Summary: —Hinata yo… tú me gustas—esas palabras provocaron que la aludida se sintiera débil—. ¡Te amo! — alcanzó a besarla suavemente antes de que ella pudiera decir algo. Cuando sus bocas se separaron, Naruto comenzó a hablar. *BASADO EN EL FANFIC "EL CREPÚSCULO" DE VICTORIA WITTAKER, QUIEN ME DIO PERMISO PARA HACER ESTA ADAPTACIÓN*
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto. La historia a VICTORIA WITTAKER.
Pairing: Naruto X Hinata.
N/A: Hola :) sólo voy a dar una advertencia, esté fic empezará como un género DRAMA luego tendrá un final como de HUMOR. Eso C: y además para muchos la situación avanzará muy rápido, ya que sólo tendrá 3 capítulos.
¸.•*(.•*´`*• *Hiatari No Yoi* •*´`*•.)*•.¸
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*Capítulo I: *
Hiashi y Neji Hyuuga salieron apresurados de su lujosa mansión. Subieron en silencio a su ostentoso auto del año y arrancaron a la autopista que los llevaba a su destino, ambos hombres nerviosos y asustados.
En el camino no se cruzaron ni media palabra, ni se miraron siquiera. Sólo se limitaron a ver por el parabrisas salpicado por la lluvia nocturna, regulaban su respiración para que no se notara su desesperación. Neji, quien tenía el volante en las manos, se mantenía con los hombros tensos y la mandíbula temblando.
Ellos se preguntaban qué había pasado, en que se habían equivocado, ellos sólo habían querido proteger a Hinata, pero cometieron demasiados errores. Tal vez fue demasiado amor por parte de Neji, tal vez fue muy poco por parte de su padre. Posiblemente fueron los regalos, el dinero o que la familia pensaba que todos eran malas amistades. Ambos se sentían culpables, se sentían la peor escoria del cosmos.
El BMW negro de los Hyuuga circuló por las calles de la ciudad que estaban casi desiertas. Cuando por fin llegaron a la casa de Temari, tocaron la puerta, intentaban no verse a punto de morir de angustia, cuando la puerta se abrió, una chica de cabello rubio oscuro les dio la bienvenida, ella estaba vestida elegantemente. Neji se mordió el labio. La noche de Temari también se había arruinado.
—Buenas noches —murmuró Hiashi correctamente—. Soy el padre de Hinata.
—Lo sé —la joven mujer, seguramente compañera de la escuela de Hinata y amiga, contestó tosca. Joder, ella estaba molesta—. Pasen, por favor.
—¿Qué pasó? —Neji era un hermano mayor sobreprotector. Quería saber dónde estaba Hinata, quería saberlo ya.
—Pues… —ella caminó, dando espacio para que los invitados pasaran, Hiashi y Neji se vieron de largo unos eternos segundos antes de entrar a la lujosa casa—, la verdad… todo fue un desastre. Desde que llegamos.
—Cuéntanos, por favor.
—Yo… ella estaba en una esquina, ella no bailaba ni nada, sólo se quedaba quieta… como siempre —agregó con un poco de tristeza en la voz—. Me descuidé un momento para hablar con Shikamaru y cuando me di cuenta ya era muy tarde, unos sujetos, de nuestra clase —se aclaró la garganta—; Ellos la invitaron a bailar y cuando Hinata se negó, pues dejaron caer todo el recipiente de ponche sobre ella —se cubrió la cara con la mano —, cuando llegué le estaban tomando fotos y todos se reían. N-No pude hacer nada, sólo la saqué de ahí.
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—Neji-niisan, padre… —Hinata se levantó de la cama de su amiga, y corrió a los brazos de Neji, quien la recibió llenó de preocupación. Los ojos rojos por el llanto.
—Hinata —el padre habló—. ¿En qué demonios estabas pensando? Hiciste el ridículo y sólo lloraste, no eres una niña —los jóvenes lo miraron, sorprendidos—, eres una mujer, compórtate como tal —Hinata agradeció que Temari no estaba presente, hubiera muerto de pena.
