El sol brilla con un resplandor plateado, pálido, casi viejo, anunciando el fin de la oscuridad, acabando con la magia y el misterio. Llovió toda la noche, y las plantas están caídas y mojadas aún, los rastros de agua de lluvia prevalecen en todos lados. Dentro de la habitación, la luz se filtra por las cortinas, dándole un aura casi espectral a los cuerpos dormidos acostados en la cama, apretujados, y en una posicion que delata sus inexistentes intenciones de dormir, en el sentido menos sexual de la palabra, juntos.

Rubios, ambos. Uno con cabello largo y medianamente rizado, el que despierta primero y con delicadeza se aparta de su acompañante, de su intruso.

Se juró que no volvería a meterlo a su cama. Que no volvería a invitarlo a beber. Que no volvería a insinuarle sentimientos románticos. Eran pequeños enfrentamientos de una lucha que ya estaba perdida. Él nunca iba a ser nada más que una noche carnal y vacía.

El otro despierta. Sabe que reclamar sería inútil. Sabe que fue él quién se metió en eso. Sabe que no debería hacerlo, pero también sabe que no puede apartarse de él.

Francis es el primero en hablar. Siempre es el primero en todo: fue el primer amigo de Arthur, y al primero que odió; fue su primer enemigo, y al primero que amó. Pero más importante aún, es el único. El único que puede lastimarlo, el único por el que llora, el único en su solitaria vida. Él nunca iba a ser más que una noche carnal y vacía.

—Bonjour, Arthur. ¿Se te antoja un café? —pregunta, como todas las veces que despiertan juntos.

—Creo que compraré uno de camino a casa. Me enferma estar aquí

Así es como terminan las noches en las que pretenden que está bien lo que sienten.

Era secreto a voces. Lo de su romance, o lo que fuera. Todos lo sabían, pero pretendían que no. Era tabú, y si alguien lo mencionaba, ellos no se hablaban por días, semanas a veces.

El odio siempre fue parte de su acto. Si prentendo odiarte, tal vez termine odiándote de verdad, pensaban. Porque de todas las personas de las que se podían enamorar, tenía que ser la menos indicada.

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El sol brillaba gris y tenue, como el de la mañana posterior a la última noche que estuvieron juntos. Y este sería la última vez que se verían.

Arthur no solía visitar a Francis más que cuando sabía que pasarían la noche haciendo el amor, porque estar con él solo lo confundía mas. Sin embargo, ahí estaba, frente a su puerta, en una helada mañana de Noviembre, esperando a que alguien abriera. Todavía tenía tiempo de echarse atrás, y olvidarlo todo, y vivir junto a Francis para siempre. Pero sabía que las cosas no serían así. Abrieron la puerta.

—No es común verte por aquí a estas horas, ¿eh?

—Hazme un favor y cállate. No vengo aquí para acostarme contigo. Tengo algo importante que decirte—contestó, y entró sin que nadie se lo hubiera permitido. Se dirigió a la cocina, y preparó un té para ambos.

—Vaya que debe ser algo importante si hasta me has preparado té, non?

Arthur estuvo varios segundos en silencio. Ignoró la pregunta por completo, y daba sorbitos a su taza mientras miraba cuadros, fotografías y pinturas colgadas en las paredes, que ya había memorizado antes, pero que esperaba le hablaran y entablaran una conversación con él, para olvidar lo que estaba a punto de decirle a Francis, para no tener que hacerlo.

—Me voy

Quel est ton problème? Es de mal gusto entrar sin invitación a la casa de alguien, servirse té, e irse sin decir nada—Arthur deseaba tanto que lo que Francis decía fuera realidad. Que solo se fuera de su casa, pero no de su vida.

—No me refiero a eso. Me voy para siempre, Francis. He vivido muchos años así, convenciéndome de que te odio, pero cada que te veo, o que te escucho, me doy cuenta que no es así, y... —la expresión de Francis había cambiado por completo. En sus ojos, vio un dolor que nunca había visto en esos océanos zafiros antes. Pero sabía que ya era tarde, y debía continuar—Francis, odio que seas el único que puede lastimarme y hacerme llorar de esa manera, debo escoger un lado. Lo mejor sera que nos olvidemos, porque no somos capaces de amarnos.

Los lagrimales de Arthur estaba húmedos. Parpadeaba mucho y muy fuerte para prevenir que brotaran las lágrimas. No fue hasta que se quedaron en absoluto silencio cuando se dio cuenta de que estaba gritando. Solo quería oír a Francis una vez más antes de irse.

—Tienes razón. No podemos seguir así. Está bien. Vivamos nuestras vidas como si fuéramos dos extraños. Será lo mejor—Francis recuperó su expresión serena e intachable de siempre. Lo odiaba. Odiaba que no le hubiera rogado que se quedara. Odiaba que no se hubiera arrepentido ni disculpado de todo lo que había hecho para que no se fuera. Y sin embargo, no lo odiaba lo suficiente para hacérselo saber—alors, c'est la dernière fois?

—Oui. La dernière—Arthur nunca hablaba en francés. No le daría esa satisfacción al francesito estúpido. A su francesito estúpido. Pero éste era el final de un episodio, y quería terminarlo de forma memorable y sin embargo fácil de olvidar—por cierto: puedes escribirme o llamare, pero lo más probable es que no conteste. Alfred es quien se encargará de re-enviarme mi correspondencia y todo eso. Supongo... eso es todo. Farewell, frog.

—Au revoir, Arthur.

No se terminó su té. Francis ni siquiera lo tocó. Arthur abandonó la casa, recordándose no mirar atrás. Corría el riesgo de abalanzarse sobre los brazos de Francis si lo hacía. Estaba muy frío. El invierno se aproximaba, y el regresaba a Londres. Dijeron adiós solo con palabras, palabras que ahora no existían, no eran palpables. Ya eran solo un fragmento de la imaginación desde el momento en que se terminaron de decir.


A/N: No se escribir nada mas que fruk, okaaay? Lo siento mucho ORZ. Pueees, la historia esta aburrida hasta aqui, lo se, pero es la introduccion, que esperaban?

Por cierto:
alors, c'est la dernière fois?
"entonces, esta es la ultima vez?"

Quel est ton problème?
"cual es tu problema?"

Y el título del capítulo, pues Gloria de la mañana significa "amor en vano" en floriografia. Pensé que quedaba bien.

En fin, comentarios, criticas, tomatazos, lo que se te ocurra, todos son bienvenidos. Graciaaas~!