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Una nueva adicción
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Era sábado por la tarde cuando Goku veía tranquilamente televisión, dos de sus hijos se encontraban en sus habitaciones, el tercero había salido durante la mañana sin dar ni una señal del momento en el que regresaría, últimamente lo hacía seguido.
El hombre dejo escapar una carcajada antes de que el sonido de las llaves en la puerta llamará su atención. Sin una expresión facial determinada, se levantó del sofá creyendo que se trataba de su esposa volviendo de comprar, imaginaba que traería una cantidad inimaginable de bolsas y no le quedaba más que ayudarla antes de que empezará a tirar fuego por la boca, pero se había equivocado. Se trataba de Bardock quien había llegado tambaleándose, no apestaba a alcohol como se esperaría al ver a una persona tan descompuesta a primera vista. Apenas podía mantenerse en pie y antes de poder dar un paso al interior de la casa se desplomó sufriendo convulsiones.
—Goten, Gohan ¡BAJEN! —gritó desesperado, los jovenes bajaron corriendo las escaleras atendiendo al llamado angustiado de su padre.
—¿Qué pas…? —la pregunta del mayor quedo inconclusa, sintió miedo ante la imagen de su hermano en el suelo y con algo similar a espuma saliendo de su boca.
—Rápido Goten enciende el auto. Gohan trae algo para que no muerda su lengua —ordenó el padre.
Los hombres actuaron lo más rápido posible. Goku llevó en sus brazos al joven hasta el vehículo, acomodándolo en el asiento trasero junto con Gohan —el mayor de los tres—, quien se preocuparía en caso de que volvieran los temblores y no ocurriera algo más grave. Con cuidado revisó los brazos y manos de Bardock sin encontrar pistas que guiarán a un posible diagnóstico. La situación trajo recuerdos que deseaba olvidar, pero en lugar de eso sacudieron su mente. El remordimiento y la culpa calaron en sus huesos, la sensación de la sangre y vidrio roto en sus manos hicieron que temiera que esto también fuera su culpa desde aquel día se sentía el responsable de todo lo malo que ocurría con el veinteañero.
—Papá, no tiene marcas en los brazos ni en los dedos —dijo finalmente.
Goku conducía a toda velocidad sin prestarle mucha atención a las palabras. Al llegar al hospital los paramédicos se encargaron de estabilizarlo y llevarlo a la sala de urgencias. El padre se mostraba preocupado sobre todo después de avisarle a su esposa del incidente; los tres hombres se quedaron en la sala de espera, los minutos pasaban lentamente y cada uno parecía tener más segundos que el anterior.
Gohan vio como sus padres se abrazaron cuando llegó Milk con lágrimas derramándose por sus mejillas, él trataba de calmarla alentándola a esperar la respuesta del médico a cargo. Las manos del joven sudaban por los nervios parecía que era chico tonto de quince rogando por no haber dejado ciego su hermanito de once años.
—¿Cómo está Bardock?
La pregunta sacó de sus pensamientos a Gohan. Observó como Goten se dirigía al médico y a sus padres, la mirada triste del jefe de hogar le molestaba ya que destacaba en ser alegre, subir el ánimo de todos y ahora era él quien necesitaba de todos para escuchar la noticia.
seriedad era muy notoria en su voz algo que molestaba a los chicos ya que su padre se destacaba por ser de carácter alegre
—Tuvo una sobredosis, se encuentra estable por ahora, lo dejaremos en observación esta noche y ver como evoluciona a los medicamentos. —respondió con un tono serio y que parecía alarmante.
—Pero no tenía marcas en sus brazos ni dedos ya… ya no se droga —agregó Gohan
—Eso les hizo creer, las marcas están en sus muslos. Si continua así no tendrá una vida larga. La secretaria les puede informar sobre el plan antidrogas y rehabilitación.