Neji no podía creer lo que decía su tío, lo había visto tan preocupado que pensó que lo que haría era correr a abrazarla, quizá decirle que ahora ya estaba a salvo y que nadie se burlaría de ella y luego llevarla a casa, pero no, estaba ahí, gritándole como si ella hubiera hecho algo malo.
Hinata contuvo las lágrimas y abrazó con más fuerza a su primo. La muchacha no entendió muy bien por qué le hablaba así, sólo se alegró de tener a Neji como apoyo.
—Perdón, padre… yo no quería —susurró la hija con educación y miedo en la voz. Su padre la vio escasos segundos, luego giró sus claros ojos a su sobrino.
—Vámonos —él hombre se volteó, no quiso ver el rostro de su hija mayor, la amaba pero si seguía protegiéndola del mundo, nada más lograría llevarla a la perdición, empezaría a ser frío como el hielo, y le daría una lección de vida, era lógico, estaba bien. ¿Cierto?
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Hinata despertó en la cómoda y enorme cama, de su aún más enorme e infantil habitación. Sentía que la cabeza le iba a explotar; había llorado demasiado la noche anterior.
Se levantó de la cama con extremada lentitud y caminó hacia el baño. El reflejo en el espejo la espantó. Su cabello usualmente perfecto y liso, parecía un nido de pájaros. Su cara estaba más pálida de lo normal, pero sus ojos estaban hinchados y rojos, sus labios partidos, ella era un desastre.
Optó por darse una larga y reconfortante ducha. Luego cepilló sus dientes. Buscó un vestido sencillo color amarillo. No se maquilló ni nada parecido, hacer eso nunca había sido su fuerte. Una vez que estuvo más a menos satisfecha con lo que le mostraba el espejo, salió de su dormitorio.
Lo primero que encontró fue a Neji en medio del pasillo que llevaba al comedor, él estaba esperándola.
—Buenos días, Neji-niisan —dijo con un tono apagado—. ¿Dónde está mi padre? —el joven casi pudo ver el miedo al mencionar a Hiashi.
—Hinata-sama… —lo dijo con tanto pesar que Hinata hasta pudo sentirlo, algo malo iba a pasar. Después de la fiesta de graduación del instituto y el gran ridículo que había hecho, su padre iba a castigarla—Acompáñame, Hinata-sama, mi tío quiere hablar contigo.
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En el despacho del señor Hyuuga, Hinata y Neji miraban expectantes a Hiashi. Queriendo adivinar el destino que sería de ella, por haber hecho el ridículo pero no podía ser una represión tan grande. No había sido su culpa al fin de cuentas.
—Sé que es mi culpa, te he tratado como una niña, cuando ya no lo eres —expresó el hombre—, pero no puedo permitir que sigas siendo sobreprotegida por mí y por tu primo, es hora de que aprendas sobre la vida, y eso se hace de forma brusca, tienes que irte.
Los ojos perlados de la muchacha se abrieron desmesuradamente, ¿Irse?
—Pe-Pero padre no… y-yo no quería… —las lágrimas se agolparon en sus ojos y resbalaron por sus pálidas mejillas, no podía creer que su padre la estaba corriendo de la casa. Desde siempre había sufrido el conocido Bullying, no estaba en sus planes ser la dramática víctima.
Por su lado al hombre se le rompía el corazón por ver a su hija tan dolida.
—Hiashi, usted no puede…
—Déjenme terminar, por favor —Hiashi contempló como Neji tomaba la mano de Hinata, protegiéndola—. No te irás de la casa. Sólo pasarás todo el verano con tu abuelo Hiroshi, en 'Hiatari No Yoi' una propiedad de la familia, debes recordarla, ahí aprenderás a trabajar como una mujer normal, no habrá nadie sobrecuidándote y podrás madurar un poco… porque irás sola, hasta ganarás tu propio dinero.
