Seguimos fantaseando, esta vez en dos partes y la segunda será... particularmente larga ;)

A quien lea... ¡Danke!


FANTASIAS IV

"Su bikini, nuestro amor y el para siempre"

Primera parte

El sol quemaba, tanto como tenía que quemar en esa época del año y en ese lugar en particular, podía disimular bajo sus lentes oscuros la intensa mirada que le regalaba a la mujer que tan despreocupada flotaba de un lado al otro con un jugo de frutas en su mano y charlando relajadamente con su blonda amiga. Parecía que las hormonas afectaban más a una que a la otra porque literalmente no podía distinguir que fuego la estaba quemando más. De no aquietar la intensidad de espasmos que tenía en su vientre iba a tener que meterse a la piscina ella también, no solo para calmarse sino además para evitar lo que sería un bochorno en su bikini y una interminable cantidad de bromas por parte de cierta latina que sin dudas se daría cuenta y que en ese instante regresaba a su lado con las manos bien ocupadas, no escucho que la llamaba, no sintió su presencia, sintió de lleno el frío de una botella entre sus senos cuando muy hábilmente la dejo ahí sin ningún reparo... Quinn dio cuenta del frío de la botella sobre su cuerpo humeante, con una buena cantidad de insultos a la medida de la situación.

Ya, ya calma tus tetas rubia cachonda… quien lo diría Quinn estas más caliente que marinero recién llegado de altamar ― Santana y su incambiable modo de decir las cosas, Quinn bajó sus lentes para poder verla a los ojos y marcar lo obvio de su comentario con su ceja izquierda levantada ― ¿Qué? ¿Estoy mintiendo? ― Dijo Santana retomando su posición en la reposera de al lado, era casi medio día y pronto deberían encarar el almuerzo de ese día que se presentaba ideal, pero Quinn en lo único que podía pensar era en la siesta con su mujer, o en su mujer en la piscina, o tal vez una ducha con su mujer, o… ― Quinn… ¡Quinn!

¿Qué? Oh… ok… ¡Ya Santana baja la maldita voz!

Entonces deja de pensar en cómo meterle mano a la pigmea y presta atención…

¿Es tan obvio? ― Dijo Quinn prendiéndose a su botella de cerveza helada en busca de calmar sus ansias, una vez que acomodo sus lentes y retomo su posición.

Tanto que tendremos que evitar que te acerques a los árboles si es que queremos evitar un incendio forestal… estas que ardes nena...

Te juro San… no sé qué me pasa, desde que Rachel está embarazada me cuesta muchísimo mantener mis manos lejos de ella, y para colmo ¡Ella parece disfrutarlo! ¡No deja de provocarme!

Y así era, no había momento en que no se buscaran, que no se rozaran, Rachel tenía seis meses de embarazo, su cuerpo se había torneado exquisitamente y la que parecía sentir las repercusiones hormonales del estado de la morena era Quinn. Desde el momento cero había conectado de tal forma con su mujer que hasta sentía sus humores antes de llegar a su casa. Santana se sonrió de costado mientras observaba a las dos mujeres que estaban en la piscina, no podía decir que no entendía a su amiga, ella era un huracán de hormonas las veinticuatro horas del día.

Las cuatro mujeres había llegado el día anterior a la casa que Quinn y Rachel tenían a dos horas de su departamento en New York City, una hermosa casa de los años sesenta que habían tardado un año en reciclar y que finalmente se había convertido en su segundo hogar, solían escaparse los fines de semana, o incluso pasaban vacaciones ahí, y cada tanto como en ese momento invitaban a sus amigas a irse con ellas, la casa era lo suficientemente grande para la pasión de las cuatro, y Santana aceptaba por eso… o al menos es lo que había dicho, aunque todas sabían que era mentira… Santana amaba esos momentos "en familia" como confesaría en alguna borrachera. Nada que al día siguiente no pudiera negar.

