Bueno, debo decir primeramente que es mi primer fic. Por lo tanto, tenedme paciencia..
Será de IB por que Yolo.
PD: Edad actual de IB: 19.
Edad actual de Garry: 28.
IB:
Garry y Yo siempre fuimos buenos amigos desde que salimos de la galería. Un año luego de que terminamos con la pesadilla, a mis diez años, obtuvo una beca en una Academia que se especializa en el entrenamiento a Artistas con posibilidades. Hoy, a diez años del suceso, nuestra amistad se mantiene intacta. Soy muy unida a él. A veces, sólo a veces, me preguntó que haría si Garry se fuese de mi lado; aunque, siempre intento no pensar en ello.
La mañana del lunes dos de septiembre me levanté temprano y le preparé el desayuno a mis padres, ya que era su aniversario de bodas. Exactamente Veinte años el día de hoy.
—Oh, cariño, ¿A dónde me llevarás hoy? — Le preguntó mi madre a mi padre luego de desayunar.
—¿Quieres ir a por una cena en el restaurante más prestigioso de la ciudad? —Respondió mi padre, con una sonrisa enorme en su rostro. Yo, simplemente opté por meterme en mi habitación y dejar a ese par solos. Luego revisé mi teléfono, que estaba sobre mi cama. Tenía un mensaje de Garry.
"Buenos días, IB. Felicita a tus padres de mi parte hoy. Me preguntaba, para no estar con esos dos, ¿Te gustaría a ir a un lugar hoy?" Y eso era todo.
Sonreí para mis adentros. Me gustaba pasar el tiempo con Garry, ya que era un hombre agradable y cortés. En ese momento quería más que nada oír su voz, ya que no la había escuchado desde el viernes, día en que partió a ver a su abuela en el campo. Así que marqué su número, y me alegre al oír su voz luego de dos tonos.
—Buenos días, Garry al habla. — Al parecer no había revisado el identificador de llamadas.
—Buenos días, Garry. ¿Cómo has estado? — Dije con delicadeza.
—¡Oh, Ib! — contestó alegre. —Resulta que mi abuela goza de maravillosa salud a sus noventa. ¿Qué tal todo? —
—Haha, aquí bien. Por cierto… ¿a dónde quieres ir hoy? — dije, sonriente, aunque Garry no pudiese verme.
—¡Ah, sobre eso! Conque leíste mi mensaje.
—Oh, Garry, ¿Cómo no hacerlo? Eres mi mejor amigo, después de todo.
—¡Oh, me haces sonrojar! Bien, será una sorpresa. Pasaré por ti a las seis, no olvides tu abrigo.
—Jo, vale. Adiós. — Y colgué. Estaba tan feliz. ¡Saldría con Garry a pasear, seguramente!
Al final, me tiré en mi cama, con un gran nudo en el estómago. Huh... no podría aguantar hasta la tarde.
Justo a las seis en punto escuché la bocina del auto de Garry. En la entrada, descolgué mi abrigo del perchero. Justamente, mis padres acababan de irse minutos antes. Salí y me aseguré de cerrar con llave detrás de mí.
—Hola, Ib. — Saludó Garry con una sonrisa de oreja a oreja.
—Garry. — Dije, sonriendo como respuesta a su sonrisa. Finalmente, terminé sentándome en el asiento del copiloto. —Bien. ¿A dónde vamos? —
—Es una sorpresa. — Repitió, tal y como lo hizo por teléfono.
Tuve que abstenerme de hacer preguntas todo el trayecto. Que fueron cinco o seis minutos, para mí, eternos. Finalmente nos detuvimos frente a .. la playa.
—¿Garry? — Me extrañaba un poco ese lugar. Estaba pensando en que iríamos a comer Macarones. El se bajó del auto y abrió la puerta.
—Toma mi mano, Ib. — Dijo, extendiéndome gentilmente su mano; la cual tomé como si fuese sumamente frágil. Una mano cálida, firme, y sobre todo protectora. Garry me guio por medio de la arena a un espacio cerca del mar. Desde allí podía verse perfectamente el atardecer, el sol a punto de ocultarse... eso me traía tanta melancolía. Melancolía, como la escultura de… bueno, la galería.
—Me encantan los atardeceres. — Dijo Garry, rompiendo el silencio que se había ocasionado luego de sentarnos en la arena.
—Sí. Son hermosos, con sus tonalidades naranjas. —Respondí, quédandome seca de ideas. "Vamos Ib.. ¡piensa!"
—Verás, estuve pensando Ib. Pensando mucho.
Ya no me gustaba mucho el rumbo de la conversación.
—Hace diez años que somos amigos.
Asentí.
—Hemos forjado una hermosa amistad.. ¿no es así? Eres mi mejor amiga.
Asentí.
—Y no quiero que nada arruine eso.
—Yo también quiero que nada arruine nuestra amistad.
—Pero, verás, Ib… hay algo que me inquieta desde hace un tiempo. — Esta vez no miraba al horizonte. Me miraba a mí. —No quiero que dejes jamás de ser mi amiga. —
Asentí.
—Así que..
En realidad, en ese momento estaba algo asustada.
—¡Haha! Oh, vamos, quita esa cara. No estoy por golpearte o algo.
De verdad, ¿estaba tan tensa?
—Sigue con la conversación. —Inquirí.
—Cásate conmigo, Ib. Te amo.
Fue entonces cuando finalmente, todas los sentimientos dentro de mí desde hacía diez años estallaron.
