Todos los personajes pertenecen a la increíble Cassandra Clare, mi único mérito es ser incapaz de sacármelos de la cabeza *_*. Espero que os guste ^^
-¿Habéis visto al chico nuevo de la cafetería?
-¿El camarero moreno?
-Sí, ese. Está bueno, ¿eh?
Clary, teniendo en cuenta que estaba sentada al lado de su novio, prefirió no responder a la pregunta de Isabelle. Murmuró un 'Mmmm' pensativo justo en el instante en el que Maia llegaba con su bandeja de comida y los ojos chispeantes.
-¡¿Habéis visto al de la cafetería?!
Clary observó divertida cómo sus dos amigas comenzaban una conversación sobre el nuevo empleado.
-No sé qué le ven. Es un pringado.
La pelirroja intentó no esbozar una mueca hacia Sebastian. Nunca le había caído muy bien, pero puesto que era parte de la familia de Jace se veía obligada a soportar su presencia.
-Eso no es verdad.- Maia lo enfrentó con una mirada desafiante.
Sebastian esbozó una mueca irónica.
-Tampoco sé que haces tú aquí: no eres del equipo.
Clary apenas tuvo tiempo de cruzar una mirada rápida con Jace, sus mejillas se colorearon por la ira y se cuadró mientras miraba a Sebastian cabreada. Cogió aire para decirle cuatro cosas... Isabelle, rápida de reflejos, sacó un tema nuevo antes de que la situación se fuera de las manos.
-Bueno, olvidar a ese tío ya. Tenemos un asunto mucho más importante que discutir.
-¿Cuál?- su hermano, Alec, levantó por primera vez la vista de la comida; Clary dudaba de que hubiera sido consciente del pique entre Maia y Sebastian.
Todos se centraron en Isabelle, ésta sonreía como un pescador cuando el pez pica el anzuelo.
-La fiesta de este sábado.
Hubo un coro de distintas reacciones. Clary suspiró y miró hacia su amigo Simon, sentado en frente de ella, y ambos pusieron los ojos en blanco y sonrieron levemente; Sebastian y Jace comenzaron a hablar sobre lo qué podrían pillar para beber, Scott no tardó en unirse a la conversación, por lo visto su hermano Woolsey era amigo de los que organizaban la fiesta y conocía bien lo que iban a llevar a ella; Isabelle y Maia comenzaron a hablar sobre la ropa que se pondrían; Alec pareció sumirse en sí mismo hasta que Jace le golpeó en el hombro.
-Tierra llamando a Alec, ¿vas a venir, verdad?
Alec reprimió en impulso de preguntar '¿Tú vas?' Pero por supuesto que iría. Jace era Jace después de todo, jamás se perdería una fiesta a la que asistiría todo el instituto.
-Claro.- se encogió de hombros.
Jace sonrió a su mejor amigo y volvió a sumergirse en la conversación de Sebastian y Scott; para él siempre era así, entrar en una conversación y convertirse en el centro de ésta era algo innato, casi inconsciente, en él. De forma vaga, como si fuera un reflejo, enredó su mano con la de Clary; al hacerlo sus comisuras se torcieron en una pequeña sonrisa de la que ni siquiera fue consciente.
Alec apartó la vista rápidamente, sintiendo aquella sensación desagradable en el estómago. Odiaba eso. Chirrió los dientes, sin saber si con 'eso' se refería a Clary, los celos, Jace o a sí mismo.
La hora del almuerzo se le hizo insoportablemente larga. Quizás porque Jace no soltó a su novia. Quizás porque llevaba demasiado tiempo aguantando y, simplemente, ya era insoportable.
Cuando sonó la campana que anunciaba el fin del almuerzo, todos se pusieron en pie rumbo a las taquillas; su hermana, a pesar de que su taquilla estaba en la otra dirección, se entretuvo para alcanzarlo y agarrarlo de la vieja camiseta negra.
-¿Te encuentras bien?
-Estoy perfectamente, Iz.- sin embargó Alec no pudo encontrarse con los ojos preocupados de su hermana.
Ella se removió nerviosa.
-Es que últimamente has estado más callado que de costumbre y...
Él hizo una pequeña mueca mental, a veces olvidaba lo observadora que podía llegar a ser.
-Solo estoy un poco preocupado por el examen.-mintió
-¿Examen?
Ahora fue el turno de Alec de mirarla preocupado.
-Tenemos examen de historia el jueves de la semana que viene.- Bien pensado tampoco era una mentira, después de todo aquella era su peor asignatura. Y a Isabelle no le iba mucho mejor que a él.
Ella hizo un gesto con la mano.
-Aún falta mucho. Tengo tiempo.
-Iz...
De repente Isabelle parecía aburrida, buscó la forma de librarse de una charla-de-hermano-mayor.
