24 de Septiembre de 2012

Un ambiente cálido podía percibirse en el bar, una leve melodía de música Country se escuchaba de fondo, una tenue y dorada iluminación alentaba la imagen de establecimiento familiar acompañada de las risas y voces de fondo de jóvenes menores de edad que no deberían estar allí, ancianos o gente que simplemente se toma un tiempo para relajarse luego de una dura jornada de trabajo. Entre esos trabajadores se encontraba la joven Haley Peters, aunque sin duda, no era descansar lo que hacía, se estableció en una mesa junto al gran ventanal que da a la calle fría, oscura y solitaria de una noche en Launcher Bill, Carolina del Sur, ciudad que, al igual que moderna y actual, era a la vez tradicionalista y familiar. La pobre chica tenía sus dedos adoloridos y entumesidos de tanto typear en su Laptop, escribiendo un informe para la agencia que sin dudas le serviría para subir de puesto, sobre los últimos casos de terrorismo biológico ocurridos en los últimos años, especialmente sobre el Incidente de Eslava Oriental, en donde ella misma se vió involucrada hace menos de 1 año. Cada tanto tomaba sorbos de la botella de cerveza que la acompañaba y cigarrillos que a esas alturas, estaban por acabarceles.

Una leve sonrisa se dibujó en su cara al ver la calidad de su trabajo hasta el momento, su conformidad subía, pero esa satisfacción se desvaneció al instante acompañado de una sensación nauseabunda al ver a un despreciable individuo entrar por la puerta del bar. Pamela Richmond, altanera, creía y con una especial predilección por jugar sucio a la hora de conseguir historias para el diario local.

-Mierda, lo que me faltaba...- Dijo Haley aprentando su mano contra su frente.

Inmediatamente, con su vista de Ágila logró reconocer a la ventianiera y se le acercó rápida y segura.

-Bueno! Hablando de Roma, justo estaba pensando en vos, la novata! Y como va ese, desde ya, fallido intento de robarme MI puesto de trabajo?- Vaciló con aires de grandeza a la vez que jugaba con un mechón de pelo rubio rondandole suelto y rebelde de su perfecto peinado.

Con ganas de iniciar sus ya típicas y reíteradas conversaciones pasivas agresivas con ella, corrió la Laptop a un lado de la mesa y apoyando los codos en la mesa y con una sonrisa burlona en el rostro lanzó:

-Si va bien gracias, muy bien de hecho y...Hablando de proyectos en proceso, como va ese intento de comprar con tus "Horas Extras" a Ryan eh?- terminó pestaneando sarcásticamente, intrigada.

Pamela vaciló unos segundos antes de contestar para decirle:

-No se de que me hablas...- dijo.

Haley se puso de pie, decidida a ganarle aunque sea una vez a su contrincante.

-¿Crees que nadie en la agencia se da cuenta de que te cojes al viejo? Patético...Michelle, Aaron y yo nos jactamos siempre de ello, perra engreída!- Insultó a la mujer en un momento de rabia y adrenalina, con el corazón en la garganta.

Lanzó una risilla, fingiendo no sentirse ni un poco ofendida y diciéndole a la chica más joven de las 2:

-Ya eh espantado a otros antes...Tu no serás la excepción- Guiñó un ojo con un aire altanero cuando una tercera se presentó ante ellas y le dijo a esta:

-Al fin llegas, te estado esperando durante horas...- Le dijo de inmediato cuando dirigió su mirada azul hacía Haley.

-Mmm hola, soy Rachel, eres amiga de...?- Antes de que pudiera terminar de plantear la pregunta las 2 enemigas dijeron simultaneamente y en voz con tono algo más elevado que esta -¡No somos amigas!- Rechazando fervientemente ese universo alterno y extraño en el que ellas 2 podrían tenerse aprecio mutuo.

-Oh! Bueno lo siento. Da igual, ven Pamela, hay gente que quiere conocerte, desde que se enteraron de que soy tu hermana!

Pamela se metarfoceó, dejando por unos momentos de ser la arpía conocida por escupir Bilis a un cálido ser. Le sonrió cariñosamente a su hermana y le dijo: -Estaré encantada de conocer a tus amigos cielo- Le dió un beso en la frente y redirigió su mirada llena de desprecio hacía Haley: -Nos vemos, novata- Acompañado de un signo obsceno en medio de su cara para luego irse tomada de la mano de Rachel. Las 2 rubias caminaron hasta un grupo de jovenes apilados en la barra.

