Disclaimer: Antes que nada aclaro que los personajes originales de Magic Knight Rayearth (Guerreras Mágicas) son creación absoluta del grandioso grupo CLAMP y todos los que se me olviden XD. Por lo tanto no son de mi propiedad y no busco ningún tipo de lucro con ellos. Yo solo los utilice para divertirme creando este fanfiction por la gran admiración y cariño que le tengo a CLAMP y a esta obra.

Las Guerreras Mágicas: El legado de Céfiro Continúa

Capítulo 1

Derrumbe Psicológico

Después de cinco años de haber salvado a Céfiro de las terribles intenciones de la malvada Debonair, nuestras heroínas, Hikaru, Umi, y Fuu ya tenían diecinueve años cada una. Ahora cursaban la universidad y habían decidido dejar atrás ese pasado trágico de todas las batallas libradas en Céfiro. No así el recuerdo de sus entrañables amigos de ese lejano planeta, en esa extraña dimensión. Por razones más que obvias, tanto Hikaru como Fuu, no olvidaban a Lantís y Ferio.

Las tres se separaron por completo. Fuu fue a estudiar a Alemania y Umi se dirigió a Francia, dejando a Hikaru en Japón con una evidente tristeza y depresión al separarse de sus grandes amigas, con las cuales había vivido cosas hermosas y únicas; el saber que ahora estarían distanciadas por muchos miles de kilómetros y tal vez para siempre, sólo le traía un gran desconsuelo a su corazón. Sin embargo ella trato de comprender que nada era para siempre, aunque su amistad inconscientemente quedo fracturada por esa separación, ya que el hecho de estar juntas no era algo completamente seguro.

Aun así ella trató de comprender la situación. Aunque intentó por todos los medios posibles olvidar su pasado en Céfiro y vivir tranquilamente, le fue imposible lograrlo. Si bien ellas tres después de su regreso a la Tierra lograron visitar una vez más a ese maravilloso mundo, todo se perdió. Con el paso del tiempo el anhelo fue desapareciendo, hasta llegar al punto de no poder regresar jamás, por la sencilla razón que una de ellas, Umi, ya no quiso saber más de esos viajes y decidió olvidarse de todo, dejando sin elección a Hikaru y Fuu, pues las tres debían tener el mismo deseo y si una ya no deseaba más eso, pues era imposible para las otras dos llegar solas a ese mundo.

Y así ocurrió, fue por ello que dejaron de visitar Céfiro. Esto comenzó a deprimir a Hikaru, aunado a que tiempo después ya no sólo no vería a su amado Lantís, sino también, perdería todo contacto con sus entrañables amigas. Todo eso la fue llevando a una depresión tal que sus hermanos no sabían qué hacer con ella, hasta que el mayor decidió por su bien llevarla al médico, puesto que todas las noches la escuchaban llorar, no comía nada, había bajado de peso y su estado era tan deplorable que optaron por asistir a un especialista antes de que ocurriera una tragedia.

Y así fue como Satoru, el hermano mayor, la llevó en primer lugar a recibir atención médica por su estado de salud y, una vez en el centro hospitalario, los médicos le recomendaron llevarla con un psicólogo, pues sería lo mejor para ella, ya que sólo un especialista de ese tipo podría ayudar a su hermana a descifrar y enfrentar lo que llevaba guardado en su mente. El médico en turno le entrego una tarjeta al hermano mayor de Hikaru, con el nombre del especialista, su dirección y número para que de inmediato le localizaran. El doctor le dijo que era un prominente psicoterapeuta, joven, pero un prodigio en su materia y que ayudaría en mucho a su hermana.

El hermano de Hikaru observó el nombre de este especialista, el cual tenía por nombre Johan Höwedes. Le pareció extraño leer ese nombre pues era evidente que no era japonés, a lo que el doctor le aclaro que ciertamente este especialista era muy bueno en su trabajo, y aunque sólo tuviese 29 años de edad había sacado las mejores calificaciones en su universidad, y que efectivamente no era japonés; pues todos en el medio únicamente sabían que era de origen alemán, aunque realmente de su vida privada se sabía muy poco al respecto. Entonces Satoru comprendió y miró al doctor para pronunciar palabra:

— Bueno su vida personal o su origen es lo que menos debe importarnos doctor—dijo sonriendo casi de forma imperceptible—. Lo único que deseo es que logre ayudar a mi hermana, pues realmente como usted la observa no está bien y eso hasta yo, que soy una persona normal, sin conocimiento especializado lo puedo percibir— pronunció el hombre mientras miraba con ojos cristalinos a su hermana, cuya mirada no apuntaba a ninguna parte.

