—Prólogo—
Ni las varitas unidas de Harry Potter y Albus Dumbledore consiguieron aminorar el poder de Lord Voldemort que contaba ya con demasiados seguidores. Los dos poderosos magos perdieron la vida enfrentándose al mago más oscuro de todos los tiempos. Remus Lupin y Severus Snape fueron los siguientes aniquilados en busca de venganza. Minerva McGonagall y los demás profesores de la escuela de Magia y Hechicería intentaron hacerle frente, pero perecieron. Rubeus Hagrid se encuentra en la actualidad en la antigua escuela Hogwards de Magia y Hechicería, en momentos más tarde, reconocida como Drawhogs de Artes Oscuras, dirigido por la mano derecha de Lord Voldemort, Draco Malfoy.
El último ministro de Magia fue el Joven Percy Weasley, lista de los muertos por el mago oscuro. La familia Weasley fue aniquilada de los primeros cruelmente. Causó grandes penas, pues Arthur y Molly Weasley eran considerados los magos más nobles del momento, ambos perteneciendo a la Orden del Fénix. Fred y George Weasley (gemelos), Ginny, Bill y Charlie, en cambio, murieron por el cegador e irreversible Avada Kedavra. Se sabe que Ronald Weasley (el penúltimo de los hijos), murió, aunque se desconoce aún la causa, pues sufrió grandes, profundas y mortales heridas por todo el cuerpo. Percy fue el último en morir, que, sumado en la desesperación, se rindió ante Lord Voldemort y murió a sus pies.
Es desconocido el paradero de Hermione Granger (hija de muggles –gente no mágica–reconocida como mejor amiga de Potter y Ronald (conocido como Ron) Weasley, aunque alguna gente asegura haber visto a una mujer que coincidía con la descripción, huyendo con un bulto de mantas entre los brazos. Se asegura que se cambió de nombre en Londres, aunque no se figura el cambio en ningún ordenador, y no se niega la posibilidad de la utilización ilegal de magia.
Hogwards es ahora Drawhogs. Donde se enseñaba "Defensa contra Artes Oscuras", "Pociones", "Transformaciones" o "Herbología", ahora el tablero muestra clases como "Maleficios con Artes Oscuras (Mao)", "Venenos (Vs)", "Mil maneras de matar o morir (4m)", "Conoce a tus enemigos (CTE)". Cada clase obtiene sus abreviaturas que, aunque aprobadas, raramente usada por los profesores.
La Selección no es ahora protagonizada por el "Sombrero seleccionador", si no por el mismo Lord Voldemort que de vez en cuando supervisaba su escuela. Nadie (ni siquiera el director Malfoy) sabía como eran seleccionados los alumnos. Habían dos casas: Slytherin o Doringriff. Slytherin era la de mejor reputación, ya que era la casa considerada más preparada para magia oscura. Draco Malfoy era el mismo jefe de la casa. Doringriff (originalmente llamada Griffindor) era considerada de personas torpes y sin futuro para esos años oscuros. Una de las frases populares que cantaban muchas veces los alumnos de la casa más prestigiosa (dirigida por Hermonie Grenarg) era:
«Si Doringriff eres antes de los 20 la tumba ya vieres»
Aunque al 2003, las cosas cambiaron gracias a dos chicas adolescentes que apenas tenían 15 años:
Jewel Cardridge y Sachel Dunaway.
–Capítulo 1–
Por extraño que parezca…
– ¿Y no te parece mal que….? Oh bueno, ya sabes– comentó una voz entre la multitud de Barcelona. Esa voz ni se oyó, pues hablamos de Barcelona, donde cada ruido es desapercibido por uno mayor – ¿De verdad que no?– volvió a preguntar desconcertada.
–No. Ambos hemos tomado decisiones diferentes, y créeme, me gustaba más cuando solo éramos amigos. Oh bueno– dijo con una pequeña risita –, no te escondo que ojalá yo me haya recuperado de la misma manera que él. ¿Tú de qué te ríes? –dijo acaloradamente a su acompañante.
