Intocable
Piel tan blanca como la porcelana. Figura esbelta con un largo pelo negro que terminaba en graciosos rizos. Sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Era un ángel. Tan bello… Tan intocable.
El atardecer de Tokio adornaba las calles, dándole un toque matiz y causando las sombras de dos personas que caminaban una delante de la otra. Al parecer no iban hablando, es mas, parecían que nunca se hubieran visto.
El de atrás un chico bien parecido que miraba hacia la chica con distracción con sus ojos dorados, piel bronceada que se veía mas oscura por el matiz que inundaba la ciudad, pelo platinado que bailaba al compás del viento con rayos negros por las sombras de los árboles, figura atlética bien podía decirse que era un deportista.
La chica adelante era blanca como la porcelana, ojos chocolates alegres, labios rojos. La típica belleza oriental, pero tenia algo más. Tal vez sus ojos grandes y/o expresivos, clara herencia del occidente. Largo pelo negro que se movía con el viento mientras caminaba tarareando una canción sin prestar atención a su espalda.
Siempre era lo mismo. Venían a la misma hora, por el mismo camino todos los días. A la misma distancia y ninguno de los dos se hablaba. Aquellos que estaban acostumbrados a verles caminar por la calle, se preguntaban si se conocían o si era pura casualidad… Bien conocidas casualidades, cosas del destino.
Fuera de todo esto, nadie sabia que pensaban aquellos chicos de esa casualidad del destino. El chico, antes mencionado, si pensaba y sentía esa casualidad.
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Allí estaba ella. Como siempre, hermosa. Como un ángel, intocable.
Caminando frente a mi como cada tarde lo hacia. Al principio pensé, que buena suerte pero cuando me di cuenta de mi estupida cobardía al estar frente a ella, lo tome como una mala broma del destino.
La chica que me gusta desde primaria, caminaba frente a mí todas las mañanas y todas las tardes, además de que es mi vecina por tres casas. Que broma tan pesada me ha jugado la vida.
Nunca hablábamos ella era demasiado perfecta para el. El era solo un chico que al no ser correspondido se había dedicado a tener encuentros con cualquier mujer que se le insinuara, pero a ella la tenia en un pedestal. Ella era la única chica de todo el colegio que no moría por estar con el.
La única que no le dirigía una sonrisa a su persona.
Y ella, es la única persona de la que el espera una sonrisa.
Una de esas sonrisas que iluminan todo el salón en un segundo, que brillan aun a pesar de la inmensa oscuridad. Si, estaba ansioso porque un día una de esas sonrisas fuera dedicada a el.
¿Cómo lograrlo?
Era la pregunta que cada día se hacia. Como lograr una de esas sonrisas tan maravillosas que ella sabia dar, fuera dedicada a el.
¿Cómo evitar quererle?
Era perfecta. Hermosa por fuera, pero intocable por dentro. Cuando te acercabas a su persona interior sientes que la paz te invade y no te deja seguir. Es como si fuera un ángel, es decir, ella es un ángel.
Su largo pelo negro que se movía con el viento le incitaba a querer tocarlo, sus grandes ojos chocolates como quisiera perderse en esos ojos por toda la vida, sus labios rojos carnosos como a el le gustaban, y que dedicaban esas hermosas sonrisas que tanto le gustan, seguro se acoplarían perfectamente a los de el.
Su piel tan suave, que una vez se atrevió a tocar, le pidió que la reclamara como suya, además tan blanca que la luna se quedaba sin comparación ante su belleza, pero sin duda alguna, lo más hermoso de ella, era su voz.
Un ángel no se comparaba, por eso no era un ángel.
Ella era la criatura más hermosa, más delicada y más intocable de todas las criaturas que podían existir. No entendía en que momento se había enamorado así de ella, y sin hablarle, pero siempre habían estado en el mismo salón siempre compartía con ella los amigos, aunque nunca hubieran hablado mas de dos palabras, el la conocía muy bien.
Sabia que no le gustaba en el taco no le gustaba el tomate, que era alérgica a los colorantes y que no le gustaban mucho las fiestas. Sabía también, que vivía con su hermano pequeño, su abuelo y su madre, su padre falleció cuando ella tenía diez años en un accidente de tráfico. También sabia que venia de una larga generación de sacerdotisas, pero que ella no iba a seguir la tradición. Lo sabía todo, de ella.
Y aun así, a pesar de este el último año de secundaria junto a ella, y que sabia ambos irían a universidades distintas, allí siempre se encontrarían en el camino a casa.
Y algún día, tarde o temprano, el la saludaría, y ella le sonreiría.
Era su más grande sueño.
Holaa ¡!
Y vuelvo aquí, este es mi segundo One-Shot… ¨Wherever I go¨ es el primero, se los invito a leer…
Espero les guste ¡! Fue un momento de inspiración loca ¡! Pero creo que vale la pena! Aunque una vocecita me dice ¨hey continualo¨esperare a que ustedes opinen, si se convierte en fan fic o si simplemente es un One – Shot.. como quiera me seguira gustando.
¡Have fun!
¡Feliz dia de San valentin! ¡Dia de la Amistad! jajjaa
