A/A: Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko (K malo)

Aclaraciones: el texto narrador

"el texto" pensamientos

-el texto- diálogos

(El texto) Autora

¿No se si puedo amar?

Era de mañana, muy temprano a eso de las 6 de la mañana, Kagome se había levantado muy temprano, a pesar de que eran vacaciones ella no podía descansar tenía que trabajar y este día empezaba su nuevo trabajo.

Estaba estudiando la universidad, había acabado su tercer año de universidad contaba con la joven edad de 21 años, había dejado el templo Higurashi, para ir a estudiar. Vivía en un pequeño departamento afuera del campus universitario.

Se levanto despacio, se encamino hacia el baño lentamente para evitar chocar contra la multitud de cosas regadas en el piso, era ordenada pero últimamente no había tenido tiempo para ordenar nada, camino hacia la regadera, se quito el delgado camisón que cubría su cuerpo, y se remojo bajo un frio chorro de agua, no pudo evitar soltar un grito cuando esta toco su blanca piel. Se seco tardándose un poco más en el largo cabello negro con tonos azulados que le caía sobre la espalda en toscos mechones.

Se arreglo el rostro, no se maquillaba, no era necesario. Se había puesto una blusa con botones en frente blanca y una falda de color azul oscuro que le llegaba un poco debajo de la rodilla, su caballo lo había cepillado y lo dejo sujetado con un solo pasador atrás para sostenerlo. Claro se veía mejor con el pelo suelto, pero esta vez era mejor asi.

Tomo su bolsa y salió con decidida por la puerta, bajo las largas escaleras sin problema alguno, camino lento por las calles de la ciudad hasta la parada del camión, el cual llego solo unos minutos después. Al subir se vio rodeada de hombres y mujeres que se dirigían a sus respectivas actividades diarias. No había asiento y aunque lo hubiera Kagome no estaba dispuesta a sentarse, nunca lo hacia, era una costumbre rara, pero no le importaba.

Se bajo enfrente de un gran edificio, paso la puerta con algo de nerviosismo, cuyo sentimiento se hizo presente cuando se acerco a la recepcionista. Cuando le había dicho a lo que venía le pidió que subiera por el elevador hasta el piso nueve y que tomara hacia la derecha hasta encontrarse con una puerta dorada, Kagome siguió todas las instrucciones de la recepcionista que pecaba de delgada.

Se detuvo en frente de la amplia puerta dorada, tomo aire y dio unos golpes repetidos, entonces una voz masculina le indico que pasara.

-Soy Kagome Higurashi, vengo por el empleo- dijo esta tímidamente, tratando de sonar segura

-Así, llegas temprano, niña.- dijo un hombre de unos veintitantos años, mayor que Kagome. Era un hombre alto de pelo negro, algo corto, sus ojos oscuro y siempre con una sonrisa traviesa en los labios, no se puede evitar pensar en que era algo atractivo (por Kami que digo si esta bien guapo)

-Mi nombre es Miroku Banderear, soy el encargado de personal y tu querida eres mi salvación- Se para y tomo por el brazo de Kagome dirigiéndola fuera de la habitación para después tomar un largo pasillo –Durante semanas estado buscando una jovencita con tus características y luego te presentas ayer¿fue como un milagro sabes?-

-¿No cree que exagera señor Banderear? –Dijo ella algo sonrojada

-Claro que no, querida. Mira hace algunas semanas, mi jefe Inuyasha Taisho, que por cierto es también tu jefe, despidió a su asistente, pero el no acepta a cualquier persona para que lo acompañe. No, pero bueno, no te confundiré, Inuyasha espera a una persona que pueda acompañarlo a cualquier asunto del negocio.

