Bienvenidos! Ésta es una historia original basada y protagonizada por dos de mis personajes favoritos de CLAMP.

¡Que la disfruten!


REBEL HEART

...

Capítulo 1 "Nuestro Mundo"

Empezar a narrar una historia siempre es complicado, y lo es más, si la historia en sí ya es complicada para quienes la protagonizan.

Sí, la vida es complicada, hay momentos malos, difíciles, agridulces… pero sobre todo, no hay que olvidar que la vida es bella por más cliché que eso suene.

Porque, dentro de toda la obscuridad en la que nuestra vida pueda estar sumida, siempre hay que recordar, que para que podamos ver la luz, debe existir un poco de sombra.

Y supongo que ahora te preguntarás, qué tiene que ver todo esto… pues bien, todo lo anterior, es justamente lo que nuestros protagonistas deben aprender…

Por favor, déjame presentártelos…

¿Por quién debería empezar? …. Ah ya sé, comencemos con él, con Syaoran.

Syaoran Li es un chico de 27 años de edad. De cabello castaño algo despeinado. Es alto y un poco delgado.

A simple vista podría intimidar, ya que su rostro siempre muestra una expresión seria, reservada. Sin embargo, si somos observadores y lo miramos fijamente a los ojos color ámbar, podremos notar que aquel chico de rostro serio, no es más que la amabilidad en persona. Porque eso era Syaoran, una de las personas más amables que quizá conozcas.

Desde muy pequeño siempre le ha nacido las ganas de ayudar a lo demás. Es por eso que hace un año, se graduó exitosamente como Médico. Syaoran pensaba que así, podría ayudar a más personas, a mantenerlas sanas, vivas. Además es muy sociable, le encanta interactuar con las personas. Es por eso que era una persona muy querida en el Hospital General de Tomoeda, el lugar donde trabajaba.

A la vista de cualquiera, podríamos pensar que el joven Dr. Syaoran, tenía la vida resuelta, incluso una vida perfecta, es decir, era muy bueno en su trabajo, querido por sus compañeros y pacientes… pero recuerda, que detrás de una enorme sonrisa, quizá se esconda algo más… y Syaoran no era la excepción…pero de eso ya te hablaré más tarde.

—Buenas noches Dr. Li, ¿Tiene guardia está noche? –preguntó una de las enfermeras al castaño.

—No. Esta noche me toca ir a casa. –contestó con una sonrisa cansada, y es que ser médico es una de las profesiones más exigentes tanto física como mentalmente.

—Me alegro Doctor, ha trabajado mucho esta semana, aproveche que va a casa y descansé.

—Muchas gracias, lo haré.

Syaoran se despidió de la enfermera, tomó sus pertenencias y se dirigió al estacionamiento del hospital. Llegó hasta su auto y antes de poder entrar en el, alguien lo llamó.

—¡Hey! Doctor Li, ¿Ya se va? –preguntó un chico de la misma edad de Syaoran. De cabello azulado y unos bonitos ojos azules enmarcado por unas redondas gafas.

—Hola Eriol. –saludó el ambarino. —Llámame por mi nombre, nos conocemos desde el jardín de niños. –rió.

—Es que me gusta fastidiarte un poco amigo. –comentó divertido el chico de gafas. —Hace mucho que no tenías la noche libre. Es sábado, ¿Tienes algún plan?

—¿Plan? –pensó un poco. —Sí, tengo un plan. Me iré directamente a la cama. Estoy muerto.

—Oh vamos Syaoran, sé que puedes pensar en algo mejor que eso. Diviértete un poco, no todo se trata del trabajo.

—Lo siento, es sólo que estoy muy cansado y bueno… ¿Qué más puedo hacer? –preguntó con una media sonrisa.

—Amigo, hay cientos de cosas que puedes hacer, no sé, ve una película, ponte con algún videojuego, o mejor aún, sal de tu casa un rato, ve a algún bar a tomarte algo.

—Bueno lo de la película no suena mal…

—Bien, hazlo, relajante un rato. Lo necesitas.

—Si, creo que haré eso.

—Oye Syaoran… ¿Cómo sigues? ¿Ya estás durmiendo mejor?

