DÍA 1
"Corría por el callejón a oscuras y sin mirar atrás., tan solo con el sentimiento de saber que alguien detrás de ella, en esa inmensa oscuridad, la seguía a cada paso que daba hasta el momento adecuado para poderla alcanzar..."
- Ay... - suspiró – porqué la vida en los libros siempre es tan interesante? - dijo cerrando su libro – y no como la mía – miró a su alrededor – aquí me encuentro, a kilómetros de casa esperando una conferencia que no empieza... - se reacostó en el asiento – y luego papá dice que ser fotógrafo es un trabajo de lo más interesante... - dijo mirando hacia el techo.
Hacía poco más de un año que Bunny había terminado la carrera de fotografía siguiendo los mismos pasos que su padre.
Había tenido suerte ya que el periódico "Tokyo Shimbum", el más famoso de la ciudad la había elegido para que pudiera hacer con ellos las prácticas y después, tras terminar ese periodo, la habían contratado; incluso tenía un despacho para ella sola y toda una sección del periódico, concretamente la de Arqueología, era toda suya.
Le gustaba mucho su trabajo, aunque tenía dos cosas malas: la primera, que siempre estaba muy lejos de casa viajando por todo el país en busca de los nuevos hayazgos arqueológicos que hacían y la segunda, que siempre había imaginado que el trabajar en un periódico era llevar una vida más agitada y llena de emociones, cuando en verdad, era todo lo contrario, por eso siempre que podía (y eran muchos los momentos) deboraba libros de aventuras y misterios imaginándose ser ella misma la que vivía todas aquellas aventuras.
Se encontraba en la ciudad de Fukuoka, a 192´5 Km de Tokyo para fotografiar todo lo que pudiera y recolectar la mayor información posible sobre la Corona de la legendaria Emperatriz Suiko, una corona de la cual decían que si se llegaba a completar todas las piedras que le faltaban, (concretamente 5), tenía poderes inimaginables... aunque Bunny no se lo creía ya que eso eran meras leyendas y las leyendas nunca llegaban a ser verdaderas.
Llevaba más de una hora y media esperando a que la charla comenzara sin muchas espectativas de que fuera hacerlo pronto, así que decidió salir a la cafetería a tomar algo ya que, tanto tiempo de espera y haber desayunado rápido por llegar a tiempo y que no se le hiciera tarde, su estómago empezó a pedirle comida.
Para sorpresa de ella, cuando salió al pasillo, se encontró con un completo silencio. Comenzó a caminar por él con el corazón un poco acelerado por la adrenalina que provocaba ese silencio tan incómodo y tan raro que había, ya que con la hora que era, todo aquel lugar debería de haber estado abrumado por una gran cantidad de gente yengo de un lado para otro, como siempre ocurría en esos eventos.
Siguió caminando por el largo y silencioso pasillo escuchando como único sonido el tacón de sus zapatos al dar contra el suelo en cada paso que daba y entonces fue cuando recordó el capítulo del libro que llevaba entre sus manos y que hacía pocos minutos acababa de leer.
Pudo sentir como la adrenalina recorría aun más por todo su cuerpo tras sentirse como la protagonista de la historia que leía, con la diferencia de que ella caminaba por un pasillo bien iluminado, no por un callejón lúgrube, sucio y oscuro y que terminó mirando hacia atrás para ver si era perseguida, pero, por muy tentador y excitante que hubiera sido, la realidad no fue otra que encontrar a sus espaldas ese pasillo largo e iluminado por el que había comenzado a caminar dirección a la cafetería y con su cámara colgada en un hombro haciendo el contrapeso del bolso que llevaba en el otro lado.
- Bunny... en qué piensas? - sonrió y siguió caminando envuelta en sus pensamientos.
Al final del pasillo pudo observar que se dividía en dos, uno giraba hacia la izquierda y el cual no tenía indicador ninguno hacia donde dirigía y el otro hacia la derecha, donde si a malas penas al fondo, se podía divisar el cartel de a cafetería alumbrado ténuemente por una débil luz que salía del interior de dicha habitación resaltando en la gran oscuridad que abundaba en ese pasillo.
Se acercó hasta el interruptor de la luz para darle por si acaso alguien había pasado antes que ella habiéndole dado y por consecuencia de ello, haber apagado la luz, pero la realidad era que aunque le dio varias veces y la luz en cada vez que Bunny hacía el intento de darle parecía quererse encender, siempre terminaba el pasillo asumido en una inmensa oscuridad.
