Disclaimer: Los personajes de SnK no me pertencen, son totalmente propiedad de Hajime Isayama.
Hasta mañana, Mikasa.
Armin fijó su vista en el cielo… ese color anaranjado que tenía cuando estaba atardeciendo…le gustaba verlo, era uno de sus mayores deleites en los últimos meses, le traía calma, aun en esos momentos en los que era difícil siquiera sonreír.
Su mente era invadida por recuerdos, buenos recuerdos; esos que parecían estar tan lejanos de él, esos que con el tiempo, incluso le parecían irreales… Pero no, no lo eran, aunque costara creerlo, hubo una época en que podía vivir tranquilo, a lado de sus amigos, una época en que el temor no le consumía, en que la responsabilidad no le abrumaba, y las pesadillas no lo atormentaban todas las noches…
Sí, eran momentos felices.
Cuando él, Eren y Mikasa eran apenas unos niños, solían corretear por allí… Sintiéndose libres, libres dentro de esos muros que ahora le sabían amargamente a prisión.
No había preocupaciones, no había lágrimas, ni dolor, ni muerte…
Sus ojos se cristalizaron de nuevo, y se sintió tan débil, tan malditamente débil que se odio a sí mismo… No quería llorar, prometió que no lo haría, ¡Pero por todos los cielos!, ¿¡Dónde quedaron esos días de paz?!
¡¿Dónde?!
¿Por qué ahora vivía así?, ¿Por qué estaba condenado a sentirse así?, ¿Por qué?, era su única pregunta… Y no había nadie que le respondiera.
Escuchó pasos viniendo hacia él, y rápidamente limpió sus lágrimas con la manga de su chaqueta, no quería que nadie lo viese así, tan patéticamente vulnerable, no quería que se compadecieran de él.
—Armin
Escuchó su nombre, pero no respondió.
—Debemos irnos—continuó su interlocutor—pronto anochecerá.
Armin asintió, aun sin mirar a quien le hablaba, se tomó su tiempo para atisbar una vez más el cielo y se incorporó despacio. Se giró hacia la persona tras él, y pudo notar esa pieza escarlata alrededor de su cuello, moviéndose al compás de la ligera brisa, luego vio sus ojos… esos ojos que desde hace tiempo habían perdido parte de su brillo, observó brevemente las flores que traía en las manos, y asintió, como dándole a entender que se adelantaría inició hacia el cuartel, y así lo hizo, dejando a aquella aparentemente impasible figura frente a la lápida que él había estado observando hace unos instantes.
Eren se inclinó, y colocó las bellas flores violeta justo enfrente del modesto sepulcro, una sonrisa amarga se dibujó en su rostro… se levantó, dispuesto a marcharse, no sin antes mencionar aquellas palabras, que ahora se había vuelto una costumbre mencionar…
"Hasta mañana, Mikasa"
Se supone que iba a escribir algo alegre, sobre Marco, y no sé cómo, ni porqué ¡pero terminé matando a Mikasa!
Me odio a mi misma, debo ser una masoquista de lo peor por haber escrito esto…
Pero, dejando de lado el hecho de que soy una loca asesina(?), espero les haya gustado este drabble, estoy algo oxidada, no he escrito nada desde hace casi un año, y necesitaba hacerlo para irme adentrando nuevamente en el mundo del fanfic.
Agradeceré si me dejan un review, eso me ayuda a mejorar.
¡Saludos a todos!