La enana te calienta con solo caminar Quinn, no hace falta que me mientas ― Maliciosa como siempre la latina se divertía a expensas de una inquieta rubia

Vamos Santana… ¿Vas a decirme que con una colección de mil bikinis que tiene debe ponerse justo el blanco? ¡¿Te das cuenta?! Es como si Britt se paseara con el bikini de Superman justo cuando estas ovulando… bueno en realidad contigo no hay distinciones…

Ambas mujeres se miraron, chocaron botellas y comenzaron a reír… eran tan obvias…

¿Qué está pasando por ahí? ― Rachel sabía que ese tipo de charlas entre su mujer y su amiga no solían traer nada bueno… bueno a veces sí, no podía negar que "ciertos consejos" salidos de la boca de Santana habían hecho maravillas en la intimidad… ¿Quién iba a pensar que aquellas cuatro adolescentes que compartían el Glee Club terminarían de aquella manera, juntas, compartiendo vida y formando parte de la misma familia? Santana y Britt llevaban ya tiempo de casadas, eran las segundas en dar ese paso luego de Kurt y Blaine, Quinn y Rachel serían las primeras entre las chicas en ser madres… los viejos amigos seguían dando vueltas por sus vidas cada tanto, pero ellos habían sobrevivido a la madurez, esa que tantas veces te deja fuera del circulo primario de amistades solo porque el ritmo de la vida te impulsa en mil direcciones diferentes.

Nada cariño, solo hablábamos ¿Cierto Santana?

Es cierto pequeño pony solo le digo a tu mujer que deje de babearse y que ni se le ocurra molestar a mi sobrino mientras duerme la siesta… — Era inútil para la rubia negar algo tan obvio, así que ni siquiera se molesto en contradecir a la latina.

¡Santana! ― Gritaron dos de las chicas a la vez… Britt hacia causa común con una Quinn que ya estaba totalmente morada mientras Rachel estallaba en risas, mentiría si dijera que no se daba cuenta de lo que provocaba en Quinn, es más… todo en ella era totalmente consiente de lo que hacía.

¡Ey Satán! No seas así, mi pequeño sabe cuándo darles intimidad a sus madres…

Dos cosas pasarían al mismo tiempo, dos mujeres rociaban el pasto con la cerveza al escuchar a Rachel, y otra reía a carcajadas mientras chocaba su palma con la morena.

Rachel por que no mejor sales un rato de la piscina y van a buscar lo que falta para el almuerzo… el sol ya está fuerte cariño… Dijo Quinn remarcando la última palabra, pero sin contar con lo que pasaría.

Esta bien, Quinnie… vamos Britt… creo que nuestras chicas necesitan estar a solas… ― Dijo la morena guiñándole un ojo a Brittany.

Las dos mujeres que estaban en la piscina se dirigieron a la orilla para salir del agua, Britt llego primero y espero a que Rachel llegara hasta ella, y así muy natural y cual comercial de shampoo o tal vez de Victoria Secrets tiro su cuerpo hacia atrás para mojar su cabeza dejando que esta se sumergiera por completo, Britt rio de lado mirando a Santana, Santana tomo la cámara que había dejado debajo de su reposera apuntando a Quinn, y Quinn erró el pico de la botella en su boca al ver a la morena salir de la piscina con su cabello mojado y acomodándose la parte baja de su bikini blanco… su pequeño bikini blanco. Sin dudas era un comercial de Victoria Secrets. La bebida cayo estrepitosa sobre su pecho, pero ella no veía más allá de la morena que se acercaba con andar gatuno hasta ella, y ni hablar de la tamaña carcajada que se escuchaba de fondo.

Rachel se acercó quito las gafas de la rubia, y beso la comisura de sus labios justo donde la cerveza no debía estar, después beso sus labios mezclando el alcohol, el agua, y el deseo en un beso corto, profundo y húmedo… muy húmedo… luego se acercó a su oído y susurro…

No te preocupes mi amor… él bebe se duerme temprano… ― Dijo la morena mordisqueando el lóbulo de su oreja, y así como llego se fue del brazo de Britt no sin antes decir a las que ya tenía a sus espaldas ― ¡Santana! Creo que Quinn necesita otra cerveza… y un remojón

Santana capturó el momento justo en que la cara de Quinn reflejaba la partida de Rachel, la tensión en su mandíbula, sus ojos en llamas, la boca seca… Los próximos meses Quinn recibiría en su celular una foto de ese momento que la latina le enviaba con la correspondiente broma… eran eternas, y maldecía el momento en que le dejo su cámara a mano.