- Genial... - pensó en voz alta – bueno, tampoco está tan lejos la cafetería...
Comenzó a adentrarse por el oscuro pasillo, asustada y con su corazón acelerado al darse cuenta de que cada 4 metros aparecía un hueco a cada lado de la pared sin llegar a ver bien si eran puertas y si éstas estaban cerradas.
Le faltaba unos 10 metros para llegar a la puerta de la cafetería y así concluyera el calvario por el que estaba pasando cuando escuchó un gran ruido que provenía de esa habitación dejándola completamente asustada y paralizada en medio de ese oscuro y largo pasillo para después ver salir a alguien corriendo tras abrir de golpe las puertas.
Lo vió salir corriendo dirección a ella, pero conforme esa persona se iba introduciendo en el oscuro pasillo, cada vez era más difícil poder localizarlo debido a la oscuridad y aunque intentó apartarse para no chocar con esa persona, lo cierto es que ámbos chocaron de lleno, tirando al suelo la cámara de Bunny...
- Auch... - se quejó tocándose la cabeza.
- Lo siento... estás bien? - le dijo una dulce voz.
- Si... creo...
- Por aquí!, ha salido por la puerta de entrada – oyeron decir a dos hombres con voces robustas desde el interior de la cafetería.
- Debemos irnos de aquí – le dijo el chico con el cual Bunny se había chocado.
- Pero...
- Esos tipos son muy peligrosos.
- A mí no me conocen, no me harán nada.
- Les dá igual, te matarán de todos modos.
- Ma... tarme? - sus piernas y manos comenzaron a temblarles.
- Ahí!, está ahí! - gritó un tipo alto y robusto con pistola en mano el cual Bunny pudo divisar por encontrarse en la puerta de la cafetería y darle la luz.
- Vamos!.
Bunny dejó que ese chico del cuál solo había escuchado su voz, la cogiera de la mano y saliera corriendo tirando de ella mientras eran perseguidos por esos dos hombres de armas en mano.
Su respiración era agitada, tal y como tenía los latidos de su corazón tras ir corriendo cogida de la mano por un apuesto pero misterioso chico y seguidos de dos personas que no había visto en su vida pero que sin duda, no tenían pintas de ser muy amigables.
Estuvieron dando vueltas por todo el recinto buscando algún lugar donde esconderse para así poder dejar a Bunny libre y que pudiera seguir con su vida como si nada de eso hubiera pasado, pero les estaba costando mucho trabajo, todas las puertas que encontraban se hayaban cerradas, por suerte y tras mucho buscar dieron con una que estaba abierta.
La habitación estaba muy bien amueblada y Bunny dedujo que debía de ser el despacho del director de aquel lugar por como estaba amueblada y decorada.
Bunny se sentó en un sillón y cogió entre sus manos la cámara de fotos, su primera cámara profesional, la cual su padre le había regalado con todo el orgullo y la satisfacción que un padre podía sentir al ver a un hijo graduado y teniendo un trabajo estable y digno.
- Papá se enfadará conmigo – dijo con un tono de voz triste al mirar la cámara y verla rota.
- Lo.. siento... - dijo el chico.
- Eso no me basta, has salido corriendo sin pensar en si podía haber alguien y después me haces salir corriendo tras de tí... - volvió a mirar la cámara – eso no va hacer que me devuelvas mi cámara...
- Te prometo que te compraré otra.
- A sí? Y con qué dinero? - miró al chico que lucía andrajoso y desaliñado.
- No deberías de guiarte solo por las primeras apariencias – se volvió y miró hacia la ventana – te he dicho que te compraré una nueva y lo haré.
Bunny no dijo nada más aunque sí que se quedó con las ganas de preguntarle su nombre y porqué le perseguían. También pensó que si era tan preciso y concreto al hablar era porque no quería hablar mucho de sí mismo.
- Ésto...
- Escúchame Tsukino...
- Cómo... cómo sabes mi nombre?.
- Eso no importa – la miró – en el momento que vea que no corres peligro, saldrás de esta habitación y olvidarás todo lo que ha pasado y me olvidarás a mí, como si nunca nos hubiéramos conocido.
- Así?, sin más?.
- Si, así sin más.
- Me rompes la cámara y ahora me dices eso? - levantó la voz muy enfadada.
- Sssss... calla.
- No me mandes ha callar! - volvió a gritar solo que esta vez el chico acalló su discurso tapándole la boca con una de sus manos, haciendo que la adrenalina volviera apoderarse del cuerpo de Bunny – qué ocurre?.
