Prologo
Esteras y esteritas para secar peritas, esteras y esterones para secar perones, no le echo más chacharachas, porque la vieja es muy lacha, ni le dejaré de echar porque todo ha de llevar...
Hace millones de años atrás, cuando el mundo recién se estaba formando, las criaturas mitológicas o mágicas eran quienes habitaban la Tierra. Había hadas, elfos, ninfas, enanos, esfinges y un sinfín de especies que, con el tiempo y la pérdida del poder mágico, evolucionaron hasta convertirse en los animales de hoy en día.
En aquel tiempo, donde se respiraba la paz y abundaba la magia, todo parecía estar en un equilibrio que perduraría por milenios, pero, no fue así. Al siglo siguiente una especie, que hoy en día se llaman "sombras", hiso mal uso de la magia con el fin de obtener supremacía sobre el resto de las criaturas mitológicas. Querían el poder y estaban dispuestos a todo por obtener la anhelada superioridad. Sobre cargaron, tanto, la naturaleza de poder mágico que este equilibrio, que perduraría por milenios, se rompió y, poco a poco, se fue perdiendo el atributo más importante para el mundo: "la magia".
La especie que intento abusar de este poder tan especial, fue enviada y castigada por las otras especies, fuertes y buenas, a la soledad y oscuridad; quitándoles el derecho a la participación en la sociedad mágica o mundo mitológico. Fueron obligados a vivir sin los atributos esenciales de la magia y, con el tiempo, fueron olvidados por todos; cosa que provoco, en las sombras, malos sentimientos.
Y así, poco a poco, hasta el día de hoy, muchas especies han perdido aquel atributo mágico, ya que la naturaleza quedo en desequilibrio desde el día en el que nacieron "las sombras". Estas especies sin poder mágico, que no son sombras, se han transformado en las personas, animales y seres que conviven en el mundo; manteniendo una naturaleza no mágica estable.
Los humanos y animales no saben de la existencia de estos seres mitológicos, ya que estos se esconden entre la sociedad, vistiendo y viviendo vidas de humanos, porque; es la única manera que encontraron de preservar el equilibrio mágico y no mágico. Convivir en paz y armonía es siempre la solución; aunque, igual que en el pasado, las sombras no desean aquello. Ellas quieren gobernar e irrumpen las vidas de los humanos, transformándolos en personas malas y frías, para ir adecuando el mundo a sus antojos. Aun así, es imposible que lo logren, porque existen criaturas mágicas dispuestas a luchar y enfrentar a aquellos seres malignos.
Al final de los tiempos, hoy en día y al igual que en un inicio; siempre será una guerra entre el bien y el mal. Aquello está escrito desde el inicio del mundo, ya que el equilibrio consiste en ello. La diferencia se presentaba en: cuanto bien o cuanto mal hay en el mundo, por eso; las hadas y ninfas hacen lo imposible para preservar su especie y mantener a raya el mal. Se esmeran día a día en aliviar los corazones de aquellos que han sido influenciados por la maldad de las sombras y en irradiar alegría a quienes los rodean. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Cuento contado ya se ha acabado y por la chimenea se fue al tejado.
Cap. 1: los recuerdos de mi yo. ¡kuon!
Desde pequeña siempre he podido ver a hadas, elfos, enanos y ninfas. Siempre ha sido así y nunca había entendido el porqué; había veces que sentía que eran realidad, mientras otras veces creía que era solo mi imaginación. Aunque ahora… todo, más que parecer un cuento de hadas, calza a la perfección con lo normal y lo mágico.
Siempre ha sido así y ahora, a pocos meses de mi cumpleaños número dieciocho, todo se vuelve a aclarar en mi mente. Fue en un sueño. Estaba durmiendo cuando todos los recuerdos vinieron a mí. ¿Entonces soy una especie de ninfa? Se supone, al menos eso es lo que recuerdo de todas mis vidas.
Suspiro y me siento en mi futon. Sí, soy una ninfa.
