¡Hola hermosas lectoras! O lectores, quien sabe ajshsj. Me llamo Estefania, tengo 18 años, y esta es mi segunda novela aquí. Tenía mucho tiempo queriendo subirla y ahora que le encontré un nombre apropiado, la subiré. La novela ya está completamente escrita porque la escribí para mi mejor amiga hace un año, así que no se preocupen que no la abandonaré3. Bien, hay un par de cosas que quiero decir antes de que empiecen a leer: 1- son dos protagonistas, tanto Hermione como Luna aparecen por igual. 2- Hay bastante suspenso y acción durante toda la novela, ¡También hay romance! pero no se esperen uno de esos romances en los que ya se enamoraron en el segundo capítulo, porque no es así :c. 3- Leerán mucho la palabra "Hermana" entre Hermione y Luna, pero no son hermanas, es un apodo de cariño, no se confundan. ¡Eso es todo!
Espero de corazón que les guste la novela y dejen reviews si así el caso y les parece interesante. Beesoos.

Capitulo uno.
"Confusión"

"Levantate, vamos, arriba."

Los escombros rodaron por su espalda, cayendo al suelo y alejandose de ella. Hermione apoyó las manos en el piso, intentando levantarse. Estaba demásiado confundida, demásiado aturdida para terminar de conectar lo que había sucedido. Tosió con fuerza, haciendo que el polvo se agitara en el aire frente a su rostro. Se arrastró unos mentros por el suelo, gateándo como sí fuera una bebé hasta que alcanzó la pared de céramicas rosadas que tenía al frente. Recostó la espalda y sin poder evitarlo, empezó a temblar. Cerró los ojos, apurruñándolos sin querer ver el desastre en el que estaba. ¿Qué había sucedido? ¿Cómo terminó atrapada entre escombros y una puerta caída? Intentó recordarlo, pero se encontraba en shock. Hermione se llevó las manos al rostro, tapándose los oídos cuando escuchó más escombros moverse. ¿Ahora qué? ¿Acaso la terminarían de matar? Estaba muerta de miedo y confusión. ¿Era así como pasaría los últimos segundos de su vida? Atrapada entre una pared, una puerta destartalada y el uniforme de su colegio dañado, sin poder controlarse para saber como había terminado allí. Se acurrucó contra la pared, pegando las piernas a ella y suspiró. "Concentrate, por favor, concentrate" se dijo a si misma, tenía que hacer un último esfuerzo por recordar como había llegado allí antes de morir. Los pasos se hicieron más notables, los escuchó los escombros siendo apartados. El llanto resbaló por su mejilla, callendo al piso. "Estaba en el pasillo del colegio" pensó, urgándo en su traumatizada cabeza para unir las piezas, pues hasta el momento no recordaba nada, solo haber despertado en ese sitio, en esas condiciones. Suspiró y puso su mente a trabajar. Recordó haber estado en el pasillo del segundo piso, quejándose de como hacía calor y de que no aguantaría cuatro horas más encerrada en ese infierno que llamaban colegio. Recordó haber entrado al salón en busca de su bolso y dirigirse a clases de Quimica donde pasó las dos siguientes horas sin prestar la más mínima atención. Recordó haberle respondido algo a Harry, su compañero de clases desde primaria, sobre la asignación de Biología y que no tendría problema en ayudarlo... ¿Y luego, qué? Su mente se trancó, frenandole el paso. "Mierda, Hermione..." El llanto la invadió nuevamente, nada la frustraba más que esa confusión en la que estaba hundida. Parecía que lo que había sucedido tan solo minutos atrás en realidad hubiera pasado siglos antes. Notó que la puerta que la tenía atrapada se movía, y un miedo irracional se apoderó de ella. "¡Maldita sea!... Hablaste con Harry, ¿Luego qué pasó?" Se concentró tanto como pudo y entonces fue capás de verlo. Salió disparada del salón justo cuando sonó la campana, con el bolso rebotándo sobre su hombro a medida que corría por el pasillo principal del segundo piso. Iba con prisa pues de verdad necesitaba ir al sanitario antes de que empezara e siguiente periodo, además, estaba buscándo a...