—Pero… 'Hiatari No Yoi' está muy lejos, yo… ¡Yo no quiero ir, no quiero estar sola! —alzó la voz ella, pidiendo piedad.
No tenía buenos recuerdos sobre esa propiedad de la familia, los niños de su edad la trataban pésimo cuando iba a vacacionar ahí, se burlaban de ella y la amenazaban para que no dijera nada, no quería ir, porque además jamás había pasado las vacaciones lejos de sus pocos amigos, menos lejos de Neji y Hanabi, su hermana menor.
Hablaba en serio, incluso prefería que la desheredaran a ir de nuevo a ese lugar. Hinata se derrumbó entre los brazos masculinos de su primo.
Hiashi no se doblegó frente su frágil hija casi arrodillada y llorando.
—Ya compré tus boletos. Sales hoy en la noche —murmuró Hiashi con aplomo.
—Pero, padre, yo no quiero —Neji se mantuvo callado, él tampoco podía alegar—, yo no, allá siempre…
—¡Sales hoy en la noche! —lo gritó—. No pienso cambiar de opinión, ve a preparar tu equipaje.
—Pe-Pero…
—Ni una sola palabra más, Hinata —su voz era cortante como una navaja filosa.
—Es-Está bien, p-padre —respondió Hinata, limpiando sus lágrimas, no podía hacer nada en contra de los deseos de su papá. Ella había sido siempre víctima del abuso de los demás, un poco más de eso en 'Hiatari No Yoi' no la mataría.
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Al entrar a la habitación, Neji dio un portazo, impotente. Gruñó y refunfuñó todo lo que quiso mientras le ayudaba a hacer las maletas a Hinata. No podía hacer cambiar de opinión a su tío, pero quería poder hacerlo.
—¿Cómo se le ocurre enviarte a 'Hiatari No Yoi'? —Hinata sólo lo miró y sonrió—. Allá hay un montón de idiotas.
—Neji-niisan… —ella enterró la cara, en el pecho de su primo, que la abrazó de nuevo, como tantas veces lo había hecho ya, ¿Qué sería de ella sin su protector primo? Esa noche no tendría mucho tiempo para llorar, de ahora en adelante iba a ser fuerte como quería su padre.
—Cuando llegues allá, sé fuerte, demuéstrale a tu padre que puedes hacerlo —él le acarició el cabelló—, pero si tienes algún problema, sólo llámame.
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Cuando el vuelo de Hinata aterrizó en el aeropuerto era de mañana, se dio cuenta de que tenía un boleto de autobús entre los papeles que le había dado su padre, ese boleto la llevaría a una estación de autobuses y de ahí la recogería su abuelo, para llevarla a 'Hiatari No Yoi'
—Yo puedo —se dijo a sí misma. Con los ojos aún irritados por tanto llanto.
Tomó un taxi con mucho esfuerzo porque estaba muy desorientada y algo temerosa. Le pidió al hombre que conducía que la llevara a la central de autobuses, el camino no fue tan largo. Cuando llegó, todos le parecían desconocidos, y al parecer ella también era desconocida para muchos pues la miraban demasiado.
Todo el que la veía, pensaba que ella era dulce, encantadora y adorable con su cabello oscuro y brillante, sus ojos perla, su piel clara y sus labios rosas, y claro la maleta enorme y pesada que traía arrastrando sólo la hacía ver más pequeña y débil. No se daba cuenta, pero podía llegar a ser el objetivo de cualquier pervertido.
La mañana era seca y soleada, muy pero muy soleada. Hinata estaba cansada por el viaje de noche y desde tan lejos. Giró en redondo con sus zapatillas deportivas buscando el auto de su abuelo.
Mientras esperaba sólo podía pensar en que estaría sola todas las vacaciones pues su abuelo era un hombre ocupado, así que no podría verlo.
