NADIE SABE LO QUE TIENE, HASTA QUE…1


Especificaciones: para efectos prácticos en la lectura se tendrán en cuenta los siguientes signos:

Pensamientos de los personajes.

( ) Intervenciones de la autora.

" " Aclaraciones o ironías.


CAPÍTULO 1: LA LLEGADA DEL EXTRANJERO

Al aeropuerto de Tokio llega un vuelo procedente de Miami. Los pasajeros descienden lentamente, cansados del viaje; entre ellos se encuentra un chico de aproximadamente 19 años, con un traje algo formal, un portafolios negro de sutil presencia, y una inquietud acerca de su próximo paso. Al salir del aeropuerto toma un taxi, dos hombres introducen sus maletas en el baúl del mismo, y al fin dentro, el joven pide al taxista la hora. Piensa un instante y luego dice:

-A la ciudad de Nerima, por favor.

Ante la petición el taxista responde:

-Señor, aquella ciudad queda algo lejos, ¿está seguro…?

-Si lo sé, pero no se preocupe, le pagaré bien—contesta con unos dólares en la mano y una sonrisa de complicidad.


Era aún temprano, pero Akane ya no podía dormir, inusualmente se había acostado temprano la noche anterior, así que a la madrugada ya había descansado lo suficiente. Sin embargo, permanecía en la cama, mirando hacia el techo, con las manos entrelazadas sobre su abdomen. No pensaba en nada, solo miraba perdidamente. De pronto se levanta, ya era hora de su trote matutino; últimamente no había podido hacerlo.

Las prometidas de Ranma coincidieron todas en molestar los pasados días, el cansancio nocturno la vencía y a la mañana no quería levantarse, era una pequeña molestia comenzar otro día, sabiendo que en cualquier momento aparecería alguien queriendo pelear, buscando problemas o simplemente cambiando la situación.

Por otro lado daba gracias por esos días, puesto que en ellos podía ver que su vida no era simple, no era común y eso le parecía bueno; la adolescencia es mejor pasarla entre aventuras y dinamismo, que entre los pérfidos dilemas emocionales que son característicos de ésta edad. No es que ella siempre quisiera estar en peligro, o le encantase estar corriendo y dando golpes todo el día; pero esa cuota de diferencia y vida derivada de los problemas era grata, apreciada por la chica de cabello azul.

Akane abrió las cortinas y miró por la ventana. Solía hacerlo siempre para ver el nuevo día, y se concentró en aquel limpio cielo que estaba bastante despejado y brindaba una frescura particular; eso la animó aún más a salir y correr un poco. Se vistió con lo propio para aquella actividad y salió de su casa.

El frío de la noche prevalecía en el alba, ella lo sentía conforme pasaba las calles a su acostumbrada velocidad y sin darse cuenta, o bueno, sin conciencia previa, esboza una sonrisa; como feliz por el día, por sentirse así, bien y tranquila, llena de fuerza y de vida. Si bien esa parecía ser una buena mañana, en Nerima, desde cierto momento, la tranquilidad no suele quedarse por mucho tiempo, y, de improviso, desde el cielo cae un viejo adolorido por el golpe en su cabeza a los pies de la corredora.

-Pero ¿qué?...—alcanza a decir Akane antes de frenar para no pisar al que ha caído.

-Auuuuch, que dolor, ¡ese Ranma me las pagará!, cómo puede tratar así a su maestro, si solo quería que se probara este nuevo sostén que conseguí con tanto esfuerzo, es un malagradecido, cuando vuelva a casa ya verá, yo…– cesa su soliloquio al percatarse de la presencia de Akane—¡AKANE!—dice mientras se abalanza sobre ella como siempre.

-ALÉJESE DE MÍ—responde con un puñetazo que va directo a la cara del maestro Happosai.

Pero él no se da por vencido y vuelve a intentarlo diciendo cosas como: "no seas así, yo solo quiero un poco de cariño" y sollozando. Ella se el queda viendo con una cara entre repulsión y asombro, contesta:

-Entonces deje de hacer esas cosas maestro—gira y mira a otro lado con ojos cerrados revelando seriedad—eso no es propio de su edad, acaso no sabe que…—calla al sentir como el viejo se aferra a sus caderas con mucha felicidad—YA BASTAAAAA—y le ataca con toda su fuerza, golpeándolo con todo lo que encuentra.

