Hi! Vengo con un nuevo fanfic! Jaja mi cabeza no deja de vomitar imaginación jajajaja XDD vale, en la parte donde dice T.N. es para que pongas tu nombre:) esta novela es reader x Jeff the killer, y algo sí les prometo: un final que se podría considerar feliz. He leído muchos fanfics de Jeff, y todos terminan trágicos e.e pero la protagonista sufrirá mucho X3 oh sí, este será el púnico capítulo narrado por ella o por Jeff, todos los demás estarán en segunda persona, Nos vemos! nWn

I brought you my bullets, you brought me your love

Prólogo.

Mi nombre es Jeff, Jeffrey Woods. Aunque mucha gente me conoce por el sobrenombre "Jeff thekiller". Me imagino que sabes quién soy, o qué es lo que hago. Si no lo sabes, investígalo, te lo dejo de tarea. Sin embargo ya no soy ese niño de 13 años que era un total noobstery sólo daba unas cuantas puñaladas en el corazón y grababa sonrisas en sus estúpidos cadáveres. Ahora además de tener 22, disfruto de ver cómo sus patéticas vidas se esfumaban en mis manos. Era increíble que las vidas humanas fueran en serio tan débiles, tan frágiles, tan susceptibles al ataque. Sólo con un pequeño deslice de cuchillo y ya estaban muertos. Muertos en manos de su propio invento. Yo, se podría decir que dejé de ser humano después del accidente que me dejó tan hermoso, tan inhumanamente hermoso… si fuera humano entonces sentiría compasión por aquellas vidas que arrebato, tristeza al ver sus rostros horrorizados suplicando piedad e implorando por su vida, o tan siquiera, pesar por quitarles su vida con mis propias manos.

Estaba en este mismo momento haciendo uno de mis pasatiempos favoritos, que después de un tiempo se había convertido en necesidad, no vivía sin eso: matar. Arrebatar algunas insignificantes vidas, borrar algunas personas del mapa.

El chico, el cual ahora sé que se llama Oliver, corrió asustadísimo por el pasillo del viejo hospital, ¿Por qué entró allí si sabía que no habría salida? De verdad que algunas personas rebasaban el límite de la idiotez.

El muy tarado corrió al último pasillo que quedaba en el piso. Esta vez ya no habría salida. Dio vuelta y comenzó a intentar abrir las puertas con desesperación; todas con cerrojo. No se podía esperar más de un hospital que no estuviera en funcionamiento desde hacía años. Yo me reí en voz alta, era hilarante ver su desesperación, ver como estabas a punto de vivir y de repente se te escapaba por una simple puerta bloqueada. Ver cómo tu propia vida se te escapaba de las manos; como arena o agua entre los dedos.

Finalmente Oliver se cansó y fue a la última puerta. Estaba abierta. Oliver entró y la cerró. Qué tarado, si pudo entrar es porque la puerta no tenía cerrojo. Literalmente, no poseía cerrojo, así que no iba a poder protegerse de mí. En eso escuché un sonido proveniente de la habitación donde Oliver se encerró. Abrí la puerta y me reí de lo que estaba frente a mis ojos: Oliver se había tropezado y se desmoronó parte del piso de arriba, y ahora tenía una viga atravesando su estómago.

-Vaya que eres torpe Oliver. Te ves cansado, quizá por eso tropezaste.- Dije en un tono sombrío, adoraba sus caras al oírme.

Él intentó huir, pero sólo llegó a mitad de la habitación y se desplomó por la pérdida de sangre. Qué bonito color, en serio hermoso.

-Tranquilo Oliver, sólo tienes que ir a dormir.- Dije antes de darle una cuchillada en el pecho y desde ahí rasgar hasta su estómago. Sus entrañas salieron y su sangre salpicó mi ropa. La mueca de su cadáver era una de horror, ¿Por qué no sonreía? Ya me encargaría de eso. Corté una sonrisa en su rostro, no tan hermosa como la mía, pero si lo suficiente como para que su expresión no fuera de horror.