Goku se cubrió el rostro con sus manos evitando las lágrimas, preguntándose cuanto lo descuido para que terminará de ese modo. A su parecer había fracasado como padre y eso acompañado de una gran impotencia al recordar las charlas que tenían las que no llegaron a nada inclusive cuando le afirmaba que podía confiar y apoyarlo para salir de esa horrible vida y, aun así, el joven prometía y prometía cosas que nunca cumplía además cuando Bardock no tenía dinero para pagar su adicción robaba cosas de la casa, lo que más le dolió a Milk fue el servicio de plata que fue un obsequio de bodas por parte de su ya fallecida madre; él muchacho incluso había sido encarcelado un par de veces por desórdenes públicos. Goku pagaba las multas o fianza, aunque tuviese que pedir algún préstamo o tener que trabajar horas extras para conseguir el dinero, hacía todo lo que estaba en sus manos para ayudarlo, no podía darle la espalda
—Gracias —respondió Goten, estrechando su mano con la del médico despidiéndose. Hasta ahora era el único que no parecía conmocionado —papá hay que hacer algo, supongo que has notado que hablar con él no funciona y si le das como opción eso de la rehabilitación va a dar el discurso de siempre de que va cambiar blablablá.
El tiempo pasó y cada miembro de la familia siguió con su vida con la constante incertidumbre de cuando regresaría y si realmente podría sanar. Al cumplirse doce meses y medio de aquel incidente Bardock volvió a su hogar; bastaron con pasar nueve días en su propia casa para tomar una decisión que tanto tiempo tuvo en mente, salió temprano en la mañana y luego de cuatro largas horas haciendo papeleo.
Comenzaba a nublarse amenazando con llover, traía en su mano derecha unas hojas aún dudaba de su elección, pero ya estaba harto de las discusiones con su madre así que simplemente lo hacía por complacerla a ver si algún día podía sentirse orgullosa de él. Abrió la puerta con sus llaves, entró sin decir nada, tiró la carpeta con papeles encima de la mesita del living y se desplomó en el sofá observando el techo de color blanco.
—¿Estás bien? —preguntó Gohan, entrando al salón principal mientras le daba un sorbo a su café sin azúcar.
—Sí —soltó un suspiro y decidió contarles a sus hermanos lo que había hecho —Seré oficialmente universitario en unas semanas.
—Bardock eso es genial —La sonrisa de Gohan era inmensa, estaba feliz por él. Goten por su parte se sentó en el suelo revisando los papales que había traído, se trataba de su horario, boleta de matrícula y el folleto con la malla de las asignaturas.
—¿Preparador físico? —preguntó Goten, como si hubiese leído mal.
—¿Qué esperabas? No soy inteligente como ustedes, pero esto se me hace fácil —los hermanos se miraron y asintieron convencidos. —¿Dónde está mamá?
—Salió después que discutieron y aún no ha vuelto.
—Son las siete, puede que haya ido a buscar a papá al trabajo —añadió Gohan.
—¿De dónde sacaste el dinero para la matrícula? —preguntó el mayor frunciendo el ceño. Bardock le dio la espalda apoyando su cara contra el respaldo del sofá —¿Qué hiciste esta vez?
—Vendí algunas cosas que ya no necesito.
—Volviste hace poco y ya estas metido en cosas turbias —la decepción en la voz de Gohan era notoria. Goten por su parte lo miró con repugnancia, había momentos en que lo odiaba por hacer que toda la familia lo pase mal por su culpa.
—De que estuve metido en esa mierda de la rehabilitación no me drogo, solo era cosas que ya no necesitaba.
—Se me olvidaba, llamó tu loquero y dijo que tenían una cita el viernes a las tres —cambió el tema Goten y de cierto modo burlándose y tratando de quitar un poco la tensión que se había formado. —Oye siempre tuve una duda.
—¿Cuál? —preguntó, acomodándose para verlo a la cara.
—¿Alguna vez compartiste jeringa? Porque si no lo sabías hay algo llamado sida.