- No los escuchas?, están aquí...
- Cómo... cómo nos han encontrado? - dijo muy bajo mirando a ese chico asustada – cómo vamos a salir de aquí?.
- Sólo hay una manera... - dijo mirando hacia la ventana.
- Tú estás loco o qué? - le dijo en un tono suficientemente alto para que la escuchara pero sin llamar la atenció de los que estaban fuera.
- O eso, o dejar que te acribillen a balazos – le contestó el chico rotundo.
- No se cual de las dos muertes es peor...
- Confía en mí – por primera vez el chico le sonrió haciendo que Bunny se ruborizara.
- Éstá bien.
Cogió una silla y rompió el cristal de una de las ventanas haciendo tal ruido que los tipos que los buscaban como locos, tardaran segundos en aporrear la puerta de la habitación donde se encontraban.
- Abrid! - dijeron desde fuera intentando tirar la puerta abajo.
- Muy bien... - Bunny intentó ser sarcástica – no podías haber habierto la ventana como lo hacen las personas normales?.
- Si... podía... - se acercó a la ventana, de uno de sus bolsillos sacó una pequeña ballesta con la cual apuntó hacia el edificio de enfrente – pero entonces no hubiera sido tan emocoinante, no crees? - la miró ofreciéndole una de sus mejores sonrisas a la vez que extendía la mano – vamos?.
- Pero aguantará el peso de los dos? - cogió su mano y subió con él al alféizar de la ventana.
- Tu solo agárrate muy fuerte, lista?.
Pero a Bunny no le dio tiempo a contestarle, tan solo un grito salió de su cuerpo al sentir que bajo sus pies no había nada, así que se aferró más a ese chico.
Desde la ventana del edificio, las otras personas se asomaron y con pistolas en mano comenzaron a disparar sin compasión, aunque por suerte para Bunny, se hayaban tan lejos de ellos que las balas no los llegaban a alacanzar.
Tras unos segundos mas de bajada los cuales parecieron una eternidad para Bunny, lograron sanos y salvos a la terraza del edificio de enfrente, cosa que Bunny agradeció enormemente.
- No pareces ser una chica tan atrevida – le dijo corriendo ese chico de aspecto andrajoso mientras recogía su ballesta.
- Por tu culpa me he visto metida en todo ésto – le contestó enfadada.
- Te prometo que te compensaré.
- No se cómo – contestó malhumorada.
- Pues por el momento, marchándonos de aquí, has venido en coche?.
- Si... - respondió con miedo.
- Pues entonces vayamos a por él y marchemonos de aquí.
- Qué? - puso el grito en el cielo.
- Mira, la única forma de alejarnos de aquí es con un coche y si tú tienes, pues así no tendremos que robar ninguno, además, cuanto antes nos separemos, antes podrás volver a Tokyo – dijo mientras comenzaba a bajar las escaleras.
- Cómo...
- Cómo he sabido eso? - la miró y sonrió – de la misma manera que he sabido antes tu apellido, llevas el acreditativo aún colgando del cuello y en él pone tu nombre y donde trabajas, no es así? - Bunny sintió una vergüenza horrible – siento mucho haberte fastidiado tu reportaje...
- Y mi cámara...
- Es cierto, y tu cámara, pero ya te he dicho antes que te compraré una nueva.
- Da igual, de todos formas no será la cámara que me regaló mi padre... -dijo sarcástica.
- Lo siento... - abrió la puerta que daba a la calle principal – y el coche?.
- En el parking del edificio donde estábamos.
- Entonces... tendremos que ir con mucho cuidado – la cogió y la acercó a él – no te separes de mí...
Bunny solo asintió con la cabeza.
A pesar del aspecto desaliñado que el chico tenía, emanaba un olor agradable y aunque ni tan siquiera sabía como se llamaba, no podía evitar desde el mismo momento en que había bajado agarrada a él desde el otro edificio, evitar que su corazón se acelerara cuando estaba cerca de él como lo estaba ahora.
Se acercaron a la esquina del edificio con cuidado mirando hacia todos lados intentando divisar a alguien sospechoso además de los tipos que los habían perseguido por el interior del edifico, pero parecía que toda la gente que por allí pasaban, eran ajenos a todo lo que les había ocurrido a ellos minutos antes.
- Actúa de forma normal – cogió a Bunny de la mano.
- De acuerdo.
Salieron de su escondrijo caminando cogidos de la mano como si de una pareja normal se tratara, aunque de normal tenían muy poco ya que Bunny, aunque iba con la ropa del trabajo, iba bien vestida, en cambio el chico...
