Nota especial del autor:

Porque ustedes lo pidieron, aquí está el lanzamiento de la segunda parte.

Para comprender los hechos de esta segunda parte, deben de leer el primer fic: "Hetalia, la gran boda", en donde se narra todo el culebrón de organizar una boda, y en especial si lo hacen los personajes hetalianos, y peor aún si lo hacen los "germánicos" y los "italianos".

"La gran boda 2" conservará la misma línea de narración de su historia antecesora, con más picante, más situaciones comprometedoras, más comedia, y por qué no, con un poquito más de cursilería (o empalago, o más "fresa", como se diga en el país de su procedencia), además de continuar con las parejas de LGB1 y unas que otras nuevas con LGB2. El coprotagonista especial de "la gran boda 2" de Hetalia Latinoamérica (nombre global que le he dado a los fandoms de latín Hetalia, Hetámerica e Hispanic Hetalia)será nada más y nada menos que Chile (Alégrense chilenas, su querido "Manu" tendrá su protagonismo en la historia"), aunque no se dejará de lado a Colombia (Juan Pablo seguirá teniendo protagonismo, que diga yo, se disputará el protagonismo con el tsundere chileno). Todo girará alrededor de la relación entre los Ibéricos y los italianos, de una forma algo similar a la que se desarrolló "la gran boda 1" Aunque suscintamente ya la mayoría de ellos están comprometidos con sus respectivas parejas (y eso que Seborga está libre).

Si desean un poco más de picante, un poco más de acción, mas romance, mas situaciones comprometedoras y muchas, muchísimas situaciones "extrañas" (además de concluir las historias que quedaron abiertas con "la gran boda 1") lean entonces "la gran boda 2: Spanish Love

Algunos de los personajes, (aparte de los italianos) que representarán los estados de la península ibérica (Aparte de España y Portugal) son:

Cataluña: Jordi Carriedo Companys.

Navarra: Fernando Carriedo Montblanc (es el único sobreviviente de los antiguos reinos de la península, y por tanto tío de España)

Galicia: Esteban Fernández Carriedo.

Portugal: Paulo Carriedo Oliveira (headcanon alterno: Este es el "Segundo Portugal" el primero, hermano de Aragón y Castilla, murió con la casa de Avís, mientras que este surge a partir de la independencia de Portugal gracias a la casa de Braganza, y por tanto "hermano biológico" de España)

Andalucía: Rocío Fernández Carriedo (entre amigos "Rochi" o Andalucía-chan).

Valencia: Mauricio Carriedo Companys (el molesto hermano menor de Cataluña)

Euskadi: Patricio Fernández Carriedo (conocido entre amigos como "Patxi").

Andorra: Albert Bonnefoy Montblanc. (Se considera como un "hijo" de navarra y "sobrino" de Francia, en la familia es conocido como "Beto")

Disclaimer: Hetalia es de Himaruya, los estados italianos (a excepción de los italias y seborga) son de mi propiedad, los ibéricos aquí mencionados corresponden a sus autores. No pretendo ofender a nadie de España con este fic, y no voy a escribirlo con acentuación ibérica (soy latinoamericano) para hacerlo más accesible a todos los lectores de habla española (tanto los peninsulares como los americanos). Si algún lector de habla española peninsular desea colaborarme con conocimientos en lenguas como el gallego, el catalán y el euskera le agradecería que me lo expresara por MP.

Aclaro que no pretendo ofender a ningún español ni a ningún portugués con las relaciones que tienen entre ellos los estados de España (que en este caso no uso el término de "comunidades autónomas, sino el de algunos reinos históricos como Navarra y Catalunya y regiones como Galicia, Euskadi y Andalucía que incluye también la C.A. de Extremadura, aunque la excepción será Valencia, el más joven de todos estos locos)

Como uso Headcanon histórico, se tomarán a los Reinos de Aragón y Castilla como "padres" de España, y a Navarra como una especie de "tío".

El tsundere de esta familia será Valencia (no por su personalidad, sino por su conflictividad y "mala leche" con Cataluña).

Bueno, sin más preámbulos hacemos el lanzamiento de esta historia, que espero guste como la primera.

Insinuaciones de SPA/Romano y alusiones a los hechos de "La gran boda".

Capitulo uno: Cásate conmigo, bastardo Figlio di la putanna.

Después de la sorpresiva declaración de matrimonio de romano, más de uno había quedado algo aturdido. Más de uno daba por sentado que era España el que daría el primer paso hacia el "compromiso definitivo". Después de la fiesta de aniversario, en la casa del alemán todos los germánicos (excepto Alemania, Sajonia y Westfalia) habían regresado a sus respectivas casas. Y naturalmente España, había regresado a la suya, en un estado de shock atroz, sin saber si su respuesta era sí o no. Prusia por su parte decidió acompañarlo a su casa, pues la reacción del ojioliva era extraña. Y algo parecida a la que había tenido Italia hacia un año atrás.

