Disparity in Love

Historia 2. Como perros y gatos

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Cada mañana sacaba a pasear a su gran danés, un perro en la edad adulta que le había acompañado toda la vida, cobarde, fiel, de buen carácter, además de noble, aunque claro, comía y defecaba como el demonio. Perro de piel grisácea y mirada viva, cabía mencionar además que su dueño, Milliardo, lo adoraba como a nadie, quizás incluso por encima de su tonta y caprichosa hermana Relena, que era la niña amada y mimada de la familia, porque claro, todo cuanto ella quería le era concedido, incluso el inútil de su novio que nadie pasaba nunca por un ser de inteligencia inminente pero con el cual ella se había encaprichado, a Milliardo incluso se le olvidaba su nombre, de verdad, era muy inútil

El gran danés de Milliardo se llamaba "Bob" y como ya dijimos antes, era noble y de buen carácter, y como ya dijimos antes también, comía y defecaba como el demonio, Milliardo solía sacarlo a pasear todos los días por las mañanas y a media tarde, cuando el sol comenzaba a ocultarse. Bob tenía una mala costumbre, una maña que durante años ni Milliardo ni el mejor entrenador de perros pudo hacer, y es que Bob solía hacer sus necesidades siempre en el mismo lugar, la banqueta del vecino que vivía a diez cuadras, un joven serio y frío de nombre Heero Yuy, que dicho sea de paso tenía un lindo gatito

"Michi" era el nombre del lindo gatito que pertenecía al joven Yuy, un hermoso gato de color naranja con franjas cafés, de cola esponjosa y pelo abultado pero perfectamente peinado. Michi era un gato infiel y maleducado, casi cada noche salía en busca de gatitas y comida de los vecinos, mientras Yuy, preocupado sin exagerar, lo esperaba en casa, con la lata de comida y el cepillo para ser peinado.

Cada vez que Bob llegaba a casa de Heero, (porque la explicación no está de más, el gran danés no caminaba hacia otro lado que no fuera ese) Michi lo esperaba desde la ventana, con mirada filosa y las garras preparadas, luego que el perro hacía sus necesidades siempre frente a la casa y Milliardo se disponía a limpiar, el gato salía por la puertita para mascotas y lo atacaba, corriendo a gran velocidad, sin que Milliardo pudiera hacer nada, simplemente el perro echaba a correr y se lo llevaba prácticamente a él a la fuerza

-Otra vez ese malnacido –gruñó al ver el espectáculo de siempre-

El bastardo de Milliardo siendo arrastrado por su maldito perro cobarde mientras Michi iba tras ellos era cosa de todos los días. El gato era su orgullo, pero admitía que eso lo volvía loco, porque por aquella correteada de su precioso, terminaba en ver aquella suciedad esparcida por su banqueta, por alguna absurda razón Milliardo nunca podía limpiarlo, antes de eso Michi ya había salido al encuentro de su enemigo, pero no solo Michi tenía un enemigo, él también, su enemigo sin duda era el maldito del vecino

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Los Peacecraft eran la familia más asquerosamente amada del vecindario, pero claro, que todo ese amor solo se debía a la conveniencia, ya que el centro comunitario, la biblioteca, el jardín enorme del área común y demás bellezas del barrio habían sido obra de la bendita familia, siempre tirando el dinero a lo estúpido, o al menos eso es lo que pensaba Heero Yuy, el chico más ignorado (criticado) del barrio, amargado y soltero a sus escasos 25 años, con un gato malcriado que además de todo lo hacía tener en la frente la marca de "maricón", cosa que a Heero no le importaba en absoluto, él era Open Mind y esas cosas, además no era el tipo de persona que intenta agradar a los demás

Por su parte Milliardo era homosexual de clóset, nadie lo sabía, ni siquiera su supuesta prometida, una mujer de nombre Lucrezia que le era prácticamente indiferente, la mujer no era capaz de levantar el asta ni tratando de hacer sus mejores trucos, él siempre se justificaba con el hecho de querer respetarla hasta el matrimonio

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Un día Milliardo intentó sacar a pasear a Bob una hora antes de lo acostumbrado pero el perro se había negado, y como era enorme y pesado, su dueño no insistió

En otra ocasión Bob se detuvo a medio camino cuando Milliardo quiso llevarlo por una ruta de paseo distinta a lo acostumbrado, como el perro era demasiado enorme y pesado, Milliardo desistió

En otra ocasión, luego que Bob hiciera sus necesidades, Milliardo, con la rapidez de un lince intentó limpiar, pero el maldito gato fue más rápido que de costumbre y todo terminó como siempre, como el perro era muy pesado y enorme, su dueño terminó arrastrado y asquerosamente embarrado como siempre