- ¡Hermione!

La puerta cayó hacia atrás, liberándola. La repentina claridad la cegó por unos segundos. Hermione soltó un grito que se apagó cuando sus ojos por fín vieron quien había retirado la puerta. Su mejor amiga se encontraba de pie frente a ella, con los cabellos rubios callendole por la camisa del uniforme, la falda desgarrada y un rostro de confusión idéntico al de ella. Hermione se levantó con piernas temblorosas y abrazó a su mejor amiga, a su hermana.

- ¡Luna! -Murmuró, llorándo.

¿Cómo se había olvidado de que su mejor amiga estaba con ella? ¿De que Luna estaba pasándo por lo mismo? Ahora lo recordó todo. Se había topado con Luna en el pasillo y le pidió que la acompañara al sanitario. Luna se había negado al principio, pero accedió y la acompañó. Los sanitarios del segundo piso estaban vacíos cuando ellas entraron, claro, la campana iba a sonar en pocos segundos, ellas eran las únicas allí. Hermione entró a uno de los baños mientras Luna se había quedado apoyada en la puerta del cúbiculo, hablándo de que tampoco sobreviviría otras dos horas antes de poder irse a casa. Lo que no se imaginó fue que quizás nunca regresaría a su casa. Hermione había salido del cubiculo para lavarse las manos mientras Luna intentaba aplacarse el cabello con las manos cuando se percató de que no había agua; no le pareció extraño, hasta que la rubia señaló que ya habían pasado más de dos minutos, cosa que indicaba que la campana debía haber sonado, pero no lo hizo. No le dieron importancia, pero cuando decidieron abrir la puerta todo sucedió.
Fue tan brusco, tan repentino, que las asustó hasta la médula a ambas, dejándolas en un estado de shock. Un gran temblor las hizo retroceder. Al principio ninguna de las dos entendió bien que rayos estaba pasando. No era normal que temblara, no así, de la nada. Luna despegó la mano de la puerta que había intentando abrir, echándose hacia atrás junto con Hermione. El temblor se hizo cada vez más intenso. Las puertas de los sanitarios se balancearon de un lado al otro, los vidrios de las ventanas cedieron, rompiéndose en mil pedazos. El estallido de los vidrios las hizo tirarse al suelo y cubrirse la cabeza con las manos al tiempo que soltaban un grito al unísono. De repente todo se volvió completamente oscuro, como si la luz del sol se hubiera apagado por un interruptor gigante. El miedo las había invadido al instante. Las puertas se salieron de sus marcos, los lavabos tintinaban por dentro y el suelo no dejaba de temblar bajo ellas. Solo estaban esperando el derrumbe; de seguro quedarían atrapadas, pero el piso no cedió.

Hermione había intentando gritar al igual que Luna cuando un sonido gutural salió de la nada, pero no pudieron emitir grito alguno. Un peso aplastante las hundía contra el suelo, cortando su suministro de aire. Se ahogarían, aplastadas por algún tipo de gravedad mil veces más grande que la normal. Pero justo cuando sus pulmones parecían a punto de estallar: Todo acabó. El peso invisible fue retirado de sus pechos, las puertas dejaron de tambalearse y el suelo de temblar. Todo quedó en un inmenso silencio en menos de dos segundos y en ese momento perdieron la consiencia.
Ahora las dos recordaban lo que había sucedido tan solo minutos atrás con perfecta claridad.

- ¿Qué demonios pasó...? -Murmuró Hermione, dandole un vistazo a todo.

El sanitario del segundo piso siempre había sido uno de los más conservados de todo el instituto. Siempre estaba limpio y ordenado, pero en ese momento, frente a sus ojos, estaba completamente destruído. Buena parte del techo se había caído, dejando la estructura desnuda al descubierto, los lavabos se habían craquelado, rompiendo la fina cerámica, las puertas estaban todas fuera de sus marcos, tiradas, algunas partidas por la mitad, otras no. Los espejos rotos se esparcían por todo el piso, amenazando con cortarlas si caían sobre ellos. El baño parecía una zona de guerra.

