No soy lo que parece, no tengo la vida perfecta que aparento, y mis problemas no son tan banales como crees.
todas las familias tienen sus secretos escondidos entre los cajones de la cocina,
Solo susurrados entre miembros a la hora de la merienda.
¿Alguna vez tuviste miedo? ¿Incertidumbre? Esa sensación sofocante de no saber lo que ocurre, a donde vas, o el siguiente paso que darás.
Dejadme aferrarme a tus recuerdos, donde la seguridad me retorna al dulce olor del tabaco de tu camisa y puedo romperme con la seguridad de que recogerás mis pedazos y me enseñarás a armarme de nuevo.
Prometiste que volverías y solo seria un tiempo y... Y los años siguen pasando por mi ventana, ahora tengo miedo de que un día el reloj vuelva borrosas las imágenes de mi cabeza, que las deforme y me arrebate los detalles que me transportan a mi lugar seguro.
Este no es mi hogar, esta no es mi familia y las mentiras con las que están rellenas las paredes de la casa no me mantienen caliente en invierno.
Las palabras también pueden herir y causar hipotermia, no soy lo que ellos dicen...
Ellos solo pueden ver a través de la sangre que les empaño la vista.
Tengo heridas invisibles que no me sangran pero me duelen, aquí no hay amor, ni un abrazo sincero solo una apariencia perfecta que puede engañarnos, somos parte de una obra teatral en la que no hay espectadores y el cuento debemos creerlo nosotros mismos.
-No te salgas del guión- le dijo el fuego al árbol cuando este quiso apagar la chispa con rocío.
¿Pueden verme? O solo observan la obra de teatro de la que los hice participe, pueden amarme incluso si una parte de mi se encuentra cautiva ¿cierto?
Lysandro termino de leer el folio que había encontrado cerca de la escalera, no es que fuera mediche ,no, eso no es victoriano ni nada de eso, pero al verlo en el piso mientras buscaba su libreta no pudo evitar pensar que quizás era suyo, pues no sería la primera vez que perdía los folios de sus escritos más al comenzar a leerlo no pudo parar la necesidad imperiosa (e impertinente también) de llegar a su final.
¿A quien Pertenecería?
Fuese quien fuese debía ser una persona muy sola.
Guardo la hoja doblada dentro de su saco y continuó con su búsqueda ya después averiguaría quien era el dueño de tanta amargura, de tanta tristeza de tan bello y morboso dolor...
Solo que quizás, fuese prudente no desvelar que el contenido era de su conocimiento.