El doctor asintió y sin más que agregar le receto medicamentos, o mejor dicho vitaminas, para fortalecer el debilitado y ahora frágil cuerpo de la joven.

Minutos más tarde salieron del hospital. Satoru, quien iba conduciendo su automóvil le hizo saber a su hermana que, en ese mismo instante irían a buscar el consultorio del especialista. Hikaru lloraba y hacia caso omiso de lo que su hermano le decía, no quería tomarse su medicina y sólo pronunciaba una y otra vez: "Fuu, Umi, vuelvan… les extraño". Ya su hermano no soportaba mirarla de ese modo, tanto así que por un momento llegó a sentir rencor hacia éstas dos, pero de inmediato recapacitó y asimiló que ellas debían hacer sus vidas y que no tenían la culpa de lo que le ocurría a su hermana. En medio de la confusión y tras largo rato de estar en carretera, encontraron la dirección y el consultorio del especialista.

El joven le dijo a su hermana que bajara del auto, mas ella se mostraba renuente a hacerlo, parecía una chiquilla de cuatro años haciendo berrinche, por lo que él intentó cargarla, aunque ella comenzó a patalear cuan niña dejando en un estado de irritación a su hermano, el cual inconscientemente estaba a punto de gritarle; justo en ese momento apareció un hombre alto, de aproximadamente un metro con noventa centímetros, piel blanca, ojos marrón oscuro, complexión atlética sin llegar a lo exagerado, cabello castaño con tonos desde el más claro hasta el más oscuro; de rostro amable, serio pero agraciado, como se le llamaría un apuesto caballero.

Vestía un traje negro con sweater gris de cuello ruso (coloquialmente llamado cuello de tortuga) y zapatos negros. Este se quedo observando toda la escena, mirando como el hermano mayor quien se suponía debía llevar el control y la calma en todo sentido, estaba completamente enfadado con la joven que si bien ya era adulta, aún conservaba esa pequeña figura que la hacía mirar como una niña, aunque su cuerpo ya estaba bastante maduro.

El hermano de Hikaru no supo qué hacer y estuvo a punto de acceder al capricho de su hermana e irse de ahí para no hacer un espectáculo bochornos. En ese instante el hombre antes mencionado se aproximó.

— ¿Jovencita acaso te gusto mirar que tu hermano se pusiera mal a causa de tu actitud? a leguas se nota que él te ama demasiado ¿Crees que sea justo causarle dolor a alguien que te ama?

El hermano de Hikaru volteó a ver quien se había entrometido en la escena y observó al hombre anteriormente mencionado. En ese momento Satoru, estaba a punto de reclamarle pero Hikaru lo interrumpió.

—Detente Satoru, él tiene razón, yo no debo ponerme así contigo pues se que me amas y lo único que hago es molestarte.

Satoru quedo perplejo al oír a su hermana, más aún, al mirar que se levantaba por si misma aunque fuera con mucha debilidad. En ese momento aquel extraño individuo se aproximó a la joven, ofreciéndole su mano para que pudiese levantarse con mayor facilidad; Hikaru, al levantar la mirada observó al hombre y en ese momento, en el rostro de éste, se reflejó la imagen de Lantís, no porque el extraño se pareciera al susodicho, sino que su amabilidad le recordó a su amado.

Después de regresar de aquella impresión, Hikaru le agradeció el haberla hecho despertar un poco de esa melancolía aunque realmente ella ya no quería saber de sí misma. Satoru de igual manera le agradeció al extraño por su ayuda y le dijo que debían despedirse pues se dirigían a la clínica que se encontraba frente a ellos para saber si el psicólogo podía atender a su hermana. El hombre sonrió y dispuso acompañarlos, pues él también se dirigía a ese sitio. Satoru y Hikaru asintieron, y así se dirigieron los tres a ese lugar.