-Bruja- susurró en silencio.

Suspiró y volvió a sentanse en su solitaria mesa para seguir con su trabajo, sin percatarse del extraño hombre que entró por la puerta chirriente del bar. Estaba de pie, mirando al suelo como en un estado de trance, y gruñia como si estuviera herido.

El mozo se percató de este cliente y arqueó la ceja al ver su extraña presencia. Dejó de lado el vaso que estaba limpiando con un repasador y fué a ver si le pasaba algo.

-Mmm... ¿Se encuentra bien?- Preguntó extrañado el hombre de pie frente al individuo.

No recibió respuesta, hasta que ese hombre empezó a levantar su mirada lentamente hacía el laburante, revelando una cara demacrada, algo verdosa y con rastros sanguinolentos circundando en su boca. El mozo quedó perplejo y antes de cualquier reacción posible, el tipo se abalanzó sobre él, enterrando sus diente putridos en su cuello.

-AAAAAAH AAAH, QUE HACE!, AYUDENME!- Empezó a gritar la víctima a la vez que agilmente se lo quita de encima, y un pedazo de carne y venas le fueran arrancadas del cuello en el proceso.

El grito alertó inmediatamente a Haley, también a Pamela, a Rachel, sus amigos y un guardia de seguridad, los cuales estaban en la barra.

El camarero logró sacar al desquiciado por la puerta y asegurar la entrada de inmediato, cubriéndose el mordisco.

Haley no podía creer lo que había presenciado, o no lo quería creer al menos. -Él te...¿Mordió?- preguntó vacilante y excitada.

-Si...si, me hizo mucho daño- El camarero se sentó en el suelo con sangre brotándole a borbotones del cuello.

-¡¿Qué diablos acaba de ocurrir?!- Pamela preguntó afectada al presenciar el hecho mientras que mantenía en brazos a Rachel quien dijo: Llamaré a la policía!

-Yo aseguro la entrada mientras mientras tanto!- Balbuceó rápido el corpulento guardia de seguridad, uniformado con un traje azul oscuro, desenfundando su arma.

Haley, mientras tanto siguió perpleja unos cuantos instantes más hasta que empezó a escuchar gruñidos afuera del establecimiento, girando la cabeza y encontrándose con un tumulto de personas ensangrentadas apoyadas contra el cristal, buscando entrar.

Gimió, apartándose del lugar y cayéndose al piso en el proceso y diciendo claramente afectada. -¡Oh por Dios no está pasando!- levántandose luego.

Todos los otros individuos que la acompañaban empezaron a gritar despavoridos, especialmente Rachel y sus jóvenes amigos, mientras que el guardia y Pamela, aunque claramente aterrorizados mantenían la compostura como podían.

-Rápido, hay que asegurar la entrada! Eviten ser mordidos o arañados!- Dijo a la vez que empujaba su mesa hacía la entrada para bloquearla. -Guardia ayudeme, rápido!- dirigió su mirada hacía él y este reaccionó rápido, ayudandola a mover su mesa hasta la puerta de madera, que quedó bloqueada con esta.

Pamela alzó la voz dirigiéndose a ella: -¿Es un caso como en el que te involucraste?- preguntó con una obvias ganas de que la respuesta fuera no.

-No hay tiempo!- le respondió simultaneamente a la femina, -Vamos hacía la parte de atrás!- Dijo simultaneamente luego de responder y llendo hacía el camarero que se encontraba en shock en el suelo debido a la pérdida de sangre y ella lo sabía, la infección. Pero no iba a dejarlo como a un perro, luego haría, lo que sabía que había que hacer, si había tiempo...

Cruzó uno de los brazos del hombre en sus hombros y se reunió con sus compañeros.

-No hay señal, mierda! Tengo miedo Pam!- Gritó desesperada a su hermana mayor.

-Todo estará bien Rach creeme! Larguemonos de aquí todos!- Agregó pronto.

-Si y rápido, ya casi tiran la puerta abajo!- Dijo uno de los amigos de Rachel apuntando hacía la entrada.

