Capitulo 1: una mala noticia

Despacio, despacio….un pie delante del otro, lo dije de modo que nadie me escuchara ya pasaron mas de dos dias postrada en cama que sinceramente fueron los mas aburridos, aprovechando la ausencia de mi esposo recorri los amplios pasillos que daba directo a uno de los patios principales de esa gran mansión, si el me viera por mi actual estado realmente perderia el control de su semblante frio, mostrando una cara colerica y llena de resentimiento, porque en asuntos familiares realmente el, no tiene remedio cuida a nuestra familia (aunque muy reducida) con alma y cuerpo.

Hermoso, esa era la palabra perfecta para describir aquel dia, talves por mi claustro tan sofocante, cualquier cosa del exterior me sorprenderia, "siempre caprichosa", asi me decia una persona que cuidaba arduamente de mi salud, tenia toda mi confianza a pesar de siempre tener un semblante tan parecido al de mi esposo, era muy joven como para ser uno de los mejores doctores, y a pesar de mis intentos fallidos por convertirnos en buenos amigos el siempre era reservado y se limitaba a las revisiones, que últimamente fueron casi a diario, y darme consejos para que la vida de mi hija y la mia no corriera ningun riesgo.

Realmente me agradaba mucho ese chico, el siempre me escucho, aunque ahora fui mucho mas dramática, el siempre escuchaba esperando que el respondiera mi confianza.

Una sonrisa burlona se dibujo en mi rostro imaginando, que dentro de dos meses, mi hermana pequeña llegara, para el nacimiento de mi hija, y asi ella y su doctor favorito se conocieran realmente seria una escena que no se perderia por nada.

Queria salir de ahí, dar una vuelta con rumbo tal ves al hospital central, realmente le daria una sorpresa, ademas los ultimos dias el no habia venido a que la revise, y realmente extrañaba hablar con el, asi que tenia que tener mucho cuidado, ya que aquello en donde vivia mas que una mansión era una fortaleza, tenia que ser muy cautelosa para poder salir de ahí, pero como una invitacion irresistible, nadie se interpuso o la observo en su camino, solo cruzar la reja era lo ultimo que faltaba, y continue con mi camino.

El sol estaba en su punto si no fuera por la ropa ligera que llevaba en esos momentos jamas pudiera dar un paso con esa calor, me vi completamente distraida en una aparador donde exponian unos deliciosos pasteles, en ese momento me dije – genial - el apetito habia vuelto sin piedad, tras un gustito solo faltaba cuatro calles, para llegar a ese edificio, no lo recordaba que era tan enorme, realmente me emocione mucho al sentirme mejor, tanto que mis piernas empezaron a flaquear, me sentia como una chiquilla.

Pero era un poco extraño mi cuerpo completo era el que temblaba ahora, no era emocion, mi frente empapada de sudor comenzaba a darme vueltas muy severas, el brillo del sol detuvo mis delirios cuando mis ojos se posaron en dos enormes orbes verdes que detuvieron mi evidente caida con las pocas fuerzas que e ese momento tenia le dedique una de mis mejores sonrisas, - gracias – decia débilmente.

Realmente me parecio muy extraño aquel ser, sutilmente me solto a sabiendas que podia sostenerme, dandome la espalda continuo su camino diciendo en susurro que alcanze a escuchar – cuidate – segui con mi vista en mi objetivo cruzando la calle ya llegaria tal ves, pero mi peso por fin vencio, tranquila, me decia, cuando gritos fue lo que escuchaba acercandose a mi, tranquila, continuaba con mi rezo, no quería que mi esposo se preocupe, fue cuando me di cuenta de mi estado, tirada en medio de la calle, mi hija decia suplicando, fue cuando mi cuerpo sufria calambres interminables el dolor que chocaba contra mi, no senti lo demas, mis pensamientos se enfocaban en mi hija, mi esposo, mi hermana, realmente nunca me perdonaria.