Al llegar a la puerta de dicho sitio, se encontraron con un cartel, en el cual podía leerse con claridad la palabra "Cerrado". Ante la escena, los Shidou estaban a punto de retirarse cuando de pronto, aquel hombre extraño, para sorpresa de los hermanos, abrió la puerta.

—Adelante, pueden entrar, mi nombre es Johan Höwedes. ¿Supongo que ustedes han sido enviados del hospital general de la ciudad por órdenes de mi amigo el Dr. Watanabe?

—Así es doctor, ¿pero cómo lo supo? ―pregunto Satoru.

A lo cual Johan les respondió que lo había deducido por el medicamento que llevaba su hermana, pues esa medicina únicamente la recetaba el doctor Watanabe.

Satoru intento explicarle al especialista lo ocurrido, pero este lo interrumpió antes de que comenzara a hablar.

—Mira Satoru, ¿puedo llamarte así verdad?

—Por supuesto doctor— contestó éste último.

—Muy bien, para empezar, en lugar de llamarme o decirme doctor mejor llamenme por mi nombre, antes que otra cosa debe haber un lazo de confianza y de igualdad… ¿De acuerdo?—dijo el hombre mirando fijamente a Satoru.

Satoru se sintió extrañamente confortado, estaba casi seguro de que este hombre sacaría adelante a su hermana, lo cual le llevó a aceptar la petición de Johan. Una vez aceptado el acuerdo, el especialista les dijo que él realmente no aceptaba pacientes así nada mas, sin una previa cita, pero que en este caso haría una excepción por consideración al gran interés que mostraba Satoru por su hermana y porque algo le había llamado la atención de dicha mujer.

En ese preciso momento el teléfono celular de Hikaru sonó. Ésta no quiso contestar pues no tenía ganas de platicar con nadie, fue en ese instante que Satoru tomó el teléfono y observó que era el número de Fuu, la amiga de su hermana. Johan observo la escena, mas no dijo nada hasta que Satoru estaba por contestar.

—Te recomiendo que no contestes esa llamada Satoru, no hasta que yo comience las terapias con tu hermana. Por el momento es mas práctico mantener lejos del alcance de tu hermana cosas que la incomoden o que no la hagan sentir muy bien del todo, y por la expresión tanto tuya como de ella, es notorio que esa llamada, al menos por ahora, les causa malestar.

Satoru comprendió la situación y accedió. En el instante, el especialista le explicó sus horarios de terapia y sus honorarios. Le expuso que realmente sus honorarios eran muy elevados, que no lo quería engañar y que posiblemente por el daño que su hermana mostraba sería un largo tiempo de terapias, las cuales podrían causarles problemas económicos, pues, en el caso de su Hikaru, tendría que darle tres sesiones semanales o hasta cuatro y por esa causa debía ajustar sus tiempos para sus otros pacientes que recibían una terapia a la semana.

Satoru le hizo saber que el dinero no era ningún problema, pues aunque ellos no eran de clase alta como Umi y Fuu, tratarían por todos los medios posibles de ayudar a su hermana, al costo que fuere, y que ellos harían hasta lo imposible para que su pequeña Hikaru recuperara la sonrisa que anteriormente poseía.

Johan volvió a sonreír, Hikaru estaba fuera de sí aunque despierta, su mirada estaba perdida, en sus ojos la luz no se reflejaba, la depresión y la mala alimentación estaban causando estragos en la joven. El doctor llevó a Satoru a su oficina dejando a Hikaru en manos de su recién llegada colega, quien se presentó como la doctora Alina Ivanova. Ya en la oficina del especialista, procedieron a conversar con detenimiento.

—Mira Satoru, el problema de tu hermana a simple vista te puedo decir que es bastante severo, ni la misma medicina podría con eso, pues lo que ella puede tener va mas allá de la ciencia médica y no se puede curar con medicamentos. Su problema es grave, no sólo en su mente sino también en su alma y eso, es algo que trasciende el ámbito científico, por lo cual su tratamiento más que medicado será de observación y de acercamiento.

