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A Sky Full Of Stars

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Prologo

-QUE DIABLOS HACES ACKERMAN-

Fue lo último que escuche claramente, después de eso solo sentí un fuerte oído ensordecedor que me desequilibro por completo y un dolor demasiado fuerte recorrer por todo mi cuerpo, después de eso no sentí absolutamente nada todo estaba obscuro y hacia mucho frio, pero lo realmente me asustaba es que no sabía dónde estaba.

Mikasa…

Esa voz… trato de mirar, abrir los ojos para saber de quien se trataba, pero simplemente no podia lo único que veía era obscuridad una infinita obscuridad que no hacía más que aumentar mi miedo, aunque esa voz me hacía sentir más tranquila ya la habia escuchado antes, la recuerdo vagamente, me concentro aún más para poder identificarla.

Mikasa todo estará bien…

Abrí los ojos de la nada y la luz me cegó por un breve momento, una vez que me acostumbre vi que estaba en un campo abierto el aire fresco golpeaba mi rostro sacudiendo mi cabello, observe todo lo que pude de mi cuerpo; pies, manos, brazos, sentí mi cara como si fuera irreal todo, un simple sueño, todas estas sensaciones no podrían ser ciertas el sonido de los animales, la sensación de pasto en mis pies, todo parecía tan irreal pero contradictoriamente se sentía tan real. Mire enfrente y vi a dos personas de lejos, empecé a caminar hacia ellos instintivamente era como si mi cuerpo necesitase que esas personas estuvieran cerca, mi corazón se aceleró justo cuando me quedaba unos metros para llegar a ellas, las personas se giraron a verme, sentí un picor en mis ojos y un líquido resbalarse por mis mejillas.

-Mamá, papá- los llamé sin poder creerlo, ante mi llamado pude ver cómo me sonreían, eran realmente ellos, justo como en mis vagos recuerdos de niña los recordaba, empecé a correr desesperadamente.

Llegue directamente a los brazos de mi madre luego mi padre se unió a nosotras, era un abrazo familiar, mis lágrimas salían sin control alguno, los había necesitado tanto todos estos años y ahora estaban ahí abrazándome llenándome de una calidez que creí que jamás volvería a sentir.

-Hijita me alegra ver que te has convertido en toda una mujer- la dulce voz de mi madre llego a mis oídos y no pude reprimir abrazarla más fuerte, hacia tantos años que no la escuchaba que pensaba que había olvidado por completo su voz.

-Una fuerte mujer toda una Ackerman, estoy orgulloso Mikasa- dijo mi papa con su voz firme y a la vez cálida, llenándome de una alegría inexplicable.

-Los he extrañado cada día de mi vida, no puedo creer que los pueda ver de nuevo- les dije sin separarme de ellos en ningún segundo, mi voz sonaba rara debido al llanto previo, pero no me importaba.

-Es lo mínimo que pudimos hacer, después de todo nosotros te dijimos que tomaras su lugar- dijo mi mamá preocupada –pero todo saldrá bien tu eres fuerte, podrás soportar todo lo que viene- me dijo segura de sus palabras, no entendía absolutamente nada.

-Entonces morí- dije con miedo, no sabía a qué exactamente le tenía miedo pero lo hacía tenía miedo de la muerte, no quería morir aun todavía tenía que seguir luchando.

-Tomara algo de tiempo hija pero estoy seguro que encontraras muy pronto tu pilar, recuerda que si en alguien puedes confiar es aquel que esté dispuesto a defenderte con dientes y uñas a esa persona puedes entregarle tu confianza- ignoraron mis palabras mi padre me acaricio la cabeza como hace tantos años no lo hacía, a pesar que no entendía del todo sus palabras.

-Procura tener todos los cuidados que te den, come y duerme bien que he visto que no lo has hecho adecuadamente, y por cierto un consejo de mamá no confundas gratitud con amor cariño- me dijo mi madre acariciando mi rostro y regalándome una sonrisa tan cálida.

-Bueno estoy seguro de que él indicado para ti cuidara de la pequeña testaruda que tengo por hija, valóralo- rio mi padre estruendosamente mientras me guiñaba un ojo.

-No entiendo... nadie tendrá que cuidarme porque ya estoy muerta, y los tengo a ustedes no necesito de nada más- tratar de entender en este momento a mis padres resultaba la cosa más frustrante que podía ser.

-Papá y mamá están orgullosos de ti- me dijo con una mirada triste mi mamá, ignorándome de nuevo –es tiempo mi cielo, es tiempo de que regreses y despiertes…-

Fue lo último que me dijeron antes de empezaran a esfumarse, supe en ese momento que nada volvería a hacer como antes o a como yo me empeñaba a que fuera. Un dolor intenso que sentía en todo mi cuerpo hizo que abriera los ojos de golpe y diera una bocanada de aire grande, como si el oxígeno en mis pulmones fuera nulo, me sentía mareada ni siquiera pude sentarme, respiraba exageradamente y el dolor estaba en aumento.

-Ackerman- escuche una voz masculina a lo lejos –tranquila, todo está bien, trata de normalizar tu respiración- la voz fue acercándose más y más hasta que la pude escuchar bien.

- dije con un deje de voz sentía mi garganta seca, pero a mi lado se encontraba el Capitán del Escuadron de Operaciones Especiales Levi, ¿qué rayos hacia ahí?

-Relájate, toma un poco de agua- me paso un vaso de agua, pero al ver que no podía mover bien mi cuerpo me ayudo a tomar agua, el líquido fue vital para mi sentí como pasaba por mi cuerpo relajandolo un poco, claramente me sentia mejor.

-Tengo que traer a Hanji- voz sonaba entre sorprendido y preocupado.

-No, no me deje sola capitán- no sé de donde salieron esas palabras pero no solo a mí me sorprendieron al capitán Levi también.

Increíblemente sentía un miedo como nunca, no quería volver a dormirme, no soportaría ver a mis padres y no quedarme con ellos, no quería estar envuelta en obscuridad, tampoco quería sentir más dolor y sobre todo no quería morir, era como si supiera que si volvía a dormir no despertaría jamás.

-Ackerman prometo que no la dejare sola, pero tengo que ir a buscar a Hanji- su tono fue tranquilo y su rostro serio, pero sus ojos, sus ojos me dijeron todo lo que él estaba pensando.

Pero antes de que dijera otra cosa, sentí como mi cuerpo perdía todas sus fuerzas y me desvanecía una vez más, sumergiéndome en la obscuridad.

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