Bueno, e aqui una historia echa por 'vindictae domain' y 'paramithy.
Todos los personajes que salen en la historia pertenecen a bioware bla bla bla
Pues venga, a leer!
CAPÍTULO 1
"Echo de menos mi antigua vida.
Mi vida actual es lo que más odio en este mundo. Mi vida e Isabela. Maldita puta traidora.
Literalmente es ambas cosas.
Aunque yo no puedo hablar mucho tampoco.
Pero no puedo arrebatarme la vida, te prometí que volvería. Aunque hace tiempo que pasó el día en que te prometí que lo haría. Y eso me asusta.
Sé que, ahora que el tiempo ha pasado, vendrás a buscarme o me tomarás por muerto. Ambas opciones son muy probables. Casi prefiero que pienses que estoy muerto.
Pero cada vez que me miro al espejo, me doy asco, y me cuesta mucho no hacer una orca en el mismo lugar en que me veo.
Ojala pudieras oírme, Anders. Si me escuchases, te diría que lo siento. Que lo siento mucho.
Ojala pudiera decirte lo mucho que te quería. O lo mucho que aun te quiero, no lo se. Ya no sé ni si siento con todo lo que me está pasando.
Siento esto, aunque sé que no es culpa mía, de verdad lo siento. Te juro que cada vez que… 'eso' pasa, pienso en ti. Como si 'él' fueras tú… espero que me creas.
Sé que la carta que estoy escribiendo en este escritorio, en esta oscura habitación es una de esas cartas que guardaré junto al montón que tengo en el cajón de este mismo escrito.
Solo quería decirte que, de manera inconsciente, de manera automática pienso siempre en ti.
Y te echo de menos.
Te hecho tanto de menos que creo que esa sería una razón más para acabar con mi asquerosa vida.
Solo tu recuerdo me mantiene con vida en este frío lugar. Solo tu recuerdo hace que me esfuerce en dar otra calada de este aire tan contaminado.
Bueno, como post data podría decirte que ya nos veremos, o que podríamos quedar el próximo sábado para cenar juntos, pero… tal y como están las cosas, de posdata solo puedo decir una cosa: Te quiero."
Releo la carta dos o tres veces, deseando que algún día te llegue.
O no, simplemente espero que me sigas queriendo como antes. Ojala tuviera algo que te perteneciera aquí conmigo.
Desde hace tiempo quiero decirte, siempre que veo al gato del Maese asomado en la ventana, sonrío. Realmente lo hago. Es en la única parte del día, aparte de cuando en sueños puedo visitarte. Aunque no seas realmente tú. Aunque el que me hable, me abrace y me bese no seas tú.
La puerta se abre de golpe y veo a Isabela dando pataletas como una niña mientras la meten a rastras en la habitación y la cierran tras de si.
- ¡Pero qué hacéis!
- Bienvenida al club. – Comento. – Es lo que te diría si no pensase que eres una puta zorra a la que hay que matar. Algún día.
- ¿Aun te queda coraje, Campeón?
- Hace tiempo que perdí el titulo… por tu culpa.
- Bueno, en Kirkwall nadie lo sabe. Técnicamente lo sigues siéndolo.
- Ya no lo siento como tal.
- Allá tú.
Apoyo el codo encima del escritorio mientras la veo estirarse en MI cama. De las cinco que hay.
Antes no la odiaba tanto. Siento no haberte hecho caso cuando me dijiste que me quedara. Han pasado tres años desde entonces, pero lo siento desde el primer momento en que pisé el barco.
Si me vieses no me reconocerías. Ya no soy el chico de pelo corto y rubio que solías ver. Tampoco soy el mismo. Tanto mental, como físicamente.
Ojala pudiera estar contigo como lo estaba antes. Ojala pudiera… no sirve de nada pensar en frases que comienzan con un ojala.
- Oye, Hawke. No te martirices tanto. Seguro que ya no se acuerda de ti.
- Gracias. Eso era algo en lo que realmente quería pensar.
No pasa mucho tiempo hasta que vuelven a abrir la puerta y me indican que salga. Por el aliento del Hacedor, no sabes cómo odio que abran esa maldita puerta. Espero que nunca sepas por qué.
Con desgano me dirijo al exterior de la habitación. Los guardias se van, ya saben de sobra que sé a donde debo dirigirme, no sin antes mirarme con un sentimiento de culpa y compasión. Odio ese tipo de miradas. Me hacen sentir débil.
Aunque quizás, aunque no me miraran de esa forma, me sentiría igual. El Maese tiene encerrados bajo llave mis poderes. Ahora odio más que nunca a los templarios.
Caminando hacia la sala, ya la puedo divisar desde aquí. Y en cierto modo me asusta. Pero no quiero que pienses que soy un débil. Que me asusto por nada. Es solo que… me asusta sin más. Ojala pudieras abrazarme.
Entro en la habitación y veo una cara que tengo demasiado vista. El Maese me atiende con una sonrisa. Parece pura y agradable. Pero lo que se esconde detrás de esa sonrisa no tiene nada que ver.
No me molesto en sentarme siquiera mientras él se acerca a mí. Lo único que quiero es escupirle en la cara. Pero ha tomado mis poderes y nunca podré hacerlo. Pero ojala.
Mientras me indica que me acomode en la cama, me doy cuenta de que mi vida está llena de vacíos y huecos que tapo con parches en forma de 'ojala'. Pero, como los parches, el ojala no hace que perdure esa sensación de estar completo. La felicidad que me da el pensar en un ojala que podría cumplirse en un futuro o no es instantánea.
Y, por supuesto, no evita que sienta las caricias del Maese.
Sus manos son frías. Las tuyas eran más… alentadoras. Un solo toque tuyo me hacía saber que quería estar contigo por siempre.
Las manos del Maese no me hacen sentir más que repugnancia hacia mi mismo y hacia el mundo. Las manos del Maese me hacen sentir que mi vida no vale la pena, pero si me imagino que son las tuyas… la cosa cambia. Aunque el toque sea suyo, aunque sean sus frías manos las que están sobre mi piel ahora medio expuesta y no las tuyas… cerrando los ojos puedo imaginar que son las tuyas.
Que son tus manos las que divagan como barcos a la deriva buscando un puerto en los alrededores de mi piel. Que son tus labios los que chocan violentamente con los míos. Que no son violentos, sino cariñosos pero con lujuria. Con amor y deseo.
Pero sé que no eres tú el que posa sus manos en mis pectorales y abdomen, y créeme cuando te digo que eso me va matando por dentro.
El saber que no eres tú el que está dentro de mí ahora. Saber que a lo mejor no vuelves a ser tú…
Y realmente no quiero esto. No quiero que sea él el que bombee dentro y fuera. No quiero que sus manos sean las que me toquen… sino las tuyas.