—Eh… no. Me encantaría decirte que sí pero como siempre, me cuesta mucho conciliar el sueño, además cuando logró dormir…

—Las pesadillas continúan ¿No es así? –interrumpió su amigo preocupado.

—Si… –suspiró cansado. —Algún día se irán… espero…

—Veras que sí. Pronto lo harán, ya verás. Sólo se paciente y ten calma. Lo que pasó... Bueno… ya sabes… aún está muy reciente en todos nosotros… sobre todo para ti. Es lógico que no puedas dormir bien, pero debes intentar despejar tu mente y...

—Lo sé. –interrumpió cansado el castaño. ¿Cuántas veces le habían dicho lo mismo una y otra vez…? —Te agradezco mucho tus palabras y consejos, pero, sin querer sonar grosero, ahora mismo no estoy de ánimos para que me des terapia aquí en el estacionamiento. –fingió una diminuta sonrisa.

—Lo siento amigo… A veces no puedo evitar que mi profesión de Psicólogo salga a relucir… además, sabes que me preocupo por ti.

—Gracias. Lo sé…. Bien, me iré a casa. ¿Tú te quedas aún?

—Si. Tengo un paciente aún. Ya no debe tardar en llegar.

—De acuerdo. Entonces entra y mejor encárgate de darle terapia a tu paciente y no a mí. –se burló Syaoran.

—De acuerdo. Nos vemos luego. –rió Eriol.

Eriol Hiragizawa, un Psicólogo de la misma edad de Syaoran. Ambos se conocían desde el jardín de niños. Desde el primer instante en que se conocieron, nunca más se alejaron, eran muy unidos, mejores amigos, casi como hermanos.

Eriol siempre estaba cuidando de su amigo, pues el castaño a veces resultaba algo distraído, y al ser tan noble y amable con los demás, olvidaba de cuidar de sí mismo. Sobre todo después de… aquello….

Syaoran llegó a su departamento. Para ser el hogar de un hombre que vivía sólo, tenía demasiado limpio y ordenado, y bueno, él era así, aunque quizá tenga que ver el hecho de que el castaño casi no pasaba tiempo ahí pues casi todo su tiempo se la pasaba trabajando en el hospital.

Se sentó en el sofá y comenzó a buscar alguna película en Netflix, aunque a decir verdad, no sabía por qué había contratado aquel servicio, es decir, tiempo es lo que menos tenía y menos para ver películas o engancharse con alguna serie.

Estuvo alrededor de 15 minutos buscando y buscando hasta que se dio por vencido.

—Quizá Eriol tenga razón… –se dijo a si mismo. —Quizá deba salir de casa…

Sin pensárselo ni un segundo más, Syaoran salió de su departamento y se dirigió al cine más cercano… o en realidad, al único cine que había en aquel pequeño pueblo perdido de Tokio.

Después de ver la cartelera nada le llamó la atención. Habían puras películas de terror y acción, y en la mayoría de ese tipo de funciones hay mucha sangre, masacres y accidentes. Y no es que Syaoran fuera sensible o algo por el estilo, bueno, era doctor después de todo, pero justamente por eso no le gustaba ver ese tipo de cosas. Lamentablemente en su profesión veía de eso a diario en el hospital…

—¿No le convence ninguna? –preguntó de repente una joven de cabello castaño y grandes ojos verdes.

—Eh, no. La verdad que no. –rió levemente. —¿Trabajas aquí? –preguntó deduciendo aquello ya que la chica llevaba puesto un chaleco rojo con el logotipo del cine.

—Si. –dijo sin más.

—¿Tú cuál verías?

—¿Yo? –soltó una risita burlona. —Ninguna. No me gustaría perder mi tiempo viendo el tipo de basura que proyectan hoy en día. Además el cine es muy caro, y si voy a darme el lujo de gastar, prefiero que sea en algo más… ¿Cómo decirlo? –pensó. —Algo más cultural, algo que me haga pensar y a la vez olvidarme de todo. Y con este tipo de películas basura, sólo pierdo el tiempo entre chistes baratos y efectos especiales…

—¿Así que prefieres el cine de arte? ¿Documentales? …

—Si. Podría decirse que sí. O lo que sea es mejor que está basura.