-Estoy cansado de ésta situación –enojado Milliardo se quejó, poniéndose de pie pues estaba sentado en su silla favorita, con el perro a su lado- Bob, será momento que nos mudemos de casa –dijo decidido al perro, Bob solo inclinó su cabeza y chilló casi en silencio-

-Esto no tiene ni pies ni cabeza, habla con ese tonto, que mate a su gato, o mejor aún, debemos envenenarlo, siempre me mira mal –se quejó Relena al extremo de la habitación, su hermano la miró-

-Eso es porque quisiste coquetear con él y al parecer al gato no le agradaste, por eso

-¿De qué lado estás? Maldita sea –su gesto de desapruebo fue tal que su hermano solo entornó los ojos- Me rechazó, estoy convencida que es "Homo" –recalcó la palabra de mala gana- Yo que tú le envenenaba al gato –sugirió por último y se fue. Milliardo se quedó pensando, él no era un mata animales, así que irse era lo mejor-

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Como era de esperarse sus padres se opusieron, si se iba de la casa renunciaba a la fortuna, no podía irse hasta no casarse con su supuesta y casi ficticia novia, así que no pudo hacer más, debía aguantar un poco más la situación, pero adelantar su boda era un pensamiento casi atroz

-¿Debería envenenarlo? No, no soy así –se auto convenció y salió de casa con Bob, era media tarde y el sol estaba ocultándose. A tan solo unos pasos de llegar a la casa de siempre, Milliardo notó que Heero estaba afuera, con el maldito de Michi entre los brazos, perfectamente peinado como siempre y con la mirada de felino rabioso, Milliardo sintió como el gran danés comenzó a temblar, pero por fortuna no se alebrestó

-Milliardo Peacecraft, me estorbas – dijo desde la puerta-

El susodicho arqueó las cejas ¿era eso una amenaza?

- ¿Yo? Tu sucio animal, es hosco y maleducado, ahora veo por qué –bufó enojado y se dirigieron una mirada de muerte-

-Estoy harto, has algo o atente a las consecuencias –amenazó de nuevo y entró a su casa-

- ¡Bastardo! –gritó desde afuera, Heero corrió la cortina y lo miró amenazadoramente desde el interior, Michi hizo lo mismo y Bob se asustó, echando a correr como loco, como siempre, asustado. La fortuna es que ésta vez no hubo nada en lo qué embarrarse

Los días transcurrieron, las disputas se volvieron frecuentes, ambos estaban hartos de la situación, se odiaban mutuamente y sus mascotas también, aquello era una guerra

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Al día siguiente, desde temprano, Milliardo preparó a Bob y salieron de la casa, como siempre, el perro se detuvo, hizo lo suyo y de nuevo, resignado, Milliardo sacó la bolsa para limpiar, esperando ser interceptado por el maldito gato, pero ésta vez, Heero salió de casa solo, sin gato, Michi no estaba siquiera asomado por la ventana

-Vete ¿Por qué tiene tu perro que hacer aquí?

-Lo limpiaré –gruñó-

-Claro que lo limpiarás, pero ya no quiero a tu perro haciendo sus cosas aquí –gritó furioso, cosa rara, casi ni hablaba-

-No es que yo quiera, él…

-Ya te dije, hazlo y ya verás –se retiró a su casa y de nuevo desde la ventana lo miró con amenaza, Milliardo bufó enojado

-¡Como si yo pudiera hacer algo! –molesto limpió y se retiró con Bob, por primera vez haciendo la caminata que debiera ser-

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La familia Peacecraft salió de misa como era su costumbre cada domingo, siempre iban y hacían generosos donativos, Relena iba del brazo con su inútil novio, Milliardo iba también con su supuesta novia, los cuatro juntos, los papás de los hermanos atrás de ellos, saludando a la gente y mostrando grandes sonrisas hipócritas

- ¿Y cuándo se casan? –escuchaba a lo lejos a una vieja chismosa, mientras Lucrecia respondía cualquier tontería que le venía a la mente

-Nunca –pensó él al oírla- Amor, ahora vengo

Se excusó sin mucha explicación y se separó de su novia, que siguió hablando como un loro suelto. Necesitaba respirar

Milliardo deshizo el nudo de su corbata y sacó un cigarrillo, estaba a un costado de la iglesia. Suspiró y miró a su alrededor, divisó algo que llamó su atención y caminó hacia allá, un joven que parecía estar buscando entre la basura, superficialmente. Llegó hasta él y vio a Heero, él volteó cuando sintió una presencia

-El amargado Yuy –dijo sin pena- ¿Buscando comida? –se burló-

Pero Heero lo ignoró, siguió buscando y cuando se rindió se alejó, Milliardo notó que buscaba algo y no era precisamente que debiera ser encontrado en la basura

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Milliardo pasó frente a la casa de Heero una tarde, pero parecía que la casa estaba vacía, no le tomó mucha importancia y dejó que Bob hiciera lo suyo en la banqueta, juntó tranquilamente y se marchó con el perro a su lado