–Oh no, de nada. Solo que parece extraño, con lo enamorados que estabais y ahora parece que no os importa la vida amorosa de la otra persona… el amor es extraño…, ay, todo esto es tan confuso… pronto cumplimos los 12 años y ni novio –dijo con un suspiro final. Su amiga rió.
Eran dos chicas las que estuvieron juntas todo el rato, andando incansablemente por Barcelona, visitando sus lugares más conocidos, y se estuvieron largo rato sentadas en los bancos del famoso "Parc Güell". Entonces, estaban andando por la Ramblas.
La chica que replicó a la primera se llamaba Jewel, y era conocida por ser siempre risueña, y por su memoria reconocida y estudiante ejemplar para toda la escuela. Era una chica con la cara llena de pecas y los ojos marrones. Su pelo era negro y largo, por debajo de sus hombros, recogido en una pinza.
Su acompañante se llamaba Sachel. Ésta tenía los ojos verde-marrón y el cabello castaño, a la altura de los hombros, pero también recogido, en este caso, en una cola de caballo alta.
Jewel de repente soltó un grito, la cual hizo que Sachel se girara bruscamente y vio a una persona con casco de motocicleta que iba corriendo en dirección contraria a ellas…, con el bolso de Jewel en la mano. Con un movimiento rápido de muñeca, agarró la mano de Jewel y empezaron a correr hacia él, gritando con fuerza para llamar la atención.
–¡¡Ladrón!! ¡¡Deténgalo!!
Pronto vieron que no eran las únicas que lo perseguían, pues había gente detrás de ellas que le perseguían, pero iban ellas enfrente, y apenas le alcanzaban.
Cuando parecía que Sachel no podría continuar la carrera…
¡¡BOOM!!
Cuando Sachel ahogó un gritó, Jewel, que también se había detenido rendida, esta miró hacia donde señalaba la mano temblorosa de Sachel. Jewel también tuvo que ahogar un grito que parecía imposible.
–Devuelve lo que no es tuyo– dijo una voz grave y furiosa. Las chicas no creían lo que veían. Un… hombre…, delante de ellas dos veces más alto y cuatro de ancho…, cogía al motorista y ladrón por el cuello de la camisa y lo levantaba. Ellas supusieron enseguida que el ladrón debía estar aterrorizado, no sería nada divertido estar a esa altura…con un hombre furioso.
El muchacho estaba, como ellas lo imaginaron, aterrorizado. Lanzó con fuerza el bolso de Jewel hacia ella bruscamente. Al ver que el gigante lo dejaba ir con brusquedad al suelo, cayó bien al suelo y empezó a correr.
–G-gracias– murmuró Jewel mirando al gigante. Éste sonrió complacido al ver que ellas estaban bien. Y hubo algo que Jewel notó en su mirada que la hizo sentir compasiva hacia él. Ella miró a su amiga que estaba boquiabierta. Ambas se miraron y sonrieron –Muchas gracias, de verdad. Me ha ayudado mucho… ¿Podríamos hacer algo a cambio por usted?
Por un segundo, Sachel la miró como si su amiga hubiera estado simplemente loca: ¿A quién se le ocurría tal pregunta? ¡Y a un desconocido! Mejor no le diría nada a su madre…, se quedaría sin amiga… suspiró hondo y le lanzó una mirada de atención a su amiga, que captó la indirecta.
–Qui-quiero decir, si…
El hombre se puso a reír. Pero de pronto le cambió la cara. Sachel le miró sospechosamente, Jewel simplemente, no sabía qué cara poner.
Sachel fruncía el entrecejo mientras miraba a ese hombre. Llevaba puesta una cazadora marrón a la altura de la rodilla, y eso le extrañaba, estaban en pleno Julio, ¿a quién se le ocurriría…? Tenía un largo cabello muy espeso de un color muy negro, mucho más que el de Jewel y muy descuidado. Sus ojos eran también oscuros, pero por un momento Sachel se preguntó si estaría bien juzgarlo, pero no dejó de mirarle fríamente y sin sentimientos.
– ¿Me ayudaríais a localizar a Jewel Cardridge y a Sachel Dunaway?