La suerte que tenían fue que en Fukuoka cada persona iba en su mundo, no como en Tokyo que todo el mundo se fijaban en los demás, así que les fue fácil cruzar la calle y entrar por la entrada del parking para coger el coche de Bunny.
- Cuál es?.
- El negro de ahí – dijo señalándolo.
- Las llaves – Bunny lo miró como queriéndole decir que no le iba a dar las llaves – prometo no hacerle nada... - suspiró y Bunny lo miró aún más – esta bien, en caso de que le pasara algo al coche...
- También me vas a comprar otro? - lo miró con descaro.
- Y mejor que éste – sonrió.
- Está bien – le dio las llaves – el que yo quiera.
- De acuerdo.
Se subieron en el coche, acto seguido lo arrancó y salió acelerando de aquel parking lo mas rápido que pudo.
Una vez en la calle, Bunny se tranquilizó más al ver que se camuflaron con el resto por la gran ciudad.
- Dónde estás alojada?.
- En el Hotel Okura.
- Eso está a las afueras de la ciudad...
- Si.
- Pues antes de ir allí, debemos de pasar por otro lado.
- No irás a meterme en más líos!.
- No... o eso espero, pero tampoco querrás que siga vistiendo así, no?.
- No...
- Pues entonces ya no hay nada mas que decir.
Seguió conduciendo hasta una hurbanización que había justamente al lado contrario de la ciudad donde Bunny tenía el hotel.
La hurbanización no era muy grande, aunque si bastante vieja y estaba toda llena de viejos edificos.
Paró delante de uno, se bajó del coche habiéndole dicho antes a Bunny que no se bajara, que tardaría poco en salir y a los pocos minutos salió con un macuto colgado a sus espaldas y en cada una de sus manos, unos maletines los cuales metió en el maletero del coche y acto seguido se volvió a subir en el asiento del conductor.
- Y todas esas cosas?.
- Mi ropa y herramientas de trabajo – dijo muy tranquilo mientras arrancaba el coche.
- Y por qué las has metido en el coche?.
- Es obvio, son cosas que necesito...
- Y dónde piensas pasar la coche?.
- Contigo.
- Qué? - puso de nuevo el grito en el cielo – eso ni hablar, ya te he ayudado bastante, así que...
- Por favor... - su voz sonó dulce al igual que la mirada que tenía.
- Está bien... - se resignó – pero solo esta noche, mañana en cuanto amanezca, te marchas.
- De acuerdo.
- Por lo menos... podrías decirme tu nombre, no?.
- Me gustaría, pero no puedo – Bunny lo miró enfadada – créeme, cuanto mas tarde lo sepas, mejor.
- Bueno, y tampoco de donde eres?.
- De todos lados y de ninguno – lo miró aún más enfadada – no te enojes, ya lo has hecho demasiado en el día de hoy, te prometo que mañana, cuando nos separemos, te lo contaré todo.
Bunny no dijo palabra alguna, tan solo se dedicó a acomodarse en el asiento y mirar por el cristal hasta que llegaron al hotel.
Entraron en el parking, aparcaron el coche, bajaron de él, el chico cogió las maletas que había ido a buscar y le devolvió las llaves a Bunny.
Se metieron en el ascensor y subieron hasta la planta 0 que era donde se encontraba la entrada del hotel, así que tras hechar un ligeron vistazo antes de salir, salieron y se acercaron al mostrador de recepción.
- Qué desea señorita? - le preguntó el señor.
- Las llaves de la habitación 518.
- Un momento por favor – fue a cogerlas – usted es...
- Bunny Tsukino – le contestó antes de que el señor dijera su nombre.
- Aquí tiene señorita – le dio las llaves y miró extrañado a su acompañante.
- No se preocupes, viene conmigo – se acercó y le cogió del brazo – es mi hermano.
- Que tenga usted una agradable estancia.
- Gracias – se volvieron a dirigir hacia el ascensor.
- Tu hermano? - le dijo el chico una vez ya dentro – pensaba que derías alguna otra cosa.
- Cállate – dijo malhumorada.
- Siento todo ésto, de verdad que no era mi intención involucrarte.
- Menos mal que mañana todo habrá terminado... - dijo saliendo del ascensor y dirigiéndose a la puerta de su habitación para abrirla.
- Guau... - el chico se sorprendió al ver la habitación.
