Me ha dado por hacer cosas raras en casa. El otro día saque todo lo que tenia o alcance de un cajón que tengo a lado de la cama. Encontré cajas originales de los juegos de pokemon. En la época de la GB, GBC o GBA ponía en la caja que la guardásemos. Bah! También me dio por clasificar papeles de la FP de informática. Adivinar que, No me caben en el archivador, si , si como leéis. Tengo un porrón de folios sueltos por ahí. Más bien una pila de libros de mi época escolar. Tengo dos torres en el pasillo. ¡Que guía podre jugar al ESDLA! Na cosas mías, el calor me afecta. A lo que iba. Recolecte historias que tenía en mis cuadernos sin publicar en la red y he creado esto. Como no tiene final. Sirven como sueños y esto ha salido hoy mismo. Me han salido 3 capítulos.

Los personajes de Naruto pertenece a Kishimoto sensei.


Es Ella

Sueño 1 - Discoteca

Una mota de agua caía a gran velocidad al vacio. El viento la desvió de su trayectoria original. Choco contra las primeras ramas de un árbol. Se deslizo a través de sus hojas como si fuera un tobogán. A escala iba bajando hasta su destino, el suelo. Sus hermanas la seguían en su largo camino. La unión de estas motas desencadeno una fuerte tormenta. Los rayos iluminaban el oscuro cielo. Los truenos resonaban en cada uno de los rincones de la aldea, asustando así a los niños pequeños escondidos bajo sus sabanas. No los dejaba dormir. Ni a ellos ni a los adultos. El agua del rio estaba a punto de desbordarse.

Todo eso no le importaba mucho a un hombre de cabellera plateada. Miraba como la lluvia golpeaba su ventana. Era su entretenimiento. Pues la luz eléctrica no volvía y la raquítica vela no le dejaba leer su libro. No veía las letras, ni el exterior de su hogar. La lluvia impedía ver con claridad. Suspiro intranquilo. Se aburría. Se recostó en su cómoda cama y cerró los ojos. Lo mejor era dormir. Entonces empezó a soñar…

-o-

La habían convencido para ir aquel lugar. En realidad no tenía muchas ganas. Esos antros no son de su agrado. Tienen mucho ruido, gente borracha y olor a sudor y a cerrado. Pero ahí iba con sus amigas camino hacia el nuevo local de moda. Una semana llevaban hablando de ello y aun lo seguían. Ella ignoraba su parloteo continuo. Su deseo del momento era entrar, ver el panorama y largarse cuanto antes a casa. No aguantaría la borrachera y las bromitas pesadas de sus amigas. Su desgracia empezaría al entrar. Lo sabía de sobra. Sabía que iba encontrar allí: Un grupo de mujeres gritando delante de la barra. Intento quitarse esa imagen de la mente. Casi le dio una arcada. Se lo aguanto. Sus amigas empezaron a impacientarse. Se estaban acercando y para su poca paciencia había cola. Resoplo frustrada. El portero las vio, más bien a ella. Las hizo señas y las dejo entrar. Más agobios para ella. Las guiaron hacia una mesa libre y medio apartada. Sus amigas gritaron al ver a los muchachos que atendían la barra. Sus ojos pasaron sobre uno de ellos. Su melena plateada destacaba entre todas las demás. La sonreía mientras servía copas. Desconecto su contacto visual. Sus amigas la empujaban hacia la mesa. La obligaron a sentarse y la acosaron a preguntas un pelis subiditas de tonos. Aunque callaron al verle acercarse. Se pusieron tontas al tenerlo tan cerca. Cayeron en su encanto varonil.

-Buenas noches,- saludo.- aquí trigo vuestras bebidas.- Pegaron un gritito cuando las sirvió.- y la ultima, una dulce bebida para la joven dama. - Le regalo una sonrisa y se la dejo sobre la mesa junto con una nota. No la leyó. La arrugo y se lo guardo en el bolso.

Sus amigas empezaron a bebe cuando él se marcho. Querían emborracharse lo antes posible y así pedir la siguiente copa. Ella opto por beber despacio y aguantar la charla de ellas.

Dos horas llevaban allí. Sus amigas iban por la cuarta bebida. Estaban borrachas. Cantaban alegremente la canción que sonaba en ese mismo momento. Ella miro el reloj. Se le hacía tarde. Estaba cansada. Bostezo y se disculpo con sus amigas. No se quejaron. La dijeron adiós a gritos. Antes de salir fue al baño, sino no aguantaría hasta casa. Cuando salió, uno de los porteros la esperaba.

-Señorita,- la llamo.- el jefe desea que lo espere en su despacho.

-¿Para qué?- le pregunto.

-No lo sé.- le contesto extrañado.- No tardara mucho.

La llevo hacia la parte trasera del local y le índico donde esperar. Se sentó en el cómodo sofá de aquel despacho. La espera se la hizo eterna. Miro varias veces el reloj. ¿Cuándo iba venir? No lo sabía con exactitud. Saco el horario de trenes. Su último tren salía en media hora y desde allí hasta la estación tardaría como mínimo quince minutos. Lo malo era que tenía que sacar un pase nuevo. Eso descontaba cinco minutos. Se levanto. No podía esperarlo más. Conocía muy bien sus tardanzas Abrió la puerto ay el portero se giro. Vigilaba la puerta del despacho.

-El jefe está a punto de llegar.- La aviso.- Espere un poco.

-Ya, pero mi paciencia se ha acabado. Estoy cansada y quiero iré a casa.- Salió irritada. -Debo coger el último tren o me vuelvo andando a casa y prefiero lo primero.

-Pero… Pero…- La mirada de ella lo asusto.

-¡Tss!- Chisto.- Dile que me marcho.

Le dejo con las palabras en la boca. Sorteo a la gran multitud hacia la salida. Nadie le impidió salir y se dirigió a prisa hacia la estación. Cogió a tiempo el tren.

Unos minutos de irse. El dichoso jefe se planto en la entrada de su despacho. Su portero o más bien su compañero estaba asustado y sin habla.

-¿Dónde está ella?- Le pregunto primero.

-Se… Se…- Tartamudeo señalando la salida.- ido.

-Imbécil.- Le propino un golpe en el hombro.- no sabes lo que has hecho.

-Sempai,- se tranquilizo- acaso es…

-¡QUÉ!- Se alarmo.- ¡NO! ¿Tú en que andas pensando?

-Nada, nada.- Se alejo.- Entonces…

El hombre se acerco a la mesa y de un cajo saco unas llaves. Golpeo la mesa con rabia. Volvió a donde estaba su compañero.

-Es ella…

-o-

Se despertó sobresaltado. Uno de los truenos hizo temblar toda su casa como si fuera un terremoto. A causa de eso no pudo dormir en toda lo que quedaba de noche. Aunque se quedo con una extraña sensación o sentimiento. Intento recordar el sueño, pero nada. Su inconsciencia no quería que recordara.