—Eso lo sé tonto —respondió con fastidio.
Gohan tomó los papeles que había estado revisado con anterioridad el menor de los tres.
—Con lo que vendiste no podías juntar tanto dinero ¿Cómo pagaste?
—Lo llevaba juntando de hace días.
—¿Cómo lo conseguiste? —continúo con el interrogatorio el mayor.
—No lo robe si es lo que insinúas —respondió violentamente, levantándose del sillón quedando frente a Gohan —me tuvieron un año en ese maldito internado ¿crees que después de eso sería tan imbécil de volver hacerlo de forma tan descuidada?
—¡ERES UN IMBECIL! —gritó el mayor, dándole un empujón que envió a Bardock de vuelta al sofá —¿¡Qué no te das cuenta que nos preocupamos!? nos importa lo que te pase, queremos que estés bien.
—¡TRABAJE! Estos últimos cinco días con turnos cortos, gané el dinero de forma limpia no te preocupes.
Deseaba quitar la tensión, desvió la mirada buscando el control del televisor al encenderse estaban pasando su película favorita Sherk 2 él no lo admitía, pero aún tenía gustos algo infantiles. Era el momento en que el ogro y el burro se encontraban con el gato con botas por primera vez. La atención del joven de la cicatriz estaba al cien por ciento en la pantalla hasta que el timbre sonó. Los tres quitaron la mirada de la animación, cruzaron una mirada entre ellos para que alguno tomase la iniciativa hasta que el menor decidió pararse e ir abrir la puerta, tal como había mencionado Gohan sus padres venían juntos.
Goku tenía una sonrisa de oreja a oreja ya que lo habían ascendido a gerente de ventas.
—Chicos les trajimos sus helados favoritos —dijo Milk, dejando sus bolsas de compras sobre la mesa y revolviéndolas para darles a sus niños su postre, para ella siempre serían sus bebés, aunque Gohan tuviese 25, Bardock 22 y el pequeño Goten 20 años.
—Gracias mamá —respondió el menor de los tres, mientras desesperado abría el pote con helado de chocolate con almendras para todos era el mismo sabor evitando así discusiones, en el fondo aun eran niños.
—Mamá, papá —la voz de Bardock hizo que sus padres le dirigieran la mirada, aunque sus gestos se volvieron duros, siempre que él abría la boca comenzaban las discusiones siendo el pan de cada día para la familia Son.
—¿Qué pasa? —preguntó Goku, el muchacho se llevaba mejor con su padre ya que trataba de comprenderlo antes de juzgarlo.
—Relájense no es algo malo, entré a la universidad mañana comienzan las clases.
Goku lo abrazo con alegría, más que alegría orgullo porque no era común que Bardock tomara la iniciativa y mucho menos si implicaban algo relacionado con el estudio o trabajo
—Es la mejor notica que nos has dado en mucho tiempo —Milk sonreía satisfecha, abrazándolo, por fin su oveja descarriada hacia algo con su vida. —Bardock me alegro por la decisión que tomaste ahora mis tres niños serán universitarios —este correspondía al último año de Gohan. Goten iba por su segundo año sin retrasarse con ninguna asignatura al igual que su hermano mayor y que Bardock entrara era un gran paso —Estoy tan contenta ¿Qué les gustaría cenar? Para celebrar que su hermano por fin está asentando cabeza.
—¡Hamburguesas!
—¡Espagueti!
—¡Estofado!
—¡Lasaña!
Los cuatro hombres indicaron su platillo favorito a unísono no estaba muy claro quien dijo que, se miraron mal por no coincidir.
—Ni sueñen que les haré menús distintos, comeremos espagueti como pidió Bardock ya que él es el motivo de esta cena.
—¿Entonces para que nos preguntaste a todos? —reclamó un caprichoso Goten.
—Si él tiene razón Milk, no es justo —lo apoyó su padre, con mirada de perrito triste.
