras unos párrafos de silencio…


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-¡Salvajadas Albus! ¡SALVAJADAS!

-¿Y ahora qué?- preguntó un exaltado anciano.

-¿A caso no has leído lo mismo que yo? ¿Por qué todo el mundo pretende encontrarme hijos hasta por debajo de la túnica?- el profesor se había ofendido.

Dumbledore rió abiertamente- pero si este "Pan pis" es una bonita historia de amor en la que tú eres el protagonista- dijo colocándose los anteojos- aquí solo tienes un hijo y una pequeña aventura con…

-¡JAMÁS! ¿Me escuchas bien? ¡JAMÁS…- gritó un desesperado Severus.

-Sí, si, te escucho, yo y medio castillo, relájate- al anciano nunca se lo diría, pero los frecuentes enfados de Snape cada vez que ojeaban los "tras tis" de los muggles no le producía otra cosa sino diversión, era chistoso ver la reacción del hombre cada vez que una romántica seguidora le procuraba una mujer y un hijo.

-Jamás- dijo esta vez en un tono más bajo- jamás mantuve ningún tipo de relación afectiva con mis alumnas, es impropio de mí y mucho menos tuve hijos- Snape echó a un lado el ratón que durante horas había permanecido bajo su mano derecha y con un brusco movimiento se puso en pie.

-¿Por qué Severus? ¿Por qué?- preguntó, esta vez con lástima, Albus.

-Bien lo sabes- musitó Snape- la guerra contra el Señor Oscuro se llevó todos los años de mi juventud.

-Han pasado casi diez años de aquello, Lord Voldemort murió en 1998- expuso el anciano de barba plateada caminando hacia el hombre de cabellos negros- todo ha vuelto a la normalidad y todo el mundo a rehecho su visa ¿Por qué tú no?

-Albus, siempre he sido un hombre solitario e independiente y jamás pequé de romántico y sentimental, no lo fui de joven- dijo con anhelo- y ahora que soy un hombre adulto…no, definitivamente no soy ese caballero galante que mis fans muggles quisieran que fuese.

-Pero si eres un muchacho todavía- Dumbledore sonrió y le puso una mano en el hombro- tan solo tienes 46 años y todo a tu favor.

-¿Todo?- preguntó irónicamente el profesor con una mueca de incredulidad.

-Sí, todo- asintió Albus- eres el mago más famoso del mundo mágico, eres un Héroe de guerra, sin tu ayuda Harry Potter no hubiese podido acabar con Voldemort incluso tienes más condecoraciones al honor que él…


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-No me lo nombres, no me lo nombres- pidió Snape frunciendo el ceño y cerrando los ojos como si tan solo al escuchar su nombre le doliera la cabeza- no quiero saber nada de…- tragó saliva- Potter.

-A pues- Albus sonrió con picardía regresando al escritorio- se casa dentro de dos meses con la señorita Weasley, el día de su cumpleaños.

-Y a mí que más me da- dijo con desagrado el profesor.

-Se de buena tinta que has recibido la invitación- el anciano se inclinó hacia la pantalla del ordenador tratando de encontrar la línea por la que se había quedado leyendo.

-Rompí la invitación, no pienso asistir, antes preferiría embarcarme en otra guerra mágica- dijo Severus sentándose junto a Albus.

-Te embarcaras en una guerra contra la prensa mágica sino acudes- le advirtió Dumbledore moviendo torpemente el ratón- todos esperan verte, incluso el ministro…

-No me importa- insistió Snape quitándole bruscamente el ratón- el ministro, si quiere, puede atragantarse comiéndose mi trozo del pastel.

-Bueno… - añadió Albus remoloneando- fuentes muy fidedignas me han contado que el ministro aprovecharía el evento, ya que toda la prensa estará allí, para sorprenderte con la medalla al valor más haya del cumplimiento del deber…

-Ah… bueno… siendo así- Severus balbuceó- tal vez caiga por allí después del banquete, me dejaré ver durante un rato.

-Y… ¿Por qué no te buscas una acompañante?- el anciano sabía que corría peligro tras hacer esta pregunta.