- Ahí tienes la ducha y hay toallas limpias en el armario – le dijo dejando las llaves encima de una pequeña mesa mientras se tumbaba en la cama.
- Por lo menos – dijo entrando, cerrando la puerta y dejando las cosas en el suelo – podrías agradecerme que te salvara la vida duchándote conmigo...
- Serás... - Bunny se incorporó y le tiró la almohada en la cara – no tardes, yo también quisiera ducarme -dijo bastante arisca.
- Está bien...
El chico se metió a ducharse dejando la puerta del baño un poco abierta cosa que a Bunny le dio igual ya que de todos modos no se iba a mover de donde estaba.
Al quedarse sola y tumbada en la cama como estaba, comenzó a darle vueltas por la cabeza qué podría ser lo que ese chico podría llevar en esos maletines cerrados con contraseña y porqué tenía que haber sido ella la que en aquel pasillo se tenía que haber chocado con ese misterioso chico...
La verdad, que aunque no lo conocía de nada y a pesar de esa actitud decidida para decir las cosas y que por su culpa casi la matan, ese chico no parecía tan mala persona como para que, tipos de esa calaña, quisieran acabar con su vida.
Y entonces se le vino a la mente, en todo el día no se había parado a pensar en esos ojos azules tan profundos que ese chico tenía, notó que un escalofrío recorrió todo su cuerpo al pensar en esa mirada y sacudió la cabeza para que esa imagen se le fuera de la mente, pero era imposible, cada vez que lo intentaba, esa mirada volvía a su mente y la dejaba como ipnotizada, eran unos ojos verdaderamente seductores, aunque también muy misteriosos...
-Ya puedes entrar – Bunny se sobresaltó al escuchar la voz de ese chico – y eso que tan solo te he dicho que te podías duchar ya...
Bunny se quedó mirándolo, tan solo llevaba una toalla amarrada a la cintura dejando al descubierto todo su torso bien marcado y aún mojado por algunas gotas de agua que caían de su cabello al darle con la toalla para secarlo.
- Ya te podías haber vestido dentro – dijo recuperando la compostura.
- Pensaba que entrarías y me dejarías la ropa, para eso he dejado la puerta abierta.
- Vas listo – se levantó y cogió sus cosas – no pienso ser tu niñera – entró en el baño y ceró la puerta.
- Por lo menos podrías dejarla abierta como yo he hecho.
- Eso que te lo crees tú – le gritó desde dentro hechándole el pestillo.
- Tampoco iba a entrar, no soy tan pervertido como piensas.
Pero Bunny no le contestó.
Se hallaba sentada sobre el WC inentando controlar los latidos de su propio corazón.
No había pensado, ni tan siquiera levemente durante todo el día, que debajo de ese chico misterioso y desaliñado el cual había sido durante todo el día su acompañante, se encontraba el chico más guapo que hasta ahora había visto.
Intentó tranquilizarse todo lo que pudo y comenzó a desnudarse para después darse una larga ducha...
Tras casi media hora metida en la ducha, salió, se secó, se puso una camiseta de tirantes la cual tenía un escote algo provocativo y nos pantalones bastante cortos que dejaban al descubierto sus largas piernas, y con el cabello recogido en una toalla, salió.
Cuando lo hizo, se encontró con un chico que terminaba de recoger su largo cabello en una coleta y que la miraba.
Bunny se quedó paralizada, si viéndolo solo con una toalla el corazón se le había acelerado de tal manera apunto de estallarle, ahora no iba a ser menos, delante de él se encontraba un chico alto, esbelto, guapísimo, vestido con traje de chaqueta y corbata negra, con camisa blanca y zapatos, su rostro, ahora visible por completo, era sencillamente perfecto y sus ojos, de ese azul tan intenso, resaltaban sin dejar de mirarla.
- Y... y... y ese jaraposo, dónde está?, qué has hecho con él? - dijo mientras intentaba disimular lo mejor que podía su nerviosismo.
- Muy graciosa – le brindó una sonrisa que Bunny pensaba que se iba a desmayar – te dije que no te guiaras por las apariencias – la miró de arriba a bajo – vaya, yo que pensaba que nos iríamos a cenar...
- Y quién te ha dicho a tí que yo me iba a ir a cenar contigo?.
- Como agradecimiento, deberías de invitarme.
- Eh? - fue lo único que Bunny pudo decir – creo que tendría que ser al revés – pasó por su lado rozándolo – además, tengo trabajo que hacer – cogió su portátil y se sentó en la cama.
- Lo siento – se sentó en el suelo en el hueco que había entre la cama y la pared.
