La vida no es tan fácil como lo ven los demás, solo creyendo en la esperanza y el consuelo a la libertad, esa que yo cree para ellos al envolverlos en mis artimañas, redes del surrealismo. Ese día arme un escenario perfecto.
-¿Qué ocurriría si la perla de shikon-no-tama ya no existiera?-
-solo sería una mujer, como todas las demás pero dudo que un demonio quiera convertirse en humano a propia voluntad-
-y si yo lo deseara, Kikyo-
-inuyasha- le mira sorprendido –lo harías-
-si- esa mirada compasiva hacia ella, la enterneció- lo haría por ti kikyo-
Decidida- veme mañana al amanecer, traeré la perla conmigo- confía en su palabra, lo ama. Nunca pensó que imaginar un futuro a su lado sería tan tortuoso pero ahora parece el mismo paraíso.
-te esperare-
Hincapié se levanta para marcharse, Debía hacer la ceremonia propicia para la joya maldita creada por midoriko, una gran y poderosa sacerdotisa del pasado, miembro del pueblo clan de exterminadores.
Convertirse en humano, un estúpido hanyo. Aprovechar el don concebido que tiene desde nacimiento, ser mitad demonio y mitad humano, sin duda la preciada perla se purificaría por completo por aquel deseo desinteresado, haciendo de esta el fin de su existencia.
Tenía que movilizarse rápidamente para que ello no ocurra y que más sabor se podría degustar si el uno al otro lo hiciesen, mortificarlos.
Llegado el día, el amanecer se alzó con esmero deslumbrando con su brillo cegador rojizo, teniéndose con la blancura y violácea del cielo, desplegando colores anaranjados y junto a la luz del sol, su bien común amarrillo.
-ya será la hora-
En la lejanía se veía una dama vestida de sacerdotisa que consiste en una hakama de color rojo escarlata, una camisa blanca con hombros sueltos y un tabí.
-has venido inuyasha-
-kikyo…- Esperaba tanto este momento su mente se lo decía esto era la mejor decisión que tomo, convertirse en un simple mortal y compartir una vida plena y feliz con la mujer que eligió, como su compañera eterna, hasta que la muerte los separe.
-estúpido hanyo en verdad crees que yo te traería la perla a tus manos-
-…- consternado
Empuña el arco por encima de su hombro, firme apuntado a su objetivo.
-prepárate- lanza las fechas contra él acorralándolo contra un árbol.
Aturdido reacciona de forma furiosa.
-MALDITA. Solo esperabas el momento para atacarme- se lanza de lleno contra ella, destrozando el arco que traía entre manos- nunca debí confiar en ti. Robare la perla y me convertiré en un demonio puro.- se aleja en grandes saltos hacia la aldea.
- tuerce la mandíbula, agraciado por la ingenuidad del muchacho- eso fue muy fácil, ahora solo faltas tú, kikyo.- desplego la gran capa de simio que trae, mal formando su cuerpo nuevamente.
La Miko pasa tiempo admirando el gran paisaje, ansiando el momento de verlo. Disimuladamente, saca del bolsillo de la hakama un tinta para sus labios.
Arrastrándose bajo las hierbas, mira a su presa. Descubriendo unas garras mortales de sus manos, sigiloso y veloz, rasga mortalmente la espalda de la mujer.
'' ¿quién?'' voltea su cabeza- inu...inuyasha-
-estúpida- ríe burles mente con un pie encima de su cuerpo- realmente me creíste- se agacha y toma el collar – nunca me convertiré en uno, de tu despreciable raza, insensata.-
-¿Por qué?- mira inuyasha la pequeña coraza de tinte en el suelo.
- ja. Una mujer como tú, incrédula- destroza el pequeño objeto- matare a todos tus protegidos-corre hacia la senda.
-no...No...Lo permitiré-
Furioso, recoge la joya posada feligresmente en el templo. Se sintió abandonado y decidido a vengarse. Se dirigió a las casas, rompiéndolas provocando un tremendo caos.
-el demonio inuyasha esta destrozando el nuestra aldea- gritan con miedo toda la multitud intentando resguardarse como pueden de tal agresor, cansado de ese ruido, se cansa.
-hermana-
-no interfieras kaede- camina cojeando apoyado del arco-no dejare que hagas esto-
Asfixiada, lo reconoce-MUERE INUYASHA-
La fecha purificadora se clava fuertemente en su hombro, inmovilizándolo en la tronco del árbol sagrado.- kikyo – en silencio su mente desea volver a verla, al momento que cae en un profundo sueño.