-¡¿Qué más compañía quieres?!- se enfureció Severus golpeando el ratón contra la mesa repetidas veces- Habrán cientos de invitados y montones de periodistas histéricas esperando por mi; la última vez que salí de Hogwarts me arrancaron la túnica, me robaron un zapato y me rompieron la camisa tan solo porque querían una exclusiva mía. No se repetirá tal atropello.

Dumbledore reía a carcajadas, doblando el cuerpo casi apoyando la cabeza en el escritorio, no recordaba nunca haber visto a tantas mujeres abalanzándose sobre su estimado muchacho- Recuerdo el altercado- dijo como pudo entre sus risas- dudo que ninguna de aquellas mujeres ose repetir tal hazaña, les lanzaste una maldición y estuvieron colgadas boca a bajo, en el aire, durante horas…

-Se lo tenían bien merecido- el profesor dejó escapar media sonrisa apareciendo un vaso de agua y ofreciéndoselo a su compañero de lectura.

-Pero Severus, si las tratas así ¿Cómo esperas encontrar pareja?


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-Esas solo eran unas brujas odiosas que trataban de cazar mi fortuna y al hombre más audaz y valiente que jamás haya existido en el mundo mágico- Snape engordó siete u ocho quilos diciendo esto ante la atónita mirada de Albus.

-Pues búscate una mujer muggle.

Severus se deshinchó de repente ante la "incoherente proposición".

-Las muggles no te conocen- señaló el anciano quitándole suavemente el ratón- no saben que en verdad existes, ellas simplemente creen que eres un personaje más de una novela de ficción.

-No comprendo y no comprenderé nunca- se quejó el hombre de ojos negros tirando del cable del ratón para recuperarlo- por qué el ministerio autorizó a Rowling a escribir sobre los acontecimientos más difíciles de nuestras vidas y a comerciar con ellos entre los muggles, como si mi existencia fuese una vulgar baratija…

-Severus, lo que ha hecho esta mujer no es una burla, es un homenaje y una muestra de agradecimiento a aquellas personas que arriesgaron su vida por salvar al mundo mágico.

-Sigo sin comprenderlo- añadió Severus apartando el ratón hacia un lado al ver la mano de Albus acercándose peligrosamente.

-Y yo sigo sin comprender cómo es que tienes tanta facilidad para cambiar de tema- reclamó el anciano haciendo un nuevo esfuerzo por recuperar el ratón.

-No se de que me hablas- contestó Snape fijando su atención en la lectura.

-Hablábamos de mujeres- dijo con voz seria Dumbledore- de cómo conseguirías una pareja muggle antes de la boda de Harry…

-No me lo nombres, no me lo nombres…

-Está bien, no te lo nombro, no quiero ser el causante de que se te revuelva el estómago- se burló Albus.

Severus tan solo se dedicó a enfriar su mirada y a arrugar la NARIZ.

-Anímate- insistió Albus recuperando el ratón en un descuido del profesor- pienso que te haría bien encontrar una muchacha con la que compartir tu tiempo y…- el anciano dudó un momento-…acudir con ella a la boda de "el-que-no-debo-nombrarte".

-Eres inmensamente ingenioso- dijo Snape con el semblante serio- pero es inútil Albus, yo jamás tuve que ver con una mujer.

-Mmmm… pues yo recuerdo a un par en tu época de estudiante, a no ser que ahora les tengas miedo o quizá es que dejaron de gustarte y prefieres a los…


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-¡SEÑOR DIRECTOR!- Exclamó Severus escandalizado antes de que Dumbledore acabara la frase- No creo haberle dado indicios para que dudara de mi hombría.

-No se equivoque Señor Profesor- Albus debía estar disfrutando mucho con esta conversación- nada tiene que ver la hombría con lo que cada uno haga en su intimidad.

-Solo insinuarlo es una ofensa- dictaminó Snape dándose cuenta de que había perdido el ratón- soy un HOMBRE y por lo tanto me gustan las mujeres.

-Entonces, claro está que te dan miedo- murmuró el anciano buscando un nuevo trozo del "Tan tris" que estaba leyendo.