Satoru se mostró algo confundido y a la vez consternado. Ante tal reacción, el especialista decidió aclarar lo anteriormente dicho.

— ¿A que me refiero?, a lo siguiente ―prosiguió Höwedes—. A Hikaru le atenderé por un tiempo de dos horas, cuatro días a la semana, es una terapia bastante fuerte para su estado, pero es la única forma de intentar ayudarla. Con esto no trato de decir que sí se curará, pues eso lo decidirá ella misma, pero nosotros haremos nuestro mayor esfuerzo en rescatarla de ese hoyo profundo.

Cada palabra de Johan era tan consecuente que a cada momento llenaba de esperanza el alma de Satoru, quien podía dilucidar un futuro mejor para su hermana.

—Es por ello que te hablaba de los honorarios, mi intención no era la de parecer un sujeto ambicioso, sino más bien buscaba confirmar el amor que sientes por tu hermana. En el proceso descubrí que realmente eres sincero y la amas, y por lo que me dices que tienen más hermanos es evidente que todos comparten el sentimiento; por esa razón, por ahora la evaluare a un costo sumamente bajo.

―Pero, Doctor… interrumpió Satoru. El hombre prosiguió.

—No te preocupes por nada más que por tu hermana; por mi parte, yo sabré como ajustarme y por mi colega no tengas cuidado, ella es igual que yo, no habrá problema ya que venimos de un lugar en el cual la ayuda mutua es algo natural y en el caso de ustedes, aunque bien pueden pagarlo no siempre podría ser así , y créeme, yo deseo ayudar a tu hermana, pues dentro de ella percibí algo diferente, algo que de antemano te digo ustedes solos jamás podrían percibir. Te prometo que llegaré hasta el fondo de todo eso y sacaremos adelante a tu Hikaru, guiándola a su destino original.

El corazón del joven comenzaba a latir con más fuerza ante las alentadoras palabras del hombre, quien lucía en capacidad de convertirlas en hechos.

—Para ello, deseo que me facilites la comunicación con ella, mañana, tarde y noche, fuera de sus sesiones, para conocerla mucho mas allá de este consultorio y no sólo eso, necesito los teléfonos de sus amigos o seres más cercanos a ella aparte de ti y de tus otros hermanos, pues con todo eso me será más fácil trabajar con ella. Sé que es difícil lo que te pido, pues no es sencillo que me puedas otorgar datos de ajenos, sin embargo, habla con ellos o si gustas yo mismo lo haré, para explicarles que es la mejor forma de ayudarla

Satoru agradeció de sobremanera la gentileza de Johan y sin importarle lo que dijeran ni pensarlo dos veces, accedió a las peticiones de éste, otorgándole la libertad de frecuentar a su hermana cuando quisiese, de igual forma le facilito los números de Fuu y Umi, quienes se encontraban en el extranjero. Después de eso Johan le pidió a Satoru se retirara y por esta única vez, por ser paciente de nuevo ingreso a terapias le daría cuatro horas de sesión y ya después serían dos horas, cuatro días a la semana, después de que ésta saliera de las clases de universidad. Satoru accedió y disponía a retirarse, cuando Hikaru le habló pidiéndole disculpas por los problemas que le causaba a él y a sus hermanos. Él le respondió diciéndole que era su hermana y que la amaban, después de eso se retiró, dejándola en el consultorio, en manos de Johan y Alina.

Éste le pidió a su colega que se comunicara con sus demás pacientes para informarles que desde ese momento ella, Alina, sería su nueva psicoterapeuta, pues él tenía un caso muy delicado que requería todo su tiempo y dedicación. Así lo hizo, y en ese momento Hikaru, que ya estaba más tranquila, y él ingresaron en su consultorio. Una vez dentro, comenzó todo. Hikaru, a petición de Höwedes, tomó asiento en un sillón muy bonito y cómodo de color negro, mientras él se sentaba frente a ella para comenzar a platicar.

—Antes que nada déjame presentarme, soy Johan Höwedes y estaré tratándote por un largo tiempo, así que espero puedas sentirte en confianza poco a poco para poder ayudarte.

—Mi nombre es Hikaru Shidou, mucho gusto en conocerte.