Happosai entiende que no podrá lograr nada y pretende irse rápidamente saltando por los tejados, pero Akane continúa arrojando cosas para alejarlo; en esas, toma un buzón y descuidadamente lo lanza sin saber su destino final, con tal suerte que a lo lejos se ve a una persona caer por el golpe de un objeto volador no identificado. Akane se detiene al darse cuenta que el maestro ya se ha ido, pero reacciona con horror al ver a la persona afectada en cuestión. Se dirige rápidamente hacia él para auxiliarlo.


En otro lugar se ve a un Ranma algo más tranquilo, es que despertar con un balde de agua fría y un viejo libidinoso aferrándose a su pecho no es una sensación grata. Ya no tenía sueño y aunque era temprano se levantó. Era sábado, así que no habría que preocuparse de la escuela, por eso alista sus cosas para bañarse con cierta lentitud, el hecho de que ya no pudiera dormirse no quería decir que la pereza de la mañana se hubiera alejado de él. Con toda paciencia se dirige al baño, seguro que nadie lo molestará por lo menos en los próximos 15 minutos.

A lo lejos se escuchaba a alguien en la cocina y autodefinió que sería Kasumi, que preparaba el desayuno. De pronto pensó en ella, y en su abrumadora dedicación a la familia, se preguntó si no tendría más ambiciones en la vida que ser ama de casa, si tenía otros intereses adicionales e influyentes. A lo largo de su estancia en la casa de los Tendo él había aprendido a conocer a Kasumi, la mujer más amable del planeta, pero a pesar de ello, ella era muy reservada en sus cosas personales. Con todo, es una persona en quien confiar, y eso era apreciado por cada miembro de la familia. Volviendo a su propia rutina, Ranma dejó esos pensamientos para después y dispuesto a relajarse, entró al baño.


-¿Se encuentra bien?—dice la chica con algo de miedo y revelando preocupación.

-¿MMM?, qué pasó, ¡ouch! Mi cabeza—refiere aquella persona con la mano izquierda en su frente y tratando de levantarse—¿qué me golpeó?

-Discúlpeme por favor, no quise golpearlo, yo lo que quería era…

-No se preocupe, estoy bien—dice intentando calmarla, pues vio que estaba bastante asustada—no pasó nada.

-¡Cómo nada!, pero si lo golpeé con… con… un buzón—responde con asombro al ver el objeto, palidece aún más y lo examina con detenimiento.

-Tranquilícese señorita, solo fue un…—calla un momento al ver la mano que había llevado a su frente algo ensangrentada.

-¡Oh no!, deje que lo lleve con el Doctor, él atenderá esa herida.

-No es necesario, yo mismo atenderé esta herida—dice mientras trata de levantarse pero del mareo tambalea un poco, siendo sujetado por Akane, quien se preocupa aún más.

-No diga tonterías, yo lo llevaré con el Doctor para que lo revise, por favor—insiste mirándole a la cara y con ojos algo llorosos, el susto que tenía por lo sucedido había desencadenado esa reacción biológica.

-Bien, iré con usted—contesta ante la súplica de la joven, en verdad no deseaba verla llorar, así que con resignación se aferró al agarre de ella y se dejó llevar hacia su próximo destino, la clínica del Doctor Tofú.

Akane medía cada movimiento, de modo que pudiese llevar al herido sin complicaciones. Ambos iban en silencio, no había mucho que decir, tal vez. Ella empieza a fijarse mejor en quién es la persona que ha golpeado; se da cuenta que es un joven algo serio de apariencia extranjera. Su ropa era deportiva, al parecer estaba trotando también, o quizás se dirigía al gimnasio", pensó mientras echaba una rápida ojeada. Sin embargo, sus pensamientos no pudieron ser más profundos debido al evidente golpe en su frente, el cual era cubierto por la mano del joven que solo veía cabizbajo al suelo. De pronto él interrumpe el silencio diciendo:

-Mi nombre es Hotaro Miyamoto, mucho gusto—dice esto último extendiendo su mano derecha y una pequeña sonrisa.

-Ah… mucho gusto, Señor Miyamoto—regresa el saludo con su mano izquierda, que estaba libre.

Al ver que no es posible un apretón de manos de esta manera, ambos sonríen por la confusión, el joven sujeta la muñeca y el dorso de la mano de Akane terminando el saludo y la suelta después.

Siguieron caminando, Hotaro iba a decir algo pero Akane lo detuvo al llegar a su destino. Entraron rápidamente.

-Doctor Tofú, buenos días—dijo Akane con un tono afanado.

-¡Ah! Akane, que bueno verte—responde al llamado mientras salía a la sala de espera para recibirla—pero ¿qué le pasó a este joven?—de pronto dijo al ver a la compañía de la chica—¿acaso lo ha atropellado un coche, o tal vez cayó de una bicicleta, lo asaltaron?