-No te preocupes Alec, conseguiré apuntes; seguro que Simon ya los tiene hechos... - miró al reloj de la pared y abrió los ojos.- ¡Oh, mierda! Tengo clase con Imogen, si llego otra vez tarde ha amenazado con llamar a casa.
Alec negó con la cabeza mientras la veía desaparecer, por suerte para él, Charlotte era una profesora mucho más comprensiva. Al llegar a su taquilla descubrió que no era el único afortunado; el chico que tenía la taquilla justo a la derecha de Alec también estaba allí. Era muy alto, incluso para Alec, de rasgos asiáticos y personalidad excéntrica; compartía clases de Historia (aquella era la asignatura de Charlotte) con él.
Su nombre era...
-¡Magnus!- una chica de cabello castaño apareció corriendo por el pasillo y lo abrazó con fuerza.- ¡No vas a creerte lo que me ha pasado!
Magnus. Alec cogió su libro y empezó a caminar mientras la chica, quien el joven supuso que sería la pareja de Magnus, soltaba a su compañero y lo acompañaba a clase.
-No me puedo creer que estés así por un descuento en la librería, Tessa.- bromeó Magnus.
-No es por eso... Espera, ¿están haciendo un descuento en alguna librería?
Magnus soltó una carcajada y ella debió amonestarlo; Alec no quería escuchar, pero teniendo en cuenta que iban en la misma dirección y que ellos hablaban en voz alta, no tenía muchas opciones.
-Bueno, da igual.- siguió diciendo ella.- Es sobre la fiesta del sábado. ¡Will me ha dicho...!
Alec se perdió en sus pensamientos, ¿así que él también iba a ir a la fiesta? Parpadeó, aunque tampoco sabía por qué le sorprendía. Jace era popular por ser el quarterback del equipo, lo mismo con Isabelle, quien era animadora.
Magnus, en cambio, era conocido por ser el centro de las fiestas y escándalos.
Magnus intentó concentrarse en la conversación de su amiga. Adoraba a Tessa, y sabía que el hecho de que Will le pidiera para ir a la fiesta con ella era tremendamente importante; pero estaba teniendo graves problemas para concentrarse con el culo de Alexander Lightwood delante. Intentó no pensar en su espalda ancha ni en su cara prácticamente perfecta; pero incluso de espaldas era capaz de ver aquellos ojos azules...
-...Y sus ojos no son de un azul normal, son más... vibrantes.
Durante unos segundos pensó que Tessa le había leído la mente, luego se dio cuenta de que William también tenía los ojos azules.
-¿Vibrantes? ¿En serio?- bromeó justo antes de llegar a la puerta de clase, Alexander desapareció dentro.
-Sí, vibrantes.- ella puso las manos en las caderas, como retándolo a que dijese lo contrario.
Magnus sonrió de lado y le dio un beso en la mejilla.
-Como quieras, vibrantes entonces.- rió.- Cuéntame la segunda parte a la salida.- se despidió.
Nada más entrar en clase una voz fría le dio la bienvenida.
-Vaya, otro rezagado, hoy debo estar en racha.
Magnus se congeló. Aquella no era Charlotte. Observó los ojos fríos y calculadores del profesor Mortmain.
-¿Y la señora Brandwell?
Mortmain sonrió perezosamente, como disfrutando de una presa.
-Está enferma; y no podrá venir en lo que queda de mes, lo cual, es una lástima para vosotros... Mueve tu pupitre al frente, ya que os habéis perdido parte de la lección quiero asegurarme de que escucháis bien el resto... al menos hasta que vuelva Charlotte.
Magnus arrugó la frente y, al seguir la indicación de Mortmain, fue consciente por primera vez de que Alexander destacaba una fila más al frente que el resto. Se removía ligeramente y clavaba la vista en el libro, claramente incómodo de sentir todas las miradas en él.
Magnus suspiró teatralmente y comenzó a arrastrar el pupitre hacia adelante, interrumpiendo la clase y causando todo el ruido que podía.
-¡Bane, levanta la mesa!
-Ah, sí. Perdón.- respondió sin un ápice de remordimiento.
Cogió la mesa sin esfuerzo y la soltó al lado de Alexander, provocando más estruendo. Después, disfrutando de ser el centro de atención, fue a por su silla e hizo como si se la lanzase a su amigo Ragnoll; esto provocó otro pequeño coro de risas y que la mirada de Mortmain se estrechase más sobre él.
Cuando se sentó comenzó a volver a mover la mesa, buscando que estuviera perfectamente alineada con la de Alexander y paralela al suelo.
-¿Algún problema, Bane?- La falta de paciencia estaba clara en la voz de Mortmain.
-En absoluto.
Magnus se sentó correctamente, casi parecía un alumno perfecto. Pudo ver que Alexander lo miraba, pero él no se reía como el resto, más bien parecía... abochornado. Aquello lo desinfló como un globo; después de todo, se dio cuenta de que el numerito quizás no tenía tanta gracia como había pensado.