—Creo que al trabajar aquí no deberías estarme diciendo este tipo de cosas…–rió el ambarino levemente intentando ser amable.

—Exacto, trabajo aquí. Pero eso no significa que no pueda tener mis propias opiniones. –decía seria.

—Es verdad… entonces… ¿Qué me recomiendas?

—¿Disculpe? Ya le dije que yo no vería nada de lo…

—Sí. Eso ya lo entendí. –interrumpió sonriente. —Dime el nombre de alguna película o documental que te guste y lo veré.

—¿Es enserio? –preguntó extrañada la chica, pues el sujeto que tenía frente a ella era algo peculiar… por no decir raro según ella. —¿No prefiere entrar a alguna función? Es decir, ya está aquí…

—Sí, de verdad. Para serte honesto, a mí tampoco me agradan mucho las películas comerciales, prefiero otro tipo de cine, pero no encontré nada interesante en Netflix y…

—¿Tiene Netflix? Pues ahí hay unas películas increíbles. ¿Le gusta el cine independiente? Porque si es así, hay una película llamada Copenhague y…

—Veo que te gusta mucho el cine ¿verdad? –interrumpió muy alegre Syaoran al ver a la chica menos sería en cuanto comenzó a hablar de lo que le gustaba.

—Bueno… si no quiere que le diga… –se puso un poco sonrojada y a la defensiva.

—Lo siento. –rió Syaoran. —Perdón por interrumpirte. Es sólo que te veías muy alegre… bien… Copenhague ¿verdad? –mencionó la película que la chica comentó anteriormente.

—Si. Esa… –dijo más calmada.

—Bien la veré… gracias por la recomendación. Que tengas linda noche. –dijo el castaño y comenzó a caminar al estacionamiento, pero antes de salir se giró hacia la chica. —Eh, tu nombre, ¿Cómo te llamas?

—Que le importa. –dijo seria. Sin embargo el ambarino era muy paciente y amable con los demás como para que aquello le molestará.

—Kinomoto.

—¿Disculpe? –se sorprendió la chica de que aquel extraño supiera su apellido.

—Eso dice tu gafete. –dijo el castaño sonriendo y señalando el pequeño cartelito sobre el chaleco de la chica que contenía dicha información. —Buenas noches señorita Kinomoto. –Y dicho esto el doctor salió del establecimiento.

"Que extraño sujeto..." pensó la chica…

Y bien, déjenme presentarles a la otra protagonista de esta historia.

Aquella chica del cine es Sakura Kinomoto de 21 años. En una chica de estatura normal, ni muy baja y ni muy alta; delgada con un lindo cabello castaño que llevaba un poco más por encima de los hombros y unos bellos y grandes ojos verdes.

Quizá puedan pensar que era una chica maleducada, y quizá tengan razón. Pero a decir verdad la vida de la ojiverde no había sido nada fácil para su corta edad.

Desde muy pequeña, la vida no le ha dado más que patada tras patada.

Su padre abandonó a su madre y a ella cuando la pequeña Sakura tan solo tenía 3 años de edad. Por lo tanto, la ojiverde no tenía idea de cómo era su padre. Por otro lado, su madre nunca superó el abandono, y cayó en una inmensa depresión y en el cumpleaños número 8 de su única hija, se suicidó.

Sakura quedó al cuidado de su abuelo ya que no tenía ningún otro familiar que se hiciera cargo de ella.

Pero eso no es todo. El abuelo nunca quiso a Fujitaka, el padre de la chica, pues había embarazado a su hija Nadeshiko con tan solo 16 años. Y mucho menos le hizo gracia cuando abandonó a su hija y a su nieta. Lamentablemente Misaki, el abuelo, nunca quiso a Sakura, pues era la hija de aquel sujeto que el tanto odiaba e incluso le decía a Sakura que por la culpa de ella, su única y amada hija se había muerto.

Es por eso que la chica y su abuelo nunca lograron llevarse bien. Tuvieron una relación cortante, prácticamente ni hablaban y cuando lo hacían, sólo se gritaban un par de insultos y frases hirientes.