-No entiendo¿Acompañarlo? –

-Si mira, Inuyasha suele tener muchas citas importantes fuera de su oficina, por eso esta buscando alguien con tus cualidades-

-Me esta diciendo que me contrato por que cumplo con esas cualidades¿Pero cuales son?-

-Solo es que seas bonita y joven-

-así que fue por eso…

-Si por que más pensabas, no muchas jovencitas se atreven a pedir trabajo aquí, por que creen que necesitan muchos estudios. ¡¡Por Kami!! Solo son asistentes-

Kagome al oír esto pensó en regresarse u no aceptar el trabajo, pero en eso se pararon frente a una puerta negra de gran tamaño, Miroku extendió la mano para abrirla, Kagome ya no podría volver, se le había venido a la mente las razones por las que necesitaba el dinero y si la habían contratado por eso no importaría, ella demostraría que era algo más que una cara bonita.

Entraron a una habitación muy amplia, cubierta de cuadros dorados en el fondo una puerta dorada se alzaba elegantemente enfrente de una mesa llena de papeles y uno que otro teléfono, también la habitación contaba con unos sillones y una bien ocultada puerta blanca tras unas cortinas.

-Esta es tu oficina, querida. Ves esa puerta dorada, es la del jefe Taisho y esa pequeña blanca es el baño. Los sillones son para las visitas y ese escritorio es tuyo, encima están todos los asuntos que trataras, enseguida del escritorio esta el archivero.

-Esta bien¿pero cuando conoceré al señor Taisho?-

-Ahora mismo- tomo de nuevo el brazo de Kagome y la llevo casi jalando hacia la puerta dorada, la cual abrió sin avisar primero.

-Jefe- Se adelanto a decir Miroku –Ella es la jovencita que va a remplazar a Kagura.

Inuyasha era un hombre joven, más de lo que Kagome esperaba, tenía el cabello negro oscuro y unos ojos de un tono dorado, muy hermoso. Cuando Kagome estuvo lo bastante cerca para notarlo, se había quedado prendida en esa mirada. Era un hombre joven y musculoso, su cuerpo había sido trabajado lo que lo hubiera hecho irresistible para todas las mujeres. Pero Kagome no se dejaba llevar por ese estereotipo… (Ay amiga ya sabemos que caerás redondita)

Inuyasha-Muy bien Miroku –Dijo esto sin apartar la vista de sus papeles

Miroku -¿Qué no piensas verla, Inuyasha?

Inuyasha-No es necesario, confio en ti, se que será muy bonita-

Kagome ya no soporto más, no podría creer que el hombre con quien trabajaría no le importaba conocerla, por que confiaba en los gusto de lo que claramente se podría llamar amigo.

Kagome-Entonces¿Qué voy a hacer¿Me lo podría usted decir? –Esto último lo había dirigido hacia Miroku

Miroku -Bueno, querida eso te lo tiene que decir tu jefe, por que no se lo preguntas tu a él- Fue en eso que Inuyasha levanto su cabeza para encontrarse con la cara de Kagome que se encontraba parada frente a él viéndolo de una manera altanera.

Inuyasha-Eso es verdad, Miroku ya puedes volver a tu oficina- Miroku obedeció inmediatamente

Kagome -¿Entonces que quiere que haga? – Dijo cuando habían quedado solos en la oficina

Inuyasha –Bien veo que tienes algo de coraje, pero aquí no te va a servir entiendes. Tú harás todo lo que te diga, entiendes TODO lo que yo diga

Al oír esto Kagome retrocedió unos pasos, pero fue alcanzada por el brazo de Inuyasha que se había puesto de pie tan rápido, la jalo hasta la silla y la obligo a sentarse.

Inuyasha ya en su silla –Bien, no pienso hacerte nada malo. Creo que hemos empezado con el pie izquierdo ¿Verdad?- Kagome asintió con la cabeza – ¿Bueno cual es tu nombre?

Kagome –Kagome Higurashi – Inuyasha se recargo en el respaldo de la silla y llevo sus manos a tras de su cabeza

Inuyasha - ¿Cuántos años tienes? Veo que eres muy joven

Kagome –Tengo 21, señor Taisho- Al oír su nombre Inuyasha se soltó riendo – ¿Por que se ríe?