No sabían como reaccionar. Estaban completamente… paralizadas. Jewel lo miraba con desconcierto y sorpresa, mientras Sachel le miraba con desconfianza. ¿Qué demonios sabía ese…gigante… de ellas?
– ¿Qué demonios quieres de nosotras? –dijo al final Sachel. El hombre parecía sorprendido y las miró con atención –No te hagas el inocente… ¿Qué más sabes de nosotras?
– ¿Vo-vosotras? –dijo éste.
–Sí…, yo soy Jewel y ella es Sachel… ¿cómo nos ha conocido, señor?
El gigante esbozó una sonrisa que, ni Sachel, pudo evitar sentir compasión. Era una sonrisa de alegría, pero…, de sus ojos caían lagrimas y pronto de arrodilló. Sachel se sintió mal de golpe al mirarlo y, compasiva, miró a Jewel que se sentía igual de mal.
–Señor… ¿se encuentra bien? –preguntó Jewel. Se acercó a él, y, aunque arrodillado, incluso estaba más alto que ella. Jewel tuvo que suprimir otro grito de sorpresa. Antes de darse cuenta el gigante ya la estaba abrazando. No miró a Sachel, no quería ver la expresión de su cara.
–Sois vosotras… ¡vosotras nos salvaréis! Gracias Dumbledore… ¡Gracias! –gritó de golpe el gigante. Jewel arqueó las cejas confusa. El gigante levantó la cabeza y Jewel percibió que los ojos de ese hombre eran de un negro tan oscuro y llenos de una tristeza indescriptible y lleno de lágrimas.
–Perdonad… –dijo de golpe el hombre. Jewel miró a Sachel que parecía sumergida en una batalla entre sí misma sobre que expresión poner. Ella estaba igual, ¿qué demonios estaba pasando? –Tengo una carta para vosotras…
–Gracias –dijo Jewel cogiendo su carta y la de Sachel que no parecía dispuesta a moverse.
– ¿Cómo nos conoce? –preguntó Sachel de golpe. Su mirada suavizó paro no dejaba de sonar escéptica.
–Tenía que entregaros la carta…, son órdenes de mi señor –dijo él. Jewel le pasó la carta a su amiga y lo abrieron. –Siento mucho haberos asustado de esta manera…, espero que me perdonéis.
– ¿Quién eres? –preguntó Sachel esta vez sonando más confiada para alivio del hombre.
–Rubeus Hagrid, Hagrid para los amigos. Soy guardián de llaves de la escuela de Draw-, oh bueno, leed la carta y lo entenderéis. Leedlo con atención.
«Señorita Cardridge/Dunaway,
Ha obtenido una plaza en la escuela —Drawhogs de Artes Oscuras— dirigida por Draco Malfoy a nombre de Lord Voldemort. Por el motivo de que viven en un país extranjero, desearíamos saber si desean mantener su plaza en la escuela. Las clases empiezan el 1 de Setiembre —Inglaterra— y les adjuntamos por si acaso, la lista de material y otros complementos necesarios.
Al pertenecer a familias muggles –gente no mágica– les avisaremos a partir de nuestro enviado especial y agradeceríamos recibir una respuesta. Si no conocen nada del mundo mágico, no duden en preguntar a nuestro enviado llamado Rubeus Hagrid.
Atentamente,
Gilderoy Lockheart, subdirector y ganador 7 veces por la sonrisa más encantadora por la revista Corazón Bruja»
Tras leer el sobre con atención, giraron sus cabezas hacia dónde el hombre estaba. Pero… ¡Hagrid había desaparecido!
– Una… ¿escuela de magia? –preguntó Sachel sorprendida y comparando su carta con la de su amiga. –Pone de Artes oscuras…, seguro que son trucos de magia.
Antes de que Jewel pudiera evitarlo, Sachel tiró la carta en un contenidor y se giró yendo hacia la estación de autobuses. Jewel, en cambio, se guardó la carta para sí.
Al subir al autobús para ir a Caldas, el pueblo en que vivían, Sachel tuvo una desagradable experiencia. En su asiento había cuatro cartas más de las que había tirado con su nombre. Musitó algo de magos idiotas. Pero Jewel se lo tomó más seriamente.