Vio partir a las dos mujeres, se levantó cual demonio a las puertas del paraíso y se lanzó sin contemplaciones a la piscina, llegando hasta el fondo de la misma y saliendo a la superficie como ballena en alta mar… sí, escupiendo agua por la boca… ya no había glamour en la escena, toda Quinn era una foto sacada del Instagram de NatGeo… el pelo en la cara, su bikini desarreglado, y largando agua por la boca… Santana también le recordaría durante meses que largarse de "bomba" a la piscina es mejor con la boca cerrada… ya resignada, sin dignidad pero asentando delicisionamente el fresco del agua sobre su piel, recompuso su porte y salió de la piscina, calzo sus anteojos, recupero el resto de botella y espero en vano que Santana rompiera el silencio. Al darse cuenta de que no lo hacía se giró hacia ella y la descubrió viendo las fotos en la pantalla de la cámara, entonces un destello reboto sobre el vidrio de sus lentes, y lo supo… fue como… "un rayo de sol quemándose en su noche oscura" una hermosa canción sonaba a lo lejos… se quedó tiesa, y sonrió como quien sabe que termina de tener una revelación divina… aunque esa revelación solo fuera el reflejo del sol sobre el anillo de compromiso de Santana.

Quinn… ¿Estas bien? ¡Quinn! — Santana sacudía a su amiga apenas logrando una reacción.

Necesito tu ayuda… ― Volteo la cabeza para poder mirar a Santana a los ojos saliendo del letargo en el que había estado por un minuto y acomodando sus lentes sobre su frente ― Santana… es tiempo

Ok, creo que te estas insolando… ¡¿Qué demonios te ocurre?!

En ese momento escucharon ruidos dentro de la casa, una voz amada terminaba de parafrasear esa melodía que tan sutilmente se colaba dentro de los sentidos de Quinn, su mente comenzaba a llenarse de párrafos, ideas, conclusiones, interrogantes, certezas… sobre todo certezas. Ya no había espacio para dudas, que más que dudas eran temores humanos que ya no cabían en su anatomía, no cuando ella le había cambiado la vida por completo.

Tantas veces en la vida había armado y re armado sus conceptos sobre el amor, tantas veces había buscado respuestas a las preguntas más simples y mil veces formuladas, "como" "cuando" "de qué manera" "una vez o varias en la vida" tantas veces había hablado con ella sobre exactamente las mismas cosas, discutiendo algunas, llegando a un acuerdo en otras pero siempre con el mismo fin y juntas.

Rachel había sido y seria toda su vida una creyente, una romántica, porque así había pasado por su vida el amor y porque así la había formado el mismo con el transcurrir de los años… y porque nunca renuncio a la fantasía de un amor de película. Quinn en cambio se había convertido en un ente que sentía que de a poco dejaba de creer en todo, hasta que un día llego la morena para romper toda su estructura con una simple caricia… ahora era su turno de creer, e interiormente sabía que lo que se traía entre manos tenía que ser un paso que ella misma diera y si así iba a ser, se encargaría de que fuera a su manera, esa única manera que contemplaba las ilusiones de su amor.

Cierra la boca, hablamos luego y ni una palabra…. — Soltó Quinn de repente a una desconcertada Santana que seguía observándola detenidamente — ¡Ni una palabra Santana! Dame tu palabra de Cheerio — Dijo Quinn viendo como ya las mujeres que faltaban en la casa se hacían notar.

¡Mierda! Está bien Q… te doy mi palabra de co capitana pero tendrás que aclararme esto pronto — Santana había cambiado su postura por completo, invocar a las Cheerios era cosa seria.

Cruzaron meñiques casi al mismo tiempo en que sus respectivas chicas hacían acto de presencia en el jardín, para Rachel no pasó desapercibido el gesto y mucho menos para Britt que conocía más que bien lo que significaba.

¿Nos perdemos de algo? — Diría la morena al tiempo que buscaba un lugar entre las piernas de Quinn y esta se estremecía al sentir el peso de Rachel sobre su pecho, la acuno tiernamente dejándole un suave beso en el hombro.