**Desde el inicio del mundo, siempre he sido una ninfa, hija de la diosa encargada de cuidar el cielo; Hera según los griegos, Juno según los romanos, Nut según los egipcios, Cerriwen según los celtas. En cada cultura la conocen con un nombre distinto, pero su nombre; al menos el que yo usaba para llamarla; era Hera. Amaba y amo a mi madre, aunque ella ya no exista a causa del desorden mágico que se provoco en el inicio del mundo. Los dioses murieron en aquel entonces, pero nos quedo claro su deseo y siempre nos hacen cumplir con él; debemos proseguir con su legado y preservar el orden. Al menos, Hera-Oka-sama lo hubiera querido así.
No sé porque aun me refiero a Hera-sama como si estuviera muerta, si, de todas formas, se aparece en mi vida cuando le da la gana.
Al ser hija de divinidades puedo renacer hasta el fin de los tiempos, vivir bajo muchas identidades y mantener mis recuerdos intactos en el transcurso del tiempo, pero, hay muchos seres que pierden parte de sus recuerdos y otros que no logran descubrir quienes son. Cuando esto ocurre, estas personas suelen perder su magia o deben aprender, nuevamente, cual es el propósito de que la posean y el cómo utilizarla. Es algo simple, lento y simple, aunque muchas veces las sombras aparecen y distorsionan la idea del bien en las personas, con la intención de convertirlos en fieles aliados que los ayudaran a deformar el mundo para la convivencia maligna dentro de este.
Creo que todo se entiende demasiado bien. Así que tengo que tener claro que mi misión es guiar por el lado bueno a los seres que no saben cuál es su propósito.
Suelto un suspiro y miro la hora en mi despertador. Ahí, no. Es realmente tarde. ¡No puedo llegar tarde a la grabación! ¡No! De seguro que Tsuruga-san, mi sempai y coprotagonista, va a estar muy molesto. ¡No alcanzo…! ¡No alcanzo…! No alcanzo a llegar… kya, …, ¿mi sempai?, ¿Tsuruga-san?
Mi sempai (…) Tsuruga Ren (…) siento que ya lo conocía de antes. Pienso unos segundos y lo recuerdo. -¡Corn!- grito y me levanto de un salto de la cama. ¡No, ese no es su nombre! –Kuon.- me corrijo y sonrió como no lo hacía desde que era pequeña; cuando jugaba con las hadas en el rio. En ese entonces, no recordaba nada de mí, pero, las hadas me querían y cuidaban sin levantar mayor sospecha en mí.
…al fin, Kuon está aquí…
Vuelvo a mirar la hora y veo que ahora tengo, solo y con suerte, cinco minutos para llegar a la escuela en donde estamos grabando el drama. Mi rostro se deforma y suelto un grito de lamento. – ¡llegare tarde!, es imposible que me aliste y llegue a LME en cinco minutos.- digo desesperada mientras miro el reloj, pero luego de un minuto, pienso en lo que acabo de decir y sonrió. – antes, hubiera llegado tarde, pero ahora, llegare justo a tiempo.- Me corrijo y me pongo de pie. Miro mi pijama y, en un abrir y cerrar de ojos, ya estoy usando unos jeans y una polera. -¡bien, lista para ir a trabajar!- agrego y bajo al restaurante para despedirme de la jefa y el jefe. Salgo de la tienda y por arte de magia, ósea obra mía, entro a la sala de clases que usamos por camerino.
Miro a Moko-san quien esta ordenando sus cosas, ya lista con su uniforme, y sonrió, al igual que todas las mañanas, antes de lanzarme sobre ella para saludarla. -¡Moko-san!- grito y la alcanzo a abrazar antes de que se escape de mí. La quiero mucho porque, siempre, es la primera amiga de todas mis vidas.
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Es la hora de almuerzo y no podre comer con Moko-san porque se ha ido a una filmación en localidad cercana, ya que ahora, luego de comer, solo nos queda grabar un par de escenas entre Kim y Hikaru; los personajes que hacemos yo y Kuon; en el orden correspondiente.