—Lo mismo digo, es un placer y un buen comienzo el ver que estás dispuesta cooperar en esto.

—Sí, lo sé… si deseo recuperar mi alegría perdida debo cooperar en todo lo que me pidas.

Johan sonrió gustosamente y comenzó por plantearle la forma en la que trabajarían, se enfocarían en sus problemas o sentimientos más profundos para comprender poco a poco el problema de raíz; entender cada una de las partes, descomponer la problemática de modo que cada componente, cada factor; cada elemento sea depurado y al completar la totalidad de nuevo, todo esté como antes.

Hikaru aceptó de forma parcial todas las explicaciones de su doctor y así dio comienzo.

—Dime Hikaru ¿Qué es lo que a ti te gusta hacer realmente, no lo que te implantaron a hacer, sino lo que es de tu agrado?

La joven accedió a responder, haciendo a un lado, por un momento, toda timidez, sintiéndose en confianza con aquel hombre.

—Pues, sinceramente me gusta mucho practicar Kendo, por mi herencia de familia, pero lo que realmente es de mi agrado, lo que realmente me llena de gozo es practicar gimnasia artística, de hecho, yo era la capitana del club de gimnasia en mi época de secundaria.

—Ya veo, por ello tu estatura y tu complexión— contestó en tono de broma Johan, tratando de romper de a poco el hielo que esa niña llevaba dentro, deseando profundizar en sus pensamientos—. Me parece interesante —prosiguió "Höwedes"—. Pero si lo comparamos con cosas de mayor interés dentro de nuestros corazones eso sería relativamente trivial, ¿no lo crees?, cuestionó a la joven, quien no pronunció palabra alguna, sólo se limitó a observar y escuchar—. Con esto quiero decir que se me hace muy interesante el que, para ti lo más importante sea la gimnasia, es curioso, no pareces complicarte mucho en realidad.

—Bueno… realmente, sería muy triste que eso fuera mi mayor interés, ¿cierto? La verdad tengo algo más allá de eso pero…

Hikaru inconscientemente fue orillándose poco a poco a un lugar en su mente que le causaba tristeza, pero que, por su manera de ser le impedía soltarlo o librarse de eso.

—Ya veo querida Shidou, no te preocupes, no te obligaré a decirme algo de lo cual aún no te sientas a gusto en contarme, aunque la finalidad es esa, que poco a poco vayas desechando todo tu penar y tu dolor. Pero, mejor cuéntame, ¿qué cosas son las que te ponen triste?, o mejor dicho, dime. ¿Desde cuándo comenzaste a sentir esa angustia? Te repito, nos detendremos hasta dónde tú sientas que tu mente se está cansando más de la cuenta. ¿De acuerdo?

—Está bien Höwedes, tienes razón, si quiero salir de este bache debo ser sincera contigo.

―Puedes llamarme por mi nombre, no te procupes y espero me permitas hacer lo propio contigo.

― ¡Claro que sí!― Respondió entusiasmada y prosigio―. Todo comenzó cinco años atrás, tenía para entonces catorce años, era estudiante de secundaria, y como hasta la fecha poco agraciada físicamente; poco desarrollada en ese aspecto a diferencia de las chicas de mi edad que ya estaban con cuerpos más acorde a su edad, y por consiguiente no dejaban de molestarme a diario en mi escuela, haciéndome burla fingiendo amistad sólo para después burlarse de mí, como siempre por mi falta de desarrollo físico. Todas mis compañeras de escuela tenían pretendientes o novios y a mí, por esas razones nunca me buscaban, no les agradaba y todo eso fue orillándome a sentir una soledad oculta dentro de una falsa sonrisa, para no preocupar a mis hermanos. Yo no sabía lo que era un beso de un hombre, no sabía qué cosas le gustaban a los chicos de las chicas y todo porque siempre fui despreciada por éstos al decirme que, más que mujer parecía hombre. Esos complejos me persiguieron en mi adolescencia y no sabía qué hacer al respecto.

Johan se quedó muy atento a todo lo que ella le mencionaba; estaba bastante pensativo y analítico limitándose únicamente a escuchar en ese momento, dejando que ella sacará todos sus complejos de la adolescencia.

