HALO
Resumen: ―¿Desde cuándo los ángeles hacen el amor con los humanos? ―preguntó. ―Hasta ayer no estaba permitido ―la miró. ―Pero nosotros lo hicimos, ¿o fue una ilusión? ―se entristeció. ―No, lo que ocurrió entre nosotros fue un milagro ―sonrió.
Autora: risita
Advertencia: Serán tres capítulos.
Disclaimer: Naruto® es propiedad de Masashi Kishimoto y por lo tanto no me pertenece, en cambio, esta historia y los ambientes creados son toditos míos.
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1.
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¿Cómo salvar una vida?
Ella lo sabía perfectamente, sabía qué hacer en cada momento y cómo hacerlo. Estaba preparada para cualquier emergencia.
O eso creía.
Se sentía capaz de enfrentar los más grandes retos. La clave siempre recaía en nunca rendirse. Podía llorar, podía perder, podía equivocarse; pero nunca, nunca de los nunca podía dejarse vencer. Esa fue una regla que tuvo que aprender con el paso de los años.
Al principio le costó no dejar que el viento se llevara sus problemas; pero entendió que de ella dependían muchas personas: su familia, sus amigos, su maestra.
A sus 18 años ya era toda una profesional. Tenía un conocimiento perfecto sobre el área de medicina, era su especialidad. Por sus manos habían pasado cientos de habitantes de la aldea de Konoha y otros cientos más de aldeas aledañas donde hacía sus misiones.
Creía que ahora era lo suficientemente fuerte.
Como se equivocó.
Estaba enamorada, sí, perdidamente enamorada. ¿De quién? De él.
Aunque ella ni siquiera se diera cuenta, todos sus problemas empezaron cuando el chico regresó, creía estar feliz y creía que la situación ya no le afectaba, pero bastaba con ver como su piel se erizaba cuando él se acercaba.
Y es que ella se hacía la tonta.
Miró al frente, era ya medianoche, debía estar en su casa a las 10:00 PM, se lamentó, el camino siempre estaba oscuro. Y la oscuridad no le gustaba para nada. Le causaba una sensación de soledad extrema. Observó cómo los enfermeros la miraban mientras salía, se paró en la recepción, se detuvo un momento mientras se frotaba la nuca, de verdad estaba cansada.
Y algo pasó en ese momento.
Un hombre se paró en la puerta principal, estaba bañado en sangre. Al estar dentro, cayó al suelo. Ella reaccionó y se acercó, sostuvo su cabeza mientras pedía ayuda. No supo en que momento sus sentidos dejaron de reaccionar.
―Mi ángel ―escuchó de los labios del hombre que tenía en brazos.
Y en el instante en el que el muchacho dio su último suspiro, el corazón de ella dio su último latido.
Porque él creyó que ella era un ángel; y ella murió en el instante en el que reconoció a la persona que tenía en brazos.
Era él, el causante de sus problemas.
Lo abrazó fuertemente y cuando derramó la primera lágrima, supo que se había rendido.
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―Bienvenido al cielo, mi pequeño hijo.
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Gracias, nos vemos en la conti… Espero que les haya gustado esta especie de prólogo. Lo hice en un momento de aburrimiento total cuando el msn no me dejaba iniciar sesión; ¡que sus lindos y preciosos comentarios me iluminen!
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