Primer capitulo
Un recuerdo
-Han pasado muchas semanas o mejor dicho años para ser exactos 6 años desde aquel acontecimiento yo ya no soy la misma de antes e cambiado tanto como físicamente y mentalmente.- dije con algo de melancolía.
Ahora era todo una mujer mi rostro tenia rasgos perfectos, en mi frente un hermoso diamante de color rosado, en mis labios un extraño brillo, también llevaba dos rajas en mis cachetes parecidas a las de Sesshomaru solo que de color azul, mis ojos del mismo color solo que había un reflejo plateado en ellos, mi cabello había crecido asta mis rodillas muy hermoso y cuidado, llevaba una flor rosa justo en la cien, una falda larga asta los pies de color rosado muy claro, con dibujos de color azul oscuro, un top de color rosado mas fuerte con una especie de armadura que dejaba ver mis hombros de color azul marino y una capa que colgaba del centro de mi top hasta mas largo que la falda de color beige con capucha, y de mi cintura colgaba una espada con un mango que llevaba una forma extraña pero hermosa a la vez.
- Tal vez extrañe un poco al principio pero ya me acostumbre, esta fue mi decisión y no me arrepiento… todavía recuerdo ese día.- dije mirando el cielo con cierta melancolía, mientras sentía como el viento movía mi cabello y mi falda con mucha gracia.
…Flash…
Aquella noche no había podido dormir salí a tomar aire fresco mientras caminaba en dirección al árbol sagrado, hace tanto tiempo que no iba a ese lugar, todos siempre estábamos muy ocupados con los fragmentos, Naraku, etc. Pero bueno ya que.
Me dirigía hasta ese hermoso árbol que por cierto ya había florecido, me senté, y apoye mi espalda y cabeza en aquel árbol que tanta paz me daba, pero de repente empecé a oír voces conocidas. No podría ser posible una vez mas el se encontraba con otra, me asome y los vi ablando tranquilamente, fije mi mirada a unos arbustos que estaban detrás de ellos y vi a mi gran amiga Sango y a Miroku, también oyendo la conversación, de seguro Shippou estaba durmiendo, Sango me miro con cierta tristeza, yo por mi parte fije mi mirada asía aquella sacerdotisa que se encontraba en brazos del haunyo.
No sentí tristeza ni celos, será porque todos los días me repetía que aquel haunyo no me amaba y que solo me consideraba una buena amiga que prometió estar a su lado, tan solo me sentía vacía, como si algo me faltase, los mire con indiferencia y solo me quede parada oyendo aquella conversación.
- Kikyo…- dijo aquel haunyo con mucha ternura
-InuYasha, Naraku a desaparecido, hace mucho tiempo que no siento su presencia- dijo con mucha frialdad.
-Kikyo tu sabes que yo te protegeré aunque me cueste la vida por eso tu no tienes que hacer nada- dijo con mucha preocupación.
-No pienso quedarme aquí parada yo destruiré a Naraku y después te llevare conmigo al infierno- dijo sin cambiar su tono.
-Pero es muy peligroso no quiero arriesgarte, tu sabes que te seguiré hasta el fin del mundo.-
-Pero tu también tienes que proteger a otra persona o ¿no es así?- lo dijo con mucha frialdad
-No claro que no tu sabes que eres la única persona que me importa no me importa si mis amigos´´ tienen que sacrificarse, solo me importas tu, no me importa nada ni nadie además, sabes que yo nunca me he interesado mucho en los problemas de mis amigos- lo dijo con cierta desesperación
- Esta bien entonces confiare en ti- lo dijo con cierta indiferencia mientras que se desvanecía.
Como podía ser posible que existiera un ser sin sentimientos, no le importaba si todos moríamos solo le importaba el y su amada, además que tenia el descaro de llamarnos amigo, maldito. En aquel momento, salí de mi escondite quedando frente a frente a aquel ser que me miraba sorprendido, sorprendido de que estuviera ahí o que no estuviera llorando.
-Como pudiste- le dije con una mirada tan fría como mi corazón que en ese momento se encontraba congelado por la tristeza de ser utilizada de esa manera.
-Ahome yo…yo…no quería yo solo…- pero fue interrumpido por una fuerte cachetada que lo tiro al piso
- Cállate no quiero oírte como fuiste capaz de usarnos de esa manera, no solo a mi sino a todos- dije con una mirada de odio mientras señalaba el lugar donde se encontraban los otros, asiendo así que ellos salieran y lo miraran con mucha furia.
- No tienes sentimientos nosotros que te considerábamos un gran amigo- dijo una exterminadora gritando y con lagrimas en los ojos.
- Ahora no hay vuelta a tras InuYasha- dije con mucha tristeza- me voy, pero no a mi mundo, sino que me voy a recolectar los fragmentos por mi cuenta, y si llega el día en el que me tenga que enfrentar contigo no dudes que lo ARE- dije gritando de dolor y tristeza mientas que lagrimas de impotencia caían por mi cara.
-También me iré por mi cuenta- dijo un exterminadora mientras respiraba hondamente para así calmar su dolor.
-Ahora estas solo- dijo el monje mientras que miraba con indiferencia al haunyo que yacía tirado en el suelo con una mirada de puro dolor había cometido un error que le costaría la única felicidad de su maldita vida.
Después de esto todos tomamos caminos diferentes yo por mi lado, Sango por otro y Miroku por otro todos nos separamos dejando al pequeño Shippou con Miroku y a InuYasha solo.
…Fin del Flash…
