Karyukai
"El mundo de la flor y el sauce"
Basado en el libro "Vida de una geisha" y vida de Mineko Iwazaki, con un poco de la fantasiosa historia de Arthur Golden y la historia en inglés de notesonlife "Hanamachi" que pueden encontrar en esta plataforma. Esta historia no es para fines de lucro.
Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.
1
Su madre le había explicado que nacer se podía muchas veces, pero sólo se moría una.
En su mente infantil, aquello era algo ilógico y tonto. ¿Cómo podrías nacer otra vez? ¿Y tu madre dejaría de ser tu madre? ¿Vivirían en la misma casa?
Esperaba que sí, pues amaba la vista hacia las montañas de la suya y los bosques que la rodeaban; los coches de madera de su papá y las telas que colgaban de su mamá.
Ni siquiera la ajetreada vida de la ciudad que le contaba su viejo le interesaba en absoluto. El silencio era algo que valoraba como el oro, así como su padre valoraba las vasijas de cerámica que hacía.
Era una vida tranquila y en paz.
Hasta que su padre dejó de levantarse de la cama.
No reconoció el momento en que su madre desapareció una tarde cuando apenas tenía unos ocho años, para no volver hasta la noche junto a una señora gorda que no dejaba de mirarla. La primera vez que esa mujer pisó su casa fue para verla especialmente a ella y constantemente fue recibida por su madre.
Era mala, podía sentirlo. Algo podrido escapada de su alma a través de sus ojos.
Y cuando su padre pasó al otro mundo, su madre le siguió. No se despidió ni dio explicaciones. Simplemente cerró los ojos y ya se había ido.
Su mundo se había acabado.
Los funerales fueron tristes, pero no derramó ni una sola lágrima. Su madre le había dicho que no la abandonaría y por alguna extraña razón, seguía creyendo que era verdad. Era un día nublado aquel en el que las palabras de su madre se volvieron realidad.
Cuando la mujer extraña entró por su puerta, se dio cuenta que aquella era una especie de princesa: Se vestía con un kimono informal de color verde que en ella lucía elegante, y caminaba con tal gracia sobre su sala que parecía flotar. Era la criatura más hermosa que jamás había visto.
La miró con detenimiento y ella sintió temor. La estaba examinando de pies a cabeza.
Cuando la mujer habló por primera vez, le tomó el rostro para verle directo a la cara.
—Mi nombre es Tsunade—le dijo, con una voz tierna— tus padres me dijeron que cuidara de ti cuando ellos no pudieran. He venido a cumplir mi palabra—la mujer tenía un extraño tatuaje en la frente— cumplirás muy bien las expectativas.
Le hizo una seña al hombre parado afuera, y pronto entró con ellas. Traía en sus manos las últimas telas de su madre y una pequeña maleta que se veía liviana. El hombre en sí era todo un personaje que le agradó desde el principio: cabello en corte de tazón, grande y musculoso, pero con una sonrisa que le calentó el corazón e hizo que las lágrimas brotaran por sus mejillas.
Supo enseguida que ya no podría quedarse en casa.
—Hola, pequeña. Mi nombre es Gai—le dijo, su voz era profunda pero tan amable para ella— Tsunade-sama y yo te llevaremos a un nuevo hogar. ¿Cómo te gustaría que te llamemos?
antes de que pudiera contestar, Tsunade le interrumpió.
—eso ya no será necesario, desde hoy vivirás bajo el techo de la Okiya de los Senju—dijo, colocando una de sus delicadas manos sobre su espalda— tendrás la oportunidad de volver a nacer.
volver a nacer, pensó. Los altares de sus padres hicieron eco en su mente.
—Tsunade-sama, ¿no cree que es muy pronto…?
—Gai-san, la pequeña ha perdido todo—Tsunade echó una mirada al lugar— es mejor que asimile las cosas lo más pronto posible.
Gai la miró con pena, sus grandes cejas se juntaron en una. Tsunade se arrodilló hacia ella y sonrió con dulzura, secando las pocas lágrimas que mojaban su cara.
—tendrás una nueva madre y hermanas, ¿no es mejor eso a vivir sola?
Ella asintió, pero los recuerdos de esa casa la abrumaban.
—Eso imaginé, ahora que tendrás una nueva vida debes poseer un nuevo nombre—Tsunade pensó por un momento— poco a poco… ¿qué te parece Tenten? Es como tu nuevo comienzo, poco a poco aquí y allá. Es lindo y sencillo, como tú.
La niña no comprendía, pero era algo que podía recordar.
— tu nombre ahora será Tenten.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaa
El hombre musculoso se presentó como Maito Gai, el primer hombre a quien veía después de su padre. Le aseguró que podía llamarlo Gai-sensei cuando quisiera, pues desde ese momento ya eran mentor y alumna.
La casa en dónde vivía la princesa Tsunade era muy grande, tan enorme y vieja como lo podía ser una mansión, a lo que Tenten no pudo evitar mirar con torpeza y asombro. La ciudad en si era maravillosa para sus tiernos ojos y todo el camino no pudo cerrar la boca. La okiya Senju era lujosa y muy tradicional, llena de arte desde la puerta principal.