—Goku ¿Cuántos años se supone que tienes? Bien lo haremos por edad hoy la petición de Bardock, mañana la de Goku, luego viene Gohan y por último Goten.
—¿Y por qué tengo que ser yo el último? no es justo.
—Eso te pasa por ser un bebé —se burló el festejado revolvió los cabellos del menor —no te pongas a llorar.
Fastidiado se fue a sentar al sofá y cambio la TV.
—¡No la cambies estaba viendo eso! —se quejó el de cabellos alborotados cuando su hermanito cambio el canal donde pasaban el comercial de la película Ted.
—Has notado que Ted se parece a como era su nombre ¿Bomber? Te acuerdas llorón "mami se rompió mi osito".
Bardock a los cinco años tenía un oso de felpa blanco que vestía chaqueta y sombrero de bombero. Era su favorito, pero el pequeño Goten de tres años quería ver como luciría sin el gorro y tantas veces jalándolo le descoció gran parte de la cabeza que se unía al cuerpo del felpudo juguete. Sabía que su hermano se pondría furioso creyó que la mejor idea sería hacerle creer que se había roto solo escondiéndolo bajo las frazadas del dueño del peluche. Quien al encontrarlo empezó a llorar sin control hasta que su madre lo arreglo. Bardock aún conservaba el oso que mantenía "escondido" en su armario todos en la familia sabían que estaba ahí, pero no decían nada pues era lo único que él joven en realidad atesoraba o le traía nostalgia tanto así que lo llevo con él al centro de rehabilitación pensando que sus familiares no lo notarían.
—¡Cállate!
El menor corría con el control del televisor en la mano mientras el otro le perseguía, accidentalmente empujaron a Gohan haciendo que su helado cayera al suelo y de paso manchándole la camiseta, sin pensárselo dos veces se fue tras ellos.
—¡NO CORRAN DENTRO DE LA CASA O VAN A ROMPER ALGO! —gritó Milk, en un fallido intento de controlar a sus bestias. Goku los miraba con una sonrisa, estaba feliz, hacía ya mucho tiempo que no tenían un cálido momento familiar.
—Volvió a ser el de siempre —dijo mientras se acercaba su esposa abrazándola por la espalda.
Las semanas pasaron, las vacaciones acabaron y llegó el inicio del período escolar. Los jóvenes se fueron juntos en el automóvil de Gohan, vivían a las afueras de la ciudad y su destino estaba a una hora, el viaje era tranquilo hablaron temas triviales hasta llegar a la universidad. Bardock se apresuró a bajarse, regresando a la entrada había visto a un viejo conocido que no era exactamente de su agrado.
—Dudo que tengas clientes por estos alrededores ¿Qué haces aquí? —ya estaba frente aquel hombre y no dudo en encararlo.
—Bardock así que los rumores eran ciertos, saliste por fin de ese circo lleno de locos y ¿ahora te haces un niño bueno? —se burló.
—¿Qué demonios quieres Nappa? No te debo nada el trato ya se terminó —para ese entonces tenía el ceño fruncido y los puños cerrados esperando el momento para usarlos.
—Cálmate chico no te pongas así solo venía a ver a mi mejor cliente y apoyarlo en su primer día, suerte —el sarcasmo era más que evidente en la última palabra —tengo mejor mercancía a ti te la puedo dejar en un precio especial y de regalo te daré un gramo extra y sabes bien que nunca lo hago —sin decir más se marchó.
Bardock tenía un semblante serio no se le ocurrió que responder porque colocaba en duda la propuesta. Se decía a si mismo que debía ser fuerte, su cuerpo ahora estaba limpio y no quería volver a pasar por todos los malestares otra vez, pero… ¿lo valía? Sacudió la cabeza y regreso a las instalaciones buscando su salón, lo encontró rápidamente, se ubicaba en el quinto piso; en el primer bloque tuvieron clases de anatomía donde pasaron las generalidades y conceptos claves, de todo lo que habló el profesor recordaba que algunas de esas cosas las había visto cuando estaba en secundaria.