Que sucedió – escuchaba una voz, que en ese momento fue reconfortante, quise decirle como me sentia pero el dolor en mi pecho ahogaba mis palabras, realmente era frustrante, mi cuerpo estaba demasiado pesado y debil…..como odiaba eso. – ¡Hisana-san¡ - fue lo que dijo saque fuerzas para hacerle una unica suplica que senti mi mandibula dislocarse, ya no habia tiempo, - Ichigo…….mi hija – ni las lagrimas salian realmente el dolor me vencia, mi esposo no me lo perdonaria, los amaba tanto,- todo saldra bien – mis ojo comenzaron abrirse, dislumbrando esos ojos color almendrado tan seguros que me dije a mi misma, si todo saldra…..muy bien.

Un largo pasillo eso era lo que le esperaba, hasta llegar tras esa puerta no hubiera sido nada tortuoso si no fuera por los implementos que tenia que llevar para esa "reunion importante", ella no estaba acostumbrada a eso, realmente tenia que ser muy cuidadosa si no queria que el piso fuera su proxima parada. Tenia que tener en cuenta tambien el tiempo que le quedaba era muy reducido. Mientras se aventuraba a aumentar la velocidad de sus taladrantes pasos, pensaba, ya era suficiente que no les agradase el hecho de ser la segunda al mando, siendo mujer y mucho mas joven que el resto. Se decia para si tratando de no aumentar la colera del directorio, lo peor fue que el mismo me nombrara, imbecil. Una sonrisa melancolica se dislumbraba en su rostro, cuando fue sacada subitamente de sus pensamientos, por cierta mano que se coloco seguramente en su hombro obligandola dar se vuelta casi de inmediato.

Un rostro conteniendo la sorpresa que ahora aguardaba a su mejor amiga, eso realmento no lo esperaba – que sucede Renji – decia dedicandole una mirada para un respuesta urgente, el se perdio un poco en los ojos de esta eran realmente hermosos, y profundos color zafiro, claro que con un brillo completamente debil aun asi los unicos que deseaba ver con esa mirada tan intensa, - tienes una llamada – por fin solto, - eso puede esperar, no crees estamos tarde vamos – decia dandose la vuelta muy molesta, pero el pelirrojo se quejo – es de Japon, tu hermana, creo que es urgente – sus fuerzas flaqueron al escucharlo, no tenia mas opcion asi que siguió el camino que su amigo le indicaba hasta llegar a donde el auricular estaba descolgado esperando a que ella lo tomase.

Hisana, que ocurre? – lo decia de forma paciente para que no se note su apuro, ya la habia llamado muchas veces desde que se entero de su embarazo, pero para cosas extrañas, y eso realmente la estaba irritando, pero habia algo un incomodo silencio fue la respuesta a su pregunta.

Que pasa?- continuo diciendo.

Rukia, soy Baykuya – fue cuando ya entendio la gravedad del asunto, y la razon de la sorpresa de su amigo.

Creia que aquella voz que estaba tan ausente de sentimientos, en realidad no me decia lo que escuchaba tal ves era algun presentimiento extraño que me reportaban por medios de comunicación me sentia muy ajena a lo que tenia que sentir, cuando me percate de lo ultimo que dijo, y volvi a la realidad.

Ella esta aun en terapia intensiva, no sera por mucho tiempo – concluyo con un par de ordenes, entonces algo dentro de mi comenzo a estallar, exigiendo oxigeno para calmar el vacio por dentro, un terrible dolor punzaba entre mis ojos pero intentando detenerlo solo atine a decir.

Bien, espero tu llamada – y sin esperar mas colgue quedandome en el mismo lugar observando la ventana, como si lo que quisiera saber estuviera a traves de esta, Renji no se habia separado de mi siempre apoyandome, y conociendo cada una de mis reacciones, tanto tiempo que las palabras eran innecesarias, asi que se coloco detrás mio colocando ambas manos en mis hombros, casi desfallece toda mi seguridad, pero aun tenia que continuar.

Rukia……yo – decia tranquilamente, no necesitaban que me consolacen siempre fue mi forma de ser.

Tengo que irme – lo decia mas para mi misma, aun me quedaba una duda como tambien un gran trabajo que continuar.

Ire contigo – fue lo que dijo yo gire sobre mi para encontrarme sorpresivamente con una sonrisa, rayos, pense eso realmente no me lo esperaba.