—En pocas palabras… yo me sentía una porquería por todo eso hasta que…

Hikaru se quedó callada en ese momento y fue ahí que Johan intervino.

—Ya veo, tienes complejos muy fuertes acerca de tu físico o bien eso aparenta ser, pero me da la impresión de que tu problema no es completamente por eso, ya que en cada momento de tu platica, tu manera de contarlo me ha indicado que no fue un problema muy severo; si bien es verdad que eso a muchos jóvenes puede afectarles a un grado fuerte, en tu caso no lo veo como el mayor de los problemas, y lo deduje porque tú, en todas tus palabras me decías que hubo algo que te ayudó a salir de ese problema.

— ¿Te gustaría hablarme de eso? ¿Qué fue lo que te ayudo a salir de ese trauma?

Hikaru se quedó callada y con la boca seca de tanto hablar, así que Johan le ofreció un vaso con agua para refrescarse la garganta, después de eso ella quiso salirse por la tangente para no hablar más. Evidentemente, el doctor notó el cambio de actitud, y decidió entonces desviar el rumbo de la plática para no hacer sentir acosada a Hikaru.

—Hikaru, te propongo una cosa, vamos a jugar a algo muy interesante para abrir nuestras mentes ¿Qué te parece?

―Está bien, quiero distraerme un momento y contigo extrañamente me estoy sintiendo muy bien, así que juguemos.

Después de que Hikaru pronunció esas palabras, él saco una hoja con algunas preguntas.

—Bien, iremos poco a poco, digamos que haremos un juego por sesión para que esto no se vuelva aburrido. Te haré un test y tú me responderás las preguntas según tu razonamiento, pero te pido seas lo más sincera posible o si has de mentir miente con el mayor realismo que puedas, porque recuerda que para mí es fácil notar un engaño. Bien, dicho esto, comencemos:

1: ¿Para ti que es la escuela?

2: ¿Qué piensas de la denigración?

3: ¿Los animales que son para ti?

4: ¿Qué significa para ti el ser humano?

5: ¿Los fantasmas existen?

6: ¿Crees en la gente?

7: ¿Cuáles son tus miedos?

8: ¿Alguna vez has amado a alguien como pareja?

Estas dos que vienen en seguida son muy diferentes y parecería no tener conexión una de la otra, sin embargo, si lo reflexionas puede ser que encuentres algo detrás de esto; algo muy importante para ti y deseo seas sincera. Estas son las dos últimas preguntas y después de leértelas me respondes a cada una.

9: ¿Qué quiere decir para ti la palabra magia?

10: ¿Qué es la amistad?

Al escuchar cada una de las preguntas de Johan, Hikaru cambio su expresión notablemente y más aun en las dos últimas preguntas, como si él la conociera de toda la vida y le estuviese preguntando eso a propósito. Esas dos últimas preguntas le llenaron los ojos de lágrimas a la joven, en base a eso, él descubrió algo muy profundo dentro del ser de aquella chica y era el momento de responder a dichas cuestiones.

—En verdad que me has puesto un juego muy difícil, pero te responderé lo más sinceramente posible —.Con respecto a la primer pregunta sobre, ¿qué es para mí la escuela? debo decirte que a pesar de haber padecido las burlas de mis compañeros en muchas formas, fue el peor y mejor momento de mi vida y eso lo aclararé al responder las últimas dos preguntas, pero por ahora responderé a la segunda que va aunada de manera muy inteligente a la primera.

¿Qué pienso de la denigración?... Pues bien, es cierto que en base a esa denigración todos mis compañeros me atacaron por el hecho de no ser de su mismo pensamiento, si yo me sentía bien por cómo era mi vida; era algo que a todos ellos no tenia porque importarles, pero por causa de eso fue que a mí, por verme diferente me hicieron a un lado, humillándome por el simple hecho de no ser de su tipo y no entrar en su círculo. En pocas palabras la denigración es algo que no debería de existir.

La tercera pregunta es significativa para mí, en pocas palabras te lo diré. Amo a mi amigo, que es mi querido perro Hikari, no tengo más palabras.

La siguiente pregunta es realmente fuerte, pero te seré muy honesta.

