Disclaimer: Los personajes de Star Trek: TOS no me pertenecen, sus derechos están reservados a Gene Roddenbery. Lo único que me pertenece es la trama de este fanfic.
Resumen: James T. Kirk se encuentra en vulcano con su padre, quien realiza una visita diplomática a T'Pau. En el momento en el que el capitán Kirk deja a su hijo solo, éste explora los alrededores del recinto, encontrando a un vulcaniano de nombre Spock en medio de su primer Pon Farr. Sin saberlo, Kirk une su alma a la del vulcaniano quien reconoce en él a su T'hy'la. A la que no verá sino hasta dentro de mucho tiempo.
Advertencias: Contenido Spirk (relación Spock/Kirk) si no es de su agrado puede ignorar este fanfic.
-.-.-.-.-.-.-. Significa un cambio de escena/tiempo/perspectiva
I
Su sangre quemaba, todo lo que había aprendido sobre el control de las emociones que Surak le había heredado a su pueblo no estaba sirviendo de nada. Necesitaba algo con urgencia, algo que apagara el fuego que recorría su cuerpo. Algo que silenciara el clamor de su katra (1).
Sabía lo que le estaba ocurriendo, su sa-mekh (2) se lo había advertido unas semanas antes: Pon Farr (3). Aquel periodo en el cual los vulcanos eran despojados de toda lógica, en el que sus emociones se desbordaban casi más allá de su autocontrol. Un precio justo a pagar por la conservación de su especie. El dolor era justo y duraría solo hasta que la ceremonia terminara y lo dejara unido en compromiso con T'Pring, la esposa elegida para él con el consentimiento de su padre y la negativa de su madre.
Su madre. Su sentimental y humana madre. ¿Por qué ella había elegido casarse con su padre? ¿Qué la había llevado a elegir abandonar su emotivo planeta para mudarse a uno donde cualquier tipo de emoción estaba prohibida? ¿Tomaría su decisión de seguir el camino de Surak como un rechazo a ella?
Las preguntas en su cabeza no paraban al igual que el incontrolable dolor, necesitaba que se acabara, podía sentir las lágrimas amontonarse en sus ojos pero se negaba a dejarlas salir. Podía ser solo un niño a ojos de su madre pero a ojos de su padre era un vulcaniano que debía seguir el camino de la estoicidad. Sólo tenía que resistir un poco más.
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Aburrido. Esa palabra podía describir el estado actual de James Jim Tiberio Kirk, el hijo menor del capitán Kirk. Se había sentido emocionado cuando su madre le dijo que podría acompañar a su papá a una visita a un planeta lejos de la Tierra, lo que su madre no había dicho era que iban al terriblemente estoico planeta Vulcano. James había querido irse desde el momento en el que puso un pie en el lugar.
Y el calor lo estaba matando. Si de él dependiera se habría quitado la camisa y se habría quedado en shorts… o en ropa interior si encontraba un lugar donde pudiera estar solo; pero contrario a eso lo habían vestido con una extraña túnica que estaba derritiéndolo lentamente. Iba a terminar volviendo a la Tierra en un balde, eso seguro.
― Voy a terminar muriendo en este planeta ― se quejó apoyándose en una pared, necesitaba volver con su padre para que lo enviara a la nave, ahí al menos no corría riesgo de derretirse dando un paseo ― sólo debo recordar cómo llegué aquí ― murmuró el rubio mirando a todos lados. Por la diferencia entre la decoración del pasillo actual y los que le mostraron cuando llegó con su padre, estaba más que seguro de que tenía prohibido estar en el lugar.
Estaba a punto de volver sobre sus pasos cuando escuchó un fuerte estruendo venir de la única habitación del pasillo, James era lo suficientemente inteligente como para saber que ese golpe podría significar algo peligroso y por lo tanto debía irse rápidamente, pero lo que lo detuvo y lo hizo ir hacia la habitación, fue el gemido que oyó después del golpe. Había alguien que parecía estar sufriendo. Intuyendo que iba a meterse en problemas, se acercó a la puerta de donde salió el ruido y se asomó al interior.
