PECADOS

Caminaba por aquel frondoso bosque sin ninguna expresión alguna en su rostro.

Como si su alma se hubiera esfumado de su cuerpo.

Aun no entendía en que momento se equivoco tanto, se sentía traicionada y extremadamente sola.

No deseaba regresar a su casa aun, no tenia la fuerza suficiente para aparentar que todo estaba bien, por eso decidió ir a visitar ese bosque, a pesar de la lluvia.

Gracias a dios había logrado llevar al colegio su paraguas para resguardarse un poco de las furiosas gotas que caían del cielo.

Se sentó en el césped, a reorganizar sus pensamientos…

Debió haberlo sospechado, desde aquel día que se lo encontró luego de sus prácticas, el destino suele ser rudo con sus bromas algunas veces.

Como se le ocurrió aceptar esa invitación a salir.

GRAVE ERROR pensaba ahora, su relación no duro mucho, el seguía con su actitud fría y distante, y aunque ella ponía todo de si, no podía con la duda de si la quería o no. Guiada por su curiosidad, decidió q seria mejor preguntar, y he ahí la razón de su malestar. Él contesto, impasible como era su costumbre, que su relación era solo pantalla, quien realmente le interesaba era la capitana del club de tenis, por esa razón no la tocaba, le provocaba desprecio el solo tener que pensar en su persona y ver lo débil que era.

Sollozo y dejo escapar lágrimas por su estupidez, ¿Cómo pudo pensar siquiera que él se fijaría en ella?

Y eso no era todo, su mejor amiga, Tomoka, sabia perfectamente los planes del príncipe, y jamás se lo contó, es más, se mofo de ella cuando fue a comunicarle los hechos, y le dijo que no comprendía como logro ser amiga de una chica tan ingenua durante tanto tiempo. Ya no se dirigían la palabra, ella estaba muy dolida, y Tomoka demasiado "ocupada", o eso le pareció oír cuando hablo con los titulares, para hacerle caso a sus niñerías.

Todo estaba mal, nada le salía bien, se sentía usada, esa fue la peor de las traiciones que pudo esperar. Pronto la llama de su orgullo creció como si de una hoguera se tratara, esta seria la ultima vez que la vean derramar lagrimas por personas que no las merecían, si esos eran sus valores allá ellos, no sufriría más, después de todo, tenia sus propios sueños, sueños que debía cumplir acompañada o no.

Sus ojos cambiaron, demostrando decisión, y un fuego nunca antes visto en ellos, el fuego del orgullo, la fuerza del mismo.

Ya con fuerzas renovadas, se levanto y emprendió su camino a casa.

Caminaba con una sonrisa en su cara, y un brillo especial en sus ojos. Aun llovía, pero nada opacaba su figura, que resplandecía de vitalidad, después de todo, llevaba su paraguas, no se enfermaría por mojarse bajo la lluvia.

Una cabeza en la entrada del parque llamo su atención. Dudo si asomarse o no, después de todo, no era su asunto, pero desde su interior, una voz la incentivo a acercarse.

Así lo hizo, y lo que vio, fue un hombre, apuesto, rubio, de traje color avellana y cuerpo atlético. Se paro frente a el cubriéndolo con su paraguas, el hombre alzo la vista, tenia unos ojos hermosos color dorado, pero estos solo irradiaban tristeza…

Tardo en reaccionar, pero cuando asimilo a la persona que tenia en frente, su semblante cambio a uno de sorpresa.

Sakuno se quedo atónita, este hombre parecía conocerla, pero ella no tenia idea de quien era…

El hombre era guapo, para que mentir, pero esa expresión la perturbaba sobremanera, siguió mirándolo hasta que no aguanto más.

"Estas bien?- pregunto, para calmar sus nervios, mas no recibió

respuesta, que debía hacer en estas circunstancias?

Se atrevió a acercar su mano al rostro del sujeto, toco su mejilla, el hombre cerro los ojos al sentir su mano, lo que la extraño bastante.

"tienes fiebre-" su voz sonó dulce y preocupada.

"No te preocupes, no es nada-" hablo al fin, a Sakuno le temblaron las piernas, su voz era increíblemente hermosa, enloquecería a cualquier mujer.

"por que estas aquí bajo la lluvia?-" la curiosidad la carcomía, debía de averiguar porque una persona, que parecía realmente agradable, estaría en la lluvia, con fiebre, arriesgando aun mas su salud.

" estaba buscando a alguien, pero perdí las esperanzas, y aquí me tienes….

OK, la respuesta no fue la mejor, y al pobre hombre se lo notaba abatido,

"a quien buscabas?-" no es que era la persona más sociable de la ciudad pero quizá podía ayudar.

El hombre le sonrío, " no importa, todo esta mejor ahora-"

No entendía, quien podría entender cuando una persona cambia radicalmente su estado de animo frente a sus ojos sin motivo aparente.

Aun así, aparto sus dudas e hizo otra pregunta

"como te llamas?- "

"Haruka; y tú?"

"Sakuno, es un placer conocerte Haruka-" esbozo su mejor sonrisa junto al saludo.

"El placer es mío, ahora bien, se hace tarde Sakuno, te acompañare a tu casa, una jovencita tan frágil no debe de andar sola por la calle a estas horas-" se levanto ofreció su mano a Sakuno.

Ella lo miro y frunció el seño. Se levanto y sin decir palabra alguna se dirigió a la salida del parque, completamente dispuesta a irse sola. Pero Haruka no pensaba igual, la siguió y se paro frente a ella.

"lo siento, no era mi intención ofenderte. Sea lo que sea que haya dicho, por favor discúlpame- "

Sakuno lo miro sorprendida, recién se conocían y él le pedía disculpas, es más, respondió todas sus preguntas y no la llamo entrometida ni nada por el estilo, y ella lo rato de forma desagradable, por dios en que se estaba convirtiendo.

"no, yo lo siento, creo que estoy algo… susceptible y me desquite contigo, perdóname por favor-" suplico.

"No te preocupes, te perdono… si me dejas acompañarte- "

"Por supuesto-" sonrío para el y siguieron su camino hablando de miles de cosas.

A lo lejos, dos pares de ojos vieron la escena de su salida del parque, mientras salían de una furtiva cita en un hotel.

"ja… era hora de que te dejara en paz amor. Esa infeliz lloraba con solo verte a cuatro metros de ella, maldita mosca muerta-" Rika Urameshi no ocultaba su desprecio por la castaña.

"mmm… ya vámonos-" fue lo único que dijo Ryoma acomodando su chaqueta.