¿Qué pienso del ser humano?... Pues a pesar de que muchas veces somos crueles con nosotros mismos, no debemos catalogar o generalizar a todos por igual. Es un hecho que todos cometemos errores y no por eso todos son malas personas, simplemente somos humanos y debo decir que adoro a la humanidad, pues de ahí salieron mis hermanos, padres, amigos y por supuesto yo.

La siguiente pregunta es muy peculiar: ¿Creo en fantasmas?... Sólo en los que llevo dentro de mí, esos fantasmas de mi pasado que no me dejan vivir y me convierten en presa fácil de mi misma.

¿Creo en las personas?... Por extraño que parezca… sí, aunque dos de estas me hayan dado la espalda, aún así creo en la gente.

¿Cuáles son mis miedos?... Esa pregunta es muy fuerte para mí.

La soledad, el abandono de aquellas personas en las que confié… sueno tan arrogante pero mi mente no me deja verlo de otra manera.

Esta pregunta me lastima demasiado, pero la contestaré. ¿Alguna vez he amado a un hombre?... Sí, hasta el grado de dar la vida por él mil veces si se me hubiese pedido y ahora que no estaré a su lado me ha desgarrado el alma saber que nunca más lo volveré a ver.

La palabra magia es algo muy hermoso dentro de mis recuerdos, aunque también podría ser decepción y muerte.

Esta pregunta acabara conmigo de nuevo, no lo creo—se respondió a sí misma mientras sonreía―. La amistad, creo en ella o mejor dicho, creí en ella, ahora no lo sé, no lo sé.

En ese momento Hikaru se soltó en un llanto desgarrador el cual se escuchó hasta la recepción de aquella clínica, espantando a unos pacientes que atendería Alina. Ésta última comprendió que todo iba tal cual se esperaba.

Entre tanto, dentro del consultorio, Hikaru gritaba maldiciones sobre unas personas llamadas Umi y Fuu.

—¿!Por qué me dejaron sola¡? ¡Malditas, mil veces malditas! ¡Siempre juramos estar juntas! Después de tantas cosas vividas, pero ustedes se fueron olvidándolo todo ¡Maldita sea la hora en que nos conocimos, maldita sea!

Johan se acercó a Hikaru para ofrecerle un pañuelo y secar sus lágrimas. Después la tranquilizó un poco y le dijo que ya habían pasado las cuatro horas y un poco más, pero que pasado mañana la esperaba a la misma hora después de sus clases. Le mencionó que habían hecho un gran avance, pero que aún le faltaba camino por recorrer, que conforme avanzara la terapia tendría que abrirse un poco más para liberar toda esa ira reprimida.

Lucy más tranquila se levantó con un poco de más calma y más entera a diferencia de cómo había llegado cuatro horas atrás. Satoru ya se encontraba afuera esperando a su hermana, ésta se despidió de Johan y de Alina, abordaron el auto de su hermano, mientras éste se quedaba atónito al ver que su hermana estaba un poco mejor y caminaba con otra expresión, aunque aún con el rostro lleno de una ira desconocida para él. Fue en ese momento que Satoru le pregunto a Höwedes que había pasado, el hombre rehusó a responder argumentando su ética profesional y que de su boca nada saldría hasta que todo terminara. El joven comprendió y se despidió agradeciéndole las atenciones. Y así se fueron los hermanos Shidou.

Ya eran las nueve de la noche en Tokio. Johan estaba por retirarse de la clínica, pero antes de eso le pidió a su recepcionista lo comunicaran inmediatamente a Berlín con la señorita Fuu Hououji. Ésta obedeció al momento, y mientras eso ocurría, Alina observó la mirada de Joahn y se dispuso a hablar.

—Fue una buena idea el venir a Japón, puesto que tus sospechas sobre ese acontecimiento ocurrido en la torre de Tokio años atrás pueden ser ciertas y es posible que algo extraño y sobrenatural haya ocurrido aquí, más aun con esos extraños sueños que tuviste y que te orillaron a venir a este país. Ahora que te observo parece que te sientes satisfecho por haber tomado esa decisión.

