Treinta largos años separaban aquel momento de la última vez que habían peleado hombro con hombro. Tres décadas desde la primera -y única- vez que sintieron los labios del otro. Toda una vida desde que él la había rescatado de aquel ataque de Ultrón, controlando a Hulk y dejándola para siempre.

Tony había tenido que hacer un enorme esfuerzo para finalmente encontrarlo donde había comenzado todo. En aquella casa donde se conocieron y casi la mata la primera vez. Lo encontró donde ella ya nunca volvería a estar.

Se había ido para siempre.