Salí del edificio, calculo y ya eran las once. Hacía unos 3 años que ya no vivía en USA. Ya había causado conmoción en mi país por mandar a dormir a unos cuántos, ¡Qué idiotas! ¡Les estaba haciendo un favor! Pero ahora que todo EUA me conocía, ya no podía arriesgarme a que la policía me atrapara. Entonces me decidí y tomé un barco pesquero, alegando que no tenía dinero para un pasaje de avión y que la única familia que me quedaba estaba en el Reino Unido, claro, con mi capucha siempre puesta y unas gafas de sol. Durante un año y medio me paseé por Irlanda y después me largué a Inglaterra. Ahora me encontraba en Londres, llevaba unos cuantos meses ahí. Meses en los que las noticias hablaban de mis obras de arte. Yo me reía cada vez que la gente hablaba de mí con horror. Era como una especie de recordatorio acerca de 'Jack el destripador', uno de mis ídolos, que atacó un viejo Londres de la época Victoriana. A pesar de que aproveché la sangre de una de mis víctimas para escribir "Vete a dormir. Atentamente: -Jeff the killer", ellos me llamaban "Jeff el destripador". Los ingleses eran tan estúpidos a veces…

Algunos se preguntarán el por qué de mi huída de la "Casa creepypasta", como nos había apodado irónicamente Splendorman, ¿No? Pues bien, la llamada "Casa creepypasta" se había desmoronado. Como lo oyen, se desmoronó. Slenderman se fue a otra casa que tenía en otro bosque de USA. Eyeless Jack y Nina se fueron a vivir juntos, ya saben, con eso de que salen, y ahora están viviendo en Italia, demasiado lejos…, Sally y BEN se fueron con Slender, ellos 3 son los únicos que siguen viviendo juntos. Masky se largó a Japón, no sé por qué se fue tan lejos, así que no me pregunten. Hoodie se largó a Yemen. Eso estaba en medio oriente, o algo así… y yo, yo me la pasé en Reino Unido.

Caminaba por las tristes calles nocturnas de Londres, eran tristes, todo el mundo dormía a no ser que estuviera con una prostituta, en un club nocturno, o en un pub, lo cual casi nadie hacía. Yo, personalmente, me dirigí a un pub, aquí casi no había bares, sólo pubes. La diferencia era que los bares estaban llenos de tipos queriéndote golpear, y los pubs estaban llenos de borrachos alegres y sonrientes, cantando a todo pulmón canciones de borrachos.

Había uno no muy lejos, así que ahí me dirigí.

(-T.N.-POV)

De nuevo…

De nuevo fui una cobarde…

De nuevo tenía una pistola apuntando a mi cabeza, sostenida por una de mis propias manos, con el dedo en el gatillo, queriendo tirar de él…

Pero de nuevo era una cobarde al no tirar de él y acabar con mi vida.

Ya nada valía la pena, NADA.

Las lágrimas corrían libremente por mi rostro, haciendo sólo más tortuoso mi castigo. Bajé la pistola y la aventé por ahí, mis manos aún temblaban.

No podía hacerlo, no tenía el valor para hacerlo. Tomé un abrigo y unas libras, y salí a un pub. No vendían cosas tan mezcladas como en USA. Pero me serviría para olvidar mis penas un rato.

Cuando llegué a un pub al que iba casi todos los fines de semana. Conocía ya a todos los borrachos que iban, nombre, apellido, historias personales… era como si fueran amigos, sólo que no lo eran.

Me senté en la barra y esperé al bartender.

-¿Lo mismo de siempre?-

-Sí por favor.- Dije con un hilillo de voz. Era demasiado introvertida.

El hombre me trajo un vaso de vodka con hielo. Cuando de repente, lo vi. Entró alguien que no venía por estos rumbos, créanme, conocía a toda persona que venía a este bar, eran siempre los mismos. Venía con unos jeans desgarbados, una polera blanca con la capucha hasta arriba; no se le veían los ojos y la sombra tapaba su boca, y unos converse negros. No sé por qué, pero me dio lástima. Fue cuando él se quiso sentar a mi lado que reaccioné.