-hermana, estas herida-
-estoy muriendo- jadea de dolor-kaede, quema mi cuerpo junto con la shikon-no-tama, la llevare conmigo al otro mundo para que no pueda caer en manos malignas-
-debemos llevarte con un curandera-
-prométemelo- acaricia su pequeño rostro- por favor-
.está bien- llora sin cesar abrazando su cuerpo inerte.
Feliz lleno de gloria, festeja para sí mismo. Ya tendría en su poder la dichosa joya pero al regresar. Ya no podía sentirla, su objetivo no se veía cumplido. La maldita mujer intervino sus planes.
-kikyo- maliciosamente, lo ve. El pobre joven, vestido de rojo, con la cabellera plateada y orejas .Se encontraba tranquilo. Su mente degradante reía ferozmente ¿Qué pasaría si al despertar supiera que su amada ya no se encuentra en este mundo? Amplía su sonrisa malévola, se desquitaría de inuyasha ahora solo tenía que buscar la forma de romper ese hechizo.
Pasaron cincuenta años desde entonces, vagando por el mundo y no logro la forma, objeto capaz de eliminar tal magia.
El castillo feudal creado por sus fuerzas, ocultaban su identidad como un príncipe de la realeza. Se tomó tantas molestias para ganar, su corazón destrozado golpeaba incesante su pecho y le ignoraba. Había absorbido tantas almas demoniacas en su cuerpo, comiendo su deprimente alma.
¿Para qué? ¿Con que objetivo?
Al salir de esa cueva oscura, vio a la miko acurrucada en el pecho de aquel hanyo. Cerca del lago en las hamaqueras, lo besaba. Tanto esfuerzo en vano. Seco y vacío, marco su destino.
-abajo-
-a. -
-idiota-
Ese atrevido, insulto la comida que con tanto esmero logro hacer, diciendo como justificación que picaba y sabia horrible, no podía decir más que groserías. Se sintió hartada y solo porque ella hizo pedazos a la perla sagrada que se encontraba dentro de su cuerpo. Obligada y con conciencia tuvo que ceder, él tenía razón. La decisión de seguirlo fue que después de todo, sobre todo, socorrió su vida a la suya en varias ocasiones, salvándola de unos malhechores y demonios, que venían por el fragmento de la perla. Buscando poder.
-aun no encontramos todos los fragmentos, señorita aome-
-es verdad, según has dicho todo es culpa de aquel hanyo llamado naraku-
-si-
''el interfirió en la vida de inuyasha, causando una gran tragedia entre él y kikyo. Ahora ella volvió y con ello se robó parte de mis almas por ser yo su reencarnación. ''
-¿en qué piensas?-
-en nada shippo, ya es de noche, vallamos a dormir-
-si-
Gracias a la información de kagura, podría planear su siguiente paso, lastima no poder ver la expresión taciturna y triste del hanyo peli-plateado que seguramente puso, al enterarse que su amada está muerto. Bueno, ahorra la curiosidad lo carcomía ¿Quién es la reencarnación?
En la plena oscuridad de la noche, se oculta entre los árboles y una fogata percata su ubicación, silencioso ocultando su presencia ya que el hanyo puede rastrearlo con su esencia. Se acerca y llega a verla, con ese atuendo tan raro, hablando vivazmente con sus compañeros, riendo y regañando ''kikyo no ríe, tu no mereces parecerte a ella'' Dispuesta a matarla, extiende uno de sus miembros mal formándolo.
-últimamente se le muy triste- se inclina a ver hacia las copas de los arboles
-que esperaba, monje miroku. Volver a ver a la miko, y que esta quiera matarlo- se apoyaba de espalda en su gran bumerang
-es verdad. Es difícil creer que una doncella tan bella tenga un corazón tan oscuro-
-kikyo no sabe la verdad, ella aún cree que él la traiciono-
-todo es culpa de naraku, ese maldito-
-lo sé-
''kikyo está viva'' La esperanza se encuentro en esa simple frase, la buscaría, pero ¿matarla? ¿Podría?
-¿Quién está ahí?- la muchacha se acercó a él y no tuvo más remedio que revelar su identidad-tienes los fragmentos-
-así que puedes verlo-
-¿Cómo te llamas?-
-no me tienes miedo, niña- dio un paso al frente y ella retrocedió apoyando una brazo en su pecho en modo de defensa-¿Cómo te llamas?-
-aome- su máxima velocidad hizo que no se percatara de su cercanía
-te pareces mucho a ella- olfateo su cabello- pero solo en lo físico- desvaneció en una llamarada de humo saliente.