Suelto un suspiro y salgo del camerino luego de tomarla caja de almuerzo que he traído para hoy. Anoche el jefe se ofreció a tenerme algo listo para que trajera de almuerzo y alegremente acepte. Tiene que estar delicioso, hace mucho que no pruebo la comida tradicional japonesa que ofrece el Duramaya y se me hace agua la boca de solo pensar en ello. Aligero el paso hacia la cafetería de la escuela, la cual está repleta de estudiantes ya que estamos a medio semestre escolar, y busco algún lugar libre para comer mi bento.
Mientras intento distinguir una mesa libre, alguien coloca su mano en mi hombro y me hace soltar un chillido de sorpresa. Me giro y es Tsuruga-san; perdón, Kuon. Sonríe tan radiantemente que siento como mi alma quiere correr de allí y esconderse en un lugar pequeño para no ser encontrada. Kuon está molesto. -… Tsuruga-san.- digo luego de unos segundo, cuando las únicas dos neuronas que tengo, porque el resto se paralizaron ante la mirada de mi sempai, logran hacer sinapsis.
Kuon se queda un rato mirándome y luego su enojo parece que se esfuma. -¿ha sucedido algo bueno?- me pregunta y no se a que se refiere. –Estas sonriendo como si algo, realmente bueno, hubiera acabado de pasar.- me dice sonriéndome, esta vez de una manera muy noble; como lo ha hecho durante todas nuestras vidas.
Mis comisuras se han elevado solas al verlo, es algo que no puedo evitar. Bajo la mirada y no sé qué decir, estoy avergonzada. Estrujo un poco, entre si, mis dedos y siento, entre ellos, la tela que envuelve mi caja de almuerzo. ¡Bingo!. –Si, Tsuruga-san.- digo levantando mi almuerzo entre nosotros. –He tirado algo de comida hecha por el jefe.- digo y él me mira sorprendido. Es como si se le hubiera olvidado que es hora de comer… –Tsuruga-san, ha traído almuerzo, ¿cierto?- pregunto y el curva la línea que divide sus labios, tal cual, como lo haría un niño pequeño que acaba de ser descubierto en una travesura.
Suelto un suspiro y Kuon me dice que pensaba comprar algunas botanas, pero mi mirada le corta la idea.
– Tienes que alimentarte bien, nutrirte…- digo tomándolo del brazo y caminando con él, entre las mesas, para sentarnos en una que esta algo arrinconada. Pongo la pesada caja, envuelta en un pañuelo verde, sobre la mesa ocasionando un grave "tum" que me saca una sonrisa. –Podemos compartirlo, es más que suficiente para dos personas.- comento y Kuon se sienta frente a mí con una mirada que le roba más de un suspiro a algunas chicas que nos están mirando. Yo solo me sonrojo, desenvuelvo el almuerzo, abro la caja y la comida, perfectamente arreglada, nos ilusiona a los dos. Kuon toma los palillos y recién, cuando miro como come un poco de tempura, me doy cuenta que no tengo otro juego de palillos para comer. ¿Cómo voy a comer?
- di "ah".- me dice Kuon alzando frente a mi boca un poco de tomago.
- ah…- digo y él me da de comer. Me fijo en sus ojos que, a pesar de estar usando lentillas, reflejan su verdadero color de ojos; los ojos de un príncipe hada. Desvió mi mirada y prefiero concentrarme en el sabor de lo que tengo en la boca. Kuon me coloca nerviosa, siempre lo ha hecho y siempre lo hará.
Recuerdo al Kuon de mi infancia y, sé que, él sabe que soy yo. No es la primera vez, en todas nuestras vidas, que nos conocemos antes de que yo recobre mis memorias. La primera vez fue, aquí en Japón, cuando estábamos en el imperio de Jinmu, el bis-nieto de mi hermano mortal Ninigi.
