Eli, ¿te parece bien esto?

Parte 1/3

Basada en: "Alphabet boy" de Melanie Martinez.

PRIMERA PARTE

"YOU THINK YOU'RE SMARTER THAN ME"

–Bueno –dice el hombre robusto con gafas y con una brillante pelada en medio de la cabeza–, no es necesario, a estas alturas, decir quién obtuvo la mejor calificación, ¿o sí?

Se escucharon unos suspiros, pero nada importante o de consideración grande en realidad, todos estaban acostumbrados al hecho de que la líder de las Powerpuff Girls fuese la que tuviera las calificaciones más altas de todo el salón.

–Utonium –vuelve a hablar el hombre–, ven por tu calificación.

La chica se pone de pie, siempre se sentaba en el último pupitre, en el más alto, todo porque no podía concentrarse con tanto indeseable compañero cuchicheando tras ella. Ahora bien, en aquel puesto, los tenía a todos controlados y vigilados. Una medida algo drástica, pero solo así lograba evitar las burlas y comentarios desagradables hacia su persona.

Porque Blossom, en todo el campus, no tenía ni un solo amigo. Sus hermanas y cuñados estudiaban en otros estados, por lo que se encontraba sola.

Y ni contar con Brick. El hijo de puta se había ido a otra ciudad luego de terminar su relación con ella.

Ja, qué maldito.

Blossom volvía a tomar asiento en su puesto y guardó su ensayo sobre las Políticas Públicas del Medioambiente en su carpeta negra, dejándola a su lado para seguir prestando atención a la clase que recién iba a empezar.

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Y así eran todos los días: Blossom iba a clases, si había que entregar un trabajo, lo hacía; si había que recibir un trabajo, lo hacía; no era muy interesante su vida universitaria, tampoco sus rondas de superhéroe eran la gran cosa, debía encargarse de atrapar ladrones, se paseaba por las instituciones políticas, y cuando terminaba, se iba a su hogar.

Ahí cenaba, hacía un poco de yoga y luego se ponía a estudiar.

Su vida se había convertido en una horrible rutina y todavía ni cumplía veinticinco años.

Pero a ella no le molestaba ni le afectaba.

No, para nada.

Alrededor de las once de la noche, se fue a acostar. Antes, cepilló su cabello, se lavó los dientes y se aplicó una crema que Bubbles le había regalado.

–La cara bonita e hidratada –trató de imitar la voz chillona de su hermana.

Se fue a dormir, practicando –más bien recitando– las lecciones que había estudiado hace unos momentos.

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Entró al salón, como siempre suspirando agobiada por tener clases tan temprano. Claramente levantarse se le hacía más difícil con el pasar de los años. Ese día, particularmente, estaba bastante frío, el otoño se estaba haciendo notar.

No pensó que tan rápida iba a ser la decadencia de su ánimo al ver al pelirrojo de largo cabello atado en una coleta leyendo muy concentrado sentado en la tercera fila del salón.

Él no la vio, sin embargo, eso no significaba que la situación quedaba aminorada. No, para nada.

Es que…

"¡¿Qué carajos estás haciendo aquí, grandísimo hijo de puta?!", sí, así estaba pensando la más inteligente del salón.

Qué divertida y esperable situación: los compañeros de clase miraban a Blossom, luego a Brick, y comenzaban a comentar entre ellos la situación de ellos dos.

El profesor llega al salón y da inicio a la clase. Blossom jamás había estado tan feliz de verlo llegar.

Estuvo esperando que diera un anuncio con respecto al intruso que estaba en el salón, pero no se inmutó, ni siquiera, en mirarlo ni en pasar la asistencia. Nada, absolutamente nada.

Los nervios de Blossom se iban incrementando, pero a nadie parecía importarle… ¡Idiotas!

El hombre se acomodó las gafas, miró a sus estudiantes e hizo una pregunta:

–¿Alguien puede nombrarme los aspectos que son regulados por las normas de ética en códigos de conducta profesional? –miró a Blossom que todavía no levantaba la mano–. Oh, ojalá no seas de nuevo tú, Utonium, por favor –sonrió un poco–. Siempre eres la única que muestra interés en participar.

–Entonces, ¿puedo responder yo?

Las miradas se posaron en el pelirrojo exdelincuente que se había mantenido en silencio y algo distante de todo lo que sucedía a su alrededor.

–Ah, es estudiante de intercambio –sonríe el profesor–. No te presenté, ¿verdad?

–No es necesario, señor –dice–. Todos acá ya saben quién soy, sin sonar presumido, por supuesto.

–¿Tienes la respuesta? –pregunta el profesor.

–Por supuesto –Brick se pone de pie, pero antes de responder, le dirige una burlona sonrisa y mirada a Blossom–: Mala conducta profesional por violación a una norma disciplinaria específica; prestación de servicios de manera diligente y protección a la información confidencial del cliente; determinación de honorarios por escrito y en una etapa inicial; ejercer la profesión con preparación y diligencias razonables; el privilegio abogado-cliente prohíbe la revelación de las comunicaciones del cliente; considerar la existencia de posibles conflictos entre las partes o con clientes anteriores o presentes; utilizar publicidad engañosa o garantizar resultados para atraer clientes.