Inuyasha –Poca gente me llama así. Señorita Higurashi

Kagome –Entonces como debo llamarlo

Inuyasha, con eso sobra – Kagome bajo su mirada.

Inuyasha –Veo que me tienes algo de miedo ¿No es así, señorita Higurashi?

Kagome (Algo exaltada) –Si yo tengo que llamarlo por su nombre, no quiero y además no le tengo miedo, señor Taisho.

Inuyasha se asombro de la audacia de la joven frente a él, ella al notar su mirada se trono desafiante se coloco las manos en la cadera y miro recelosa la oficina enorme de Inuyasha. Era realmente grande, contenía una mesa enorme frente a un par de ventanas con vista hermosa hacia la ciudad, otra pequeña puerta blanca que de seguro era el cuarto de baño, un gran sillón de tela aterciopelada negra y un mini bar en el fondo de la oficina.

Inuyasha – ¿Qué te sucede?

Kagome –Nada¿me va a decir mis obligaciones o regreso más tarde para eso?

Inuyasha –No es necesario, tome asiento

Kagome – Prefiero no sentarme (recuerden lo del camión)

(Bueno empezare a abreviar los nombres, sean compasivos son largos)

Inu – Esta bien, sus obligaciones serán tomar mis mensajes cuando este en la oficina ya que muchas veces no se encontrara en ella, ya que estará acompañándome en mis citas, HO en mis citas tomara nota de los temas que yo le ordene, claro cenara con nosotros y será una invitada más, no pienso dejarla que sufra amble mientras nos mira comer. Y hablando de eso, necesitara ropa especial para algunos eventos, la compañía se los brindara.

Kag –Pero que hay con mi ropa "¿Qué le sucede a este?"

Inu –Esa esta bien para estar en la oficina y para algunas reuniones, pero veras yo suelo ir mucho a lugares lujosos para entablar negocios

Kag- pero es que no estoy acostumbrada a usar ese tipo de ropa

Inu -¿Entonces a que clase de ropa estas acostumbrada? "no puedo creer, le estoy regalando ropa y se enoja phfff que clase de mujer es"

Kag jugando con los dedos nerviosa –Pues con ropa de miko

Inuyasha al oir esto suelta una risa burlona –Con ropa de miko, que clase de broma es esta

-No es ninguna broma, provengo del templo Higurashi, no lo dice mi nombre, BAKA

-no había caído en cuenta, así que eres una miko

-lo soy, algún problema

-No claro que no, solo que nunca había conocido una miko

-Bueno, esa son todas mis obligaciones (quieres más)

-Si por ahora, bueno ve a tu escritorio…

Kagome abandona la oficina de Inuyasha y se sienta en su escritorio mientras que esculcaba en sus cojones Inuyasha permanecía sentado observando la puerta por donde acaba de salir su nueva asistente.

-Esta asistente será difícil de controlar, no es como las demás tontas que me trae Miroku. Pero bueno la mayoría con la descripción de la mujer perfecta para Miroku cumplen con esta cualidad.

Inuyasha se levanta de su sillón café y se dirige hacia la ventana a mirar al pasaje y luego se le viene a la mente una pequeña vivencia de su juventud

º-º-º flashbackº-º-º-º

Era un día caluroso y húmedo ya que acababa de llover, en la entrada al templo Higurashi que era una enorme escalera que se perdía entre las ramas de los grandes árboles que la rodeaba. Se encontraba un pequeño chico, sus ojos dorados, el pelo negro cortó, su ropa estaba mojada, traía una camiseta blanca y un pantalón corto que le llegaba hasta las rodillas.

Inuyasha había escapado de su casa al saber que su madre, que era una mujer muy hermosa y cuyos últimos años los había dedicado al único hijo que había nacido por su amor por el multimillonario de Inu No Taisho, había muerto esa misma tarde, nadie había querido informa al joven Inuyasha que su madre había muerto, hasta que entro corriendo, aun siendo jalado por tres personas adultas, Inuyasha había podido llegar al lado de su madre viendo que ella no respondía

-Tu madre no despertara más amo Inuyasha

-A que te refieres Kaede –Había dicho el joven Inuyasha mientras sostenía la fría mano de su madre

-Su madre ha muerte, joven amo

-No mi mamá no esta muerta, solo duerme –jalo un poco la mano de su madre, luego toco su rostro al sentir lo halado de este Inuyasha retrocedió asustado. Kaede que era una mujer ya mayor trato de tomar a Inuyasha entre sus brazos pero este salió corriendo de la habitación.