Quiero decirle que soy yo, pero, no se me ocurre como hacerlo sin mostrar magia; porque si simplemente le digo que soy una ninfa, no me creerá y pensara que es obra de mi imaginación; aunque no es así, porque yo, sí, soy una ninfa. Respiro hondo y antes de hacer una locura; como pensar en hacer magia, recuerdo a la piedra Corn y saco el monedero, en la que la guardo, de mi bolsillo. –…mi piedra Corn.- digo y él me mira curioso mientras degusta uno de los nigiris que componen el bento.
La saco del monedero y le muestro la piedra. Él la toma y su color es azul; al igual que sus ojos. - ¿Qué pasa?, ¿le ha sucedido algo?, yo veo que está bien.- dice y sus palabras me sacan una sonrisa. Kuon es muy tierno conmigo, aun si no sabe que recuerdo todo.
Tomo sus manos que sostienen la piedra, sonrojándome levemente. – si, Corn está bien...- digo sonriendo y la saco de sus manos.
Cuando tomo mi piedra mágica, esta cambia al color ámbar de mis ojos; porque ese es su color real, ya que yo soy su dueña y, ahora que he recuperado todo de mí, la piedra responde ante mi tacto y magia.
Corn es un regalo que me hiso mi madre Hera antes de desaparecer del mundo; "morir". La idea de ella era entregarme algo que me ayudara a limpiar el corazón de las personas y convertirlas en buenas. Fue de mucha utilidad durante toda mi vida hasta la edad media, ya que allí; se la encargue a Kuon, quien cuido de ella hasta nuestro encuentro en esta vida.
Kuon me mira sorprendido, pero luego me sonríe dulcemente. – Esta vez, nos hemos encontrado mucho antes…- comenta, haciendo referencia a que nos conocimos antes de obtener nuestros recuerdo, y yo le regalo una sonrisa. Entendió lo que quería decir; ahora sabe que se quién es y que es el mundo.
–Si, Kuon-sama.- digo y él se sonroja.
Me toma una mano, la que no tiene a Corn, y entrelaza nuestros dedos. –Por favor Kyoko-chan, no uses ese término conmigo.- pide y no sé qué decir, porque Kuon es el rey de las hadas, este donde este; lo es y siempre lo será. – ¿recuerdas lo que prometimos cuando me diste a Corn?- pregunta y siento que me derrito. Si, recuerdo ese encuentro y la promesa que nos hicimos.
Intento decir algo, pero estoy tan avergonzada que no puedo seguir mirándolo a los ojos. No deberíamos estar tomados de la mano, de seguro que todos los chicos de la escuela no están mirando, aunque eso no se compara con recuerdo de la promesa que hice junto a Kuon. Bajo la cabeza, colocando mi frente contra la mesa y me suelto de su mano para envolver mis brazos alrededor de mi cabeza y esconderme del mundo. -¡qué vergüenza!- chillo y Kuon suelta una risita coqueta.
¡¿Por qué tenía que hacerme recordar ese momento tan vergonzoso?!
...el prologo y el primer capitulo! hace mucho tiempo que tenia ganas de escribir un fic relacionado con la mitología de todas las culturas y taran! aquí esta... es una mezcla que tiene como base a "skip beat" y "la mitología griega", lo complementare con mitos de una que otra cultura y algunos cuentos infantiles... porque amo todo lo que relacionado con esto. me encantan.
ahora... que he hablado sobre mis gustos, me gustaría saber que les pareció el primer capitulo ¿merece alguna sonrisa de la parte de ustedes?
jajaja, bueno, si no les gusto... bienvenido son los tomates y cebollas... podre hacerme una ensaladita a la chilena mañana \(^^)/
gracias por leer este capitulo, algo loco. espero traer pronto el siguiente capitulo y quiero decir, de ante mano, que esta historia tendra romance, drama y un millón de datos culturales (en realidad no son tantos)
si! lo olvidaba... quiero decir que Ninigi es el primer emperador de japón, como lo dice el mito, es hijo de la diosa del sol, osea, en otra cultura; como la griega, de la diosa Hera.
creo que eso es todo... no leemos! besitos y bombones para todos.