No había por qué engañar a nadie, ella era una niña mimada… una lágrima se le escapó, pero la limpió rápido para que nadie la mirara… aunque después de esa lágrima vino otra y otra. Las personas que estaban dentro de los negocios y tiendas de la central la veían con curiosidad.
La muchacha se apartó el cabello del hombro y posó su delicada mano sobre sus ojos, para cubrirlos ¡Ya no más miradas de lástima, por favor! Y además de eso Hinata no estaba muy acostumbrada a que el sol fueran tan intenso. En su cuidad llovía constantemente y cuando había sol no era tan intenso.
Intentando huir, caminó por la calle arrastrando la maleta hasta la esquina, donde estaban sentadas un par de personas, esperando un autobús también.
—Disculpen… ¿El autobús tardará mucho? —quizá tenía que llegar sola a 'Hiatari No Yoi' Las personas se miraron entre ellos—. Supongo que sí… ¿Sa-Saben cómo llegar 'Hiatari No Yoi'? —lo dijo calmada y afable—, es… es una especie de granja… eh… muy grande —movió las manos—. Es de mi abuelo… él se llama Hiroshi, si me pueden de-decir, por favor… —era una de las primeras veces que hablaba con extraños para pedir información. Su abuelo siempre venía por ella, Hinata no sabía el camino.
—Sólo vete derecho, chica —un hombre sonriente señaló con la mano.
—¿Caminando…? —Hinata preguntó algo aturdida.
—Sí, no está muy lejos… —tranquila, la muchacha se inclinó respetuosamente y dio las gracias, caminó de nuevo llevando su maleta por el suelo y miró con pesar que las calles aun no estaban pavimentadas. Le faltaba mucho que recorrer, pero el hombre que la ayudó había dicho que no estaba lejos.
Comenzó la andanza… y lamentablemente siguió caminando por un rato, largo rato. Dio las gracias al cielo por traer zapatos hechos para caminar. De pronto un claxon implacable sonó a su espalda y una Pickup roja de caja larga y doble cabina se detuvo a su lado. La ventanilla del copiloto bajo automáticamente y un hombre asomó el rostro.
—¿Tú eres Hyuuga Hinata-sama? —preguntó, bajando por la nariz sus lentes de sol. Era un hombre realmente apuesto. Rubio y de ojos azules.
—S-Sí —farfulló sonrojada.
—Tu abuelo me envió por ti —con todo y el sonrojo a Hinata se le formó una sonrisa en su rostro.
—Pensé que s-se había olvidado de mí, llevó casi u-una hora caminando.
—Error mío. Lo lamento —el hombre sonrió—¡Anda, sube!
Hinata respiró profundo y soltó su maleta. Se encamino a la camioneta y abrió la puerta, lo cual le costó algo de trabajo.
—Mi ma-maleta está pesada… ¿Puedes ayudarme? —preguntó avergonzada, podía arrastrarla pero no cargarla para subirla a la Pickup.
—¿Qué? —el hombre rio—. Cargar esa maleta no es nada comparado con el trabajo que harás en 'Hiatari No Yoi' tienes que hacerlo tú, muñequita —de nuevo Hinata casi lloró de pena, ¿Por qué siempre hacía las cosas mal?
Cuando tuvo que subir su pesada maletas a la caja de la Pickup, tardó mucho y por la risa del hombre enviado por su abuelo, debía verse patética. Cuando por fin lo logró, se subió al vehículo y el hombre le sonrió ampliamente.
—L-Listo —celebró ella su pequeño triunfo, murmurando muy bajito.
—¿No eran difícil o sí, preciosa? —la muchacha se estremeció y le dio vueltas la cabeza. No estaba acostumbrada a recibir halagos tan… ¿Impropios? Hinata miró al joven y vio que sus pantalones estaban sucios, al igual que su camiseta blanca.
El Pickup comenzó a recorrer la carretera. ¡Cuántos topes!
—Por cierto, soy Naruto Namikaze —el rubio extendió su mano derecha.