Gai-sensei le explicó que una Okiya era el hogar de las Geishas, y la Okiya Senju aguardaba a las mejores Geishas de la región. Tsunade, le contó con emoción, había sido la más hermosa Geisha de todos los tiempos y aún retirada, su leyenda vivía en las aprendices que tenía bajo su Ala. Eran afortunadas aquellas las que podían vivir bajo ese techo y trabajar con la princesa, a lo que Gai le dijo que sus padres hablaron de ella con Tsunade para convencerla en aceptarla.
La madre de Tenten había sido una buena amiga y Tsunade le regresaba el favor cuidando de ella.
Al entrar, un chico con un parecido abismal a Gai les recibió. Iba camino afuera con un gran paquete en las manos y un traje de color verde oscuro que hacía juego. Al notar a Tsunade se hizo a un lado con efusividad, pero cuando posó los ojos sobre su maestro no pudo contener la emoción de saludarlo. Era joven como ella.
—¡Gai-sensei! ¡voy de camino a devolver el kimono de la señorita Shizune!
—¡muy bien mi joven pupilo! me emociona saber que ya te has recuperado por completo—exclamó el adulto en una sonrisa. Tenten se escondió detrás de él—¡oh, Lee! Ella es Tenten, será una nueva alumna de Tsunade-sama. ¡Por favor, sean buenos amigos!
Lee la miró con curiosidad, pero no parecía que fuera a lastimarle; al contrario, sus enorme ojos expresivos lo hacían lucir incluso más inocente de lo que aparentaba. Tenten se asomó por las piernas de Gai y la cara de Lee se iluminó en un instante.
—¡Es muy bonita, Gai-sensei! seguro serás una gran geisha, Tenten-chan—dijo el chico con el mismo entusiasmo explosivo. Las mejillas de Tenten se sonrojaron, pero también sonrió.
El chico Lee se alejó corriendo de ellos gritando algo sobre la juventud y entrenamiento.
En definitiva, aquel debía ser su hijo.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Tenten conoció a Sakura, otra aprendiz de Tsunade de la misma edad que ella. Aunque Gai le había mencionado que también existían dos geishas trabajando actualmente para la okiya y que probablemente por la hora estaban descansando de una noche de trabajo.
Las chica se presentó ante ella y cabía decir que era algo que Tenten nunca había visto; Poseía rasgos exóticos que llamaban la atención, como sus brillantes ojos de jade y el cabello rosado. Sumamente feliz de tener otra compañera en el cuarto, no pasó tiempo para que Tenten se sintiera más a gusto que en el principio. Era amable y se notaba que ya había comenzado su camino en el arte de la princesa Tsunade.
Sakura le enseñó el resto de la casa a lo que Gai atendía al llamado de la madre del okiya.
Los enormes armarios de zapatos, los estantes llenos de peinetas y adornos hermosos, la cocina y los baños para el servicio. Sus pasos se escuchaban sobre el suelo de madera y las risas infantiles hacían eco en ella.
Cuando llegaron a las habitaciones del segundo piso, Sakura le indicó que debían guardar sumo silencio pues Shizune, Anko y Kurenai dormían. Según la pelirosa, los adultos usualmente dormían a altas horas de la noche, por lo que nadie estaba despierto a esa hora a menos que fuera una ocasión especial.
La voz de Sakura era un susurro y Tenten estaba prendida en ella.
Le dijo que Shizune era la más grande de todas en edad y la mano derecha de Tsunade, aunque la más exitosa entre las casas de Té era Anko por sus conversaciones alocadas. Sin embargo, Kurenai apenas había debutado y ya era lo suficientemente famosa para opacarla.
—Pero en la casa Senju no hay competencias—le dijo la chica— ellas son las mejores entre todas las demás okiyas.
Tenten asintió, sintiendo una enorme simpatía con Sakura. Ni en sus más locos sueños hubiera imaginado terminar en un lugar como aquel, de donde sólo recordaba comentarios de su padre sobre las elegantes mujeres que vestían las telas de su madre. De todas las cosas en las que pudo haberse convertido, estaba volviendo a nacer como una aspirante a Geisha.
Por la delgada rendija de la puerta, Tenten miró a las tres figuras durmiendo.
¿realmente estaba lista para eso?
aaaaaaaaaaaaaaaaaaa
La ceremonia había comenzado.
Todas las cosas que la princesa Tsunade hacía eran elegantes, no importaba que tan banal fuera la situación; La cena fue el momento en presentar a la nueva integrante de la familia a la mesa mientras todas las mujeres de la Okiya se sentaban en un semicírculo. Tenten y Sakura estaban sentadas cada una a un lado de Lady Tsunade, mientras el resto de las integrantes continuaban a los lados.