Había corrido todo el día, no le importaba hacia donde, su mente lo había llevado hacia el templo Higurashi, pero al ver la enorme cantidad de escaleras se había detenido para descansar sus pequeños pies. Después de un respiro se puso de pie frente a los enormes escalones, tomo aire y empiezo a subir las escalera, las subió de una sola vez sin descansar, llego barrido hasta el templo, camino trastabillando, casi muerto del cansancio cuando pensaba que iba a caer dormido una voz lo saco de sus pensamientos…

-¿Te encuentras bien?- Era una voz infantil, de una niña que lo había estado observando desde atrás de un gran árbol

Inuyasha se había dado la vuelta hacia donde creía que provenía aquella voz, cuando alcanzo la vista al árbol se encontró con una niña unos cinco años menor, apenas tenía unos cuatro años, vestía con un bello vestido en tonos verdes y traía consigo un pequeño arco y flechas de juguete..

-Si estoy bien niña, déjame en paz-Dando un pequeño empujón a la niña para que se alejara de él.

-No me digas que estas bien, mírate- Al decir esto Inuyasha se había dado cuenta de lo cansado que estaba y se dejo caer vencido por el cansancio y el dolor tanto físico como emocional que traía consigo.

-¡Mamá, MAMÁ- Grito Kagome mientras sostenía la cabeza del joven que había quedado vencido por el dolor frente a ella.

LA madre de Kagome había venido de inmediato y entre ella y Kagome habían llevado a Inuyasha al interior de la casa de la familia Higurashi.

º. º.º. º Fin flashbackº, º, º,

-Me pregunto si esta mujer será la chiquilla de aquella vez- Decía para si mismo Inuyasha mientras tomaba asiento de nuevo y se hundía en el papeleo que tenía que realizar.

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Había pasado la mayoría del día atendiendo llamadas para su ahora actual nuevo jefe Inuyasha Taisho que ya tenía la pinta grabada de mujeriego por la infinidad de llamadas que había recibido de mujeres. Claro que a Kagome no le interesaba para nada las cosas que Inuyasha realizara fuera del trabajo, había estado recibiendo llamadas y ordenando lo que sería su escritorio toda la maldita tarde, no tenía tiempo para otra cosa más.

Ya alrededor de las siete Inuyasha salió de su oficina cargando su maletín, se asombro de encontrar a Kagome todavía en su puesto

-Sigues aquí-

-Todavía no se acaba mi horario, señor Taisho- dijo Kagome un poco molesta

-pero pequeña, en cuanto yo no te necesite tu puedes irte- bajo el maletín y se acerco a la mesa de Kagome para recargarse en ella.

-Eso no lo sabía, pero todas maneras tenía muchas que hacer, a y además tengo los últimos mensajes¿quiere verlos? –saco un pequeño paquetito lleno de pequeñas notas y selo extendió a Inuyasha, este negó con la cabeza

-¿Son de mujeres verdad?- con un poco de sarcasmo en la pregunta (que le quieres decir Inuyasha)

-Si- afirmo Kagome -¿Qué quiere que haga con ellas?

-mmm… no lo se déjelos en mi escritorio- dicho esto tomo su maletín y se dirigió a la puerta no sin antes detenerse para despedirse de la pelo negro

-Bueno señorita Higurashi es tarde, será mejor que deje de hacer lo que esta haciendo y se retire de una vez, ya que sea lo que sea es peligroso salir a la calle tan tarde- se volteo una vez más para comprobar que su nueva asistente le hacia caso y al comprobar que obedecía salió lentamente hacia el elevador.