-Siganme todos!- Exclamó con una gruesa voz mientras se dirigia corriendo hacía la puerta trasera al otro lado de la barra y empujando con patadas y empujones progresivos la puerta, que se encontraba cerrada a cal y canto, con ayuda de los demás, mientras Haley veía perpleja como tiraban la puerta abajo esos seres repugnantes y se deslizaban por la mesa que bloqueaba la entrada, cayendo como gusanos cuando llegaban al borde, trayendole dolorosos y espantosos recuerdos que quería dejar atrás y que volvían, ahora con más fuerza, justo a tiempo para que el guardia tirara la puerta abajo y desenfundara su Beretta, apuntando al enemigo.

-Quietos! Quedense donde están!- exclamaba con voz nerviosa y frágil.

-No te escucharan ya están muertos disparales!- Le gritó una descolocada Haley mientras seguía sosteniendo al camarero, cuya sangre manchaba su chaqueta de cuero azul.

-Estás loca mujer!? No estoy autorizado para...- El hombre fue interrumpido por su grito, pero al ver que los infectados se acercaban cada vez más en su dirección les gritó a todos que simplemente continuaran huyendo: -Vamos vamos!- mientras iba con prisa y arrastrando al camarero casi inconsciente hacía el pasillo de atrás mientras todos decidían seguirla apresurados.

Se encontraron con un pasillo largo y oscuro que empezaron a transitar apurados. Pamela y Rachel tomadas de la mano, los amigos de esta detrás y el guardia delante de todos mientras Haley a duras penas seguía llevando al camarero lo más rápido que podía sin parar un segundo.

Dieron con una enorme bodega, formada por grandes estantes de madera, con los infectados pisandoles los talones.

Haley observó rápido hacía la cima de los estantes y se le ocurrió una idea, descabellada pero una idea al fin:

-tenemos que trepar...- Dijo agotada.

-Estás loca!? Cómo lo haremos con ese mozo en el estado en el que se encuentra!?- Le contestó histérica la mayor de las hermanas Richmond a lo que está contestó al instante: -¡¿Ves alguna otra opción?!-.

-Estoy de acuerdo con la chica, no hay opción- le comentó el guardia, quien con decisión empezó a escalar los estantes.

Al escuchar los gruñidos de los oponentes los demás empezaron a hacer lo mismo mientras Haley trataba de ingeniarselas para ver que hacía con el camarero.

-Encontraré una forma me oyes!? Te sacaré de aquí? Oíste?- Le dijo con tono emocional al hombre que se hallaba sentando en el suelo, extremadamente pálido, sudando y ardiendo en fiebre.

-No pued...no puedo, tienes que sa...-Trató de hacer entrar en razón la joven mujer entre espásmos a la par de los infectados al otro lado de la puerta.

-Vamos mujer! No hay tiempo!- Gritó el guardia desde las alturas.

-Olvídalo! No vendrá con nosotros al parecer! No hay como ayudarla- Le respondió Pamela.

-No puedo abandonarlo!- Antes de poder tomar una decisión, los enemigos la tomaron por ella, tirando la puerta abajo e invadiendo la habitación, por lo que se vió forzada a escalar como los demás sin antes decirle: -Lo siento...-Entre lágrimas al pobre camarero quien se vio rapidamente rodeado por las criaturas quienes empezaron devorarlo de inmediato, entre gritos de agonía.

Estaba pasando de vuelta, lo había hecho, de nuevo. Ese opaco recuerdo que volvía vivido, como instantes, cortados y como flashes. El recuerdo del soldado que tuvieron que dejar a merced de los ganados en aquel parque.

Haley logró llegar arriba junto a sus 6 compañeros quienes la recibieron con una mirada atónita al observar morir al joven mártir.

-Tuviste que...No tenías otra opción- Le dijo timidamente Rachel para darle ánimos.

-Podría haber hecho algo más, no sé...- le respondió entre sollozos.

-No- Agregó friamente Pamela -Solo habrías conseguido morir tú también. Cuando salgamos no explicaras que ocurre!- Le reclamó.

Haley ignorando este último comentario solo pudo decir, con la vista fría hacía abajo, viendo a los infectados saciando su instinto animal, con asco y odio por ellos pero sobretodo por ella misma, diciendo con voz firme pero algo quebradiza: -Mal rayo parta al que hizo esto.-