¿Cómo explicarle?
Inuyasha & Co no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi, quien desde hace unos años trae alegrías a quienes la descubren.
Historia sin ánimo de lucro. ¡Disfruten!
Pareja: Inuyasha&Kagome
Drabble
Inuyasha nunca había sido bueno con las palabras. No lograba recordar con exactitud cuándo fue la última vez que se expresó bien y que le habían entendido. Su vida eran las batallas, correr, defender y proteger; no explicar situaciones que probablemente lo pusieran en aprietos. Introdujo las manos dentro de su kosode para moverlas con nerviosismo. Sus ojos dorados la buscaron y entonces, vio a su mujer querer acomodarse sobre el futon por tercera vez en lo que llevaba de la noche. No sabía si la situación lo exasperaba o lo hacía sentir culpable, pero de algo si tenía certeza, quería salir corriendo.
Quiso levantarse y tal vez tomar algo de aire fresco para enfrentar la situación que más adelante se desataría; sin embargo, no esperaba que un olor salado llegara a su nariz, lo cual hizo a su corazón oprimir y a sus sentidos ponerse alerta.
Kagome había empezado a llorar.
—Lo siento —susurró la voz femenina tan bajo, que agradecía tener la sangre de demonio en sus venas; luego volteó a verla para comprender el porqué de sus palabras, pero lo único que pudo ver fue la pequeña espalda enroscarse más.
—Kagome… — dijo acercándose a la mujer a paso lento.
—Estoy siendo una carga para ti. — Expresó, hipando y restregando su cara contra una almohada cercana. — No debí volver… — Se levantó, asustando a Inuyasha y lo enfrentó. Su cara se encontraba llena de lágrimas y sonrojada.
Una sonrisa salió de los labios del joven hibrido, generando que Kagome le lanzará a la cara la almohada que tenía al lado.
—No te rías, esto es serio.
—¡Keh! Como no reírme si estás hablando tonterías, mujer — soltó el medio demonio molesto, botando a un lado la almohada con la que había sido atacado.
—Has sido herido por mi causa. Yo…
La impotencia, el dolor y el amor que sentía en ese momento no podía explicarlo. Se terminó por acercar a la sacerdotisa y la abrazó, dejando que ella se aferrara a su cuerpo y continuará llorando.
—La anciana Kaede dijo que es malo que llores. — comentó Inuyasha acariciando su cabello.
—Pero tu…
—A mí no me sucederá nada. ¿no ves? —expresó con alegría alejándola un poco de su cuerpo, para mostrarle su perfecto estado físico. — Me importas más tú y la salud de los cachorros. ¿Qué no lo ves?
—Pudo ser más grave, ¿qué no lo ves? —preguntó ella dirigiendo su mirada café a la dorada intensa de su esposo.
—No. Deberías confiar más en mí, tonta. — pidió, depositando un beso sobre la frente de su mujer; aunque era para ocultar el sonrojo que se formaba en sus mejillas.
—Está bien — se tranquilizó Kagome, dejándose envolver por lo fuertes brazos de Inuyasha. Ahora se sentía más tranquila y con las dudas despejadas. — Por cierto… —se separó del abrazo— ¿dijiste cachorros?
Inuyasha nunca había sido bueno con las palabras y no sabía si ese era el momento para explicarle a su mujer que no estaban esperando un cachorro, si no tres.
Fin
Notas de autor:
¿Tomates? ¿Flores? ¿Conejos? ¿Calabazas? ¿Reviews?
Un drabble con exactamente 500 palabras. Me siento tan satisfecha. Espero que haya gustado este pequeño escrito.
Realmente he pensado mucho en estás pequeñas situaciones entre Inuyasha y Kagome, una vez se han casado. A veces imagino un Inuyasha distante y tímido, otras veces, imagino uno dedicado y tímido. Dios! Son tantas situaciones. Espero venir con más historias pronto.
Gracias por leer :3
Vanu-chan
14/04/17
