Disclaimer:Esta historia esta hecha sin ningún afan de lucro,sólamente para que la disfruteis vosotrs

Los personajes no me pertenecen...Mi imaginación se empeña en decir que sí,pero eso no tiene nada que ver con la realidad u.ú

Este chap es más bien introductorio,no os dejeis engañar y dejadme algún review que se agradecen =)

CAPITULO UNO:

El sol brillaba,los pájaros cantaban,una leve brisa removía las hojas que se esparcían por los terrenos del colegio.

Era todo tan rematadamente aburrido.

Se sentó jadeante en las gradas a observar a sus compañeros,ya que se había cansado de jugar al fútbol.Últimamente nada conseguía subirle la moral,ni siquiera los vítores de sus compañeros cuando conseguía marcar un tanto,algo en lo que al menos,era más bueno que su potencial rival.

En ese momento unos gritos le sacaron de su enfurruñamiento.

Un chaval venía corriendo hacia el campo,aireando un papel entre los dedos.

Tropezó y se dio de bruces contra el rieron,otros le miraron con incredulidad,como é acercó a él corriendo y el chico se levantó con torpeza y se sacudió la ropa:

-¡¡Ehh!!-Gritó un poco avergonzado y con una felicidad menos evidente:-¡¡Ya han dado los resultados de los exámenes de otoño!!-En medio minuto todos los chicos abandonaron el campo de juego y corrieron o bien a ver sus notas o bien a avisar a otros.

Mello se metió las manos en los bolsillos,levemente ás sus resultados fueran mejores que en verano, o que en primavera,o que en invierno...

Uno de los profesores intentaban poner orden en el pasillo de acceso a la escuela,sin éxito,ya que los resultados solían ser bastante buenos.

Las listas estaban colgadas en el corredor .

Mello no veía desde su posición asi que decidió abrirse paso a empujones,recibiendo la réplica de obstante muchos cuando descubrieron a quien pertenecían los codos que los habían empujado enmudecieron.

El chico buscó su nombre en la lista y después frunció el ceñ verdad que se había superado a sí mismo pero...:

-¿Qué tal tus notas,Mello?-Le inquirió una voz a sus espaldas que le hizo perder la razón. Se dio la vuelta y empujó al albino con violencia para luego perderse por el pasillo.

Sólamente se giró una vez,y fue para descubrir que los mismos compañeros que le vitoreaban cuando jugaba al fútbol se habían reunido alrededor de Near para admirar sus mejores de la escuela,sin duda.

-"¿Qué tal tus notas?"-Había preguntado el irritante imbécil.¿Qué mierda le importaba si ya podía suponerlo él solito y sin ayuda?

Mello aceleró el paso hasta el campo de juego.

Descubrió que daba igual ser el mejor en algo porque ese algo no acababa siendo tan importante como en lo que realmente le superaba Near.

Y así jamás podría llegar a su objetivo.

Y aquello le hizo sentir de nuevo una rabia ya conocida.


Al día siguiente se limitó a llenar sus libretas con dibujos conocía a sí mismo y sabía que tardaría al menos un par de semanas en volver a su ritmo de vida diaria normal.Y los profesores también,de modo que,como sus compañeros,le dejaron en paz y como siempre .Solo

Todo aquello podía parecer más bien drámatico pero si Mello no hacía amigos era más bien porque no quería que nadie le soportase,porque,realmente,no podía ser mejor que nadie en nada.

No pasó nada interesante aquel día,ni al otro,ni al siguiente...No obstante el mismo día en el que planeaba ir a buscar chocolate a las cocinas ocurrió algo.

Sus compañeros y él únicamente coincidían en una clase,que era la de Historia,ya que el internado estaba orientado en función de cada una de las personalidades de los día la de Historia se presentó en el aula con una sonrisa inusual,quizás desbordantemente contenta por el mutismo del alumno más problemático de la sonrió.Le gustaba saber que causaba ese tipo de sensaciones en los demás.

No obstante pronto descubrió que no era por él y se quedó con los ojos rebosantes de curiosidad mirando la puerta,como todos los demás...Pero cuando se dio cuenta de ese detalle volvió la vista a sus fin de cuentas,¿A quién le importaba la llegada de alguien nuevo? ...Sólo crearía algún tipo de sentimiento en él si se trataba de L,y éste hacía años que no pisaba el orfanato.:

-Mail.-Escuchó decir a la docente y Mello rompió en carcajadas,ganándose las miradas de toda la clase y de la profesora.

¿Mail? Menudo nombre tan sumamente ridículo,¿De qué nacionalidad podría ser?:

-Gracias por tu intromisión,Mello.-Comentó la profesora,no falta de ironía:

-No hay porqué.-Contestó este,de mala gana y alzó los ojos para observar a su nuevo compañero,aquel del nombre ridículo: Un chico quizás un par de años menor de pelo castaño rojizo y expresión tranquila, sus ojos eran de un indefinido color parecía sumamente destacante,más bien parecía alguien del montón,por lo que Mello volvió a sus notas:

-Pero desde ahora en adelante será tratado como Matt,¿Ha quedado claro?-Inquirió la de Historia.

Menuda pérdida de tiempo. No veía la hora de escaquearse a las cocinas.


Todo estaba oscuro en la sala de juegos. No en vano eran las doce de la noche.

Se metió a hurtadillas en el cuarto,mirando constantemente hacia atras.

Detras de uno de los sillones sabía que había dejado provisiones de agachó y palpó con la mano,pero allí no había su lugar encontró un papel arrugado en el que había algo obstante estaba demasiado oscuro como para leerlo.

Cuando iba a encender la luz,alguien lo hizo por él.

Se giró bruscamente y se guardó la nota en el bolsillo.

Allí estaba el chico nuevo,frente a él,con las cejas levemente alzadas,como si la sorpresa no tuviese lugar en su rostro. Portaba una consola y unos cables en las que querría jugar un rato,solo,algo que no había podido hacer en todo el dia.

Mello abrió la boca y la volvió a niño del nombre ridículo seguía ahí como un pasmarote,mirándole:

-Bueno,¿Qué quieres,imbécil?-El otro frunció levemente el ceño:

-Desde luego no pelear,ni que me toques las narices.Sólamente he venido a jugar.-Mello le observó con ojo crítico...No parecía sacar su genio a menudo.

Pasó junto a él sin prestarle atención,y el chico dijo a sus espaldas,algo más calmado:

-No le digas a nadie que he estado aquí,¿Vale?-Mello se encogió de hombros,en un gesto de indiferencia.

No se volvió hasta que no llegó a su habitación,pero si se dio cuenta de que cada vez le traía más curiosidad el tal Mail ese.

Aquello le recordó la nota que había hallado en lugar de sus tabletas de chocolate.

La sacó del bolsillo y descubrió que era su propia letra:

-"Mira en las cocinas.-"

Era tan imbécil que se habia robado a sí mismo.