Ya no lo soportaba un segundo más, su cuerpo estaba entumido y ya llevaba casi quince horas en labor de parto, las últimas nueve sola. No le sorprendía, y el médico que la había revisado en el pueblo dónde estaba la casa de sus padres se lo había advertido, que un parto natural como el suyo, aún con el mejor equipo médico sería largo y doloroso. Pero no tenía a su disposición el mejor equipo médico, es más, en la situación en la que estaba apenas le habían puesto una epidural. . . que ya estaba pasando a la historia.

Pero había sido terca. . . no le había dicho nada a nadie sobre lo que el médico le había comunicado, quería sorprender a Minato y a todos. Se había deleitado mentalmente imaginando las caras de todos cuando ella y Minato se convirtieran en padres, sorpresa y alegría.

-maldita bola de pelos –reclamó Kushina mirando el techo, no había contado con el ataque del Kyuubi, de hecho, nadie lo había hecho. Había pasado las últimas nueve horas viendo correr a Tsunade y a los otros médicos como locos, atendiendo a los heridos que llegaban, sintiéndose como una inútil y viendo a Minato ir y venir como podía. Tsunade se acercó a ella y la revisó.

-ya estás lista para pujar –anunció la rubia al mismo tiempo que Minato y Kakashi entraban.

-me alegro –murmuró Minato besando la frente de la pelirroja mientras frotaba el adolorido vientre de su mujer. Un golpe de dolor recorrió la espalda de Kushina.

-¡Me Duele!!!!!!!!!!! Minato, te juro por la tumba de mis abuelos que cuando salga de esto te voy a hacer pedacitos –gritó ella sujetándolo del cuello de la camisa.

-me voy a partir en dos ¡DUELE! Maldita sea –masculló ella pujando para sacar al bebé.

-Sabes que no lo piensa, esta pariendo y esta aturdida –comentó Kakashi cuando Tsunade ayudaba a sacar al niño del vientre de la pelirroja. Kushina tomó la mano del rubio y la frotó contra su mejilla.

-te amo, eres mi vida entera, sé que no es momento pero siento que acaban de comenzar nuestras vidas –murmuró ella besando la mano de Minato suavemente mientras la rubia limpiaba al niño y se lo entregaba a una enfermera.

-Tsunade, esto aún no acaba. . . Minato, quería sorprenderte, perdóname por no decir nada ¡son dos! Voy a tener dos –confesó Kushina y todos la miraron atónitos.

–Esto no puede seguir, Minato, te necesitamos afuera –declaró Jiraiya irrumpiendo en la habitación.

-¡ERO SENNIN, FUERA DE AQUÍ! –gritó la pelirroja mientras Tsunade se preparaba para recibir al segundo niño.

-quiero cargarlo, sólo un segundo. . . dame a mi bebé –le ordenó Kushina a la enfermera que lo estaba revisando, Naruto lloraba con toda la fuerza de sus pulmones.

-mi Naruto, mi bebé –murmuró ella tomando al niño en brazos y besando su frente, él se calmó al instante.

-conoce a su madre –murmuró Minato mirando la puerta ansiosamente y tomando al niño delicadamente de los brazos de su madre.

-Minato, ya no hay salida. . . sólo hay una opción, depende de ti –le anunció el peliblanco al rubio, Minato fijó sus ojos en Naruto y negó con la cabeza cansinamente. Kushina y Tsunade no los vieron por atender al bebe que nacía.

-no hay otra opción ¿cierto? –preguntó yondaime, el sannin negó con la cabeza.

–Minato, tienes una hija y un hijo –le dijo Tsunade y salió a atender a los heridos que seguían llegando.

-perdóname, Kushina, perdónenme los tres – le dijo a la pelirroja acunando al niño en sus brazos y besó su frente con un suspiro.

-¡no! Minato, no lo harás ¡no te atrevas! DAME A MI HIJO. Ni se te ocurra atravesar esa puerta por que te arrepentirás ¡ENCUENTRA OTRA MALDITA MANERA DE PARAR ESTO POR QUE NO VAS A LÁSTIMAR A MI HIJO ASÍ! Minato, regresa ¡no! –reclamó ella intentando sujetarlo, en medio de su desesperación. Sabía y entendía lo que iba a pasar, su hijo se iba a volver prácticamente un paria y el amor de su vida iba a morir. Jiraiya le puso a la niña en brazos y pasó sus manos por las cabezas de ambas.

-todo estará bien, yo te traeré a tu hijo –le dijo él y siguió a Minato.

-felicidades por tu hija –le dijo Kakashi con una mirada distante y salió de la habitación.

Kushina estrechó a su hija contra su pecho y se derrumbó completamente, el mundo parecía haberse detenido por completo, su cabeza comenzó a dar vueltas y comenzó a sentirse mal, infinitamente débil.

-Hija, Kushina ¿qué tienes? Algo le pasa, TSUNADE –gritó una mujer pelirroja, algo mayor, abalanzándose sobre la nueva madre.

-Mami, se fue, Minato se llevó a Naruto. . . Adita, ayúdame, mamá –murmuró Kushina antes de quedar inconsciente, lo último que sintió fue cómo le quitaban a la niña de los brazos para atenderla.