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Rompió la pared de su habitación, fue un acto ilógico de su parte, el golpear la pared no iba a disminuir el ardor de su sangre pero no pudo evitarlo, fue un reflejo, uno de los que lo dominaban desde unas horas atrás. Su reloj interno ni siquiera puede precisar el tiempo que ha transcurrido desde que entró en ese estado. Su padre lo había dejado en la habitación en la espera de que los preparativos del compromiso terminaran. Nadie tenía permitido estar en esa parte del recinto a riesgo de romper muchas reglas antiguas.
― ¿Tienes algún problema? ― Las fosas nasales de Spock se ensancharon al notar un aroma nuevo, fuerte y exquisito. Aunque era un olor humano, Spock se encontró deseando oler más de cerca esa fragancia. Supuso que así deberían oler las flores en el planeta de su madre, aunque no tenía referencias para eso ―. ¿Necesitas que llame a alguien?
Oh por Surak mismo… la voz de ese humano taladraba en sus sensibles oídos, pero no como lo haría un sonido irritante, sino que la sensación era parecida a la calma que le transmitía su madre cuando cantaba para él. Ese humano de ojos miel lo intrigaba porque su sola presencia le devolvió parte de la lógica que le faltaba desde que entró en ese estado. ¿Cómo sería su alma? ¿Sería tan brillante como se presumía en los ojos de éste?
― Necesito… ― Spock no sabía de dónde había salido el control para pronunciar esa palabra, ni siquiera tenía claro qué necesitaba. Solo supo que su mano se extendió hacia el humano frente a él hasta llegar a sus puntos de fusión mental. Sabía que no debía hacerlo, no había pedido permiso al humano para hacerlo pero toda sensación de arrepentimiento se fue al notar los brillantes colores de la mente contraria. Era como una explosión de vida en el desierto de su planeta, era fascinante.
― ¿Qué hiciste? ― James se alejó de golpe del toque del vulcano frente a él, podía ver su rostro de un tono verdoso y notaba que su respiración salía en ligeros jadeos lo mismo que la suya. Jim había notado la misma sensación que cuando veía el mar en calma en la Tierra, pero sabiendo que en el fondo había todo un movimiento furioso que podría arrastrarlo sin piedad si no tenía cuidado.
― Perdona ― un gruñido salió de los labios de Spock, su mente gruñía en protesta por haber sido privada de tan deliciosa presencia. Su katra le exigía completar la unión con su T'hy'la (4).
La fuerte revelación de que ese humano frente a él era su T'hy'la fue como si un sehlat (5) lo hubiese derribado de un golpe en el estómago y habría caído si el humano no lo hubiese sostenido en el último segundo. Seguramente el humano no sabía nada sobre su telepatía táctil o no lo habría tocado con tanta rapidez, quedando la mano del humano envolviendo la suya.
Ambos se quedaron mirando fijamente a los ojos y el humano frente a él lo soltó lentamente para que Spock pudiera sentarse con suavidad en lugar de caer bruscamente. Spock no podía culparlo por su ignorancia, no tenía cómo saber que estaba sellando su compromiso, que estaba concluyendo la fusión de sus almas y que su katra acababa de reconocer a su T'hy'la.
Que Surak lo ayudara, acababa de recuperar toda la lógica que había perdido y sabía que en 3 horas, 25 minutos y 43 segundos su padre lo llevaría a la ceremonia de unión con T'Pring y entonces estaría en problemas.
(1) Alma. Lo que trasciende después de la muerte de un vulcano
(2) "Padre" en lenguaje vulcano.
(3) Periodo de apareamiento de los vulcanos que se da cada siete años. El primero –durante su niñez –, es en el que se hace el compromiso a temprana edad, donde enlaza su mente con el de otra persona/vulcano elegido. En este caso estoy tomando la edad que Spock parecía tener en la película "En busca de Spock" cuando se une a Saavik de emergencia.
(4) Amigo/Hermano/Amante/Alma gemela
(5) Es una especie de osito gordo