Nada mi amor, Santana me contaba de un lugar donde quiere llevar a Britt para cenar la próxima semana… — "La venganza es dulce" pensaría Quinn mientras se reía de la cara de Santana protegiéndose tras el cabello de Rachel.

¿Eso es cierto Sany? — y la no tan inocente Britt metía sus narices en el tema para desgracia de su mujer.

¿Eso "Sany" donde es qué quieres llevar a Britt-Britt? ¿No te huele a gato encerrado Britt? — Si había algo que Rachel conocía de antemano es lo que podía resultar de ese raro ambiente que se formaba cuando Santana y Quinn hablaban a solas y estaban a punto de "hacer de las suyas"

Ya, ya chicas no pasa nada, pero creo que hoy les toca cocinar a ustedes almuerzo y cena ¿verdad? ― Quinn desplego un manto de piedad ante la intensa mirada de Santana.

¡Sí! ¡Así es vamos San!

Y así a desgana la latina se levantó y fue hacia la cocina prácticamente arrastrada por su rubia.

Compartieron almuerzo tranquilas y entre risas, hasta que Rachel les dijera que se sentía cansada.

Quinn se quedó terminando de ordenar la cocina y se dirigió hacia su habitación.

Al llegar se encontró a Rachel en el baño apoyada sobre el lavabo y se acercó a ella.

¿Vas a decirme lo que te sucede? — Dijo Rachel observando a Quinn a través del espejo del baño, había estado deseando el momento a solas con su mujer después de verla esforzarse por aparentar que todo estaba bien. Hay vacíos que en la mirada de quien se ama actúan como señales de tránsito en día lluvioso.

Luego del almuerzo, sus amigas había decidido salir en cuanto terminaron con una extraña insistencia por parte de Britt, señal inequívoca de que Santana ya la había puesto sobre aviso de lo que podía estar pasando, o estaba a punto de hacerlo… si había alguien que sin dudas sabía lo que rondaba por la mente de su rubia, esa era Santana.

Las horas de descanso para la morena se habían hecho obligatorias, sobre todo las de mitad de día, descubría la renovada energía con la que se levantaba la animaba y podía pasar la cena despejada y silenciosamente agradecía tal hecho ante la creciente libido de su mujer… era Rachel Berry, no dejaría nunca de serlo, ser dramática y en parte insegura estaba dentro de sus genes… toda esta mezcla de pensamientos pasaban por su mente a la velocidad de su verborragia y sin decir palabra, no podía hacer otra cosa más que perderse en la mirada de quien la tenía abrazada por la espalda con su cabeza apenas apoyada en uno de sus hombros y sus manos entrelazadas sobre el grávido vientre de la morena… Quinn amaba abrazarla así, de alguna manera ese gesto calmaba su espíritu dominante y Rachel la dejaba creer que lo era, sin que ella se diera cuenta. Ambas sabían que llegado el momento, tenían la clave que accionaba a la otra.

¿Por qué crees que me sucede algo? — Nada peor para Quinn que la curiosidad de Rachel, y lo peor de todo es que si no disimulaba pronto, la simple pregunta de la morena se convertiría en batalla que por el bien de sus planes debía evitar. Y ¿Qué mejor manera que ésa manera? Después de todo sabia de buena fuente que estarían solas hasta la noche…

¿Todavía crees que a estas alturas no te conozco Fabray? — Le soltó en un tono ya molesto.

Vamos cariño…— Ronroneaba Quinn en el hueco del cuello de la morena — de verdad… no pasa nada— Rachel comenzaba a sentir escalofríos al sentir la boca de su amor subir hasta el lóbulo de su oreja, no dejaba de verla a través del espejo del baño y por alguna razón esto le resultaba deliciosamente excitante, "Bien, yo también estoy hormonal" pensaba la morena mientras Quinn seguía intercalando pequeñas mordidas y caricias con la punta de su nariz al lóbulo de su oreja.

No vas a convencerme así de fácil… — Dijo la morena recostando su figura por completo sobre el cuerpo de Quinn, lentamente la rubia recorría la llanura de su cuello galopando en pelo su deseo y el de su mujer.

¿Ah no? Juraría que ya lo había hecho…— susurro en su oído ganándose a cambio un profundo suspiro y la inquietud de un cuerpo cálido.