Transcurrida hora y media la clase de se dio por terminada Bardock guardó sus cosas en su mochila, con la intención de ir a la cafetería ubicada en el primer piso. Se sentía ansioso sobre todo después de ver a Nappa y para ello necesitaba un poco de cafeína. Bajaba las escaleras y mientras llegaba al descanso del tercer piso apareció de sorpresa una chica de ojos azules que subía corriendo, ninguno de los dos sabía que venía una persona delante, razón por la cual chocaron inevitablemente; como acto reflejo Bardock tomó la mano de la joven evitando que cayera. Todo quedó en grito ahogado por parte de ella hasta que sintió el fuerte agarre alrededor de su muñeca y al abrir sus ojos los posó en los negros de él.
—Ten cuidado —sin decir más prosiguió con su camino sin tomarle importancia.
Cuando por fin Bra notó que ya había pasado el incidente quiso agradecerle al joven la ayuda, pero ya se había alejado lo suficiente como para ir detrás de él.
—Rayos voy tarde luego se las daré…
Bra se había levantado temprano esa mañana para elegir el vestuario adecuado para su primer día, aunque termino dándose muchas vueltas se puso lo primero que encontró, no alcanzo a tomar desayuno y llego tarde. Para su fortuna la puerta de salón a esas horas todavía permanecía abierta y su profesor aún no llegaba. La mayoría de los lugares estaban ocupados había más alumnos de los que esperaba, por suerte para ella aun queda un puesto libre junto a una rubia, sin pensárselo dos veces fue hablarle.
—Hola ¿Está ocupado? —preguntó, apuntando la mesa.
—No —se veía incluso más tímida de lo que lucía.
—Soy Bra mucho gusto ¿Cómo te llamas? —preguntó amablemente a la joven.
—Marron un gusto conocerte Bra.
—Creo es mi día de suerte me salve de rodar por las escaleras, llegue a tiempo y alcance un asiento.
Antes que llegara el docente las muchachas comenzaron a conocerse tenían muchas cosas en común, y la joven Brief descubrió que su compañera no era para nada tímida al entrar en confianza.
—Buenos días alumnos. Primero que nada, les dejaré las cosas claras para las siguientes clases cuando cierre la puerta ni se molesten en tocar si llegan tarde no los dejare entrar, segundo la historia del arte es algo complicada así que pónganle mucho empeño si no quieren retrasarse.
Las nuevas amigas cruzaron una mirada de terror, el hombre se veía que era bastante estricto, pero de todas formas estar en la universidad era una de las mejores experiencias para las chicas.
Al cabo de dos horas y media desde que tuvo anatomía Bardock descansaba en el campus esas horas libres recostado bajo un árbol escuchando música a todo volumen claro que con los audífonos puestos, miró la hora y se levantó para ir a su próxima clase la que empezaría en quince minutos. Al incorporarse y dar unos cuantos pasos frente a él pudo reconocer a la chica de la escalera, quien le envió una sonrisa. Al no saber cómo reaccionar prefirió ignorarla y continuar su rumbo.
—¿Era él? —preguntó Marron tras conocer el incidente de la mañana.
—Sí, quiero darle las gracias.
—¿Bueno y que esperas? Es lindo —la molesto codeándola —apúrate se está yendo.
—Se veía un poco molesto, mejor en otra ocasión.
La empecé a publicar en el 2014 Bajo el título: "Mi nueva droga eres tú" ahora creo me gusta "Una nueva adicción" ¿Adivinen quien la retomo? La borré y la publicó de nuevo ¿¡Por qué nadie me dijo que estaba usando mal el guion!? Ahora si esta con una acentuación mejorada y espero que la puntuación también.
Espero les guste, saluditos.