-No hace mucho que me ha llamado Héroe y, no obstante, ahora me llama cobarde- se molestó Severus observando la párvula forma en la que Albus manejaba el ratón.

-Solo intento comprenderte- dijo amablemente el anciano sin apartar la mirada de la pantalla- reconozco que, en la mayoría de los casos, las mujeres infundan más respeto que el peor de los magos tenebrosos, yo mismo soy el ejemplo, luché cuerpo a cuerpo sin temblar contra Voldemort en varias ocasiones, sin embargo cuando escucho la voz de Minerva dispuesta a regañarme por algo, me estremezco de tal forma que se me aflojan las piernas.

El comentario fue muy gracioso, además de cierto; los hombres rieron tranquilamente olvidándose de la posesión del ratón. Dumbledore conocía muy bien a Mcgonagall y siempre creyó que con uno de sus gritos el mismísimo Lord Voldemort hubiera agachado la cabeza.

Poco a poco las risas se suavizaron y retomaron la conversación:

-Quizá tengas razón y necesite algo más de compañía- otorgó Severus haciendo un rápido movimiento con la mano para apoderarse del ratón- pero por el momento me conformo con ser profesor de esta escuela, aquí no me siento solo.

-¿Y que me dices del verano cuando estás en tu casa?- preguntó Albus con una mueca de insatisfacción por haber dejado escapar el ratón.

-Confieso que los días en mi casa son eternamente largos, eternamente… largos- contestó aburrido por la proximidad de las vacaciones.

-¿Y por las noches…?- preguntó el anciano pícaramente entornando un poco los ojos.

-Y por las noches… DUERMO- gruñó el profesor que ya empezaba a ponerse nervioso por las connotaciones que estaba tomando la conversación.

El viejo carraspeó un poco su garganta- sabes perfectamente a lo que me refiero…


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-¡SEÑOR DIRECTOR!- Clamó Severus algo ruborizado- no creí que sería capaz de llegar tan lejos con sus impertinencias, no tengo más opción que soportar las insistentes preguntas de la prensa sobre mi intimidad pero a usted no, a usted no le permitiré que se una a ese insaciable acoso.

-Estás exagerando Severus- repuso Albus viendo la oportunidad perfecta de hacerse con el ratón- somos amigos y se supone que podemos hablar de estas cosas, además ya somos adultos.

-No te preocupes, Albus amigo- dijo con cierto retintín el profesor mirando de reojo al anciano por haberle quitado el ratón- si alguna vez sintiera la extraña necesidad de contarte mis intimidades, lo haría, no lo dudes.

-No, no, no lo dudo…- Albus calló durante unos segundos, parecía que por su cabeza revoloteaba una de esas insinuaciones que ponían a prueba la paciencia del profesor-…me extraña que no tengas nada que contar, según la prensa tú podrías ser el nuevo soltero de oro de este siglo si…

-Si… qué- le cortó Snape aparentemente desinteresado.

-Si te cuidaras un poco más… estarían todas locas detrás tuya- Dumbledore sonrió espontáneamente, sabía que por hoy había propasado con creces el límite de la paciencia del hombre.

-¡Ya lo están!- vociferó Severus arrancándole bruscamente el ratón de las manos- ¡Y estoy muy bien cuidado! Como perfectamente.

-Precisamente gordo no estás, a mi entender lo que estás es descuidado.

-¿Descuidado?- Snape pareció molestarse.

-Fíjate, fíjate en estos pelos, pareces un melenudo de esos que tocan la guitarra en los grupos de rock…

El profesor lo miraba absorto con los ojos abiertos como platos y abandonó el ratón para tocarse los cabellos.

-… y mira que sonrisa ¿Desde cuando no vas al dentista?

-Bueno… yo… yo no se… pues…- Severus tartamudeó, ¿En verdad se veía tan horrible?

-Y mira que pálido estas, necesitas tomar el sol- definitivamente el anciano se estaba divirtiendo con todo esto, imaginaba que Snape nunca había recibido un ataque tan agresivo como escuchar sus propios defectos- Parece mentira que durante tanto tiempo hayas sido maestro de pociones, estoy convencido que en pocos minutos podrías tener una melena sedosa y brillante, y una sonrisa blanca y espléndida aunque- Albus rió ligeramente cogiendo el ratón- no la utilices mucho, o más bien nada.