Ya en la sala, en la casa de soltero del alemán, todos los italianos y los tres germánicos estaban allí, mientras romano los miraba a todos seriamente.

—bueno… al menos el idiota España no me dijo que sí. —exclamó romano algo tranquilo.

—Pero te aceptó el anillo, y tampoco dijo no. —respondió san marino.

Ahora el nervioso era romano. Tendría que esperar la llamada de España, o de alguno de sus "hermanos" o del raro de su "tío".

—Lovino, ¿no crees que fue precipitado para Antonio algo como eso? —Inquiere el vaticano seriamente, mientras bebe un sorbo de una copa de vino blanco—es que declararle matrimonio así fue demasiado sorpresivo.

—pues, el macho-patatas había hecho lo mismo, y le funciono ¿no fratello querido?

Miró a Feliciano con atención, mientras este estaba abrazado al lado de Ludwig. El alemán sonrió con un poco más de soltura, pero sin perder la compostura algo seria le dijo al italiano.

—Romano, la verdad todo lo había planeado cuidadosamente desde meses atrás, no dejé nada al azar.

—Lo que dice Alemania es verdad Romano —afirma el vaticano— yo mismo noté esos detalles cuando Alemania le declaró matrimonio a Italia la vez pasada.

—y lo tuyo no se lo habías contado a nadie, Fratello —afirmo San Marino— ni a nosotros.

—bueno, esa es la gracia de las sorpresas, ¿no?

Y dicho esto se echa a reír sonoramente, cosa bastante rara y sorprendente en el italosureño.

Sin embargo, Sajonia le dice a romano:

—pero el dilema esta vez será conocer la respuesta de Antonio, aunque no fue tan inmediata como la de Feliciano, deberías darle espera.

Sin embargo, aparte de la aparente felicidad y desenfado, se guardaba un enorme sentimiento de incertidumbre.

Entre tanto, en Madrid…

Prusia se había ofrecido en llevar a España a su casa, y mientras estaban en el TAV (tren de alta velocidad) intentaba establecer algún tipo de conversación, pero la sorpresa de que romano le haya pedido matrimonio había dejado en una especie de shock catatónico a España. Simplemente estaba allí, sentado mirando con el mismo pasmo con el que había mirado a romano cuando estaba al frente suyo pidiéndole eso…

Y en medio de todo esto, romano llama la atención de todos, por lo que dirigiéndose hacia España, con una caja pequeña en la mano se arrodilla enfrente de este, mientras todos lo miran algo perplejos:

"Quiero que seas mi "esposa", bastardo".

Aun esas palabras le retumbaban en su mente.

—España, ¿por qué no dijiste nada hoy con lo de romano? Al asombroso yo le extraño tu reacción…

—es que la verdad… no sé qué decir… yo era el que le iba a proponer matrimonio a él.

Dicho esto, saca de su bolsillo un anillo de plata con incrustación de un rubí en forma de tomate.

—Pero entonces… que le dirás sí o no…

—tendré que discutirlo con Portugal y los demás.

Al prusiano de ojos rojizos le recorrió un escalofrío atroz. Comparado con sus hermanos, los hermanos del español eran una bola de dementes que se entendían prácticamente a los gritos, aunque el más conflictivo de todos era Valencia. Ese chico, que no aparentaba más de 12 años mortales era un dolor de cabeza para España, aunque Euskadi no se quedaba atrás.

Al llegar a la estación central de Madrid tomaron ambos un taxi hacia la casa del español, ubicada cerca a la gran vía. Una enorme casa en un sobrio estilo neoclásico se levantaba enfrente de ambos, Antonio toco la campanilla de la misma, con fuerza.

—al parecer no escuchan…

Tocó dos veces más. La voz de una chica se oía atrás de la puerta.

— ¡Ya voy! Un segundo ¿es que no saben esperar?

Y posteriormente abre una chica de cabello negro azabache, ojos verde oliva y tersa piel morena abre la puerta.

—hola Rocío, el asombroso yo ha tenido que traer a Antonio.

—Y que rayos pasó Gilbert —le pregunta la andaluza— ¿acaso le has mostrado tus famosos 5 metros?

—no, como crees, el asombroso yo no sería capaz de eso…

Los dos entran a casa del español, en donde la andaluza los hace sentar en la sala de recibo. Luego, el español le dice a la chica.

—Andalucía, ¿podrías llamar a los demás?, es que necesito hablar con ellos urgente.

—es que la mayoría están ya dormidos, y no me quiero arriesgar a que me quemen viva, en especial Valencia y Euskadi…

—tranquila Andalucía, cualquier problema y yo los pongo en regla con el hacha.

La andaluza sintió un escalofrío atroz con la sola mención del arma consentida del ibérico. Se dirigió hacia los diferentes cuartos, despertando a los demás de su profundo sueño.

—DESPIERTEN, PARRANDA DE HOLGAZANES, ANTONIO ACABA DE LLEGAR!

