Notas Iniciales: Versión 2.0. Quería arreglar el problema del nombre de Ginny (que es Ginevra, y NO Virginia), y acomodar un par de fechas, pero empecé a cambiar tiempos verbales y estructuras sintácticas, y acabé incluyendo algo del punto de vista de Ginny, y suavicé un poco el final, que era excesivamente brusco. Nada relevante, pero este capítulo puesto a nuevo queda reluciente y encaja (ahora si) de manera perfecta con el Epílogo.
Capítulo 1: Pelirroja
"Pelirroja"
¿Por que, al pensar en su madre, esa era la primera característica física que se le venia a la mente? ¿Por que no recordaba los intensos ojos verde esmeralda, que el había heredado?
Harry sacudió la cabeza, confuso, y cerro de un golpe el álbum de fotografías que Hagrid le había regalado en su primer año de Hogwarts. Pensó en su padre y descubrió, una vez mas, que era casi como mirarse en un espejo. Harry tenía la nariz un poco mas corta, y sus ojos no eran castaños ni tan traviesos como los de James, pero esencialmente eran iguales.
Sus ojos… otra vez terminaba pensando en su madre.
No es que antes no pensara en ella, pero la figura de su padre siempre había sido primordial. El saber que era tan parecido a él le había dado a Harry la sensación de que tenían una conexión especial. Pero… dos años atrás, cuando había contemplado en el pensadero de Dumbledore el recuerdo que Snape catalogaba como el peor de su vida, se había desilusionado de él. Le había parecido engreído, arrogante… y un poco idiota.
Lupin y Sirius (Harry sintió una punzada de fuerte dolor al pensar en su padrino; el trauma había pasado, pero el dolor por la ausencia y la pérdida continuaban allí, y nunca lo abandonarían del todo), lo habían tranquilizado y apaciguado sus temores, que habían disminuido inmediatamente. Sin embargo, aun seguían allí, escondidos en algún rincón de su alma, preparados para saltar en contra de James Potter en cuanto se les presentara la oportunidad. Y Harry recordó con pesar que ya no se le volvería a henchir el pecho de orgullo cuando le dijeran que el parecido era innegable.
"Solo tenia quince años" había sido la excusa de Sirius. Y, sin embargo, su madre también tenía "solo quince años", y ella se había comportado como una persona madura y de alta integridad moral. Estaba bien, él había visto varias veces a Hermione salir en defensa de "pobres y ausentes", y sabia todo aquello de que las chicas maduran mas rápido que los chicos. Lo comprendía. Pero no pudo reprimir una oleada de profundo cariño y respeto hacia su pelirroja madre.
Sumido en esos pensamientos, Harry cayó en un perturbador sueño, donde se entremezclaban rojas cabelleras, doradas snitchs, calzoncillos grisáceos y los azabaches ojos de Snape, que lo miraban, llenos de odio.
- Harry… ¡Harry! - una voz dulce lo llamaba con ternura, mientras una mano femenina lo sacudía con delicadeza, pero con apremio. – Vamos, despierta.
Lo primero que Harry pudo enfocar fue una túnica negra de Hogwarts… ascendiendo, se encontró con un par de ojos castaños que lo miraban con ansiedad. Un mechón de cabello de un precioso color rojo los cubría, como al descuido.
- Pelirroja…- la llamo Harry, con el recuerdo de su madre aun muy presente en su cabeza.
- ¿Qué dices?- pregunto la chica, que si bien estaba acostumbrada a que la llamaran por ese mote que hacía alusión a ese rasgo extravagante que distinguía a su familia, no había entendido porque él hubiera querido llamarla de ese modo.
- Nada. Olvídalo.
"Dioses. Por un momento, pensé que Ginny era mi madre"
- ¿Qué sucede?- pregunto Harry, incorporándose en la cama.
- No se si lo recuerdas, pero hoy tenemos entrenamiento de Quidditch. Dentro de una hora.
- Es verdad…- la voz del muchacho no sonaba sorprendida. Ginevra se sentía incomoda, porque el no dejaba de mirarla, y decidió sentirse repentinamente atraída por los pósters que colgaban al lado de la cama de Seamus. Pese a todos los años que habían pasado, y a todos los chicos que había tenido a su lado en ese lapso... esos ojos…
Harry se sentía muy extraño. La cabeza le daba vueltas y todo le resultaba confuso. En ese estado, no pudo resistirse a darle un gusto a sus sentidos, que se lo pedían a gritos. Levanto una mano y, con dedos temblorosos, acomodo un mechón de rojo cabello detrás de la femenina oreja. Siempre había tenido ganas de hacer eso, pero la vergüenza de que ella estaba enamorada de él y él no le correspondía, primero, y la fachada de la supuesta amistad después, se lo habían impedido. Se preguntó si ella habría vuelto a pensar en él como hombre alguna vez, luego de tantos novios que había tenido, asombrándose de que esa pregunta nunca le hubiera asaltado la curiosidad hasta ese momento, y descubriéndose ansioso por conocer la respuesta.
- Tienes un cabello muy… bonito- Harry no encontró otras palabras que describieran mejor la fascinante cabellera colorada.
- Todos los Weasley lo tenemos igual- replico ella, nerviosa. Luego de la ignorancia, del velado rechazo, de la amistad, del "parentesco"… ¿ahora venía a coquetearle?
- Si… Pero a ti te queda particularmente hermoso.
Las mejillas de Ginny tomaron el mismo color que su cabello, y a Harry le recordó tanto a Ron que no pudo evitar reírse. Lamentablemente, Ginevra interpreto erróneamente este acto.
- ¿Te estas burlando de mi?- el labio inferior le temblaba, mostrando que en realidad estaba visiblemente enfadada. No tanto con él, sino consigo misma, por haber sido tan ilusa de creer, aunque más no hubiera sido por un instante, que el podría llegar a verla como una mujer, y no como su "hermanita".
- Nunca me burlaría de la mejor buscadora que conozco.
Como mucho, Harry conocería a unas tres buscadoras mujeres, pero la pelirroja no pudo evitar el sentirse halagada, aunque ella era ahora una excelente cazadora, porque con ese comentario, Harry la estaba elevando por sobre Cho Chang, la chica de la cual había estado enamorado durante unos cuatro años y medio.
Vaciló por un segundo. ¿Sería correcto? ¿Qué pensaría ella? Sacudió la cabeza. Todo era influencia del sueño. Pero… ¿qué importaba? ¿No es acaso la vida un sueño dentro de otro sueño, del cual en cualquier momento nos podemos despertar, tan solo para seguir soñando? (1)
No pudiendo resistirse a las dos tentadoras y rojas posibilidades que le ofrecía el rostro de Ginebra (su cabello y sus labios), Harry opto por dejarse llevar, acariciando el primero y besando los segundos. Esto tomo por sorpresa a Ginny, quien, sin embargo, no se negó. ¿Cómo negarse a que el chico de quien estaba locamente enamorada la besara?
Cuando el beso se rompió, sus frentes quedaron juntas, de manera que sus alientos aun se entrelazaban. Harry todavía la sujetaba del cabello.
- ¿Qué significo eso?- quiso saber la menor Weasley, con una sonrisa. Todo lo que ella siempre le había dicho… finalmente… había sido verdad…
- Significa que siempre serás mi eterna pelirroja.
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Notas de la Autora:
(1) : La Vida es Sueño; Pedro Calderón de la Barca. No es exactamente una frase extraída de la obra de teatro, pero como está tan íntimamente relacionada, y, después de todo, ella me lo inspiró…
