Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
La idea y escritura de esta historia es totalmente de mi autoria. Prohibido cualquier tipo de plagio.
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.:Aracnofobia:.
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Tenten a veces no entendía a Neji.
Por más que lo pensaba, analizaba y creaba suposiciones sobre la situación, no lograba comprender por qué su compañero aborrecía con tal magnitud a las arañas.
La primera de sus suposiciones era que el Hyūga le temía a los arácnidos y era por ese motivo que cada vez que veía uno ―por invisible que fuese ante un ojo normal― interrumpía todo lo que estuviese haciendo ―aunque fuera un arduo entrenamiento― y se dirigía con determinación al lugar donde había divisado a la pequeña arañita para aplastarla con su pulgar hasta dejarla convertida en una mancha. Lo que no lograba explicarse Tenten, era por qué Neji sonreía con malicia y poseía un brillo desquiciado en los ojos una vez que veía el fin que tuvo la inocente araña. La satisfacción que expresaba el Hyūga era algo que tampoco entraba en su teoría. Además, si fuese miedo, simplemente su compañero no se acercaría a los arácnidos.
Pero sin duda lo que más sorprendía a la chica era el deleite supremo que Neji demostraba cuando se trataba de asesinar una araña grande. Con la punta de su pie la aplastaba, y por si fuese poco, movía de un lado a otro su extremidad para darle más énfasis a su acción. Tenten siempre lo miraba sorprendida cuando esto ocurría, porque Neji solía dedicarle tiempo innecesario a éste acto. A veces, incluso, susurraba palabras que ella no alcanzaba a entender.
Definitivamente Tenten no entendía por qué Neji era así.
¿Acaso no pensaba en la familia de esa inocente araña? Qué pasaba si se trataba de una madre ¿Qué pasaría con sus pequeños hijitos? Y si fueran los hijitos ¿Cómo se sentiría su madre?
Neji era un hombre sin compasión.
Le gustaba no entender por qué era así, lo hacía más inalcanzable, un supuesto; ese Neji idealizado que guardaba profundos secretos en su solitaria humanidad. Un misterio atractivo que toda chica deseaba conocer.
Aunque mentía y se reía, porque obviamente ella conocía de sobra los motivos que gatillaban el actuar tan incomprendido e impropio del prodigio de la familia Hyūga, sabiendo que guardaba estrecha relación con aquella horrible cicatriz que un tipo con genes arácnidos le dejó años atrás como recuerdo de su derrota.
―Neji… ―llamó cierto día mientras lo veía cometer uno de sus crueles actos contra una inocente araña que se cruzó en su camino―. ¿Tú eres aracnofóbico?
La forma en que él la miró la hizo sentirse como uno de aquellos horripilantes bichitos cuando comprendía que su fin estaba cerca. Se mordió el labio para contener sus carcajadas… sin buenos resultados.
―¡Odio a las arañas, Tenten! ―gritó furioso el Hyūga.
Neji Hyūga no le temía a las arañas; las odiaba ¡Las odiaba!
Y también detestaba el momento en que cometió el error de confesarle a su compañera de equipo, amiga y amante secreta, aquel odio casi patológico por los arácnidos, entregándole en bandeja una razón más para molestarlo.
Ignorando con maestría a la mujer que se retorcía de la risa en el suelo, volvió a la ardua y placentera labor de eliminar a otro de esos asquerosos y horribles seres de ocho patas.
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No hay mucho que decir; me dio nostalgia de tanto tiempo desaparecida.
Una historia corta y de las antiguas sólo para traer un par de recuerdos a las lectoras antiguas y también para entretener a las nuevas.
Espero que les gustara.
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