—Un gusto —se dieron la mano, ella se preocupó de que él despegara la vista del camino. Hinata siguió viendo por la ventanilla las cosechas y los inmensos campos verdes que flanqueaban la carretera. Veinticinco minutos más tarde, Naruto dijo:
—¡Llegamos!
Unas grandes puertas dobles de hierro forjado se abrieron desde la caseta de vigilancia. Naruto saludó al guardia en turno y entró al tan temido 'Hiatari No Yoi'. El Pickup recorrió el sinuoso camino hasta el valle, donde descansaba una casa color azul claro con altos techos grises y dos chimeneas.
—Estoy aquí —pensó la muchacha. Saltó de la camioneta y al ver a su abuelo corrió a sus brazos, él anciano la esperaba en la entrada de la casa. Hinata estaba feliz de ver una cara conocida.
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Hiroshi Hyuuga estaba bastante contento de ver a su adorable nieta, Hinata podía ser la hija mayor de su hijo Hiashi pero parecía que realmente era la menor. Cuando su hijo lo había llamado diciéndole que su amada nieta iba para aprender a trabajar como mujer y no a ser mimada como niña la situación se había complicado bastante.
Pero el hombre era muy listo, tenía un plan para ayudar a todos sus seres queridos. Y había un hombre que le ayudaría.
—¡Abuelo! —chilló la muchacha en cuanto salió del vehículo, corriendo a abrazarlo.
—Oh, cariño —Hiroshi la apretó contra sí, contento—. ¡Por todos los santos! Estás tan grande. Lamento no haber tenido tiempo de ir por ti, mi niña —mintió, pues no ir por ella formaba parte del plan.
—No te preocupes, lo importante es que estoy aquí. Namikaze-san me trajo san-sana y salva.
—Bueno, tienes razón, pero mi niña ahora estoy muy ocupada para atenderte, así que te dejaré sola un rato y luego te diré como empezar tu trabajo —el sonriente abuelo comunicó lo necesario y luego llamó a Naruto para que continuara ayudando a su nieta
El rubio apareció nada más Hiroshi desapareció por el pasillo que llevaba a quien sabe dónde.
—Te ayudaré con las maletas, preciosura—dijo con ese tono jocoso que siempre usaba al hablarle a una chica bonita.
—¿C-Como? —Hinata no se podía creer que él la llamara 'Preciosa' o algo así de nuevo. Se sintió como una tonta… de nuevo.
—Que te ayudaré con las maletas.
La muchacha agradeció, con timidez y dejó que Naruto la guiara hasta la que sería su habitación se sorprendió al verla; era grande, sencilla y con muebles de madera, algunos de color rosa pastel. Sí, era mucho más acogedor que la lujosa habitación que tenía en casa.
—Um, bueno, mu-muchas gracias —Hinata jugó con sus dedos, nunca había tenido en su habitación un hombre que no fuera su familiar o sus amigos más íntimos. Porque debía reconocerlo Naruto era muy… guapo y eso sólo la ponía más alterada.
—¿Siempre haces eso? —le murmuró Naruto a la nieta de su jefe—. ¿De verdad?
Ella le miró compleja sin entender a lo que se refería la pregunta.
—Tartamudear —explicó, curveado los labios en una sonrisa perfecta. Hinata asintió. Definitivamente ese no era su día.
El rubio salió de la habitación, observando bien a la muchacha. Su jefe, Hiroshi, le había dicho que le enseñará lo mejor de 'Hiatari No Yoi' y así ella aprendería a amar el lugar, hablar con todo tipo de gente y aprender a trabajar, todo al mismo tiempo, en resumen lo había nombrado su guardián. Sin embargo, Naruto se estaba interesando en Hinata y no precisamente porque era su deber. Si no por otras cosas.
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N/A: La historia no me pertenece, ya saben, pertenece a VICTORIA WITTAKER y es la única adaptación que haré. Um, creo.
Nos vemos en una o dos semanas, ¿Comentarios o NO comentarios?