A la edad de 15 años, Sakura se quedó sola en el mundo, pues su abuelo, su único familiar, murió de un paro respiratorio.

Desde entonces, la ojiverde ha tenido que mantenerse por sí misma, consiguiendo pequeños trabajos en cafeterías, librerías, etc. Donde fuera con tal de tener un poco de dinero para poder comer y pagar la renta del pequeño departamento con el que solía vivir con su a abuelo.

Sakura tuvo que dejar sus estudios pues sus trabajos de medio tiempo no le permitían asistir a clases. Sin embargo ella sabía que sin la debida educación sería muy difícil salir adelante. Es por eso que se inscribió a unas clases públicas en la noche para poder terminar la preparatoria. Y así lo hizo, sin embargo aquello tuvo un costo muy alto en la vida de la castaña.

El profesor de dichas clases, Yue, un chico de 25 años de largo cabello platinado, delgado y bastante atractivo, no dudo en poner sus azules ojos en Sakura, pues con tan solo 15 años, era una jovencita bastante guapa.

Cómo era de esperarse, Yue comenzó a cortejar a la ojiverde. Primero empezó a hacerle cumplidos sobre su cabello, sus ojos, que era muy linda, inteligente, etc. Luego comenzó a hacerle pequeños regalos como chocolates, flores… Y claro, para una joven chica que prácticamente lo había perdido todo, encontrarse con una persona amable y que mostraba interés en ella, no pudo evitar enamorarse completamente de Yue, su profesor…

En cuanto Sakura terminó sus estudios, ella y Yue comenzaron una relación seria. Al principio iban lento, sin prisas. Él la invitaba al cine, a cenar, le compraba un montón de libros pues a la ojiverde le encantaba leer.

Con tan sólo dos meses después de salir, Sakura le entregó su virginidad a él. Poco después comenzaron a vivir juntos en el departamento de ella. Pero inmediatamente notó un cambio enorme en su novio. Pues este dejó a un lado su amabilidad y comenzó a tratarla mal, a golpearla, a ofenderla y la obligaba a tener relaciones cada que a él se le daba la gana.

Sakura no podía hacer nada por remediar su situación, hasta que uno de sus compañeros de aquella cafetería dónde solía trabajar por las mañanas, se percató de las heridas y golpes en varias partes del cuerpo de la chica.

Kaito, un chico de 18 años, le prometió a la joven Sakura que la ayudaría a solucionar su problema. La ojiverde accedió ya que no sabía que más hacer y no podía solucionarlo por ella misma.

Un día, Kaito con un grupo de amigos fue al departamento de la chica y sacaron a golpes a Yue amenazando con demandarlo si se volvía a acercar a Sakura. La chica estaba muy agradecida por aquello, y Kaito… bueno, él quería su "recompensa"…

—Muchas gracias Kaito, de verdad no sé cómo agradecerte esto… –decía una Sakura de 15 años después de terminar su turno en la cafetería.

—Bueno, a mí se me ocurre una cosa…

—Claro, lo que sea. Después de lo que hiciste por mí aquel día, te debo mucho.

—Me alegra escuchar eso… Bien, está noche me pasaré por tu departamento…

—¿A mí departamento?

—Si… ehh… qué tal si me preparas una cena o algo así… –decía nervioso.

—Una cena… ¡Claro! Con mucho gusto lo haré Kaito. –sonrió la ojiverde.

Esa noche Kaito llegó a su casa como había dicho. Entró, cenaron una rica pasta que la chica preparó y poco después sin decir nada, se abalanzó contra ella y comenzó a besarla con fuerza en los labios, después su cuello…

Sakura estaba muy asustada y no sabía que hacer, estaba inmóvil por la situación. El chico comenzó a despojarla de sus prendas, ella se resistía pero era inútil, el chico era más fuerte que ella.

Ya casi de darse por vencida y antes de que Kaito pudiera hacer otra cosa, alguien le arrancó de encima al chico.

Era Kurogane, el novio de una de sus vecinas. El chico sacó a Kaito y llamó de inmediato a la policía.