Ya adentro de este fue alcanzado por su asistente. Kagome no quería encontrárselo, pero había visto el reloj antes de abandonar la oficina y se dio cuenta que era muy tarde asi que apretó el paso para encontrarse con lo que menos quería con su jefe.

En cuento puso un pie dentro del elevador se vieron a las cara como si eso fuera el rito inicial de una pelea. A Kagome no le simpatizaba para nada su jefe, pero tenía que aguantarlo si quería el dinero.

Inuyasha realmente no sabía por que sentía esa rivalidad entre ellos, pero sabía que ella lo había provocado y que él la continuaría (jajaja, por favor chicos), bien tal vez habían empezado con el pie izquierdo y dicen que la primera impresión deja mucho que decir.

Kagome se había ido a una esquina e Inuyasha se había ido a la otra, ambos rogando a Kami salir de ese lugar lo más rápido posible. Cuando alcanzaron el séptimo piso, el elevador empezó a temblar, hasta que se detuvo en seco, Kagome que con las sacudidas se había aferrado al barandal empezaba a preguntarse la causa de la parada tan repentina del elevador

-Maldita sea- dijo Inuyasha exaltado

-¿Qué sucede¿Por qué nos detenemos?

-Sabia que lo tenía que mandar arreglar, lo sabía, maldito Miroku lo matare en cuanto abran este maldito elevador

-Que dice como que debía arreglarlo, me esta diciendo que esto ya le había pasado-

-Si hace un par de días –dijo Inuyasha con expresión de tonto en la cara, era la segunda vez en una semana que el elevador se había detenido con el adentro. "maldita sea" pensó de nuevo Inuyasha.

-Y ¿hasta cuando nos van a dejar salir?

-Supongo que hasta mañana, al menos que cuentes con un celular

Kagome no tenía suficiente dinero como para gastarlo en un celular que ni siquiera hubiera usado ya que no tenía quien la llamara

-No tengo, pero y usted- miraba a Inuyasha como diciendo no creo que usted no los use

-No lo llevo conmigo en las noches, prefiero que nadie me moleste mientras estoy con… - se detuvo al ver la estupidez que iba a decir "con mujeres" se dijo mentalmente. Jamás en su vida había compartido palabras sobre eso con una mujer que no fuera la que despertaría al día siguiente en su cama y menos con la mujer que tenía enfrente que lo miraba tan escrupulosamente. No jamás se abriría emocionalmente con esa mujer, era dura por dentro igual que él.

Kagome se sentó estaba cansada de esperar, tenían horas ya desde que se habían quedado detenidos en el elevador (aquí empieza lo bueno), ya no podía sostenerse en pie después de usar esas malditas zapatillas todo el día, miro de reojo a su acompañante y al ver que el no se interesaba por lo que hacia se las quito, también aprovecho para quitarse el pesado pasador que sostenía su larga cabellera negra con su finos toques azulados. Inuyasha que ya había perdido la noción del tiempo volteo hacia su compañera para encontrársela sumida en un profundo sueño, su cabeza se había recargado contra la pared, mientras sus mano se encontraban cruzadas en sus piernas, tenía el pelo suelto que le cubría parte del rostro y su cara mostraba una tranquilidad abrigadora.

Se agacho para observar más de cerca el rostro fino de Kagome, se había puesto de cuclillas frente a ella y la miraba de arriba abajo. Su mano tomo vida propia, según sus palabras, y acaricio la blanca piel de ella, quito algunos mechones de su pelo y los recargo atrás de su oreja provocando una reacción algo aniñada en el rostro de Kagome, Inuyasha no podía creer lo que había hecho, ni por que el rostro de ella lo atraía tanto, ni por que deseaba volver a ver esa reacción y mucho menos por que le gustaba verla mientras dormía. Permaneció un poco más agachado solo viéndola, al final reacciono se puso de nuevo en pie y se dirigió hacia la otra pared y se estrello la cabeza contra esta, provocando un ruido.

