Disclaimer: Ni Amour Sucré ni sus personajes me pertenecen, yo solo me dedico a hacer un dulce yaoi.

Habria sido un dia perfecto, era soleado, no hacia demasiado calor, la maestra no habia mandado tarea y habia logrado eludir a la molestia de Amber la mayor parte del tiempo.

Enserio, esa niña era mas obsesiva con él que Sharpay con Troy Bolton. No es que hubiera visto esa pelicula, no, al menos no por voluntad propia, había tenido que esperar a que esa tortura acabara para poder ver sus preciados dibujos de superheroes en paz.

Si Nathaniel se enteraba le haria recordar por el resto de su vida que vio una estupida pelicula de niñas, como lo era High School Musical.

¿Hablando de su pequeño amigo, donde estaba?

Recorrio con su vista el patio de juegos, Lysandro estaba sentado sobre una rama baja de un arbol con una libreta en las manos, curioso que aun no la hubiera perdido, Sucrette estaba saltando la soga con una chica cuyo nombre no podia recordar, Kentin comia entusiasmadamente una galleta debajo del tobogán, Armin se entretenía balanceándose en su columpio de siempre...

¿Y el rubio?

Antes de que pudiera seguir su búsqueda, escucho un grito, particularmente agudo, que conocia muy bien.

Se dio vuelta, encontrando a Nathaniel con una barra de chocolate en las manos, y, a su lado, a Amber sosteniendose la cabeza mientras hacia berriches llamando a la profesora.

Seguramente la rubia habia intentado quitarle su dulce a su hermano, recibiendo un tiron de pelos de parte de este ultimo, ya que ella siempre debia tener todo lo que queria porque era una "princesa". Consentida de papa, un motivo mas para odiar a esa mocosa.

La maestra reto a su amigo, llevándoselo al salon de clases y evitando cualquier posibilidad de jugar o hablar con el. Castiel sentía la necesidad de soltarle a Amber palabras muy poco aptas para su edad.

Evitando que la profesora lo viera, el de pelo largo se acerco a la ventana para saludar a su compañero "encarcelado".

El oji-azul tenia la cabeza gacha con la barra de dulce todavia entre las manos.

Golpeo la ventana para que su amigo se diera cuenta de su presencia.

El rubio se dio vuelta, mirando confundido hacia la ventana hasta que su vista lo encuentra, él levanta la mano en señal de saludo, el cual es devuelto por el chico junto con una sonrisa que lograba producirle sensaciones "bobas" en el estomago.

Su hermana, sus padres y la maestra podrian decir que era un cabron, sus amigos que era un niño normal, pero a el, Nathaniel solo podia provocarle una infinita ternura.