—¡Dios mío! ¿Estás bien? –preguntó angustiada su vecina que había entrado con su novio al departamento.

—S…s…sí. –logró articular una muy asustada Sakura.

—No te preocupes, ya terminó todo… al parecer llegamos a tiempo y él no logró… bueno… ya sabes... —Por cierto, soy tu vecina, Tomoyo. Vivo en el departamento de abajo. Mi novio y yo escuchamos unos gritos y decidimos venir…

—Y qué bueno que lo hicimos. –comentó su novio.

—Gr…gracias…

Tomoyo y Kurogane eran los vecinos de Sakura. En realidad no se conocían de nada, pues nunca entablaron una conversación. Sin embargo eran muy buenas personas y desde aquel día que salvaron a la ojiverde, la ayudaron a salir adelante,

Kurogane, era un tipo alto, fornido y de cabello negro. Era muy serio pero amable. Él era el gerente de una sala de cine, por lo cual empleó a Sakura de inmediato a tiempo completo. De este modo, Sakura logró estabilizarse. Por otro lado, Tomoyo le regalaba ropa que no usaba e incluso algunas veces le compraba ropa nueva aunque Sakura siempre se negaba a aquello, pero Tomoyo siempre lograba su cometido.

La pareja fue de gran ayuda para la ojiverde, aparecieron en su vida cuando pensó que su destino no podía ir a peor.

Sin embargo todas sus vivencias desde muy pequeña, el abandono de su padre, el suicidio de su madre, la mala relación con su abuelo fallecido, su novio abusivo y un intento de abuso sexual, hizo que Sakura se volviera una persona fría, sería, reservada, arrogante y desconfiada de las personas, sobre todo de los hombres…

Con las únicas personas que era un poco más abierta era con sus vecinos, Tomoyo y Kurogane con los que logró entablar una bonita y sincera amistad. Y ahora, Sakura con sus 21 años, seguía trabajando en aquel cine y ayudaba de vez en cuando a Tomoyo con alguna de sus producciones, pues ésta trabajaba como editora audiovisual en una televisora local. Aunque el sueño de Tomoyo siempre había sido trabajar en una producción cinematográfica.

Es por eso que debido a sus peculiares vecinos, actualmente Tomoyo de 25 años y su novio Kurogane de 26, quienes eran amantes del cine, lograron contagiarle esa pasión por la cinematografía a la ojiverde.

—Hola Sakura. –saludó Tomoyo a su vecina que iba saliendo de su departamento.

—Hola Tomoyo. Buenos días. –saludó educadamente la castaña.

—Adivina qué… uno de mis compañeros de la televisora me digo que filmarán unas cuantas escenas de una película, ¡aquí en Tomoeda!

—¿Qué, enserio? –preguntó emocionada. —Eso es fabuloso, aunque me pregunto a quién rayos le puede interesar filmar en un aburrido pueblo como éste….

—Pues ya ves que no es tan aburrido. A algún productor le debió interesar algo de por aquí.

—¿Y sabes dónde van a filmar? Me gustaría echar un vistazo. –desde que sus vecinos se involucraron en la vida de la ojiverde, a ésta le nació un amor enorme por la cinematografía, incluso quería estudiar algo relacionado con eso, pero claro, como era de esperarse cualquier carrera referente al cine era bastante cara. Y Sakura no podía permitírselo, así que se entusiasmó bastante cuando se enteró que filmarán algo en su ciudad.

—Sí. Pero debes guardar el secreto Sakura. Lo que menos quieren es que se enteré más gente.

—Vale, vale, lo prometo… además no es como si tuviera miles de amigos además de tú y Kurogane.

—Bueno, tendrías más si fueras más sociable con los demás. Si tan solo te comportaras con el resto del mundo como lo haces con nosotros…Vale, vale… te diré dónde van a filmar… –cambió ella sola de tema al ver la cara de aburrimiento que estaba poniendo su amiga. —Van a filmar en el hospital de Tomoeda.