Inuyasha se dejo caer con su cabeza escondida entre sus rodilla, casi llorando. En esos momentos la imagen de su madre se había presentado en su cabeza poniéndolo melancólico, cuando pasaba en el momento más horrible de su vida sintió una tibia mano sobre su espalda, después unos cálidos brazos alrededor suyo, giro su cabeza para encontrarse con la cara de Kagome.

-¿Te encuentras bien? –lo había dicho tan serenamente

-Si estoy bien niña déjeme en paz- lo había dicho de una manera autoritaria, Kagome pensó que se había enojado asi que retrocedió lentamente para no molestarlo, pero al ver que Inuyasha seguía encerrado en sus pensamientos, se había llevado las manos hasta su cabeza y se mostraba muy inquieto, asi que de ves de retirarse a la otra esquina, se acerco más a él, lo tomo entre sus brazos, él sorprendido, se dejo abrazar por la miko, recargo su cabeza en el pecho de ella mientras que era abrazado, volteo su cara hacia la de ella, para encontrarse con que Kagome mantenía los ojos cerrados, con una expresión muy tranquila en su cara.

Se quedo viéndola notando como el rostro de ella lograba calmarlo, ella al rato abrió sus ojos viendo que él la miraba, poso su mano en la cabeza de él y le brindo una sonrisa, en ella le bridaba cariño, no sabía como pero esa sonrisa hizo que Inuyasha se quedara solo viéndola, sin pensar en más.

Él la miraba con asombro, ella con ternura, entre ellos no había nada de historia mutua, claro exceptuando este día y el día de la muerte de la madre de Inuyasha (no me digan que no sabían que era Kagome de niña), no había lazo que los uniera más que el del el trabajo, pero aun asi sus caras fueron acercándose cada vez un poco más, los labios de él rozaron los de ella, parecía más hermosa ahora de cerca, coloco su mano en la nuca de ella y la jalo contra si para besarla, sus labios eran irresistiblemente suaves, el aroma de él la había embriagado desde unos segundos antes del beso, era un aroma varonil, él la había tomado y la había jalado contra su cuerpo y ella no ponía resistencia al beso. Rápidamente las manos de él se habían colocado en la espalda de ella, reclamando un acercamiento más profundo, ella solo consiente de estar en los labios de él, recargo sus manos en el bien formado pecho de Inuyasha, sin darse cuenta que cada vez había menos espacio entre sus cuerpos.

Las manos de él empezaban a jugar con el cabello de ella, habían seguido el camino que ellos recorrían en la espalda de ella hasta llegar al limite de la blusa de Kagome, entre caricia y caricia logro meter la mano entre la ropa de ella, provocando un sonrojo en ella. Pero antes de poder disfrutar el sonrojo de Kagome una mano se asomo por su lado derecho dando en seco en el rostro de él.

Kagome insultada por el atrevimiento de su jefe, regreso a su esquina llena de enojo y confusión, por que una cosa era haberse besado con el jefe y otra muy diferente era que se dejara tocar por el jefe. No, ella no permitiría que alguien se llevara tan fácil su tesoro (virginidad).

Inuyasha seguía en el piso aun sobándose la mejilla enrojecida por el fuerte golpe que había sufrido

-¿QUÉ TE PASA? –Grito furioso Inuyasha mientras se ponía de pie

-Que que me pasa, pasa que eres un aprovechado.

-¿Qué pero si tu me estabas besando?

-NO, nos estábamos besando, hasta que tu, MALDITO MANO LARGA (en donde yo vivo así se les dice a los aprovechadores de suerte jajaja) quisiste pasarte del limite.

-Oye espera, yo no soy ningún mano larga

-A no ¿y entonces que hacia TU mano dentro de MI ropa? –haciendo énfasis en esas diminutas palabras

-Que ¿A que te refieres?

-Maldita sea Inuyasha, no te hagas el inocente, ahora me dices que tu mano tomo vida propia

-Lo siento estoy acostumbrado a hacer eso con las mujeres Kagome

-Lo sabia eres un mujeriego de lo peor, y solo llevamos un día de conocernos, nunca debí aceptar el trabajo, si no fuera por… -se había dejado caer recargada contra el muro y sus manos se había posado contra su rostro mientras comenzaba a llorar.