- ¡QUIERO SALIR DE AQUÍ! -Gritó Hermione con desesperación, corriendo hacia la puerta del sanitario- ¡Quiero salir de aqui, quiero...!

Luna estaba a punto de gritarle que no lo hiciera, que no abriera la puerta, pero era demasiado tarde. Hermione abrió la puerta, y lo que fuera que había allá afuera; no era su colegio.
Afuera todo era completamente negro como el alquitrán. No había cielo, ni suelo, solo negrura a donde fuera que miraran. Era como sí todo lo que existiera más allá de la puerta fuera un espacio infinito sin ocupar. La idea le causó nauseas a Hermione, quien se hechó hacia atrás, tapándose la boca detrás de las manos. Su cerebro le hacia demásiadas preguntas, una tras otra. ¿Qué rayos había pasado? ¿Donde estaban? ¿Se habría desmayado y todo eso era un sueño? Quería creer la última pregunta pero un grito ahogado de su amiga la hizo deshechar la idea: Luna estaba igualmente de confundida que ella.
Cerró la puerta como sí la misma estuviera en llamas y ladeó la cabeza para verla con una mirada llena de terror en los ojos.

- ¿Qué...? -Comenzó la rubia, pero se calló- El temblor.
- ¿El temblor? -Hermione despegó las manos de su boca, atreviendose a hablar- No creeras qué...
- ¡No sé que creer! -Luna negó con la cabeza, deslizandose por la pared hasta caer sentada en el suelo- El temblor empezó, todo comenzó a moverse, los ruidos... Y ahora, bueno, ahora estamos aquí.
- Luna...

Ella también podía sentir la desesperación creciente en su garganta, al igual que Luna. Ambas sentían lo mismo: Un irracionable miedo mezclado con la desesperación de no saber que rayos estaba pasando. Pero ninguna se atrevía a decirlo. La rubia apretó las rodillas contra su pecho y sollozó en silencio, debía controlarse, pero necesitaba soltar todo primero. Hermione siguió su ejemplo, y aunque no lloró, se sentó junto a su amiga, intentando decifrar como podían seguir adelante, sí es que había un adelante, claro.
Pasaron los minutos sin que ninguna de las dos digera absolutamente nada. Se limitaron a callarse los gritos, el miedo y la anciedad, al menos por ahora. Luna se limpió las lágrimas aún húmedas de la mejilla unos minutos después y se levantó de un salto.

- Hay que salir. -Dijo al fín, aunque su voz flaqueó.
- ¿A donde? Allá afuera no hay nada. -Hermione también se puso de pie. Tenía la cara hinchada, roja por aguantar las lágrimas- ¿No sería mejor...?
- ¿Quedarnos aquí? -La chica negó con la cabeza- Hermione, tenemos que salir. Ver que demonios hay allá afuera.

Ambas dirigeron su mirada directamente hacia la puerta que estaba nuevamente cerrada. Sabían que no se podrían quedar allí, en un baño, o lo que solía ser el baño de su colegio para siempre, eventualmente necesitarian salir. ¿Y para qué prolongar lo inevitable? No podían sobrevivir allí, y, honestamente, la idea de seguir encerradas les causaba solo más miedo irracional: La única respuesta lógica era salir. Hermione asintió levemente con la cabeza, aceptándo el hecho inevitable y Luna hizo lo mismo antes de recogerse el cabello en una coleta alta. Se acercó a paso lento hacia la puerta, con cuidado hasta que tuvo la mano sobre la perilla. Toda la situación se sentía tan irreal que pensó que despertaría en su cama, chillando por una horrible pesadilla y eso sería todo. Pero la perilla bajo su mano era completamente real. Tomó un largo suspiro y abrió la puerta.