Disclaimer: Shinheki no Kyojin no me pertenece, su autor es Hajime Isayama.


Compadecía con cada molécula de su ser a la persona que tuviera como pareja a su amigo, no por que fuera una mala persona, no, para nada. En realidad su amigo era un excelente ser humano si le quitabas esa loca idea de querer aleccionar a las personas a punta de patadas y golpes.

Más bien era por lo posesivo y controlador que resultaba ser y, hasta algunas veces acosador…

Lamentablemente no tuvo la oportunidad de conocer a la actual presa de su amigo antes de ser alcanzado por el radar de Levi, Entiende que en el basto mundo bicolor del pelinegro, sólo ha sentido una fuerte conexión sexual con los productos de limpieza. Ahora sabe que no es del todo cierto, al parecer un pequeño repartidor le provoca muchas más cosas.

Observó tranquilamente mientras tomaba café -que a su parecer sabe a calcetín-, como el pequeño sujeto en cuestión de su análisis miraba impaciente el reloj que portaba en su muñeca, para resoplar visiblemente cabreado y luego dar vueltas alrededor de la estancia.

—¿Esperas a alguien? —preguntó divertido.

Levi le miró impasible e ignorando la pregunta, se sentó en el sillón cinco segundos, los suficientes para volver a levantarse como resorte creyendo escuchar el timbre.

Cuando se dio cuenta de su error, disimuladamente desvió su camino y se dirigió a la cocina en busca de otro café para intentar calmar sus nervios.

Todo eso ante la mirada burlona del rubio. Ahora ya no compadecía al prospecto de Levi, si no a él mismo.

Escuchó un suave golpeteo en la puerta y como su amigo parecía muy ocupado medio matando a sus utensilios de cocina, él fue quien abrió la puerta.

Se encontró asombrado al ver a un muchacho casi de su misma estatura, bastante apuesto –sabe que no debe decir esa palabra en voz alta- de unos ojos verdes bastante llamativos y mirada amable. En su interior, esperaba que el prospecto de Levi fuera alguien más feo considerando los gustos medio raros de su amigo.

—Buenas tardes. Mi nombre es Eren Jeager y…

—El gusto es mío —se abofeteó mentalmente por su error.

—¿Perdón?

—Nada, nada. ¿Puedo ayudarte?

—Venia a entregar un paquete a nombre de Levi Corporal. ¿Está aquí?

—Eh…

Su mente no carburó lo suficiente, hasta que un codazo en sus costillas le hizo reaccionar. Sacándole el poco aire que había acumulado después de ver al apuesto muchacho.

—Si, hola —alzó la mano en modo de saludo el pelinegro.

—¡Oh, es usted! Es bueno verle de nuevo –sonrió y ambos adultos mayores pudieron aprecia una sonrisa de perfectos blancos dientes—. Es una impresora, un escritorio y una silla giratoria. ¿Es correcto?

—Si.

—Perfecto. Firme aquí y enseguida subirán las cosas y continuaremos con la instalación —le tendió unos papeles que Levi agarro pero sin quitárselo de las manos.

—Los firmare.

—Adelante —volvió a sonreír amable, esperando.

—Si…

—¿Necesita una pluma?

—No, necesito algo en que recargarme.

—¿Es así? —le dio la espalda, inclinándose y apuntándose—. Puede usarme si quiere.

El pelinegro se ruborizó porque es un hombre de mente cochambrosa y entendió claramente una invitación a ultrajar ese trasero que sobresalía de ese pantalón de trabajo que le quedaba muy bien. Pero reaccionó a tiempo y asintió mientras ponía los papeles en la espalda del castaño y comenzó a firmar.

Obviamente no desaprovechó la oportunidad de recargarse sutilmente en Eren y toquetear su espalda sin que se diera cuenta, pero lamentablemente los buenos momentos siempre terminan rápido.

—Ya.

—Gracias, enseguida vuelvo.

Vio marcharse al castaño y verlo ir a una camioneta donde tenían las cosas.

—Eres muy descarado —le dijo Erwin.

—Que a ti no te importe.

En respuesta, el rubio alzó las manos protegiéndose de un segundo ataque y negó divertido. Yéndose a sentar a la sala en lo que terminaban.

.

.

—Ya todo esta listo, si tiene algún problema no dude en llamar y con guste le atenderé de nuevo. ¿Desea algo más?

—A ti…

—¿Disculpe?

—A ti muchas gracias por venir —corrigió casi de inmediato.

—De nada, es mi trabajo. Con permiso.

—Si, lo sé, tu trabajo… —susurró mientras cerraba la puerta.

—Lo conociste en el trabajo, un día que fue a dejar material a la oficina y desde entonces no dejas de suspirar como colegiala enamorada cada que lo ves. —comentaba el rubio tratando de burlarse de su amigo.

—Si.

—No es para nada divertido que lo aceptes —sonrío a sabiendas de lo poco tolerante que era Levi con las bromas.

—Si te quedaras callado sin hacer bromas de mal gusto seria más divertido.

—Dejando tu mal humor de lado ¿qué hare con esas cosas? Acabas de utilizar mi casa como bodega. —señaló la puerta del pasillo.

—Ya no tenia espacio en la mía.

—¿Acaso estuviste pidiendo cosas para verle? —Le acusó incrédulo—. Resultaste ser más acosador de lo que imaginé, lo anotare en mi análisis.

Levi no le prestó atención y agarró su maletín para poder irse. Mañana le pediría de favor a Petra que le prestara su casa para recibir unas cosas.

Se sentía un poco enfermo, pero no le importaba mucho si con eso lograba tocarle, verle y aspirar su aroma.

—Hasta mañana —se despidió el pelinegro cerrando la puerta tras de si.

Erwin fue a la habitación donde acababan de instalar las cosas y se sentó en la silla haciéndola girar en el proceso. Cuando paró, observó unos segundos las cajas de la empresa y luego volvió a darse vueltas.

Pensó que Levi era un tonto enamorado. ¿Acaso no se dio cuenta de cómo se llama la empresa?

Corporación Jeager Depot.

Sonrió entretenido. Su amigo no era el único idiota enamorado, el pequeño Eren también tenia mucho que ver.

Bonito par de tontos.


Espero sea de su agrado.