—Así es Alina, algo me dice que aquí encontraremos más de lo que imaginamos y si es así, por fin podremos conseguir lo que tanto tiempo esperamos. Es sólo cuestión de tiempo y paciencia, añadió.

En ese momento la recepcionista le comunico a Johan que la llamada a Berlín estaba lista.

—Señorita Hououji, disculpe la molestia al llamarla, mi nombre es Johan Höwedes y únicamente deseaba preguntarle algo respecto a la señorita Hikaru Shidou.

— ¿Hikaru, dijo? ¿Qué le ocurre? y ¿Quién le dio mi número?―. Interrogó confundida la mujer que se encontraba al otro lado del teléfono.

El doctor le explicó un poco sobre la situación y le dijo que el hermano de Hikaru le había proporcionado su número telefónico y que el motivo de su llamada era para preguntarle si acaso ella había tenido una discusión o algo parecido con su paciente, al grado de que ésta última reaccionara de tal forma ante su llamada. Fuu solo le respondió que eran las mejores amigas, pero que, tanto ella como otra de sus amistades, llamada, Umi Ryuuzaki, habían traicionado la amistad y la promesa que se habían hecho las tres y que por esa causa ella, le había marcado a Hikaru para ofrecerle disculpas, pero jamás pensó que su deslealtad le hubiese provocado tal depresión a su amiga.

Johan comprendió la situación. Fuu le hizo saber que pronto estaría de vacaciones y que, inmediatamente se dirigiría a Japón para visitar a su amiga; también se encargaría de avisarle a Umi para que ambas fueran a aclarar ese mal entendido y más que nada, estar de nuevo al lado de su querida Hikaru. "Höwedes" se despidió de la joven y de inmediato le dijo a su asistente que si todo era como lo pensaba pronto se sabría la verdad. Tras esas palabras se retiraron cada uno a sus hogares.

Mientras tanto en el hogar de la familia Shidou:

Hikaru, ¿quieres ser una contigo misma?... ¿Deseas estar feliz de nuevo?... Sólo Céfiro te dará la felicidad que deseas y mereces, no lo dudes y busca dentro de ti, sólo quedas tú, pues todos te han abandonado; tus amigas te traicionaron y eso es terrible, recuerda que Céfiro y tu destino de pilar verdadero son tu felicidad real, no puedes ni debes huir a tu destino, tú eres el pilar y ellos te necesitan. Por más que lo intentaron no pudieron vivir sin pilar y tú eres su salvación. Hikaru, no huyas de nuevo como una cobarde, vuelve a Céfiro y sé verdaderamente feliz.

Una extraña voz se introdujo en la mente de Hikaru. ¿Quién podrá ser?, y lo más importante. ¿Quiénes son realmente Johan y Alina? ¿Qué pasara con Fuu y Umi?

Continuará…

N/A: De ante mano agradezco a los lectores su comprensión. Este fic ya lo había subido antes, pero decidí borrarlo y re-editarlo lo más posible esperando esta vez vaya tomando una mejor forma, y de ante mano aclaro que seguramente tendrá varios detalles de corte ortográfico, fallas o cosas por el estilo, pues no soy profesional y voy aprendiendo sobre la marcha, de ante mano agradezco su comprensión.

Como lo dije en mi fic de Sailor Moon Universe, tanto esa historia, como esta y otra que pronto vendrá en camino referente a Saint Seiya, irán en un universo compartido, es decir que las tres historias estarán en una misma continuidad y línea de tiempo, pero en distintos sitios, por ahora. Pueden leerlas por separado y no pasa nada. Sin embargo, es recomendable que en cierto momento lean las tres historias para comprender mucho mejor el enlace entre todas. Sé que es confuso, pero, aunque no es una idea nueva, me intereso mezclar los tres universos de anime/manga y después ya hacer un crossover ya directo de las tres historias. Espero les agrade y si tienen dudas con gusto pueden mandarme inbox para irlas orientando respecto a sus dudas, aunque espero hacerlo no tan enredado.

Para cuando suba este capítulo y si van al corriente con Sailor Moon Universe, ya sabrán quienes son y más o menos de donde vienen mis dos personajes originales, me refiero a "Johan" y Alina. Saludos y que tengan bonito día.