Sintió como el cuerpo de la morena giraba para quedar con ella frente a frente, sus brazos volaron a rodear su cuello y su lengua delineó lentamente los labios de anhelantes de su mujer, pero cuando esta se precipitaba hasta su boca la esquivó y aprovechando el envión soltó su enganche saliendo del baño y comenzando a caminar hacia la habitación ante el desconcierto de Quinn.

Muy bien cielo… lo hiciste, te creo — Le guiño un ojo y la dejo perdida en la parte baja de su bikini… su pequeño bikini blanco.

"Demonios" Pensó Quinn…

Rach… ― La llamo, al seguirla fuera del baño la encontró apoyada contra el umbral de la puerta balcón que daba al jardín, el sol la bañaba por completo y su gesto pensativo sostenía sus alarmas internas encendidas, Rachel era una mujer difícil de sorprender, su curiosidad siempre jugaba en contra pero también para la rubia era difícil ocultarle algo, sobre todo algo como aquello…. Después de todo se supone que fuera una sorpresa ¡¿Por qué tenía que serle tan difícil"?!

Salió a su encuentro, y al verla sintió que el aire le faltaba… a pesar de su gesto estaba esplendida, su pequeño estaba haciendo maravillas con su madre y solo por eso Quinn lo amaba mucho más.

Se acercó por detrás y retomo la postura que habían tenido en el baño, la morena volvió a acomodarse entre sus brazos y se pegó a ella

Rachel… ― Pero la morena la interrumpió…

¿Sabes que no puedes mentirme verdad? Sé que algo te sucede… ― Rachel iba directa al grano.

Rachel… ― Quinn intento zafar del abrazo para poder calmar la inquietud de su mujer mirándola a los ojos pero la morena no se lo permitió y ajusto su abrazo.

¿Lo sabes Quinn? ¿0 hace falta que te lo diga? ¡Porque no solo me lo dices en vez de dejarme pensar cualquier cosa! ― Término de decir la morena sin ver como Quinn se esforzaba por no reír ante el dramatismo ya conocido de Rachel.

De golpe esta se había sentido insegura, sabía que era una tontería pero ¿quién podía culparla? su cuerpo era una máquina de hormonas y Quinn no ayudaba a calmar sus cambios de humor.

¡Rachel Barbra Berry que demonios dices! ― Quinn suspiro y bajando el tono de falso enojo que había puesto, diluyo el abrazo ante una empequeñecida diva y la tomo por los hombros girándola para que su mirada pudiera sosegar las pequeñas sombras mentales de la morena ― Rachel, mi amor…

¡Lo siento! ¡Lo sé! ¡Lo sé! Pero yo… yo… ― Embarazo, ataque de llanto, inseguridad, por diferentes razones ambas amaban el hecho de amar a una mujer… eso hacía que la transición fuera menos traumática.

Rach… mi amor cálmate… vamos… respira… eso es… respira… mírame…

La morena levanto la mirada luego de tomar varias inhalaciones profundas y llevo sus manos a la cintura de Quinn, está todavía sosteniéndola de los hombros llevo sus manos a sus mejillas asegurando así que su mirada no se dispersara.

Rachel… no sé qué estarás pensando pero quiero que te lo quites ya mismo de tu mente ¿Si? Es cierto que tengo cosas en mi mente, pero te aseguro que no es nada malo, ni nada de lo que estás pensando… es más… de no ser por esta pequeña crisis que estas teniendo te aseguro que ya estarías desnuda sobre esa cama ― se acercó y la beso muy despacio ― ¿por favor puedes relajarte? ― acorto distancias y la volvió a besar ― ¿Si? ― beso, beso y la morena volvía a subir de golpe a su montaña rusa emocional y el calor de su cuerpo nublaba su mente ― ¿Amor? ¿Puedes? ― susurro ya mordisqueando sus labios y sintiendo su propia respiración acelerarse, bajo por su cuello sintiendo el pulso de Rachel, después de sus latidos no había nada que disfrutara más… el cuerpo habla en mil idiomas, aprender a hablarlo cuesta poco y hablarlo fluido sobre el cuerpo de la mujer amada es el mejor tiempo invertido.