-¿Está ocupado?- Preguntó, frío y algo hastiado.

Jeff POV

La verdad no me importaba ser grosero con las personas; tarde o temprano las mandaría a dormir, así que ¡Qué más daba!

-N-n-no-no…- Respondió la chica con un hilo de voz.

Algo en ella llamó mi atención… ahora sé qué haré con ella.

La mandaré a dormir.

Después de que tomara un par de tragos la chica salió, supongo que regresaba a su casa. La seguí todo el trayecto. Cuando la chica dio vuelta en un callejón sentí un escalofrío, como electricidad, una sensación indescriptible, era esa necesidad de matar. La chica era bonita, pero se vería aún más hermosa con sangre derramada por todo su cuerpo.

La acorralé. Ella ni se inmutó, siguió con el gesto serio e indiferente. Pero lágrimas comenzaron a salir de su rostro. Perfecto. Saqué un cuchillo y lo puse en su cuello, muy cerca de la arteria que todos teníamos en el cuello. Cuando se dio cuenta de mis intenciones apartó el cuchillo y me abrazó.

Que estúpida. ¿¡Por qué me abrazaba!? ¡YO SOY UN ASESINO SERIAL Y PSICÓPATA! Al instante la alejé anonadado.

-Gracias, nunca nadie hizo algo tan lindo por mí. ¿A qué esperas? ¡Mátame!- Me dijo eufórica.

-¿Sabes siquiera quién o qué soy yo?- Le pregunté molesto y consternado.

-¡SÍ! ¡Tú eres Jeff the killer! ¡El asesino que azotó los Estados Unidos!-

-Sí, ¿Por qué mierdas me abrazas?-

-Porque vas a matarme. Y eso es lo que quiero, morir.-

¿¡PERO QUÉ COÑO LE PASA!? ¿¡QUIERE QUE LA MATE!? La idea no me agradaba, ni despertó en mí ninguna sensación de diversión. Amaba ver sus caras de sufrimiento, y ella no sufriría si la mataba, todo lo contrario, estaría agradecida. Mejor la haría sufrir más, no la mataría.

-No te mataré.- Dije frío y seco.

Sus ojos se anegaron en lágrimas, su expresión se apagó, su cara mostró depresión y su ceño se frunció de tal manera que se denotaba su infinito sufrimiento. Entonces me gritó:

-¡¿POR QUÉ NO ME MATAS?! ¡¿ACASO ERES TAN DÉBIL COMO PARA MATARME?! ¡MALDITA ESCORIA, ESO ES LO QUE ERES!-

Si seguía así tarde o temprano perdería los estribos y la mataría de la manera más cruel que conociera.

Su semblante se calmó y recuperó la compostura.

-Bien, ¿Tienes un lugar para quedarte?-

-Nope.- Respondí indiferente.

-Te presto mi casa. Vamos, quédate conmigo.- Me dijo con ojitos suplicantes.

Ya sabía a dónde iba todo esto. Ella era inteligente, hum… les explico. Yo soy un asesino, ella es una chica con tendencias suicidas. Ella cree que si vivo con ella algún día perderé aún más la cordura y la mataré, y ella podrá ser felizmente muerta. Pero lo que ella no sabía es que yo AMABA ver sufrir a las personas. Y lo que ella no sabía era que yo tenía un plan: hacer que su vida se arruinara un poco más, y una vez que se volviera loca de dolor ver cómo se suicidaba o que le diera un paro cardiaco de tanto sufrimiento. Amaría verla sufrir. Me encantaría. Estas semanas o meses, y si tengo suerte años, serían los más divertidos y placenteros de toda mi puta vida.

-Está bien.- Contesté: -¿Dónde queda tu casa?-

Ella sonrió y comenzó a caminar. Yo la seguí ampliando mi sonrisa.

Esto sería divertido.