-Me encontré con un buzón—dice Hotaro interfiriendo las inferencias del Doctor.

Hubo un pequeño silencio y un par de miradas, el Doctor continuó:

-Bien, vamos a ver esa herida.

Mientras el Doctor revisaba a Hotaro e indagaba algo sobre él, Akane se sentía muy avergonzada, aparte del hecho que el Doctor Tofú muy seguramente sabría de quién ha sido la culpa de la herida del chico; nunca había cometido un error así. Bueno, ha golpeado a muchos sin querer, pero esas eran personas fuertes y no veía una trascendencia negativa de dichos errores. Pero ahora, había lastimado a una persona indefensa, a un joven que venía totalmente desprevenido, a un extranjero. En ese momento pensó: ¡Oh no! Es extranjero, qué pensará de los japoneses, y específicamente de los que viven en Nerima; creerá que todos somos violentos, que la seguridad aquí es mínima, que…

-¡OUCH!

-Lo siento muchacho, pero no se preocupe, ya vamos a terminar.

Al final el Doctor Tofú puso una pequeña gasa con cinta en la herida del joven.

-Listo, ya esta. ¿Se siente mejor?

-Sí. Muchas gracias Doctor. ¿Cuánto le debo?

-¡NO!—interrumpe Akane—no se moleste Señor Miyamoto, yo me encargaré de eso.

-No es necesario Señorita…

Akane esperó un momento.

-Tendo, Akane Tendo

-Señorita Tendo, yo pagaré, no hay problema.

-No, no lo permitiré—de inmediato saca su cartera—mire Doctor Tofú, ¿esta bien así?

-Si Akane, así esta bien.

Hotaro se quedó mirando con algo de extrañeza. Nunca una mujer había pagado una cuenta suya, aparte de su madre. El siempre se había encargado de eso, aunque ellas insistieran, el terminaba pagando por iniciativa propia. Pero Akane se el adelantó y no aceptó su ofrecimiento.


Ya eran cerca de las 9: 00 am, Kasumi estaba sirviendo el desayuno. Su padre y el Señor Saotome se encontraban sentados en el típico portal del comedor que da al patio, tomando un delicioso té. Nabiki estaba terminando de bañarse y Ranma se encontraba en su habitación. Ya estaba listo, bueno, vestido y dispuesto a desayunar, solo esperaba el llamado de Kasumi.

Tendido en su furtón, se deleitaba en el silencio. Eran admirables esas mañanas, lejos del caos y el bullicio, lejos del peligro y la amenaza constante de… todos.

No demeritaba su vida llena de actividad, al contrario, era un enorme estimulante diario, no solo para hacer ejercicio, sino para aprender cosas nuevas. Desde que llegó a la casa de los Tendo su vida cambió moderadamente. Ya no era un nómada que vivía huyendo de los constantes errores y metidas de pata de su padre, ya no pasaba las noches al filo del invierno o de cualquier depredador en un bosque tenebroso. Ahora tenía una residencia fija, un lugar a donde recibir correspondencia. Un hogar. Si bien sus problemas lo persiguen como su propia sombra, Ranma ha aprendido a valorar todo lo que ha ganado, las nuevas técnicas, el gran nivel en que se encontraba actualmente. No se imagina como estaría si no hubiese conocido a los Tendo, ha logrado mucho en un corto tiempo. Pero siempre son buenos los descansos, momentos en los que el estrés sale de vacaciones y tienes tiempo para ti. Él sabe que esos espacios son escasos, y es por ello que son tan valiosos. Debido a esto, hoy no está entrenando en el dojo como es su costumbre, ni está saltando por los tejados de Nerima persiguiendo a alguien o huyendo de alguien, hoy solo quiere permanecer lo más tranquilo que pueda. Hoy no quiere peleas ni dolores de cabeza.

Cuando pensó en esto abrió los ojos, que se encontraban cerrados hasta ahora, él no quería peleas hoy, eso significaba NO PELEAR CON AKANE. Y eso sería difícil. Últimamente ha habido mucha actividad con sus prometidas, al parecer se pusieron de acuerdo para molestarlos; por ende, Akane estaba algo irritable, lo había mandado ha volar un par de veces, otras se veía bastante enojada. Era comprensible, pensó. Pero hoy era un nuevo día, ella había salido a correr muy temprano, así que vendría con un ánimo más calmado al arrojar tanta energía. Entonces recordó al maestro Happosai. Espero que no se lo haya encontrado, dijo para sí en voz baja. Eso podría predisponer un mal estado en Akane. Aún así, pensó que podría pasar un buen día si todos estaban en calma y si trataba de llevarse bien con su prometida.