-aome ¿estás bien?-
No entendió a que se debía tal gesto, ni él porque la comparaban a otra persona y era mejor ignorarlo
-nada, solo quería pasear un momento-
-ten cuidado estar sola a estas horas es peligroso-
-sí, gracias sango-
Tenía que buscarla, saber si esas palabras eran ciertas, al poco rato se enteró que la gran bruja irasue hizo tal proeza, horneándola con huesos y barro, por desgracia había muerto a manos de su creación, su magia podía serle muy útil.
-¿eres tú?-
-es un gusto volver a verte-
-porque llevas los fragmentos de shikon contigo-
-de que otra manera puedes encontrarme- recostado cerca de ese lago, y aome parada no lejos te ahí, bajo la luz de la luna - ¿a qué has venido?-
En silencio se alejó, no era bueno estar con aquel sujeto peligroso, debía de avisar a inuyasha y a los demás, pero al voltear el tomo uno de los mechones azabache y las poso cerca de sus fosas nasales.
-es diferente- extrañamente su esencia cambio. Seguro de sí mismo, tomo su mano para ver las marcas provocadas por sus espectros, nada.- ¿Por qué no me tienes miedo?-
-..- no podía formar vocablo alguno. ''inuyasha''
Como una invocación él apareció.
-bastardo aléjate de ella- se puso delante, con la espada colnillo sagrado- ¿estás bien aome?-
-si-
-inu-ya-sha- pronuncio furioso- Él le robo el corazón de su amada, nunca se lo perdonaría y no se lo haría saber- así que un medio demonio-
-él es naraku- hace su aparición el monje, con los ojos enarcados y la mano lista, apuntándolo y llegar así a absorberlo con el agujero negro de su palma –él maldito que maldijo a toda mi familia-
-oh…monje, es un guste ver que mi trabajo están perfecto como el primero-
-granuja- desenvuelve el collar violeta
-PARA- se pone frente suyo
Por un momento, esas muchacha lo estaba defendiendo a alguien a quien no conocía pero ¿hasta cuánto puede llegar esa actitud suya?
-¿Qué pasa aome?- habla inuyasha, con el ceño fruncido. El cuerpo de la muchacha se encontraba delante de miroku, con el puño cerrado apretujándolo con fuerza y haciendo una mueca de furia mientras atrás tenia al bandido, expuesta a que él pudiera hacer lo que quisiera a ella, incluso matarla
-él tiene los fragmentos de la perla, si lo absorbes. Te llevaras también partes de la shikon-
Que lastima la suya, creer en una imagen vana sin sentimiento e malinterpretado. No lo defendía solo era una enemiga más para su suerte, ya tenía demasiados y uno mas no hacia la diferencia.
Tuerce media sonrisa-inútiles- desvanece en una llamarada de humo palpitante dejando asfixiados las personas que se sitúan alrededor.
-es veneno-
El monje miroku, no dejaría que el malhechor dañara a sus amigos. Absorbió todo el veneno, dañando a su propio cuerpo, tenaz relajo el rostro y sus gestos para que los demás no se dieran cuenta de ello.
-se escapó-
Zumbido a la oleada del cielo, ve a la lejanía unas serpientes caza almas merodeando cerca de una aldea, curioso… huele a sangre... Sin duda una pueblo infestado de cadáveres, los culpables serian bandidos que arrasaron con todo solo por riquezas, abastecimiento y mujeres para saciar su sed sexual. Lo sabía, porque él una vez fue uno de ellos, hasta que hizo una mala jugada con el jefe de su grupo. Engañándolo lo llevo a atacar a la supuesta miko aunque no le dijo que un semi-demonio la protegía, victorioso creyó que él en su afán de poder, fue asesinado junto con los demás por ese hanyo pero no. Volvió con una cortadura, mientras estaba en una fiesta de concubinas, alzo sus tropas que en un principio les pertenecía a contra suya. Dio la orden para amordazarlo y quemarlo, aún con vida no tuvo ni compasión, de tal manera que lo tiraron de un precipicio. Quizá la suerte o el simple destino cruel lo dejo aun en las peores condiciones con vida, esto no podía ponerse peor, sus miembros calcinados y destruidos por el impacto, en sus último aliento se despierta en una cueva oscura, siendo cuidado por la misma sacerdotisa que utilizo para sus planes. Si nunca hubiera vociferado poderes más allá de la comprensión humana, incitando a su superior que sería fácil de en ese momento no se encontraría en tales condiciones. Al poco tiempo de las atenciones breves y constantes por parte de la miko se dio noción de haber malgastado su vida. ¿Ese día la conoció?