—Oye Syaoran, ¿Sabes por qué hay tanto movimiento en el hospital? Hay mucha gente y están bloqueando el paso a algunas zonas del edificio. –preguntaba Eriol un poco irritado y es que uno de sus lugares favoritos para relajarse estaba bloqueado el acceso. —¡No me dejaron subir a la azotea! Puedes creerlo…

—Por lo visto no te han dicho ¿cierto? Van a filmar una película aquí. –decía Syaoran sin más.

—¿Enserio? Vaya… una película, ¡Que genial! ¿Y sabes que van a grabar? Quizá un capítulo de Gray's Anatomy…

—No creo amigo. –rió el ambarino. —Quizá alguna de esas películas cursis o algo por el estilo.

—Tienes razón. Lo más seguro es que sea algo así.

Durante toda esa semana el hospital estuvo muy movido. Entre los pacientes, los médicos y la producción de la película que no paraban de entrar y salir del edificio con equipo de filmación. Eriol estaba un poco fastidiado por aquello, también muchos del personal de hospital, aunque muchos más eran los que estaban emocionados por eso, es decir, vendrían actores y actrices famosos. Y bueno, Syaoran era parte de los que estaba un poco irritado por el asunto, sin embargo no le daba importancia.

Unos días después llegó el tan esperado día donde comenzarían con las grabaciones. Todas las chicas del hospital estaban muy emocionadas cuando vieron llegar al actor del momento, Takashi Yamazaki. Por otro lado los chicos no dejaban de suspirar ante la belleza de la actriz Rika Sasaki.

—¿Ya vio Dr. Li? –pregunto uno de los enfermeros. —Rika Sasaki paso a mí lado hace un rato y ¡Dios! Es bellísima.

—No la he visto aún en persona, pero la he visto en la TV, es una chica muy guapa. –contestó el ambarino sin mucho interés.

— ¿La puedo ayudar en algo señorita? –preguntó un guardia de seguridad fuera del hospital.

— Eh… ¿qué no es obvio? So…soy una paciente, y este es un hospital ¿cierto? –decía Sakura nerviosa, pues su plan de infiltrarse en la filmación podría ser arruinada por aquel guardia si no jugaba bien sus cartas. —Y vengo a ver a un médico.

—De acuerdo. Adelante. La escoltaré hasta la sala de espera.

"¡Rayos! Si este hombre me sigue no podré ver la filmación." Pensaba la ojiverde.

—Claro. –no le quedó de otra más que acceder.

El guardia llevó a Sakura hasta una sala llena de personas que esperaban por algún médico.

—Bien, tome asiento. Supongo que enseguida la atenderán. –dijo el guardia.

—¿Supone? –A decir verdad, Sakura estaba un poco irritada por la situación.

— Atender el hospital no es mi trabajo. Sólo me encargaron traer a los pacientes hasta aquí.

El hombre se fue sin más dejando a Sakura en aquella sala de espera. La chica volteó hacia uno de los pasillos y vio como dos hombres llevaban un par de focos enormes. Sakura se puso de pie y caminó hacia aquel pasillo sigilosamente. Si alguien sabía en donde estaban filmando la película eran esos sujetos, y no es que les fuera a preguntar ya que obviamente no le dirían, simplemente la ojiverde atinó a seguirlos.

Sakura caminó por el largo pasillo, luego vio como los dos hombres giraban hacia la izquierda por otro pasillo y ella hizo lo mismo. Caminó un poco más hasta que aquellos hombres entraron al ascensor. Sakura vio en la pantallita del ascensor el destino de sus "victimas", "Piso 6… genial…" pensó.

La chica se disponía a apretar el botón que le abriría las puertas del ascensor, pero fue interrumpida por una voz.

—¡Hey! ¡¿A dónde cree que va?! – Sakura se giró para encontrarse a un policía regordete que caminaba rápidamente hacía ella.

—Ehh… yo… bueno… es que… -eventualmente la chica no pudo contener sus nervios.

— Será mejor que me acompañe… decía el policía llegando hasta ella.

Sin previo aviso el ascensor se abrió detrás de ellos.

—¿Algún problema oficial? –preguntó el Dr. Li.