Tenten jamás creyó encontrarse rodeada en un cuarto lleno de mujeres tan hermosas que la observaban, y la forma en la que miraban a la dueña de la casa le decía que no existía más que respeto hacia ella. Si Tsunade decía que el cerdo mascota se cambiaría de nombre a pesar de todo el tiempo que había estado con ellas, así sería.
Gai se encontraba afuera de la sala esperando pacientemente en silencio.
—Como ya sabrán, Tenten formará parte de nuestra familia ahora—dijo la matriarca— y ellas serán tus hermanas—le dijo, sirviéndole una taza de té. La forma en la que se movían sus manos era delicada y precisa— trabajarás todos los días en el mantenimiento de la Okiya para pagar el techo y la comida que recibas, pero no dudes que eres ahora tan importante como si fueras de nuestra propia sangre.
Le ofreció la taza y Tenten la sostuvo derramando apenas un poco sobre la mesa. Una de sus "hermanas" soltó una pequeña risa.
—¿No es imprudente que tengas ya a una niña nueva y Sakura no ha hecho su debut?—preguntó la mujer hermosa de cabello amarrado en una coleta. Estaba sentada informalmente y lucía aburrida.
La cara de Sakura enrojeció de vergüenza.
—Las circunstancias de Tenten han sido diferentes a las de Sakura, no podía dejarla para que cayera en manos del barrio rojo—advirtió Tsunade con una voz mucho más severa de la que alguna vez había usado— solo podemos hacer lo mejor con lo que tenemos. Ambas debutarán con días de separación si Tenten tiene los requisitos para ser una geisha.
Los ojos de Tenten se abrieron en sorpresa.
—¿Tienes miedo a que te quiten el título, Anko-chan?—preguntó la mujer de cabello corto. Lucía más compuesta y seria que Anko, pero también más grande— de alguna manera, una de ellas será tu hermanita por el resto de su vida.
—¿Miedo?—bufó Anko—somos lo mejor que hay en Konohagakure, no hay nada por lo cual preocuparse. Además, tengo el presentimiento que Ten-chan y yo nos llevaremos de maravilla.
Tenten miró a la mujer quien le sonreía, no le parecía nada sincera. En definitiva, no consideraría nunca a una mujer que lucía más como una serpiente que como su hermana; Anko tenía facciones hermosas, y sin dudas excedía el talento que poseía, pero nada le quitaba que ese cuello largo y la piel blanca junto con sus venenosas palabras la hicieran algo desagradable.
—¿cuál es tu opinión, Kurenai?—preguntó la que supuso, era Shizune.
Kurenai de los ojos carmesí miró a Tenten con detenimiento. Era mil veces más bonita a su parecer.
—Tiene lindo rostro y cuerpo pequeño—aseguró la bella mujer. Ella era un precioso cisne a comparación de Anko—luce bastante flexible también, podría ser una buena bailarina.
—¡por favor! Solamente dices eso por que la niña es blanda como el arroz—exclamó la mujer serpiente. Las mejillas de Tenten se sonrojaron— ¿crees que ella es competencia para el cabello rosa de Sakura? ¡Ja!
—¡Anko!
Sakura lucía avergonzada, incluso cuando las palabras de Anko estaban destinadas para lastimar a Tenten. La pequeña se levantó de un salto y con palabras apresuradas se disculpó con Tsunade, para correr rápidamente a su habitación. Tenten se preocupó, la comida de Sakura estaba intacta.
Tsunade resopló.
—No es tiempo para pelearnos entre nosotras como rapiña—dijo la señora de la casa—las demás okiyas están pasando por un momento de auge y no duden que sus lugares y reputaciones en las casas de té pueden flaquear. Llevan el nombre Senju en sus espaldas, pero eso no les protegerá de ustedes mismas.
Eso logró que las mujeres mayores callaran de una buena vez.
—todos tienen la oportunidad de probar su valor en esta casa—Tsunade miró a Tenten— y demostrar que son lo necesario para triunfar. ¿Entendido?
Tenten asintió. Ante las luces anaranjadas de las velas, el cuarto tenía una pinta mística.
Anko chistó entre dientes, pero sus palabras no habían hecho más que motivarla.
y ante eso, Bebió.
yA volví con la historia que prometí.
Admito que primero leí la preciosa historia de "Hanamachi" y cuando vi que no estaba completa lloré por dentro porque es una increíble historia. Tenía que escribir mi versión, y luego me topé con el libro de Mineko Iwazaki que es sumamente hermoso, donde encontré la información para armarme de valor y escribir la historia.
Apreciaría mucho que dejaran su opinión y me dijeran si esto tiene futuro o no.
Para los que no saben Mineko Iwazaki fue una de las geishas que Arthur Golden entrevistó para escribir "Memorias de una geisha" pero fue una versión muy inexacta que le provocó problemas a la pobre mujer por que el señor rompió el pacto de confidencialidad que tenían y en los agradecimientos escribió su nombre. Memorias de una geisha es una historia dramática que podrá entretenernos, pero no es verás en su contenido cultural.
Muchas gracias por leer, ¡y dejen sus comentarios! me encanta leer los más extensos.
con mucho amor