Inuyasha no creía lo que veía la había hecho llorar y lo malo era que no sabía por que, se acerco dudoso a ella, se sentó a su lado, las piernas de ellas se encontraban dobladas hacia la pared asi que se sentó sin estorbarla, se tomo las piernas entre los brazos y agacho su mirada…

-Lo siento Kagome, yo no debí haberte besado, pero… -Fue cortado por la mirada de Kagome, que se negaba a soltar las lagrimas ya anunciadas.

-No te preocupes, yo estoy bien- volteo su rostro en dirección a la pared

-No no estas bien, anda dime ¿Qué es lo que te preocupa?

Kagome soltó un pequeño suspiro al ver que no tenía otra opción, pero no quería volver a ver el rostro de Inuyasha, pero este la tomo entre sus manos y la obligo a voltear

-anda pequeña dímelo, tal vez te puedo ayudar-Kagome trago saliva, se libero del apretón de Inuyasha y se coloco el cabello atrás de las orejas, provocando que Inuyasha se sonrojara con cierto recuerdo.

-Mi familia es la encargada de resguardad el templo Higurashi… -Se detuvo para ver la cara de su jefe

-Eso ya lo se pequeña- se quedo observando, esperando que ella continuara

-bien mi familia y yo nos hemos mantenido por lo que el templo aporta, pero desde que entre en la universidad decidí dejar de lado ese dinero y mantenerme por mi sola, mi familia se negó, pero es que ellos necesitan más el dinero que yo.

-Entonces por eso buscaste tu primer trabajo aquí, entonces eres muy joven.

-No se equivoca, este no es mi primer trabajo, había trabajado en otros lugares, pero me despidieron no se por que razón.

-mmm… ya veo¿entonces sigues estudiando? –esto último con algo de enojo

-si¿algún problema?

-Es que yo quería que te quedaras largo tiempo (que mentiroso Inuyasha, lo que pasa es que Kagome te esta moviendo el tapete)

-De verdad, pero después de agosto tengo que regresar a la universidad, es mi último año¿Sabe?

-esta bien, pero tendré que pedirte un favor antes que te vayas…

-Falta mucho tiempo para eso, jefe- interrumpiendo a Inuyasha

-Si es verdad ya habla tiempo para eso

De repente el elevador empezó a moverse, más abajo empezaron a oírse voces, entre ellas la muy conocida de Miroku.

Kagome más feliz que nunca se paro ayudada por Inuyasha y entre ambos se vieron dando a su acompañante una mirada de aceptación a su actual estado.

Cuando por fin se abrieron la puerta la primera persona que estaba parada enfrente era el mismísimo Miroku que sostenía una sonrisa de victoria en su rostro, inmediatamente Inuyasha se abalanzo contra su amigo y lo golpeo de lleno en el rostro

-Maldito, no te vuelvo a hacer caso- Inuyasha miro a Kagome con una sonrisa de satisfacción cuya mirada de ella aprobó al instante. Ambos, Inuyasha como Kagome salieron del edificio para encontrar que Kagome tenía que irse caminando hasta su departamento ya que eran las dos de la madrugada y de seguro no encontraría transporte y no tenía dinero para pagar un taxi asi que emprendió camino, pero al dar la vuelta en la esquina se encontró con que un carro muy llamativo de color rojo la esperaba con la puerta abierta.

-Pensabas que te dejaría ir sola a tu casa tan tarde pequeña

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Bueno espero que les haiga gustado el primer capitulo, ejmmm me desvele asi que tal ves no este muy bueno, lo acabo de terminar son las 12:15 de la noche y mi amiga no me deja de hablar por el MSN. Bueno espero sus comentarios, criticas, regaños (no, eso no sobra y basta con los de mi casa jajaja) y también opiniones (esas si) bueno me despido de ustedes

ABIYASHA….