— Buenas tardes Doctor. Encontré a esta chica aquí y usted sabe perfectamente que nadie puede pasar y…

—Lo entiendo… -decía Syaoran calmado. —Pero no le da el derecho de tratar a los pacientes de ese modo.

—Pero Doctor… -intentaba excusarse el policía.

—Además, ésta chica es mi paciente.

—Que….Que bueno que lo encontré Doctor… Li… -dijo nerviosa Sakura intentando llevarle la corriente a Syaoran, y rápidamente pudo ver el apellido del chico en su gafete.

—Sí. Discúlpeme haberla hecho esperar. Por favor, acompáñeme a mi consultorio. –dijo sonriente Syaoran. — Eso es todo. –se dirigió al policía. —Ahora yo me haré cargo de ella. Gracias.

Sakura y Syaoran se fueron dejando al policía no muy convencido con lo sucedido. Sin embargo no le dio más importancia al asunto.

….

— Vaya… que sorpresa verte de nuevo. –rio Syaoran una vez que él y la ojiverde estuvieron solos en su consultorio. —Y supongo que viniste a ver la filmación ¿no es cierto?

—¿Y cómo sabe que no he venido porque estoy enferma? –respondió la chica sarcástica.

—Bien… a decir verdad, yo te veo de lo más sana. A menos que tengas síntomas invisibles y en todo caso deberé hacerte un examen general y…

—Vale…vale… ya entendí. –interrumpió Sakura, pues se comenzaba a aburrir con aquello. Y era obvio que él sólo lo decía por molestar. —Pues sí. Vine a ver la filmación.

—Ya veo. –sonrío levemente el Doctor Li. —¿Y qué piensas hacer ahora?, me temó que si te atrapan de nuevo no podré ayudarte otra vez. Sería muy sospechoso. –rio.

— No necesito de tu ayuda.

—Pero si la necesitaste hace un momento y no dudo que lo hagas de nuevo. –a decir verdad, Syaoran se estaba divirtiendo con aquello. Aquella chica le parecía de lo más "curiosa", es decir, se notaba que se hacía la dura, pero en el fondo, Syaoran estaba seguro que era una buena chica.

—Bah… -bufó la chica abriendo la puerta del consultorio. —Me largo de aquí.

—Un simple gracias hubiera sido suficiente. –decía sonriendo el castaño.

—¿No tiene nada mejor que hacer? No sé… salvar a alguien por ejemplo… -decía la chica molesta. Y es que no le gustaba para nada la actitud de aquel doctorsucho.

—Eso estoy haciendo. Intento salvarte y evitar que te metas en problemas.

—Ya le dije que no necesito su ayuda, además…

—Mañana…-interrumpió Syaoran.

—¿De qué habla? –dijo Sakura cansada.

—Regresa mañana. Le pediré a alguien de la producción que me deje echar un vistazo con alguno de mis pacientes. No creo que se nieguen. Así que si aún estas interesada en ver la filmación y de forma legal… -rio levemente. —Ven mañana…

Sakura soltó una risita burlona. —Ya le dije que no necesito de la ayuda de nadie. Me largo.

—Bien. Pero si cambias de opinión, la propuesta sigue en pie…

Sakura no dijo nada y se marchó del hospital. Definitivamente aquella chica le parecía de lo más curiosa a Syaoran. Por algún motivo que él no podía identificar, aquella chica de ojos verdes le llamaba mucho la atención.


Hola a todos!

Antes que nada, bienvenidos a una nueva historia escrita por mí! Espero que les haya gustado éste capítulo, y los haya enganchado para seguirla!

Creo que para ser el primer capítulo empezamos con bastante drama jaja, pero si han leído algunas de mis historias (bueno, tampoco es que sean tantas xD), saben que me encanta el drama jaja.

Nos leemos muy pronto y espero con ansias sus comentarios que son los que me motivan a seguir escribiendo.

Y mientras esperan el siguiente capítulo, los invito a leer mi short fic "Aquel 13 de julio", y si quieren una lectura más extensa, también los invito a leer "Eres la Música en Mí" que la acabo de terminar hace un par de semanas. (Disculpen el Spam xD).

Bueno, eso es todo por ahora! Saludos y Gracias por leer!