"Maldición", pensó Blossom estrechando con fuerza el bolígrafo que tenía en su mano, "está correcto".

–Buena respuesta, Him –dijo el profesor, luego miró a Blossom–. Tal parece que no necesitaremos que nos corrijas, Utonium.

Ella le sonrió, aunque por dentro quisiera reventar la cabeza del burlesco de Brick contra la pared, lanzarle unos rayos y de paso escupirle.

–Solo fue una respuesta correcta –masculló Blossom entre dientes–, no te las des de sabiondo, mono asqueroso.

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Oh, cómo le gustaría a Blossom decir que solo se lo topó en esa clase.

Pero quien maneja esta historia soy yo, y si ella no lo quiere decir, se los digo yo: de las cuatro clases que tuvo Blossom hoy, compartió tres con él. Solo descansó de su presencia en la última clase antes de almorzar.

Por un momento, de manera muy ilusa, pensó que tal vez solo eran las dos clases de la mañana, pero cuando entró al salón de la última clase y lo vio con unos chicos conversando, supo que la suerte no estaba por completo de su lado.

Una lástima, ¿no?

Claro que no.

En esa –puta– clase también tuvo que soportar que los profesores hicieran preguntas, pero que ya no recurrieran a ella para responderlas.

No, ¿por qué le preguntarían a ella teniendo al estudiante de intercambio que parecía ser igual de brillante?

–Al parecer es asunto netamente ligado a los líderes, ¿no?

El profesor de esa clase era más joven –de hecho, era siete años mayor que Blossom, y el hombre se había convertido en su amor inalcanzable–, no ocupaba lentes, tenía el cabello oscuro y corto, siempre peinado hacia atrás. Un hombre bastante apuesto.

–No lo creo, señor –dice Brick.

Y el maldito, así como hizo en las clases anteriores, miró a Blossom y le sonrió con superioridad.

Ya había sido suficiente.

A la hora de salida, Blossom salió rauda, pero no se fue, sino que se quedó en el pasillo a la espera de que Brick saliera del salón. Iba a encararlo, ¿quién se creía que era?

Los chicos con los que había estado hablando en un inicio salieron sin él, por lo que Blossom se sintió un poco más tranquila al saber que no estaría tan expuesta.

Hasta que Brick salió, lo tomó del brazo y, sin decir palabra alguna, lo llevó fuera del pasillo y, posteriormente, del edificio, quedando tras el mismo. Brick, en ningún momento, puso resistencia alguna.

–¿Se puede saber a qué quieres jugar? –preguntó Blossom sin tapujo alguno, fue directa, muy directa.

–A nada –admitió Brick, evitando querer reírse–, ¿por qué crees que quiero jugar a algo?

–Me das desconfianza, maldito.

–Ya, no empieces con descalificaciones, fea. ¿Dónde crees que nos encontramos? Exacto, en una universidad, deberías comportarte como universitaria y no como una niña de preescolar.

–Me comportaré como se me dé la gana. Solo quiero saber qué estás haciendo aquí.

–Pues estoy estudiando –respondió con algo de fastidio–. ¿Qué más? En la universidad donde estaba me ofrecieron un programa para hacer un curso del pre-grado acá. Estaré todo un semestre. Las clases no las escogí yo, me las designaron en la misma universidad. Lastimosamente no hay cátedras paralelas, créeme que ver tu cara tampoco me entusiasma.

–Entonces vete.

–Ah, no, jódete, no pienso hacerte caso en peticiones estúpidas como esas –chasqueó la lengua–. No tomo todas mis clases contigo.

–Pero…

–Ah, ¿será que tienes miedo de que te arrebate el puesto como la más sabia de la clase? –se burla Brick–. ¡Ay! ¡Mírenme! ¡Soy Blossom Utonium y no puedo soportar que alguien sepa más que yo!

–Suenas como a un niño insufrible de cinco años –espeta Blossom sonrojándose.

–Pues te estoy imitando a ti, así que hazte ver.

–Es que no me puedo imaginar una peor situación que esta –se queja la chica–. Tengo que soportarte todo el semestre, tus respuestas, todo…

–¿No aceptas un poco de competencia?

–¿Competencia? No me hagas reír.

–No te pienso hacer reír, solo te digo la verdad.

–¡De qué verdad estás hablando, por favor! No eres competencia para mí.

–Ah, tienes razón, soy más inteligente que tú –guiña un ojo y luego suspira.

–No digas estupideces –se molesta la chica.

–Entonces no preguntes estupideces.

No dijeron nada más. Brick suspiró, giró sobre sus talones y empezó a caminar, pero se volteó para decir algo antes:

–No te preocupes, rosadita, siempre podrás ser la segunda mejor líder –se señaló a sí mismo con dos pulgares–. Todos saben que el número uno soy yo.

Blossom lo miró perpleja y, cuando desapareció de su vista, se quejó fuertemente, sin preocuparle si alguien la escuchaba.

–¡Será un desgraciado!


Avisaré por mi cuenta de instagram (floorvioleetta) cuando esté por publicar la segunda parte.

Por leer y su apoyo, ¡muchas gracias!