Hola. Esta historia esta publicada en Slasheaven bajo el pseudónimo de Eileen Snape, que soy yo.

Es slash, así que si no apruebas las relaciones homosexuales, regresa a la página de inicio.

Disclaimer: los personajes pertenecen a J. K. Rowling, yo no gano nada co esto

Era sábado y no había clase. Como había terminado los deberes día anterior decidí hacerle una visita a mi novio. Severus tenía algunos trabajos que corregir, pero como eran pocas las veces que me escapaba para verle sin quedar antes, los dejó a un lado. Pasamos a sus aposentos privados y nos sentamos en el sofá, él con un vaso de Whisky de Fuego y yo con una cerveza de mantequilla. Hablamos durante un largo tiempo de muchas cosas, pero no dijimos nada. Yo notaba que Sev estaba algo nervioso, y ya sabéis como es él, nunca, o casi nunca, deja ver lo que siente. De pronto, me preguntó de manera casual:

-¿Sabes qué vas a hacer al terminar la escuela, Harry?

-No estoy seguro-le respondí-. Estoy pensando en hacer una carrera muggle.

-Creía que querías ser Auror-me dijo

-Y quería, pero ya he tenido magos tenebrosos para el resto de mi vida por culpa de la guerra-contesté con tranquilidad-. Además, quiero tener las mismas oportunidades y vivir mi época universitaria como cualquier otro chico, sin que influya el hecho de que soy el Niño-que-vivió-y-venció.

-Me parece muy bien-aprobó él-. ¿Y sabes ya donde vivir?

-Pues...pensaba irme a la Mansión Potter, a lo mejor allí puedo aprender algo más sobre mi familia.

-Ya veo-y Sev se apagó casi imperceptiblemente.

-Pero estoy abierto a todo tipo de proposiciones.-añadí al ver el efecto que mis palabras causaron sobre él.

-¿A todo tipo?-preguntó con nuevos ánimos. Yo asentí-en ese caso...

Se puso a buscar algo en el bolsillo de la túnica. Cuando lo encontró, se puso en pie, hincó una rodilla en el suelo, me extendió lo que buscaba y mirándome dijo:

-¿Harry Potter, quieres casarte conmigo?

Lo miré, luego dirigí mi vista al sencillo anillo que me tendía y devolví mi mirada a sus ojos. En ellos había temor, temor a que mi respuesta fuera no. Y lo tuve claro, no podría vivir sin él.

Mis ojos se clavaron en los suyos y le respondí con toda seguridad:

-Sí, Severus, quiero casarme contigo.

Se levantó y me puso el anillo, besándome.

-Pronto, ese beso llevó a muchos más, y lo que vino después nos pertenece a vuestro padre y a mí y no os lo voy a contar-termino la historia-.Y ahora a dormir. Buenas noches, mis niños.

-Buenas noches, papi.