De pronto un movimiento bajo interrumpió el camino de besos que trazaba la boca de Quinn hacia el pecho de Rachel y la sonrisa ronca de la morena se hizo eco en los labios de Quinn, aunque la casa estuviera sola de personas había alguien que no tenía donde ir y parece que en ese momento necesitaba hacer notar su presencia…

Creo que tienes que hablar con alguien mi cariño… ― Le dijo Rachel a su mujer viendo el mar de emociones que corrían por su rostro.

Quinn tomo sus manos y la guió hasta la cama, hizo que se sentara y como ya era costumbre se arrodillo entre las piernas de la morena, ya no la miraba a los ojos a ella sus ojos recorrían su vientre de un extremo al otro como reconociendo en cada fracción de piel un equivalente de su niño, llevo sus manos a los extremos y presiono levemente sus palmas con la convicción de que de esa manera su bebe podía sentirla, lo que pasaría a continuación no era nuevo para Rachel, pero por alguna razón que no distinguía, estaba más emocionada que la primera vez que había visto a Quinn hacer aquello, lentamente recorrió su vientre deteniéndose brevemente sobre un sector y acariciándolo como si reconociera que parte del cuerpo del niño estaba tocando, se agacho beso esa parte y dejo sus labios pegados a la piel…

Ey… pequeño… se supone que deberías estar durmiendo, ¿será que te despertó la "drama queen" de tu madre? ― El susurro de Quinn se interrumpió por dos cosas simultáneas el reclamo de Rachel y un nuevo movimiento dentro de su vientre ― ¿Lo ves? Tengo razón Rach, quieta que estoy hablando con él y no contigo ― Rachel sonrió ante la inmensa ternura que desplegaba Quinn en ese momento, apoyo sus palmas sobre la cama y le dio a su mujer el acceso y la intimidad que le reclamaba para poder hablar con su hijo ― gracias… como te decía pequeño… ― Quinn volvía a centrar su mirada en el vientre de Rachel sin dejar de acariciarlo, notando los movimientos del mismo y como se erizaba la piel de la morena ― Sé que tu mamá es algo intensa, pero por favor entiéndela… no es fácil vivir conmigo y es la única que logra entenderme, por eso quisiera pedirte algo… solo tú sabes lo que está sintiendo en este momento y solo te pido que la ayudes y que ambos confíen en mi… pequeño… ― Quinn pegaba su frente al vientre que de pronto estaba tenso, Rachel no perdía detalle de lo que estaba pasando pero no llegaba a notar el brillo húmedo en los ojos de Quinn, de haber tenido lo que necesitaba no habría podido dejar pasar el momento ― no te preocupes por nada, sé que puedes sentirme y te aseguro cachorro mío que no hay nada que ame más en este mundo que a ti y a tu madre… por favor descansa, tengo que calmar a la leona… ¿Esta bien? ― Dejo un beso y noto que todo volvía a su lugar, como los movimientos cesaban y la piel de Rachel se brindaba ante ella.

Increíble… ― Dijo Rachel llevando sus brazos hacia el cuello de Quinn y sintiendo los brazos de ella abarcarla sobre la cama.

¿Qué puedo decir? Mi hijo me escucha… ― soltó la rubia con un dejo de suficiencia.

¿Puedes callarte de una vez y besarme? ― Le respondió la morena buscando sus labios y ya no hubo palabras…

Se besaron con la intensidad del momento, sintiendo en el silencio cada latido del deseo desatado. Se besaron y en un abrazo arrollador se dijeron sin sonido cuanto se amaban.