-¡El desayuno está listo, vengan a la mesa!—avisa Kasumi.

Todos van rápidamente y se sientan. El jefe de familia, el Señor Tendo, al ver la ausencia de Akane pregunta:

-¿Dónde está Akane?

-No ha regresado de su trote, papá—comenta Kasumi mientras pasa un plato al señor Saotome.

-Mmmm, pero ya es tarde, ella salió muy temprano.

-Ya no debe tardar papá—dice Nabiki entrando a la conversación—así que deja de preocuparte.

-Esta bien—respondió con una mueca de resignación.

Todos comenzaron a desayunar, Ranma estaba algo inquieto, se preguntaba donde podría estar Akane, pero lo disimuló muy bien, desayunando rápido y agitadamente.

Quería ir a buscarla.


Akane y Hotaro salieron del consultorio, no hubo palabras en ese trayecto. Akane continuaba apenada y Hotaro…, bueno, sólo pensaba.

-Gracias—dijo Hotaro rompiendo el silencio—fue usted muy amable en pagar mi cuenta, no debió molestarse.

-¡NO NO!, —se apresuro a contestar—no fue molestia, yo tuve la culpa así que era lo menos que podía hacer—dicho esto hizo una leve reverencia, propia de su cultura, diciendo—discúlpeme, por favor.

Hotaro se asombro aún más, él sabía perfectamente qué significaba esa reverencia, pero nunca imaginó que una mujer haría eso delante de él.

-Escuche, no se preocupe, todo está bien—dice acercándose a ella para lograr enderezar su inclinación.

-Pero…—Akane no pudo decir más cuando los ojos de aquel joven se centraron fijamente en los de ella.

Hubo un breve silencio, muy breve, pero suficiente.

-No hay problema, estaré bien—dice Hotaro develando una pequeña y paternal sonrisa—es más—continúa reponiendo un poco su postura derecha, pero sin dejar de mirarla—creo que este incidente no fue del todo casual.

-¿Cómo dice?—expresa Akane con algo de sorpresa y confusión.

-Bueno, —responde mirando su reloj— parece que el destino se rehúsa a verme hoy desayunar solo, ¿usted ya desayunó Señorita Tendo?

Akane no respondió de inmediato, el repentino cambio de aquel joven serio por uno más jovial pero igual de respetuoso la asombró.

-No.

-Bien, entonces, que le parece si la invito a desayunar.

-No se preocupe, yo desayunaré en mi casa—indica con una sonrisa nerviosa.

-Ah por favor, Señorita Tendo, acepte mi invitación, así aprovecho para saber por qué usted estaba arrojando cosas al aire en plena mañana, creo que me debe una explicación, ¿no es así?

La sonrisa de Hotaro no había cambiado desde el principio, ni aún con el comentario algo sarcástico que acababa de hacer. Akane parecía estar entre la espada y la pared. Sabía que la estaban esperando en casa, y que muy seguramente le pedirían explicaciones por su tardanza; pero el joven frente a ella, de muy buena manera le estaba invitando a desayunar, y un leve compromiso por la explicación que estaba requiriendo de ella la empujaba a una sola decisión.

-Bueno, creo que no tengo opción—contesta con una sonrisa de resignación.

-Perfecto, pero deberá hacerme antes un favor.

-¿Cuál puede ser?

-Que usted me recomiende un buen restaurante para desayunar, ya que soy nuevo aquí y no conozco muy bien la ciudad.

Akane rió un poco con el comentario.

-Claro, sígame, tal vez pueda mostrarle algo de la ciudad en el camino.

FIN DEL CAPÍTULO 1


NOTA DE LA AUTORA: Hola, este es el primer fanfic que publico, de hecho ya lo había publicado en otra web pero esta cerró y, queriendo retomar esta historia, he decidido publicarla de nuevo. Espero les guste; aún queda mucho que ver de esta interesante historia. Cualquier comentario por favor envíenlo a:

ATT: Sanyayita2

1 La mayoría de los personajes incluidos en esta historia pertenecen a Rumiko Takahashi.

2 Nota aclaratoria: Como autora de esta historia me he tomado el atrevimiento de cambiar mi apodo como escritora de Karla Miyamoto a Sanyayita. Esta aclaración la hago debido a que, como lo manifesté anteriormente, esta historia ya fue publicada por mí hace algunos años; así que, si vuelve a ser leída por personas que la conozcan, sepan que me alegra que se interesen de nuevo y que no es un plagio de alguna otra persona. Agradezco su atención.