Buen día, gente!
Bueno, he aquí mi segundo Staig (StanxCraig), un poco raro, burdo y algo ridículo por el contenido en sí, pero intentando sacar al menos una sonrisa en estos días tan calurosos, al menos aquí en Yucatán.
Sin más qué decir, excepto que los siguientes personajes son de Matt Stone y Trey Parker, aquí les dejo con un este extraño fic que, espero, sea de su agrado.
Saludines!
Vicka.
Humores de embarazo.
- ¡HIJO DE PUTA! ¡MAL NACIDO! ¡DESGRACIADO! ¡ANIMAL! ¡CABRÓN! ¡OJETE DE MIERDA!
Esas y otras groserías gritaba Stan Marsh Tucker mientras lanzaba platos, vasos, cubiertos y hasta la plancha al vacío, intentando herir a su esposo, Craig Tucker, ejecutivo de una compañía de construcción.
La razón de tanto proyectil era simplemente los cambios de humor que toda mujer atraviesa durante el embarazo. Esos cambios de humor en una mujer embarazada o, en ese caso, en un hombre embarazado, podrían ser benéficos o contraproducentes según la persona, y en el caso del pobre tío que evadía a mil por hora los proyectiles, aquello era más que contraproducente: Eran humores asesinos.
En pocas palabras, hazle enojar y él o ella buscará cómo hacer flotar tu cuerpo inerte en el río más cercano.
- ¡Stanie, por Dios, relájate!
- ¡CÁLLATE, INFELIZ!
- ¡Stan, por favor!
- ¡HIJO DE PUTA!
Craig finalmente se acercó a su mujer, quien le estaba dando de puñetazos al rojo vivo, y le dijo:
- ¡Nene, cálmate!
- ¡Grandísimo hijo de puta! ¡¿Cómo te atreviste?! ¡¿Cómo pudiste haberme hecho esto?! ¡Y yo que te creí!
- Stanie, querido, amor, lamento mucho haberte hecho eso… ¡Stan, relájate, con un carajo!
Stan le dio una patada en la entrepierna, logrando que Tucker se retorciera de dolor, y le dijo:
- ¡¿Cómo te atreviste a mentirme sobre la muerte de Stripes?! ¡Yo pensando que estaba muerto y tú que te aprovechas de mi inocencia para gastarme una broma! ¡Eres un hijo de puta, Craig! ¡Un hijo de puta sin corazón! ¡CASI TENGO UN ABORTO POR TU CULPA!
- Pero al menos la broma fue buena, ¿no?
Marsh le sacó el dedo medio y le dijo:
- Chinga a tu madre, Craig. Simplemente ve y chinga a tu madre, puto de mierda…
- Te amo, nene. Lamento haberte hecho esa broma.
El pelinegro sonrió e inclinándose hacia su marido herido de la entrepierna, le dijo:
- Yo también, Craiggy. Yo también… Pero eso no quiere decir que te perdonaré tan fácilmente ese horrible susto. Tengo antojo de un rico helado de coco con pasas.
Craig le dio un beso a su marido y se incorporó para acompañarle a la tienda de helados de la esquina.
Jodidos humores de embarazo, pensó Craig.