—deja tu maldito escandalo Rocío —se queja un hombre de unos cuarenta y tantos años de edad, cabellera y tez albina, ojos azul claro, el cual usaba una pijama y una bata de color blanco marfil.

—no te despertaría así de rápido si no fuera algo tan importante

Y acto seguido aparecen los hermanos del ibérico, algunos medio atarantados, arropados aun en las cobijas o en batas de dormir.

—deberían de respetar el sueño ajeno, son las 10:00 de la noche, es hora de dormir. —espeta de forma arisca un chico de unos veintitantos años, cabello castaño claro, ojos verde lima, vestido apenas con una pantaloneta.

—Deja de quejarte tanto, Esteban.

— ¿me puedes decir cuál es el maldito jaleo que sucede? —se queja un chico de unos doce años, de cabello pelirrojo, ojos color verde lima y vestido con una pijama amarilla.

—Ya verás… y deja de maldecir tanto, Mauricio.

Todos descienden hacia la sala principal, en donde estaba España todavía con la cara de pasmo que no se le había quitado desde la declaración de matrimonio.

—Muchachos, la verdad los he tenido que reunir aquí por un asunto importante.

—oye, oye, oye un segundo… ¿por qué Gilbert está aquí? —le pregunta el navarro.

— ¿te molesta mi asombrosa presencia, Fernando?

—Tío, Gilbert es mi amigo y se ofreció para llevarme a casa… —Le responde cansado el español— no le veo problema para que se quede.

—Está bien.

Acto seguido le dice a todos los que están en la sala la noticia que había dejado con esa cara de pasmo al español.

—Lovino… me pidió matrimonio.

La cara de pasmo se había esparcido alrededor de todos los hermanos del español. Portugal, quien estaba "pasando una temporada" con su hermano, es el primero en hablar.

—Espérate, espérate, espérate… barájala más despacio Antonio, ¿Qué Lovino hizo qué?

El español de ojos color verde aceituna volvió a repetir la respuesta:

—el me pidió que fuera su "esposa".

Ahora todos entendían claramente.

—y que, aceptaste o no.

—no le dije nada.

Todos lo miraron con cara de que no lo podían creer, algunos murmuraron palabras como imbécil o idiota, aunque Valencia no hubiese podido ser más explícito con lo que le dijo a su hermano mayor.

—Eres un maldito imbécil Toño —espetó el valenciano— si tanto amas a Lovino ¿por qué no le soltaste el sí?

—Me cogió por sorpresa —se excusó el español.

Sin embargo, tenía que darle una respuesta a Lovino rápido, el tiempo era esencial. Si se tardaba aún más tiempo, romano podía creer que lo había rechazado, aunque él le había hecho a España precisamente lo mismo.[1]

—Yo no le veo nada de malo en darle espera a Lovino —afirma el portugués— él también te hizo esperar la vez pasada.

—maldición ahora si estoy seguro de darle el sí, no quiero ponerlo a esperar.

Navarra por su parte toma una copa de jerez, mientras le responde a su sobrino.

—bueno, ¿entonces a que esperas Toño? , díselo ahora, convéncelo, no dejes que el tiempo pase.

El español por su parte aún se encontraba indeciso.

—En serio, Ferdinand tiene razón Antonio —refrenda Prusia— cuanto más te tardes, más difícil será convencer a Lovino.

Y no quería dar más espera a Lovino. Eran las 11:30 de la noche, si quería darle el sí, tenía que dárselo rápido. Sin embargo, tenía que darle a Lovino una respuesta muy especial, y tal vez algo sorpresiva, aprovechando también la coyuntura del primer año de matrimonio de Alemania e Italia.

— ¿sabes quién nos puede ayudar para conseguir unos violinistas para este preciso momento?

Todos lo miraban perplejos, Valencia quien estaba fastidiado con la inútil vigilia a la que estaba siendo sometido le espeta.

—Realmente no, idiota —responde malhumorado el valenciano— mínimo Lovino estará ya dormido, ¿es que tu cerebro está tan lleno de aire que no estás consciente de que perfectamente te puede decir no, estúpido majara?

—Mauricio, deja de emprenderla en contra de Antonio, él no tiene la culpa de haberse sentido tan nervioso el día de hoy.

El valenciano solo se limita a mirar con cara de fastidio a todos sus hermanos, en especial al catalán, acto seguido se cubre con la manta que había traído consigo y se regresa a su cuarto a dormir.

Y después de eso, siguieron discutiendo por espacio de dos horas, interrumpidos brevemente por las repetidas quejas de Valencia que les gritaba que quería dormir. Al final definieron la sorpresa que le tendrían preparada a romano, algo que lo dejara de verdad impactado, que no le diera espacio a reacciones negativas.

Y España ya sabía que podía hacer para sorprender a Romano.


[1] Véase el especial "buon san valentino". España le propone a romano matrimonio después de la aprobación de las uniones del mismo sexo en España. Este le pone como condición "tres comidas al día con siesta y pasta" cosa que entiende España como un no.