Como siempre, tengo pocas palabras que usar aquí.
Quise sentirme identificada con Maki -Un poco, sólo un poco. -Y como resultado, salió esto.
Es genderbender con un leve yaoi, no soy experimentada en ello. Algún día lo probaré, lo juro)?
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Estridencia sucia
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Cuando las luces se apagaban, los monstruos de la consciencia de Nishikino Maki surgían para hacerlo sufrir mientras abrazaba su almohada.
Él era miserable, y nada ni nadie podía cambiar eso.
Su vida no era su vida por haberse centrado en algo que en realidad, no tenía nada que ver consigo mismo.
Nishikino Maki era una persona inmunda, pese a ser tan sólo un insolente y vulgar niño rico. Hace poco se había arrepentido de existir, sumando otro intento de suicidio, ¿era el sexto?, no, seguro era el séptimo intento. Ni siquiera él llevaba la cuenta, porque ya nada le importaba.
¿A dónde se había ido el niño que brillaba sólo por la ambición de obtener más halagos de su padre?, es más, ¿por qué ahora sólo quedaban restos de un estúpido infeliz que fumaba cada que podía?
Él no sentía asco por sí mismo, él no sentía nada, y es que, ¿debía hacerlo?, ¿para qué?, si se supone que eso solo hará que le duela hasta los sentimientos que no tiene.
Su padre también lo odiaba, y ya no era su hijo, sino un maldito y asqueroso homosexual que conocía más la calle que su propio hogar.
Maki lo entendía, él era una vergüenza. Ninguna de sus excelentes notas o logros volverían a llenar ese vacío que también tenía su padre.
Había huido para no regresar, y no tenía más opciones que seguir corriendo lejos de su progenitor.
...
Un día de estos, en los que ya era lo suficientemente tarde como para que el cielo estuviese anaranjado, Maki se sentaba en la banca de cualquier parque y volvía a encender un cigarrillo mientras veía el vuelo y andar estúpido de las palomas.
Era su tiempo de despegue, viajaba y acariciaba cada uno de sus pensamientos, como queriendo descifrarlos y encontrar una respuesta clave que le ayudara a su rumbo tan vago con el que cargaba en la espalda.
De pronto, una palabra pasó de forma veloz y afilada por su mente, atravesando su ensimismamiento.
Amor.
¿Qué era eso?
Sintió un son de nostalgia dentro de sí y también un poco de dolor. Nunca se había cuestionado algo de tal calaña. ¿Qué si lo había sentido?, suponía que sí, hace mucho tiempo, quizás.
Ahora a Maki el pasado no le parecía algo importante. Pero los recuerdos estaban ahí, listos para repetirse como bucle en su consciencia, solo para sentirse estúpido y avergonzado por lo que en tiempos anteriores hizo y dijo. Quería callar esos malditos susurros que denigraban los restos de su dignidad, pero era incapaz, esos susurros se convertían en gritos y descolocaban su sentido del orden.
Se acomodó en la banca y cruzó las piernas en una posición cómoda, aun así, tenía un sentimiento patente de pura culpa.
De pronto, recordó esa vez en la que su profesora de psicología le hizo una pregunta tan ruidosa que lo perturbó. ¿Quién era y por qué?
¿Quién era?, ¡fácil!, era simple responder esa pregunta si sus padres antes de nacer ya le habían dado una identidad, y, ¿por qué?, porque la voluntad de sus progenitores era más que la de él.
Y no le importaba tener que gritarlo, porque ya lo había aceptado, ¿y qué con todo esto?, ¡qué mierda!, mandaría a volar todo eso que lo hacía sentir jodido como lo hacían esas palomas tontas al huir.
Sintió ganas de vomitar y escupir todo lo que sentía. De pronto sus fuerzas se desvanecieron, siendo reemplazadas por lágrimas que cayeron al sucio suelo.
No era fácil simplificar las cosas.
No era fácil recuperar su voluntad.
Pasó una mano por su rostro, estaba cansado. Se sentía sucio e impío, y tenía la idea de que la única salida era morir y dejar sus penas en el infierno.
Ah, pero sintió una mano en su hombro. Por eso estaba ahí, esperando a un ser con un corazón de tamaño colosal.
- ¿Doctor Nishikino?
-Pensé que no volveríamos a vernos, Nico.
Maki sonrió como Satanás enamorado, y esa tarde, fue diferente a las demás. Y él ya no necesitaba la muerte para exiliar sus pecados.
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El amor puede hacer cualquier cosa, supongo.
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