- Mas tarde, si quieres – comenzó a decirle sin apartar la vista del ordenador – puedes llamar al servicio de habitaciones para que traigan algo, lo cargaré a la cuenta del periódico – le dijo mas tranquila.
El chico tan solo sonrió.
Bunny no había vuelto a dirigirle la mirada y aun así, los nervios no se le iban.
Intentaba seguir haciendo su trabajo, llamando al periódico y al lugar de la exposición para seguir recopilando información, aunque no por eso se sentía más tranquila y menos observada por ese chico.
- Tu trabajo te debe de gustar mucho.
- Si – contestó sin apartar la vista del ordenador.
- Parece interesante.
- Y a veces también un poco aburrido, aunque si no me gustara, no lo haría.
- El mío se parece un poco al tuyo, al igual que tú, viajo también por muchos lugares, aunque no siempre me gusta lo que me mandan hacer.
- Ah...
- No te llama la atención saber a qué me dedico?.
- Si, al igual que me gustaría saber cual es tu nombre, pero como te pregunte lo que te pregunte, no me vas a contestar...
- Eres una chica inteligente... y pensar que esta mañana cuando he tropezado contigo había creído que serías una enclenque y una molestia todo el día... - rió.
- A quién llamas enclen...?.
Se volvió hacia él para volverle a tirar de nuevo la almohada para hacerlo callar, pero cuando tenía el brazo levantado, notó como una mano se lo sujetó a la misma vez que unos labios se habían acercado a los suyos.
Al principio le pareció agradable, pero pasado unos segundos, reaccionó y se separó del chico arreándole una buena bofetada.
- Pero tú que te has creído! - le gritó y lo miró muy enfadada.
- Es mi forma de agradecerte la ayuda que me has prestado hoy.
- Pues no pienses que te voy agradecer de la misma menera cuando me vuelvas a comprar mi cámara de fotos nueva.
Se giró y siguió con el ordenador haciendo su trabajo intentando no mostrarse ruborizada por aquel beso.
Pasaron las horas y tras llamar al servicio de habitaciones y haber cenado con tan solo el sonido de la televisión de fondo ya que ninguno había vuelto hablar desde entonces, Bunny se disponía a irse a dormir.
Echó las sábanas hacia atrás y se tumbó en la cama de lado, dándole la espalda a su acompañante de habitación.
No podía conciliar el sueño, le era imposible sabiendo que no estaba sola y que no paraba de recordar ese beso.
Se volvió hacia el otro lado donde ese chico seguía sentado en el suelo con los brazos apoyados sobre sus piernas dejando caer su cabeza.
Se encontraba durmiendo y a Bunny le pareció una imagen bonita, tenía un dulce rostro y así no parecía tan antipático como cada vez que hablaba.
- No puedes dormir? - el chico la miró.
- Eh... no es eso... - empezó a titubear.
- Es que necesitas dormir abrazada a alguien? - sonrió con picardía.
-Idiota... - se dio la vuelta – en verdad estaba pensando en que ahí no deberías de estar agusto durmiendo, pero por ser tan bocazas, te quedas sin dormir en la cama.
- Ibas a dejar que durmiera contigo?.
- A mí tampoco me apasiona tenerte a mi lado, pero creo que después del día que hemos llevado, lo mejor es que descanses y el suelo no debe ser muy cómodo – lo miró – si te hechas sobre la cama, prometes quedarte quieto en esta parte?.
- No quiero molestarte.
- Ahora me vienes con esas? - le dio la espaldas – si quieres te acuéstas y si no, no.
Bunny intentó coinciliar el sueño y tras varias vueltas, se quedó casi dormida a pesar de que por unos leves segundos, notó como alguien se hechaba y se quedaba completamente inmóvil en el otro extremo de la cama.
De madrugada comenzó a refrescar y Bunny, como llevaba para dormir la misma ropa que se había puesto cuando se duchó, comenzó a tiritar, aunque debía de tener un sueño muy profundo ya que fue su compañero el que se despertó al notarlos y el cual terminó tapándola con las sábanas.
Desde el otro lado de la cama, admiraba el dulce rostro que esa chica tenía el cual se acentuaba más por tener su largo cabello completamente suelto y en los que, la ténue luz de la luna que entraba por la ventana se perdía haciendo contrastes de tonos.
-Me vas a traer muchos mas problemas – pensó en voz alta mientras le apartaba el pelo con cuidado de su cara para no despertarla – pero no puedo matarte como me han ordenado...