Quinn se puso de pie dejando a la morena admirar toda su humanidad y con todo el tiempo del universo se desnudó para ella, pieza por pieza, parte por parte, porque no solo dejaba caer sus prendas, con ella caían todas sus barreras, sus miedos, sus dudas, junto con ellas dejaba atrás una parte de su vida para dar comienzo a otra. Se acercó a Rachel que parecía haber cambiado el color de sus ojos y que de pronto se sentía en el centro del universo rodeada de magma, y sin perder detalle de sus ojos tomo sus manos y la puso de pie… ya no podía esperar para tocarla, quito su bikini lentamente dejándola al igual que ella vestida de piel y brillante de alma, llevo su mano hasta su mejilla y le dio comienzo a una caricia que devastaba todo a su paso, las yemas de sus dedos abrían cada poro que tocaba y le hacían sentir como propio cada escalofrío que Rachel sentía. Bajo despacio por su cuello yendo hacia atrás donde la nuca escondía ese recoveco que tanto le gustaba, era un viaje sin retorno de una mano experta y amante sobre la piel titilante de quien amaba, un viaje que bajaba lentamente sobre su seno erguido, un viaje que estaba llenando de canciones susurrantes la boca de la morena, las respiraciones se volvían huracanes, y al llegar a su vientre su otra mano voló hasta su cintura y atrajo a la morena muy despacio, acomodando el suyo sobre un costado del de ella buscando su boca… un estallido, una explosión, un tren, su sabor, su lengua su mano apretando su cabello, el tiempo, ese tiempo que deseaba para amarla a su manera, se separó del beso y la acomodó sobre la cama, muy lentamente reemplazo la caricia de sus manos por su boca, Rachel no hablaba, solo se entregaba a las sensaciones que le provocaba el tacto de Quinn. Habían tenido sexo, habían hecho el amor, pero este era uno de esos momentos en los que la expresión del deseo a través del amor pierde y carece sentido y nombre, solo es lo que es en un gemido, en una caricia, es en la piel y por su piel. No quedo espacio de cuerpo físico que Quinn no besara, ni parte del alma de Rachel que Quinn no amara, su cuello, su corazón, sus pechos, sus muslos todo era marcado con su esencia, con su deseo, con la infinita cantidad de sensaciones que tenía en ese momento, se hundió en ella perfectamente saboreando cada gemido de la morena a su paso, fue quebrando su voluntad en cada estocada solo para llevarla al éxtasis donde sus labios solo atinaron a buscar un poco más de aire… Rachel no tardo en sentir su sabor en los labios de Quinn, no tardo en sentir en sus oídos su voz grabe diciéndole que la amaba, se sintió somnolienta y cometió el error de ceder ante las caricias que dejaba la rubia sobre su pelo luego de haberla acomodado sobre su pecho, no pudo evitarlo y se rindió al sueño.

Quinn se quedó despierta vagando agitadamente en un sinfín de pensamientos que giraban alrededor de lo mismo, necesitaba su celular… tenía poco tiempo y estaba cansada, necesitaba esos días para pensar cómo serían las cosas, y tenía que hacerlo bien… necesitaba a sus amigas, aprovechando que su amor se giró sobre la cama se incorporó lo suficiente para abrir el cajón de su mesa de noche y tomar su teléfono para enviar un mensaje… "Sé que están en casa, necesito verlas en la cocina en diez minutos CODIDO CHEERIO" una vez enviado lo borro y guardo su teléfono. Busco que ponerse y besando a su mujer salió de su habitación, tenía que ser rápido porque bien sabia cuanto odiaba Rachel despertar sola, al llegar a la cocina se encontró con Britt y Santana, ambas en una postura rígida y serias… convocar a las "impuras" era cosa seria…

Quinnie… ¿Qué sucede? ¿Rachel está bien? ¿Qué paso? ― Britt no contenía su verborragia.

Britt cariño, deja hablar a Quinn…― Santana intervenía a tiempo.

Rachel duerme Britt, está bien pero tengo poco tiempo, saben que odia despertarse sola…― al ver la sonrisa pícara que se dibujaba en la cara de Santana agrego ― Deja las bromas para después San… chicas… necesito su ayuda, he tomado una decisión.

Dentro de la habitación el sol cedía terreno dando paso a otra nueva tarde, Rachel se removía y antes de que pudiera despabilarse del todo sintió que Quinn la abrazaba…

Amor donde estabas… ¿Qué hora es?

Tranquila mi vida, solo fui a buscar agua… ¿Quieres?

No cielo… solo quiero dormir otro poco… ¿Podemos dormir un poco más Quinnie?

Claro que si cariño… esta noche las chicas se encargan de la cena, duerme otro poco… no me moveré de aquí.

Rachel se volvió a acomodar entre sus brazos, Quinn había cumplido con su cometido y por el momento podía estar tranquila. La decisión estaba tomada, y estaba en marcha.

Con Rachel seria… para el resto de su vida.