Mortmain, que justo acababa de apuntar unos ejercicios en la pizarra y se acercaba a ellos, tomó el cambio de actitud de Magnus como una indicación de que el chico comenzaba a sentirse intimidado. Sonrió son suficiencia.
-Como castigo por haber llegado tarde quiero que me entreguéis un trabajo para el miércoles de la semana que viene...
-Espera, espera. - Magnus lo interrumpió.- ¿El castigo no es estar en primera fila?
Hubo otro coro de risas. Mortmain le dedicó (lo que a Magnus le pareció) una sonrisa sádica.
-No. El castigo será para el miércoles. Me entregareis a primera hora un trabajo de quince folios sobre la época victoriana.- Los miró fijamente.- Y tendréis que hacerlo juntos. Si no cumplís el castigo, no podréis presentaros al examen de la semana que viene. ¿Queda claro?
Magnus sintió deseos de replicarle con algún comentario sarcástico que lo mandaría sin ninguna duda al despacho del director Wayland; pero se reprimió en el último momento, sobre todo porque vio la expresión de auténtico horror de Alexander.
Al fin del cuentas él era un estudiante modelo, Magnus supuso que la idea de suspender una asignatura por no presentarse al examen sería totalmente impensable para él. Suspiró.
-Clarísimo.
Mortmain no volvió a molestarlos el resto de la clase, y Magnus no se atrevió a volver a interrumpirlo. Alexander parecía querer estar en cualquier lugar menos aquel; intentaba mantenerse atento para no recibir ningún comentario (y así poder pasar desapercibido), aunque era obvio que estaba teniendo problemas para hacerlo.
De vez en cuando sus ojos descendían hacia el suelo, pensativos; luego se sentaba erguido sobre su asiento, pero apenas era capaz de permanecer así unos minutos. De pronto alzó la vista y lo pilló de lleno mirándolo.
Lejos de ruborizarse o apartar la vista, Magnus se acercó.
-¿Cuándo puedes quedar para el trabajo?
Alexander lanzó una mirada nerviosa a Mortmain y, tras comprobar que éste se hallaba ocupado escribiendo en la pizarra, se giró y se encogió de hombros.
-Cualquier tarde me viene bien.
Magnus vigiló que Mortmain no se diese la vuelta.
-¿Hoy por ejemplo?- cuanto antes se quitase el trabajo mejor.
-Vale, eh...- bajó la vista mientras Mortmain llamaba la atención a un par de chicas del fondo.-¿En el aula de trabajo de la biblioteca?
-Claro.- Magnus era la primera vez que oía que en la biblioteca había una sala para trabajar, pero claro, no es que él se pasase mucho por ahí.
Aparte de ese pequeño intercambio no hablaron más en toda la hora, lo cual convirtió la clase en algo terriblemente aburrido para Magnus. Ni siquiera estar al lado del bombón de Alexander pudo hacer que el tiempo pasase más rápido.
Cuando tocó el timbre se puso en pie y miró hacia atrás. Ragnoll le dedicó una sonrisa burlona.
-Vuelve a decir lo mucho que te gustan las clases de historia.
Él le sacó la lengua y metió los libros en la mochila, aunque para ser sinceros sí que le gustaba historia. Simplemente no aguantaba a Mortmain.
Ragnoll y él empezaron a marcharse.
-Espera.- Magnus se giró y vio a Alexander, se había ruborizado un poco.- Esto... aún no hemos dicho hora...para el trabajo.- miró nerviosamente a Ragnoll, que lo miraba tan fijamente que rayaba lo incómodo.
-¿Cinco en punto te viene bien?
Él asintió y, después de dudar un poco, pasó entre Magnus y Ragnoll. Magnus lo siguió con la mirada hasta que desapareció, solo después fue consciente de que Ragnoll lo estaba observando.
-¿Tienes una cita con Alexander Lightwood?
Empezaron a andar.
Magnus puso los ojos en blanco.
-Es para un trabajo de historia. Ya sabes, ese que nos ha puesto Mortmain discretamente...
Ragnoll bufó.
-Como si alguna vez entregases los trabajos...- su tono fue cambiando mientras veía la cara de su amigo.- estás pensando en cumplir el castigo.
-Sí.- respondió aunque en realidad no hubiese sido una pregunta.
Ragnoll parpadeó y le puso la mano sobre la frente.
-¿Estás enfermo?
Magnus se la apartó de un manotazo y se tocó la punta del pelo, comprobando que estuviese en su sitio.
-Estoy perfectamente; simplemente me he dado cuenta de que no merece la pena darle la satisfacción a Mortmain de suspenderme.
-Y así además puedes pasar tiempo a solas con Alexander...
Magnus sonrió.
-Touché.