Al día siguiente mientras se alejaba de la casa, escuchó el sonido de un auto detenerse frente a la casa, era el de Heero y él acababa de llegar, portaba entre sus brazos una cajita de madera, muy pequeña. Milliardo entendió al instante, seguramente el maleducado de Michi había muerto. Las miradas de los dos se cruzaron, Heero se veía triste dentro de aquella mirada fría de siempre

-Lo lamento –dijo desde los pasos que le alejaban de la casa, Heero lo miró con odio y sin responder siguió su camino a casa. Milliardo suspiró- De verdad lo lamento

Después de haberlo llevado a pasear, Milliardo llegó a su casa, su hermana se besuqueaba descaradamente con el inútil de su novio, Milliardo ni siquiera sabía su nombre pero lo odiaba, le ponía las manos encima a su hermanita, era imperdonable

- ¡Ustedes dos! En ésta casa no, respeten –los regañó- Será mejor que te vayas –corrió al otro sin vergüenza-

-Hermano, eres odioso –se quejó ella cuando su novio se fue-

-Respeta la casa –gruñó-

-Creo que hoy estás amargado –su mirada fue casi de burla-

-Dirás que estoy loco, pero me entristeció saber que Michi murió –le explicó lo que acababa de descubrir y la miró sonreír-

-Así que murió –reflexionó- Sabía que funcionaría

- ¿El qué? –se imaginó lo peor, no era necesario ser genio para entender, su hermana tenía algo que ver con la desgracia-

- ¿Cómo qué? Yo le di veneno –dijo orgullosa, a Milliardo se le saltaron los ojos-

-No… -pausó un poco- tú no… -otra pausa- fuiste capaz –enojado se acercó a ella y la sacudió por los hombros, pero ella estaba orgullosa-

-Lo hice por ti, diario te quejabas –defendió su accionar-

-Yo no quería esto –la soltó y decepcionado se alejó de ella. Subió a su habitación a lamentarse, había sido su culpa-

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La culpa pudo más que él y fue a casa de Heero, por vez primera llamó a la puerta, se sentía nervioso, no sabía cómo hablarle del tema, no sabía cómo disculparse, se veía reflejado a él mismo, pensar que Bob muriera así le causaba tristeza

Heero abrió y lo miró con mucho enojo, no quería ver a nadie, mucho menos a ese infeliz, aunque viniera sin perro, no lo soportaba

-Necesito decirte algo –afligido suspiró, Heero seguía a la puerta-

-No me interesa, vete –dio el portazo sin decir más pero Milliardo se quedó ahí, miró por poco tiempo la puerta y dio un puñetazo- ¡Fue mi hermana! –gritó enojado- Ella envenenó a Michi –admitió-

- ¿Qué? –enfurecido abrió la puerta y quiso pasarle de lado para ir a casa de los Peacecraft, pero Milliardo lo detuvo, sujetándolo del brazo

-No, te lo suplico, toma represalias contra mí, yo era el que se quejaba, yo propicié esto y asumo la consecuencia –habló sinceramente-

-Bastardo –se soltó del agarre fuerte y lo empujó, después lo golpeó en la cara, con tanta fuerza que lo tumbó al pasto, Milliardo no se defendió, ni se tocó la herida, solo se quedó tirado en el suelo, sintiéndose basura-

-Perdóname, por favor perdóname –pidió encarecidamente-

-¡Vete! –se alejó a casa y dio otro portazo-

Milliardo se levantó del suelo y fue a casa, triste y cabizbajo, al llegar vio a su hermana llorando desconsoladamente y no entendió por qué, su primer pensamiento fue que sus papás habían sufrido algún accidente pero no fue así, Relena no tardó en explicarle todo entre lágrimas

-Juro que no fue intencional, dejé el veneno en la cocina, yo no sabía que él iría, no sabía que Bob se lo comería

Oyó las palabras tan horrorosas de parte de su hermana y sintió el bajón, sus piernas temblaron, el perro que lo había seguido siempre, desde la adolescencia, estaba muerto y la culpable era su hermana, pero de nuevo se culpaba, él había propiciado todo con sus quejas. Comenzó a derramar lágrimas

-Es mentira –se hundió en la negación-

-Lo lamento

-Oh Bob –fue a la cocina y ahí estaba el perro, tirado en el suelo, con los ojos abiertos y la lengua de fuera, la cocinera lo miraba y lloraba, si hubiera llegado a tiempo habría evitado la tragedia, pero Milliardo sabía que era solo su culpa. Se hincó junto a él y lo abrazó, debía darle el último adiós

Continuará


No recuerdo haber leído un fics de Zechs y Heero en español, así que escribí esto, tal vez les guste, tal vez no, pero lo escribo con mucho amor, denle una oportunidad a parejas disparejas :)