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-Es indigno de un hombre ir por ahí con una estúpida sonrisa en la cara- se defendió el recién acusado de melenudo y rockero- y respecto a mi cabello no diré más, que me acepto tal y como soy.

-A mi no me engañas- discrepó Dumbledore señalando a su compañero- toda la vida te has vestido de negro y bien ceñido con esa casaca porque sabías que te daba un aire elegante y distinguido, y eso a las mujeres les gusta, además no se que le ves de malo a utilizar un "champú" específico para tu pelo, y a que te lo peines.

-Yo ya tengo un champú y no se por qué he de usar otro- argumentó Snape regresando a las líneas del Fan fic- y si a las mujeres les atrae mi porte es su problema, yo JAMÁS pretendí provocar a ninguna.

-Pero lo haces muchacho, lo haces- dijo Albus arrastrando el ratón para localizar un nuevo capítulo del "Fac fin"- Minerva siempre me lo dijo, las profesoras creen que estás de buen ver y si te arreglaras un poquito otro gallo cantaría.

Severus se creció al oír esto, ya sabía una de las cosas que las maestras murmuraban a sus espaldas, pero no se dejó llevar por sus pensamientos y arremetió rápidamente-Sa bias palabras para un hombre que lleva los pelos por las rodillas y la barba por el ombligo, yo seré un rockero pero tú pareces un hippie.

Dumbledore tosió forzadamente apartándose la barba de la boca, no esperaba semejante contestación.

El profesor le acercó el vaso de agua y se hizo con el ratón.

-Eres de lo que no hay, eres imposible- protestó el anciano posando el vaso sobre la mesa- mis cabellos no tienen nada de malo, atestiguan todos los años que cargo sobre mis hombros, nunca nadie se ha quejado de ellos y mucho menos me los han tocado.

-Nadie excepto… Minerva.

Los dos hombres se miraron y estallaron en carcajadas, el muchacho tenía razón, fue mítico el día en el que Mcgonagall agobiada de dormir junto a metros de pelusa le cortó el pelo por la cintura y nuca le permitió que lo llevara más haya de las rodillas.

Severus recordaba con detalle aquel día, parece que aún podía escuchar los gritos de Dumbledore cuando al despertar se encontró con la sorpresa de que le faltaba un metro de melena.

El "Rockero" y el "Hippie" siguieron leyendo y disputándose el ratón durante horas hasta que…

-Ya está, ya no hay más- afirmó Snape recostándose en la silla.

-¿Cómo…? Pero si no está acabado el "Tan Chic".

-El FAN FIC- dijo con énfasis el profesor- no está acabado porque la chica muggle publica y escribe simultáneamente, es decir, que hasta que no escriba el siguiente capítulo, no actualizará.

-Aaaaah… por eso estas chicas le mandan mensajes pidiendo que siga- murmuró Albus- ¡Esto es terrible!

-¿El qué?- preguntó Snape mirando al techo- ¿Qué la animen?

-No, no fíjate- pidió el anciano y Severus se acercó a la pantalla- aquí hay personas que pertenecen a una Inquisición y amenazan a la autora con COMÉRSELA.

Severus arqueó una ceja y lo miró pacientemente- lo hacen en broma, no se la van a comer, tan solo es una extraña forma de alentar a la escritora a que continúe- en ocasiones el hombre mayor podía llegar a ser muy inocente.

-Ya entiendo, ya, en ese caso, yo voy a hacer lo mismo- Albus escribió un mensaje a la autora con ese mismo extraño toque de humor:


Querida Señorita "Laura Black

-Mi amigo "El Rockero" y yo, estamos muy complacidos con su versión de los hechos.

-Quedamos algo desconsolados al comprobar que la historia no estaba completa.

-Quisiéramos que se sintiera confortada para continuar, por lo tanto nos gustaría verla convertida en un sorbete de limón o en un delicioso helado decorado con grajeas de todos los sabores.

Atentamente: "El viejo Hippie"